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Por Unos ojos bellos por Shiochang

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Por unos ojos bellos

Por unos ojos bellos
brillaron mil destellos
mi corazón tuvo un sobresalto
mi alma se llenó de espanto
y casi sin notarlo
estoy enamorado.

Dúo era un joven hermoso, siempre tenía compañía femenina, pero esa noche, cansado de tener siempre lo mismo, entró en aquella nueva disco, era bastante especial, las luces iban y venían en variados colores, chicos y chicas bailaban algunos separados y otros muy acaramelados, pero lo que le llamó la atención fue la barra, los jóvenes que estaban allí llevaban unas ropas que dejaban muy poco a la imaginación. Los varones llevaban ropa tan ajustada que era obvio que no usaban ropa interior y las chicas, bueno, ellas sólo se tapaban las partes mis indecentes. Caminó hacia la pista de baile y notó que frente a todos había una tarima especial que parecía una pasarela y que había una protección a poco más de un metro de distancia.
- ¿Vienes a ver el espectáculo? - le dijo una osada chica a su lado - te invito a bailar.
- Es la primera vez que vengo aquí.
- Supongo que viniste a ver a Caramelo, todo el mundo lo hace desde que abrieron la disco.
- ¿Quién es Caramelo? - dijo intrigado.
- Es un stripper genial, sin embargo nadie ha conseguido ganar el concurso para bailar con él luego que se quita la ropa, y siempre esta llenó aunque cuesta caro competir por su compañía.
- ¿En serio?
- Claro, 200 dólares no los puede botar cualquiera ¿verdad? Pero esta noche va a ser especial, como se cumple el mes de abierto el local, van a sortear cinco entradas al concurso entre los presentes. Si no gano, al menos podré mirar desde atrás de las rejas.
- Ah, es por eso que hay una reja - dijo divertido - ¿Y cuál es la competencia?
- Es muy simple, pero creo que nadie va a conseguir liberar las cadenas que atan a Caramelo a la barra del fondo antes que termine la música.
- ¿Cadenas? - sonrió para sí, como buen ladrón no había cadena que se le resistiera - no parece ser complicado ¿verdad?
- Dicen que no es un candado con llave sino con una combinación especial que supuestamente te la da la música.
"Genial, más fácil aún, escucharé unos segundos la música y luego lo liberaré"
- ¿Algo más de premio?
- Claro, aunque una noche con Caramelo es más de lo que yo pediría, hay acceso al casino por el resto de la noche y cien dólares para jugar.
- Pues me gustaría tener el dinero para competir, aunque no me gustan los chicos - admitió.
- Muchos han dicho lo mismo y se han prendado de él y vienen todos los fines de semana que baila a verlo y han vuelto a competir una y otra vez sin resultado alguno.
Dúo sonrió y vio como las luces cambiaban de color hasta poner todo de color caramelo.
- Es Hora de ¡Caramelo! - dijo el animador sobre la tarima - hoy participarán cinco personas del público por el privilegio de tener toda la noche a Caramelo - se fijó el el joven que mantenía la mirada baja y que esperaba que las luces fueran hacia él para iniciar su baile erótico - tengan a mano sus entradas que empezamos - dijo y la tómbola comenzó a girar y salieron cinco números - Acérquense con su boleto en mano: 005621, 005601, 001256, 001125 y 009860 - Dúo miró su boleto incrédulo, tenía el último número.
- ¡Te lo ganaste, ve! - lo empujaron varias chicas y caminó hacia el acceso a la zona restringida.
Aparte de las cinco personas, adentro había otras diez personas dispuestas a sacarse los ojos por la oportunidad de tocar al muchacho.
- ¿Están listos? - un fuerte ¡sí! Se escuchó y se inició la música.
Dúo miraba divertido a sus competidores mientras se dedicaban a tratar de manosear al bailarín que hábilmente se les escapaba quitándose la ropa. Esperó un poco más y se subió a la tarima para soltar el candado no era nada de complicado los movimientos del joven le habían dado la clave y movió la cadena según sus movimientos seductores hasta que consiguió abrir el candado.
- ¡Alto la música, al fin tenemos un ganador! - dijo el animador haciendo que las luces iluminaran a los muchachos y se acercaba Dúo levantando la mano de este que tenía la cadena y el candado que habían sujetado a Caramelo - Tu nombre.
- Dúo Maxwell - sonrió mirando su premio y sus ojos se quedaron prendados de aquellos ojos frios de un hermoso color azul cobalto.
- ¡He aquí al primer dueño de Caramelo!
Un aplauso cerrado cayó sobre el muchacho.
- Es tu decisión si quieres que termine el baile y que se quede así o si quieres que conserve la ropa.
- ¡Qué se la quite! - gritaba el público enfervorizado.
Dúo miró a Caramelo preocupado, el chico de seguro jamás había salido de la protección de las rejas y ahora debía sentirse como prostituto.
- Que termine el baile, pero que se vista para ir al casino - decidió viendo como los otros participantes salían de la zona restringida y él bajó para ver el resto del baile.
- Bien, entonces Caramelo terminará el baile para ti.
Dúo se quedó viendo desde su lugar privilegiado el baile erótico de aquel joven que le traía fuertes recuerdos de su pasado, pero que le llegaban demasiados confusos para descifrarlos. Los movimientos sensuales de sus caderas y pelvis lo estaban volviendo loco, pero lo máximo fue cuando se acercó a sus labios y lo besó mientras se quitaba la última de sus prendas quedando totalmente desnudo frente a él.
- ¡Guau! - dijo y sin pensarlo pasó los dedos por el muslo firme de Caramelo - que piel más suave.
- Sin aprovecharte - le respondió alejándose con la ropa en la mano hacia los camarines - sígueme - lo escuchó sin que éste emitiera sonido y lo obedeció. Esa voz, le era familiar, pero ¿de dónde? Incluso su escultural físico le era familiar, igual que su beso - Aquí puedes escoger que ropa quieres que lleve al casino.
