Casi nueve años habían pasado desde la primera vez. Esa mañana en la que la virginidad le fue arrebatada a un pequeño niño de seis años. Sasuke todavía tenia pesadillas con Itachi, tan cerca de el, rozando su pequeño cuerpo, todavía se sentía sucio, utilizado y ultrajado.
“Ven otouto, te voy a entrenar para que seas un buen ninja” Ese era el argumento que había utlizado Itachi para arrebatarle a su joven hermano el tesoro mas valioso y mas preciado. La inocencia. Ese era un recuerdo que Sasuke todavía no se atrevía a a aceptar ni ante si mismo. Sentir como iba tocando su frágil cuerpo y como se iba acercando Itachi a el de manera tan vergonzosa y depravada….
Eso era lo mas difícil. Aceptar que su virginidad y su inocencia le habían sido arrebatadas el mismo dia, cuando ninguna de las dos estaba dispuesta para marcharse de los vibrantes ojos del chico.
Hoy, a la edad de quince años, Sasuke todavía no podía dejar de sentirse sucio. Su apetito sexual era nulo e incluso le repudiaba pensar en estar con otra persona. Todavia tenia pesadillas de su hermano tocando su inocente cuerpo…penetrándolo. Y peor aun, si inseguridad se expresaba al máximo al darse cuenta que su padre no creía que su hermano fuer a capaz de tal ultraje, poniendo siempre al impecable Itachi, el gran ninja, en un pedestal.
Su madre tampoco creía mucho de lo que Sasuke decía, e incluso pensaba que el chico tenía problemas co su hermano a causa de otros factores. Con el tiempo, la necesidad de Sasuke de decir lo que le hacia su hermano se hacían menores, ya que sentía un era un ser sucio y que era su culpa que su amado nii-san le hiciera eso. Sentia que lo merecía.
Mientras se bañaba y se vestia para asistir al colegio, no dejaba de pensar en esos demonios del pasado que lo atormentaban. Su hermano. Su padre idolatrando a su hermano. El ultraje al que había sido sometido a una edad muy corta. La falta de apoyo de su madre… Solo quería dejar de pensar en eso para poder ocultarse tras la mascara de indiferencia que le caracterizaba. Una mascara ideada más para defenderse que para alejar a los demás, sin embargo en esos momentos, cuando las lagrimas le recorrían traicioneras el rostro, se sentía tan débil y traicionado…tan desdichado, un ser tan repulsivo.
Se apresuró a llegar a la escuela. No quería seguir el tren de sus pensamientos, que solamente llevaban a un vacio mas grande el espíritu del niño que poco a poco se volvia hombre. Al comenzar la clase, la maestra se percató de que el niño Uchiha, tan serio y disciplinado como pocos, tenia esos ojos rojos e hinchados dignos de quien lloraba noches enteras sin conciliar el sueño. Discretamente se acercó a él y en un susurro le dijo que quería verlo al final de la clase.
El timbre sonó y toda la clase salió como en estampida. Sasuke se acerco con los brazos cruzados donde la profesora Shizume se encontraba.
-¿Me mandó llamar, profesora?- dijo más como una formalidad que como una pregunta. Era obvio que le había mandado llamar, sino el joven estaría tres pisos más arriba en la clase de Ebisu…
-Asi es…- dijo la maestra levantando la vista de los exámenes rápidos que había estado calificando, y vio a Sasuke como queriendo descubrir que pasaba en su interior.- Me tienes preocupada Sasuke
-He cumplido todas mis tareas y soy un alumno destacado, profesora, no entiendo poruqe habría de preocuparse usted por mi…
-Yo sé que como estudiante eres el mas aplicado e indiscutiblemente de los mejores promedios, sin embargo me preocupas tu como persona. Siento que hay algo que te aflige mucho y me gustaría que vieras al consejero de la escuela. Sacaré una cita para esta tarde y quiero que por favor asistas.
-…De acuerdo…-dijo el chico y salió del aula.
Maldita sea, a ella que diablos le importaba lo que le pudiera pasar a él, Sasuke Uchiha pensaba iracundo. Cumplo en su materia, soy el mejor alumno de la generación. No causo problemas en absoluto y la mujer me quiere mandar con el loquero… El tren de sus pensamientos se vio interrumpido cuando se golpeo con el pecho de un hombre más grande que el. Era un adulto, pero mucho más joven que el resto de los profesores,y no mucho mas grande que los recién egresados…un hombre de la complexión y edad aproximada de su hermano. Solamente de pensarlo se le erizó el cabello de la nuca-
-Fijate por donde andas, idiota.- Le espetó el irritado chico y siguió caminando hasta llegar a su clase, que había comenzado hacía unos minutos.
Las clases monótonas y aburridas solamente podían ser superadas en tedio por lo que le seguía, pero al mal paso era mejor darle prisa… se apresuró a ir con el consejero. Finalmente entre antes entrara, antes el tipo se daría cuenta que estaba por demás que el estuviera ahí y lo mandaría a casa. Tocó la puerta.
-Pase porfavor.- Se escuchó una serena voz desde dentro de la oficina.
Sasuke entró lentamente. No le gustaba estar ahí… su sentido de fragilidad iba en aumento conforme avanzaba para abrir la puerta. Se iba a desplomar, pero no podía permitírselo. Abrío un poco más la puerta y vio a un hombre conocido dentro…
-Buenas tardes señor…Uchiha ¿Cierto?
Era el mismo hombre con el que se había estrellado en el pasillo unas horas antes. Justo lo que necesitaba. Un hombre que quisiera examinarlo y al que le había llamado idiota en el mismo día.
-Mi nombre es Gaara..Gaara Sabaku. Tome asiento por favor.- dijo con un tono particularmente apasible el psicólogo.
Sasuke tomó asiento…no sabía porque pero creía que la entrevista con este hombre iba a ser por demás larga y poco placentera. Lo miró fijamente. Tenía unos ojos bellísimos y su cabello era del color del rubí. Se sintió cohibido en ese momento, y porque no aceptarlo, apenado por haberse estrellado con ese hombre de belleza descomunal...
-Muy bien…ya ví tu registro y eres un alumno sobresaliente…-dijo revisando un folder. Levantó la vista y se acercó al chico-No tienes problemas con compañeros, maestros, tu promedio es de 10 cerrado.- Hizo una pausa. Se había acercado suficientemente a Sasuke para rozarlo. Se puso en cunclillas, y con una sonrisa sarcástica dijo- …muy bien, creo que comenzaremos con tu control de ira. Se puso de pie y se sentó en el sillón frente a Sasuke.
El niño lo veía con ojos llenos de confusión y la llama del enfado fue subiendo. Que se creía este sujeto para decirle que tenia mal manejo de su ira. Todos se podían sentir molestos si lo deseaban. Seguia subiendo. Es un ser odioso que no sabe donde puede meter sus narices y donde no…. Explotó.
-Usted ni siquiera me conoce o sabe quien soy… no porque hayamos tenido un encuentro en el pasillo significa que tengo un mal control de mi ira…idiota.- dijo furibundo y salió de la oficina dando un portazo.
Gaara se quedó sentado, con las manos entrecruzadas, mirando el vació que le chico había dejado al salir. Sin duda este chico le traería grandes dolores de cabeza, pero no iba a dejar que ese voluble chico se escapara de su control. No por nada era el psicólogo más destacado de Konoha. Sin lugar a dudas este chico representaba un reto, y el misterio de su actitud tendría que desentrañarlo con o sin su permiso… solamente tendría que cambiar de táctica.