No digo que nunca fue intención mía el amar, pero, sinceramente, no estoy muy interesado en ello; tengo cosas más importantes por hacer en vez de estar pensando en corazoncitos y esas cosas. Aunque, viéndolo de otro modo, podría ser bonito experimentar aquel sentimiento ¡Y que quede claro que con esto no estoy admitiendo que quisiera enamorarme!
––¡Sasuke! ¿Qué demonios…? Ah, es ese idiota de Naruto. Lo mejor será que no le haga caso, a lo mejor y así me deja de hablar por un buen rato. Últimamente ha estado muy pegado a mí, parece una lapa. De vez en cuando me incomoda porque me habla siempre que quiero que me dejen en paz ¿Alguna vez no les ha pasado que han querido olvidarse del mundo pero no pueden porque hay alguien que no deja de molestarlos? ¿Sí? Entonces bienvenidos sean a mi mundo.
––Sasuke-idiota, te estoy hablando.
¿No tengo razón al decir que está como para que le pongan un esparadrapo en la boca? No sé qué hacer ¿Le hablo? Bueno, a lo mejor consigo algo para que se calle.
––¿Qué? ––digo de mala gana, él se me acerca y estira su brazo para entregarme… ¿Una rosa?
––Es para ti ––me dice como si fuese de lo más normal que un chico le regale a otro chico una rosa ––. Es la más bonita de todo el jardín.
No sé si se habrá vuelto loco, pero tenía entendido que éramos una rara especia de amigos-enemigos y los amigos-enemigos no se regalan rosas y no te aclaran si la escogieron por ser la más bonita de todo el jardín.
––¿Qué tramas? ––le pregunto cogiendo la flor, pero mirándolo con cara de sospecha.
Veo que infla los cachetes: está molesto. Levanta el puño, creo que va golpearme; cómo se nota que aún no ha aprendido, jamás ha
podido dominarme, menos lo hará ahora.
––Olvídalo ––musita bajando el puño y la mirada ––. Ya me voy.
Me sorprendo un poco, esa actitud no es muy normal; en estos momentos ya estaríamos en una batalla campal…
¿Qué hago, lo detengo o no? Mejor lo detengo, es peligroso meterse en problemas con Tsunade liderando.
Tomo todo el aire que puedo, a la vez que cojo coraje para detenerlo y preguntarle qué pasaba con él.
––Naruto ––lo llamo tomándolo por la muñeca, obligándole a que se detuviera ––¿Te pasa algo?
Implicó mucha fuerza de voluntad para preguntar aquello, no es mi culpa el que no me nazca la preocupación por los demás, pero supongo que por ser él como mi hermano, merecía un trato especial, a pesar de que la mayoría de veces lo tratara como una basura.
Él no se quiere detener, es más, intenta liberarse de mi agarre; yo me resisto a dejarlo y él se resiste a ser retenido. Llega un momento en el que ese tarado tropieza y hace que me caiga sobre él.
No sé cuánto tiempo llevamos así y no me estoy incomodando –raro en mí porque no me gusta estar cerca de nadie –.
––Sasuke… ––murmura; yo sólo le respondo con un dime ––¿Párate, quieres?
Pero él sí se incomodó. No lo culpo. Me levanto rápidamente dejándole el paso libre para que se marche, no es que quiera hacerlo, pero tampoco lo voy a retener como si fuera un secuestrador.
Qué afición tengo por que Naruto se quede conmigo; es tan extraño, cada vez que estoy con él, aunque me desespere, no sé… me gusta que se comporte así, me gusta que me tome en cuenta; él no es como esas locas que me buscan sólo para tener una foto mía y qué se yo. A veces siento un cosquilleo en el estómago, como cuando me regaló la flor hace un rato, dentro de todo fue un bonito detalle. Naruto mayormente es… dulce.
––Aunque, claro ––añade luego de un rato, observando la flor que yo llevaba en mi mano derecha ––, la rosa no se compara contigo.
Al parecer… sí estoy enamorado.