- Supongo que - miró la ropa - esto estará bien - le pasó unas prendas que le parecieron eran lo menos atrevidas que había entre toda la ropa, era un traje de seda color humo cuyos pantalones se le pegaron al bailarín y una camisa semi trasparente del mismo color junto con una chaqueta un poco más oscura que cubría sus pectorales.
- Siempre supe que algún día vendrías por mí - le dijo el bailarín - aunque comenzaba a perder la esperanza - sonrió - sabía que eras el único capaz de descifrar mis movimientos para sacar la combinación del candado - lo abrazó y pegó su boca a la suya - te quiero.
Dúo estaba en completo shock, aquel muchacho actuaba como si llevaran años conociéndose, pero él no lo recordaba, tal vez se habían conocido antes de aquel accidente en el que perdió por completo su memoria.
- ¿Dúo? - se separó al ver que no reaccionaba como esperaba a su beso - venga, mejor vamos al casino - le dijo terminando de vestirse y calzándose los zapatos - ¿Qué te pasa? - lo remeció molesto.
- Lo... lo siento - reaccionó y lo abrazó - me mandaste a otro planeta.
- Vives en otro planeta - le replicó - ¿vamos?
- Quiero otro beso primero.
El bailarín lo miró un segundo antes de volver a cerrar la puerta del camarín y pegarlo a su cuerpo para darle un beso de esos que te dejan sin aire y con la sangre burbujeando al hervir. Dúo, ni lerdo ni perezoso, le rodeó el cuello con ambos brazos y lo dejó recorrer su boca con gran pericia sintiendo que aquel gusto ya lo conocía de antes, que ya conocía ese cuerpo sensual reconociendo las caricias de esas manos que no dejaban de moverse por sus costados.
- ¡Vaya un beso! - dijo Dúo sin aire y con la voz cortada.
- Siempre dijiste que esos eran los besos que más te gustan - le acarició el cuello lentamente con una mano y sonriendo - y a mí.
- Vamos o nunca llegaremos al casino - dijo divertido.
Caminaron tomados de la mano provocando la envidia de todos los que querían tener a Caramelo y envidiándolo también por el chico lindo que se había conseguido.
- A los chicos no les gusta que trabaje aquí - se sonrió - Wufei quería que entrara en Preventers después que terminó la guerra, pero yo no quería estar tan cerca de Relena, es insoportable cuando se le antoja algo y yo no era más que un capricho para ella, un imposible que debía conseguir a como diera lugar - le abrió la puerta - aunque Trowa y Quatre tampoco estaban muy contentos cuando se enteraron, Quatre decía que si quería un trabajo lejos de ella, podía ir a trabajar en sus empresas, le dije que eso de estar encerrado constantemente en una oficina no era para mí. Trowa me dijo que me uniera a él al circo, dice que tengo buen ritmo, pero Catherine me habría matado antes de aceptarme de regreso.
Dúo lo miraba en silencio tratando de recordar a aquellas personas de las que le hablaba como si las conociera, pero su mente no las podía traer del pasado.
- Te noto diferente, no eres el mismo Dúo que era mi novio durante la guerra, al que no podía callar con nada.
- Y tú estás muy hablador - contestó.
- Supongo que sí - sonrió - Wufei casi se murió cuando me vio bailar, ¿quién iba a pensar que yo, el más serio y silencioso de los cinco, iba a terminar bailando en una disco gay y haciendo de stripper? Pero ya han pasado cinco años desde la guerra y quería cambiar de ambiente.
"La guerra, éramos cinco y él y yo eramos novios" dijo procesando los datos "los otros son Wufei, Trowa y Quatre, pero ¿cuál es su verdadero nombre?"
- ¿A qué te gustaría jugar primero?
- ¿Qué me aconsejas?
- A mí me gusta la ruleta, pero están los dados, el black Jack, el pocker y las máquinas traga monedas.
- Dicen que la ruleta es la más difícil de ganar - le dijo.
- Es un poco complicado ganar, es cierto, pero yo tengo una fórmula para dar con cinco de cada seis números.
- Intentémoslo, entonces, al menos tendré algo de dinero extra para mis gastos y al fin me podré comprar el departamento que tanto quiero tener - se volvió al joven de ojos azules y cabellos desordenados - ¿en dónde estás viviendo ahora? Supongo que tienes un departamento grande y muy ordenado y de mascota un cachorro de perro policial de color negro ¿verdad?
- ¿Recuerdas eso? - dijo divertido - Sí, así es.
"No sé de dónde saqué eso" se dijo mientras se acercaban a la mesa.
- Vivo enfrente del museo central, en el segundo piso, de seguro te gustará mucho, Shinigami se encarga de cuidarlo cuando no estoy.
- ¿Y te dejan tener un perro allí? - lo miró extrañado - a mí no me dejan tener un animal, aunque de todas maneras conservo a Zero, mi gato negro.
- ¿No que decías que Zero era un monstruo y le pusiste ese nombre a tu gato? - se rió divertido - pensaba que habrías preferido llamarlo como tu gundam.
- Mi gato es un monstruo también - se rió también.
- Debía serlo, con ese nombre - miró la mesa y se puso de pie detrás de él - juega dos fichas al 4 rojo - le dijo al oído - posiblemente perdamos al principio, pero de aquí puedo sacar estadísticas para el siguiente.
- ¡Ah, la ley de las probabilidades! - dijo obedeciéndolo.
La ruleta comenzó a girar con la bolita dando saltos sobre los números mientras todos seguían con la mirada su vaivén. Luego de girar unos segundos, la ruleta se detuvo y el Cupé dijo el número ganador:
- ¡Cuatro rojo! - y empujó las fichas hacia el trenzado.
- ¡Gané! - miró a Heero entusiasmado.
- Retira las fichas ganadas y vuelve a poner las dos primeras en el ocho negro - le dijo calculando las probabilidades.
La ruleta comenzó a girar nuevamente y Dúo volvió a ganar, esta vez el doble de las fichas que antes había ganado.
- Retirate del juego - le dijo y Dúo lo miró extrañado.
- Pero estoy ganando.
- No seas tonto, corazón, si sigues vas a perder - le acarició la mejilla - has lo que te digo.
- Ok - retiró las fichas apenado mirando la ruleta que comenzaba a girar lentamente y la bolita saltaba hasta caer en una casilla que decía banca.
- ¿Viste? - le besó los labios - ahora el último número - miró la ruleta y calculó el siguiente número - apuesta todo al 12 negro.
- ¿No podemos perderlo todo?
- Cuando ganes serás muy rico, podrás comprarte no sólo el departamento que tanto quieres sino aquel Lamborghini negro que siempre has querido.
- Ok, 12 negro.
La ruleta comenzó a girar y se detuvo abruptamente cayendo la bolita en el número indicado por el bailarín.
- Doce Negro - dijo el cupé y Dúo dio un salto abrazando al otro chico.
- ¡Eres genial! - saltó contento abrazándolo con fuerza - Vamos a jugar otra cosa ¿si?
Caramelo recogió las fichas que habían ganado en una bandeja especial calculando mentalmente cuanto había ganado, no quería arriesgarlo y perder todo, bien sabía que en algunas mesas había trampas para que los que ganaban mucho lo perdieran todo, que era lo que había pasado cuando la bola cayó en la banca la vez anterior.
- Si jugaras algunas veces no tendrías que quitarte la ropa en ese escenario - le dijo - podrías tratar con los números de la lotería.
- Los empleados no pueden jugar en el casino - movió la cabeza - además, ya lo he intentado con la lotería y he ganado un poco de dinero, pero me gusta bailar y hacerle el quite a los tontos indeseables que tratan de propasarse conmigo ¿Sabes cuantos han intentado ser mis dueños por una noche?
- No quiero ni saberlo - respondió molesto - quiero que dejes esta mala vida y te vengas a vivir conmigo.
- Yo tengo un departamento ¿por qué no mejor te vienes tú a vivir conmigo? No creo que a Shinigami le moleste tu presencia en casa.
- ¿Y qué se supone que voy a hacer con Zero? Es un gato y tú tienes un perro - miró las fichas - pero supongo que tienes razón, así yo podría comprarme mi auto y pondríamos un poco de dinero en el banco para después comprar una casa para cuando vengan los niños.
- ¿Niños? - dijo en un susurro y vio como Dúo se sentaba a jugar en una máquina traga monedas - Antes ni mencionar la idea de tener una familia estable con él y ahora piensa en tener niños y en una casa grande ¿Qué le pasó en estos cinco años que estuvo perdido?
Dúo jaló la palanca y vio como las tres figuras coincidían y las monedas caían a montones. Definitivamente esa era su noche de suerte, no sólo se había ganado al chico más guapo del lugar y este se le declaraba, sino que de su mano se había ganado una pequeña fortuna y tal vez ahora pudiera dejar de robar para sobrevivir. Miró la máquina y se cambió a otra y repitió la operación, tiró la palanca y las tres imágenes calzaron y volvieron a caer un montón de monedas.
- ¿Qué tal si vamos a bailar? - le dijo Caramelo apoyando la cabeza en su hombro.
- ¿Por qué si estoy ganando? - se volvió hacia él.
- Porque te vas a meter en lios si sigues ganando y no te van a dejar salir con todo lo que has ganado, se asegurarán que lo pierdas.
- ¿Y cuanto dinero tengo por ahora?
- Según las fichas, más o menos cinco mil dólares, en monedas - se agachó a contarlas - mil dolares más - se sentó en otra máquina - creo que tienes bastante para haber sido tu primera vez.
- ¿Quién dice? - le sonrió - cambiemos las fichas y las monedas y nos vamos a bailar, ya me aburrí de ganar a cada rato.
Ambos caminaron a la sección de cambios y Caramelo prefirió que le pagaran en efectivo, era bien sabido que luego los cheques tenían la orden de no pago y acusaban a sus portadores de ladrones y no quería que lo aparataran de él de nuevo.
- Actúas muy extraño ¿sabes? Deberías explicarme algunas cosas, parece que ando un poco perdido con respecto a ti.
- Vaya broma - le contestó - mira, luego te explicaré todo.
- Vaya, vaya, ¿no es Dúo Maxwell al que tenemos aquí? - dijo un joven - ten cuidado, Caramelo, o vas a perder mucho más de lo que siempre muestras - se burló.
- Maldito Aidan - dijo Dúo con ganas de pegarle.
- Pues a mi no me importa mucho - le dijo indiferente - a mí más me parece que hablas porque tú jamás has conseguido liberarme de las cadenas del concurso.
- Ya verás que te arrepientes de haberle dado la clave a ese...
- Cállate - le dijo Dúo dándole un feroz golpe.
- No, Dúo, detente - lo frenó Caramelo sujetando su muñeca - no te ensucies las manos con él.
- Pues que mantenga su bocota cerrada - gruñó entre dientes furioso.
- Vamos, corazón - lo jaló y se lo llevó al salón de baile.
El salón principal de baile era un lugar enorme donde las luces brilaban yendo y viniendo en miles de formas y colores diversos, era distinto al salón donde se lo había ganado, aquí no había tarima sino una pantalla gigante que mostraba los bailarines en una y otra pista.
- Vaya, Yuy, al fin bailas con la ropa puesta - dijo una voz masculina a sus espaldas y Dúo se volvió furioso hacia el joven.
- ¿No que no ibas a venir a verme bailar nunca más, Wufei? - respondió el aludido divertido - y dices que no te gusta este tipo de cosas.
- Me avisaron que alguien había conseguido liberarte de las cadenas.
- ¿Cuándo van a entender todos que no necesito protección?
- Hola - lo saludó Dúo abrazando a Caramelo - ¿cómo estás?
- ¿Maxwell? - dijo el joven chino asombrado - Con razón está libre ¿quién más que tú podría leer en sus movimientos la clave para soltar las cadenas? A Quatre y a Trowa les dará gusto saber que al fin estás de regreso con nosotros y sacaras a Heero de esta clase de vida - dijo señalando a su alrededor.
- Otra vez con lo mismo ¿No peden entender que me gusta bailar?
- Lo que no me gusta es que te quites la ropa delante de la gente - le replicó Dúo molesto - ¿Acaso es aquello tan incomprensible para ti?
- No te enfades - lo abrazó - pero tengo un contrato que cumplir y no se termina hasta dentro de dos semanas más.
- No me gusta este trabajo.
- Después me buscaré otro, ahora que estés conmigo necesitaré tener las noches libres ¿no te parece?
- Yo también voy a buscarme uno nuevo - se apoyó en Heero - el que tengo me hace moverme demasiado y no deseo estar lejos de ti.
- ¿Y en qué trabajas?
- ¿Por qué quieres saberlo?
- Otro loco que no tiene un empleo decente, espero que tú no te estés quitando la ropa también en una disco gay.
- Claro que no, pero tampoco gano lo suficiente como para tener lo que me gusta.
- Miren, Quatre me dijo que te llevara a su casa después de tu trabajo, pero como es Maxwell, supongo que te podrás retirar antes ¿verdad?
- Si, pero ¿a qué viene eso?
- Estás de cumpleaños, por si se te ha olvidado - le dijo divertido - y veo que te diste el mejor de los regalos que se te pudieron haber ocurrido - tomó la trenza de Dúo entre los dedos - seguramente se alegrarán de saber que el niño perdido al fin ha vuelto con nosotros.
- ¿Qué dices? ¿Quieres venir?
- ¿Qué pasa? Antes eras tú quien decidía sin consultarle siquiera.
- Y por eso estuvo perdido cinco años - le replicó.
- Yo... - empezó Dúo intentando recordar aquello, de seguro no pudo ser tan estúpido de dejar a un chico tan lindo como ese por semejante tontería ¿verdad? - Vamos a celebrar con los demás.

La casa de los Winner estaba tenuemente iluminada cuando el auto de Wufei se detuvo frente a su puerta. Los tres salieron y el joven chino llamó a la puerta que de inmediato fue abierta por un joven rubio.
- Llegaron temprano, Wufei - le sonrió dejándolos pasar y se percató de la presencia del trenzado - ¡Dúo, al fin regresas con Heero! - dijo feliz riendo y llorando a la vez y lo abrazó con fuerza - ¡Trowa, mira quien está de regreso! - llamó a su compañero.
- ¿Quién? - dijo apareciendo por una puerta - ¡Dúo! - y lo abrazó también - al fin alguien capaz de hacer razonar a Heero.
- Y dale con que va a llover - dijo el japonés molesto.
- Perdona, feliz cumpleaños, Heero - sonrió Quatre abrazándolo también - sabía que más temprano que tarde Dúo se iba a dar cuenta de lo que se perdía manteniéndose alejado de nosotros.
- En realidad, yo...
- Pasemos al comedor, ya tengo hambre - lo interrumpió Wufei - supongo que habrá un delicioso pastel aunque nunca sepamos cuantos años cumple Yuy ¿verdad?
- Siempre con la misma broma - dijo Dúo sin pensar - es mejor que no lo sepas, ya que con ese dato podemos averiguar la tuya.
- ¡Maxwell! - lo amenazó.
- Por favor, chicos, no se peleen - dijo Quatre conciliador - después de todo tenemos la misma edad los cinco ¿no?
- No - sonrió Trowa - Wufei y yo somos mayores que ustedes un año, aunque él no quiera admitirlo ¿verdad, Wufei?
- Estás igual de hablador que Maxwell - gruñó entre dientes.
- ¿Edad se supone que cumples?
- Veintiun años.
- No te creo, no puedes ser menor que yo - dijo Quatre.
- Es en serio, yo tenía catorce años cuando me mandaron a la Tierra.
- Pero tus antecedentes decían que tenías quince - dijo Trowa.
- Sólo el doctor G sabía que tenía menos edad que la que decían mis papeles, o nunca me habrían aceptado como piloto de un gundam.
- Y yo que pensaba que eras mayor que todos por lo maduro que te veías a ratos - dijo Wufei - eso quiere decir que soy el más viejo de todos.
- Vamos - se rió Trowa - soy un mes mayor que tú.
- Menos mal.
- Tonto - le dijo Heero divertido - vamos por la cena y el pastel, después, si quieren, podemos bailar.
- Mientras no te quites la ropa - le replicó Wufei.
- Eso lo hace si le pagas, y no creo que tengas dinero suficiente para ello - le dijo Trowa mirando a Heero.
Heero bajó la mirada al suelo sin mirar a nadie y Dúo lo abrazó contra su pecho.
- Que poca delicadeza - lo regañó el trenzado - lo haces parecer como sí se estuviera prostituyendo cuando sabes que realmente no es así. Además, está de cumpleaños y se lo estás amargando, yo te tenía por un joven amable y sincero, pero te has vuelto duro como roca y si a Heero le gusta bailar y quitarse la ropa es su problema y me suena que estás envidioso, te apuesto que no serías capaz de pararte en un escenario y quitarte la ropa bailando ni siquiera delante de Quatre, que es tu novio y...
- Dúo, cállate - le dijo Heero divertido - estás avergonzando a Quatre.
- ¿Eh? - se volvió hacia el rubio - ¿por qué?
- Es que se lo pedí una vez y me mandó al infierno.
- ¿Ves lo que te digo? Yo, por ese bailecito tuyo sería capaz de matar a cualquiera.
Trowa abrazó a Quatre y le dijo algo al oído, este sonrió y llamó a uno de sus sirvientes, le ordenó algo y se volvió hacia sus amigos.
- Pasemos al comedor, ya todo está listo.
La cena fue bastante tranquila ya que todos parecían tener hambre, todos se dedicaron a contarle a Dúo que habían hecho con sus vidas en esos cinco años que llevaban separados y el trenzado se preguntó si debía decirles que había tenido un accidente, que había perdido la memoria y que había terminado siendo un ladrón siendo que allí había un Preventers que lo podía arrestar y obligar a confesar dónde estaba su cuartel general, pero si callaba, pondría en peligro a sus amigos y especialmente a Heero.
- ¿Dúo? - lo miró Quatre sintiendo en su pecho la preocupación del trenzado - ¿pasa algo malo?
- Todo - dijo decidiéndose al fin, que fuera lo que Dios quisiera - hace cinco años tuve un accidente en el que perdí la memoria casi por completo, lo único que recordaba era mi nombre porque escuchaba una voz llamándome "¡Dúo!" Y por la cruz que llevo conmigo que lleva al reverso "Maxwell". Estaba solo, no sabía si tenía familia, amigos, alguien que se acordara de mí, decidí esperar que esa persona que me llamaba me buscara, pero nunca pasó. Vivía en la calle cuando un tipo me encontró y me pidió que abriera una caja fuerte, sólo que yo no pensé que fuera robada, lo hice y me metí en un terrible lío, la policía me atrapó, aunque no tenían pruebas porque no había huellas, siempre he sido un buen ladrón en ese aspecto, pero eso hizo que unos mafiosos me persiguieran y me hicieran entrar en su organización...
- Toma aire, Dúo - le dijo Heero.
- Yo no me puedo salir, me dijeron que si hablaba me matarían y cómo no tenía nadie que me quisiera, a nadie le importaría - Se cubrió el rostro con las manos - pero ahora los he puesto en peligro a ustedes, de seguro les interesará mucho saber que he estado en la Mansión Winner.
- Así que te olvidaste de todo - dijo Heero adoptando su pose de soldado perfecto - así que también te olvidaste de lo que éramos en la guerra - dijo pensativo - es cierto que no te busqué, pero nos habíamos peleado muy fuerte y quise darte tiempo para que te calmaras, pero cuando quise encontrarte, fue imposible, pensé que era porque no querías que te hallara y decidí darte todo el tiempo que necesitaras para perdonarme.
- ¡Me diste demasiado! ¿Acaso no pensaste que me pudo haber sucedido algo y que por eso no regresaba a tu lado? ¿Tan poco te importaba yo?
- Heero se enfermó de gravedad luego que lo abandonaste - le dijo Quatre - estuvo más de un mes en coma y nosotros tapamos tu correo a mensajes para que regresaras, así que pensamos que ya no lo querías y no le permitimos seguirte buscando.
- Ni siquiera sabía que tenía una cuenta de correo.
- Todos tenemos una del tiempo de la guerra - le dijo Wufei - y verás que hemos cambiado con los años.
- Estábamos equivocados al no buscarte, pero ni siquiera supimos hacia dónde te habías ido luego de abandonar a Heero - le dijo Trowa.
- El accidente fue en la Luna.
- ¿Cómo no se me ocurrió siendo que siempre estabas allí?
- ¡Hee-chan! - le reclamó.
- Pero sí hay cosas que recuerdas, como el departamento que quería tener y mi perro - dijo Heero - y que Wufei es mayor que yo, no puede ser casualidad ¿No les parece?
- Son cosas que de repente vienen a mi mente - se defendió.
- Yo perdí la memoria una vez - recordó Trowa - fue cuando...
- ¡No me lo recuerdes! - lo interrumpió Quatre.
- Pero ya no están los gundam para traerle la memoria de regreso - dijo Wufei mirando con ansias la torta - los destruimos luego de lo de Marimeia.
- Sí, ustedes destruyeron sus gundam - dijo Heero.
- ¿Me vas a decir acaso que Zero aún sirve?
- Hace unos meses - dijo Dúo - me ordenaron robar de unas oficinas de preventers unos planos que decían eran del arma perfecta, aunque era una lástima que su piloto no se pudiera hacer lo mismo, que el joven no podía volverse a fabricar.
- Así que fuiste tú - dijo Wufei - me imaginaba que el ladrón tenía que ser muy hábil para pasar la vigilancia de Lady Une con tanta facilidad y sin dejar rastros.
- Esos eran los planos de Zero - dijo Heero - era la base de todos los gundam y estaban en L4, la colonia de Quatre dado que el profesor H los guardaba y fue el propio Quatre quién lo construyó ¿verdad?
- Esos terroristas deben pretender iniciar una nueva guerra, sino ¿para qué robar el arma más peligrosa de la guerra?
- Fue mi culpa, yo se los di - dijo el trenzado mirando a Wufei - ¿qué vas a hacer conmigo?
- Recuperaremos los planos - afirmó - no podría entregarte a Preventers, eso significaría casi como admitir que los pilotos de los gundam hemos formado parte de los terroristas todo este tiempo y que si yo los he delatado es porque la situación se ha vuelto insostenible para mí.
- Y eso según los pensamientos de Lady Une ¿verdad? - dijo Trowa.
- No, según Relena - lo corrigió Heero - ella me juró que se vengaría de mí por despreciarla por Dúo.
- Es verdad, ella lo ha hecho investigar todo este tiempo, incluso a mí me mantienen constantemente vigilado - dijo Wufei - Sally me lo advirtió, dijo que nos habían acusado de agitadores y que tuviera mucho cuidado con nuestros pasos, es por eso que siempre te vigilo, Yuy, eres el que está más vulnerable con eso de que trabajas en un lugar muy concurrido.
- Bueno, preocupémonos primero de averiguar acerca de Zero, de seguro, que si encargaron el robo de sus planos es con la clara intención de construirlo de nuevo, sería muy peligroso que el piloto que le dieran fuera alguien como Quatre, Zero lo volvería loco en menos de un minuto, aunque sería peor si hubiesen reconstruido a Epión, ese sí que era incontrolable, no dejaba de mostrarme imágenes sangrientas y los cuerpos masacrados de todos ustedes.
- Y por eso se lo diste a Zech ¿Verdad?
- Sí, sabía que tenía casi controlado a Zero, pero en definitiva nunca lo comprendió en su totalidad así que difícilmente podría entenderse con Epión, en especial porque Traize lo construyó para mí.
- Todo el mundo detrás de mi Heero - murmuró Dúo.
- Bueno, Dúo, si nos puedes ayudar a desarticular esa banda y detenemos entre los cinco a los terroristas que amenazan la paz que tanto nos costó conseguir, nos libraremos de todos los cargos y obtendremos una recompensa - dijo Wufei pensativo - y ustedes dos podrían tener trabajos decentes, como debe ser a dos soldados de la paz.
- A mí me gustaría tener un restaurante - dijo el trenzado - y por las noches funcionaría como disco, siempre y cuando Heero deje de quitarse la ropa frente a todo el mundo.
- Y dale con lo mismo.
- ¿Por qué tienes que mostrarles a todos lo que es mío?
- Para que vean lo que se están perdiendo - replicó.
- La próxima vez te pegaré hasta dejarte inconsciente - lo amenazó Dúo y Heero se sonrió divertido recordando la última vez que el trenzado trató de pegarle - ¿de qué te ríes?
- Trowa ¿Recuerdas aquella vez que en M3 trató de pegarme?
- Echó el brazo atrás y te pegó, sin embargo, tú le diste un feroz golpe en el estómago y lo dejaste inconsciente a él.
- ¡Buaaaaaaa! - dijo Dúo - ustedes se ponen a hablar de cosas que yo no me acuerdo ni por asomo - le reclamó molesto.
- Ya recordarás todo, corazón - lo besó en los labios.
Quatre sonrió y comenzó a repartir la torta que en pocos minutos desapareció por completo y ni las migas quedaron.

Dúo despertó en una cama que no era la suya y para colmo, solo. Si saber por qué, aquello se le hizo tremendamente familiar junto con aquella puntada dolorosa en su pecho. Pero había algo diferente, se percató que en realidad no estaba solo, Heero venía entrando con una bandeja con el desayuno.
- ¿Ya despertaste? - dejó la bandeja sobre una mesita - esperaba que no te despertaras hasta que todo estuviera listo.
- Pensé que me habías dejado solo - lloriqueó levantándose para abrazarlo.
- No iba a cometer el mismo error que te hizo abandonarme antes - replicó - ya sé que no te acuerdas, pero eso no es algo que yo quiera que recuerdes, en definitiva.
- ¿Qué preparaste para desayunar? - se dejó caer en la cama.
- No sé si todavía te guste, pero hice omelettes dulces con salsa de frambuesa y frutillas.
- ¿No hay caramelo?
- Pesado - respondió sentándose también - mientras me pondré a trabajar con los datos que me diste.
- ¿Qué vas a hacer? - le preguntó mientras le servía una taza de café viendo como sacaba del cajón de la cómoda un portátil.
- Hace tiempo que no juego con esta amiga.
- Esa cosa, no me gusta para nada, siento que es una rival muy poderosa.
- Siempre la has considerado así, cuando estábamos en la guerra me amenazaste con echarla por el caño si no te prestaba más atención a ti que a ella.
- ¿Y es la misma?
- No, la otra la rompiste la noche que decidiste abandonarme.
- Lo siento, yo no...
- No importa, es bueno que hayas regresado a mi lado - abrió el portátil y comenzó a teclear rápidamente ingresando algunos datos - ¿recuerdas algo sobre el grupo al que le vendieron los planos de Zero?
- No dijeron el nombre, sólo vi el logo - dijo pensativo - era algo así como una Zeta con unas alas de paloma o ángel - tomó una servilleta e hizo un dibujo - ese es el logo.
- Que extraño - murmuró - ese logo es mío, yo lo cree cuando nos enviaron a la Tierra en la operación Meteoro.
- ¿Quién lo conocía, aparte de ti?
- Nadie lo vio, ese logo se destruyó con Wing, estaba en su memoria.
- ¿Qué tal si lo buscas? Alguien debió encontrarlo y lo ha usado para crear un nuevo grupo terrorista.
- A Wufei no le va a gustar nada todo ésto, esto nos vincula a todos con ese grupo terrorista.
- Bébete el café, que se te enfría.
Heero tomó la taza y comenzó a beber lentamente mirando los resultados de su búsqueda apartándola bruscamente.
- ¿WING ZERO? - dejó la taza sobre la mesa y tomó su celular - Wufei, te necesito en mi departamento junto con los demás lo antes posible - dijo y colgó - estamos metidos hasta el cuello, Dúo, han fabricado cinco Gundam idénticos a Zero y han usado mi nombre para venderlos a varios grupos de insurgentes.
- Pero allí dice Odin Low Jr.
- Ese era yo cuando tenía cuatro o cinco años, antes que comenzara mi entrenamiento de soldado perfecto - admitió - Pero ¿Quién conocía mi verdadero nombre en la organización? Que yo sepa, jamás se lo he dado a nadie, a no ser que Odin Low esté con vida y él les haya dado mi nombre.
- Llamaste a Wufei, creo que es mejor que nos vistamos ¿no te parece? - se volvió a parar de la cama - ¿Me prestas ropa?
- Claro, usa la que quieras.

A los treinta minutos llegaron los demás chicos y revisaron lo que Heero había encontrado escuchando la historia de Odin Low y como Heero se había unido a la organización para convertirse en un arma perfecta y destructiva.
- Demonios - dijo Wufei fastidiado - si tú estás involucrado, aunque sea falsamente, van a comenzar a investigarnos a todos y saldrá a la luz que Dúo ha sido ladrón los últimos cinco años y por más que jure que no sabía nada nadie me va a creer y nos meterán presos a los cinco.
- Peor, buscarán ellos a los terroristas y nos veremos más involucrados si es el tipo que nos dice Heero, después de todo él debe de conocer todos los secretos de la organización y quienes estuvimos vinculados con ella - dijo Trowa.
- Yo quisiera saber es porque aparecieron ahora, Relena no parece estar haciéndolo mal como Vice Ministro de relaciones exteriores ¿verdad?
- Hay quienes quieren volverse independientes por completo de la Tierra y hay reinos de la Tierra que quieren el poder absoluto - le dijo Wufei - pero el problema no serían los cinco gundam, sino quienes sean elegidos para ser sus pilotos, nosotros fuimos entrenados desde pequeños para eso.
- Hay algo que no les he dicho - Dúo se cubrió el rostro y apoyó la cabeza en el hombro de Heero - yo entré en uno de los laboratorios que menciona el informe de Heero y allí estaban haciendo experimentos genéticos con el afán de clonar a los pilotos de los Gundam, a mí no me preocupó eso en ese momento, no sabía de lo que hablaban y menos me acordaba que yo era uno de los pilotos, pero recuerdo que estaban obteniendo resultados positivos.
- ¿Cuándo fue eso?
- Hace como un año o algo así.
- ¿Puedes entrar en esa organización, Yuy?
Heero comenzó a trabajar y logró el acceso a los archivos del laboratorio Zeta, al parecer ellos habían obtenido información genética de los cinco por medio de los laboratorios de Preventers, lo que significaba que allí había un espía.
- ¡Si descubren eso, adiós ascenso! - dijo Wufei.
- De lo que te preocupas, Wu-chan - le dijo Dúo molesto.
- ¿Cuántas veces te he dicho que no me gusta que me llames así?
Heero los ignoró y siguió trabajando, no había red que se le resistiera, así que insistió una y otra vez hasta conseguir abrirse camino.
- Han hecho copias de los cinco, sin embargo, los clones están en proceso de maduración y serán sólo bebés por los cinco próximos días, debemos sacarlos de allí antes de eso, recuperar los planos de Zero, los cinco gundam y destruir todos aquellos datos que ellos han juntado para crear soldados perfectos sin necesidad de entrenarlos.
- ¡Yo quiero a nuestras copias! - dijo Dúo contento - tendremos dos hijitos.
- ¿Qué le pasó a este loco? - dijo Wufei - antes a la mera mención de formar una familia estable te armaba soberano escándalo y ahora es él el que quiere hijos.
- Seguramente el golpe que lo hizo perder la memoria lo hizo entrar en razón - dijo Heero despreocupándose de las palabras del trenzado - ahora lo que debemos hacer es recuperar a los bebés, destruir los datos del laboratorio y averiguar donde están los gundam antes que ocurra un desastre, querámoslo o no, estamos metidos hasta el cuello.
- Y es mi culpa.
- No, Dúo, se aprovecharon de ti, seguramente ellos sabían perfectamente quién eras y se aprovecharon de tus cualidades para involucrarnos aún más - le dijo Trowa tranquilamente - ni Wufei puede culparte por eso, nosotros nos desentendimos de ti cuando creímos que habías abandonado por completo a Heero a su suerte sin saber que habías tenido un accidente y que no recordabas absolutamente nada, si nos hubiésemos preguntado por qué no acudías y hubiésemos dado con eso, jamás te habría pasado pero quien sabe si no habrían encontrado otra manera de robar esos planos y nos habrían involucrado igual.
De repente se escucharon los airados ladridos de Shinigami seguidos de un montón de gruñidos feroces. Heero se levantó y fue por su perro que tenía acorralada contra el pasillo de acceso a Sally Poe.
- Shinigami, es amiga - le acarició la cabeza y el perro se sentó sin dejar de gruñir de vez en cuando - Hola, Sally ¿Qué te trae por aquí?
- Fui a buscar a Wufei a la casa de Quatre y me dijeron que estaba aquí, tengo que decirles algo muy importante a todos y deben buscar a Dúo Maxwell...
- Está aquí - la hizo pasar a la sala - Dúo tuvo un accidente así que no recuerda nada de cuando éramos soldados.
- Hola, Dúo.
- Hola - respondió el aludido sonriendo y abrazó a Heero - ¿quién eres?
- Es Sally Poe - le dijo Wufei - ¿pasa algo malo?
- Han hecho una acusación formal contra ustedes diciendo que son los cabecillas de un grupo de terroristas denominados Wing Zero y cuyo supuesto líder es Odin Low Jr.
- ¿Y se puede saber quién ha hecho aquella acusación? - dijo Quatre.
- El coronel Zech Marquise.
- El hermano de la arpía tenía que ser - dijo Dúo fastidiado - y ¿cómo nos relacionó con los terroristas?
- ¿No que había perdido la memoria?
- Recuerda algunas cosas fragmentadas por allí - dijo Heero.
- Bueno, saben que los supuestos planos de Zero fueron robados de una de nuestras centrales y jamás se pudo saber quien fue, lo que hace creer a la cúpula de Preventers que ustedes tienen la culpa.
- ¿Quiénes son la cúpula?
- Lady Une, Relena Darlean, Lucrecia Noim y Zech Marquise.
- Pocas posibilidades tenemos entonces de defendernos - dijo Quatre pensativo - no nos queda de otra que atrapar a los verdaderos culpables y entregarlos a las autoridades.
- Pues les debo advertir que Wufei está suspendido de sus funciones hasta que todo esté resuelto.
- Y apuesto que pusieron eso en mi hoja de vida - reclamó el chino y ella asintió - maldito Zech, desde que pasó lo de Heero que me persigue, ¿acaso no entiende que a la fuerza no va a conseguir que él ame a su hermana?
- Me pidieron que te avisara que debes ir a entregar tu arma de servicio y tu placa mañana a primera hora y que después de eso abandones el edificio de Preventers.
- Desgraciado, me suspende y me deja sin casa por no decirle dónde trabaja Heero.
- Sally, sé que no debería preguntar - dijo Trowa - pero ¿sabes algo acerca de ese grupo de terroristas, como por ejemplo, cuales son sus objetivos?
- Nada en concreto nos ha dicho Zech, yo tengo la terrible sospecha que es una invención de Zech para poder encerrarlos y que Une está de acuerdo con él.
- Sally ¿Puedes hacernos un favor? - le dijo Wufei y ella asintió - me dijiste que nos tienen vigilados casi todo el tiempo ¿Podrías distraerlos un par de horas y desviarlos de la casa de Winner.
- Claro, Wufei, confío en que ustedes atraparán a esos tipos y limpiarán sus nombres.

A media tarde comenzó la operación rescate. Quatre tenía un camión especial con cinco sillitas para bebés y cada soldado: Trowa, Heero y Dúo, tenían pequeñas cestas desplegables para cargar dos bebitos a la vez, ellos entrarían en el laboratorio, robarían la información, destruirían toda evidencia, sacarían a los niños y volarían el laboratorio hasta reducirlo a cenizas. Wufei estaba encargado de romper la vigilancia y controlar que no los detectaran, Quatre se encargaría de vigilar que no sonaran las alarmas y llegar la policía o Preventers y luego de regresados los tres, debía sacarlos de la zona de riesgo con prontitud.
- ¿Están listos? - les dijo Wufei por medio de un micrófono - tienen aproximadamente diez minutos para entrar y salir ¿no, Winner?
- Así es, es el lapso que podemos desactivar las alarmas sin que descubran nuestra intromisión y alerten a todo el mundo.
- Misión aceptada - dijo Heero y penetraron el edificio.
- El laboratorio en el que están los bebés está en la planta baja - dijo Wufei - junto a la sala de incubadoras han un centro de información dónde se supone que están los archivos principales acerca de la investigación.
- Bien - dijo Heero - Trowa y Dúo, vayan por los niños, yo me encargo de buscar la información necesaria - se separaron al estar frente a la puerta indicada.
Dúo se encaminó hacia las cinco incubadoras y las abrió una a una sacando con cuidado a los bebés y poniéndolos en las cunas portátiles que llevaban ayudado por Trowa que sonreía al ver al pequeño Quatre.
- Y yo que pensaba que el día que sonrieras se te cuartearía la cara - le dijo Dúo divertido - pero el pequeño es bellísimo ¿no?
- Igualito a mi Quatre - sonrió - todo un angelito.
- ¿Ya los tienen? - los interrumpió Heero entrando en la sala.
- Sí, estamos listos.
- Vámonos, tenemos sesenta segundos para la explosión y no podemos ponerlos en peligro - cogió una de las manillas - muévanse, par de tontos, después los podrán mirar a su antojo - miró a Trowa - me lo pude esperar de Dúo, pero de ti, jamás.
- Perdona - tomó el asa del otro lado - Wufei ¿tenemos libre el paso?
- Por ahora, sí, pero van hacia ese sector cinco guardias, apúrense en salir.
Heero y Trowa levantaron la cuna ayudados por Dúo que vigilaba constantemente el camino de salida mientras se apuraban.
- Quatre ¿cuánto nos queda para el estallido?
- Quince segundos.
- Van dos guardias hacia su posición - les advirtió Wufei - salgan hacia el patio principal, haré una detonación por el sector contrario para llamar la atención de los guardias para que no se acuerden del laboratorio hasta que detone el último explosivo.
Instantáneamente se escuchó el estallido y los chicos se echaron a correr.
- Cinco...
Heero vio frente a él el camión de Quatre y le hizo una seña muda Trowa y se echaron a correr tratando de mover la cunita lo menos posible y no despertar a los bebés
- Cuatro...
Dúo abrió la puerta trasera del camión y entró de un salto para ayudar a subir la cunita.
- Tres...
Trowa empujó la cunita arriba empujando con todas sus fuerzas subiendo de un salto.
- Dos...
Heero se subió al camión de un salto y cerró la puerta asegurándola.
- Pon el camión en marcha, Wufei.
- Uno...
El estallido del laboratorio fue casi simultáneo con la fuga de los ex pilotos, que se escaparon entre el humo de las siguientes detonaciones.
- ¿No se han despertado? - dijo Quatre sacándose los audífonos y caminando hacia ellos.
- Son bebés - le dijo Dúo con cara de ser el experto - no despertarán con ningún ruido a no ser que tengan hambre o quieran de comer.
- ¿Cómo lo sabes? - le dijo Wufei mirándolo divertido por el espejo retrovisor.
- ¿Cómo crees? Yo...
- También eres un bebé - lo interrumpió Heero.
- ¡Hee-chan!
- Bueno, Wufei, vamos a mi casa, nos quedan 15 minutos para estar de regreso antes que lleguen nuestros guardianes - dijo Quatre.

La mansión de los Winner estaba totalmente revolucionada, hacía años que allí no había bebés, así que toda los Maguanacs habían preparado un cuarto especial para los niños, cada uno tenía su propia cunita llena de juguetes, en especial grandes osos de peluche, excepto Trowa y Wufei que tenían un león y un tigre blanco respectivamente.
- También les buscamos biberones y pañales - les dijo Aura colocando un gran colgante en medio de la sala - pensamos en traerle ropa, pero no sabíamos que edad tenían los bebés ni que tamaño, así que por el momento no hay nada, pero Rasid dijo que tan pronto los viera se haría cargo.
- Gracias, muchachos - dijo Quatre sonriendo - ellos estarán felices de tener tantos tíos que los quieran y los cuiden.
Heero tomó de la cunita portátil a Dúo con sumo cuidado y lo puso en su camita pero este se resistió a que lo bajara aferrándose a su camiseta.
- Vaya, chibi Dúo, estás despierto - lo puso frente a sus ojos - que ojos más grandes y hermosos tienes.
- Son para verte mejor - le respondió Dúo divertido con el pequeño Heero en sus brazos - creo que todos están despiertos.
- Ya han regresado los tipos esos - dijo Wufei - que bonito tigre tienes, chibi Wufei - dijo poniendo el peluche delante del bebé sonriendo tiernamente - espero que tú también llegues a serlo.
- ¿No que eras el pequeño dragón? - le dijo Dúo y este le replicó con una mirada asesina.
- No peleen delante de los niños, debemos ser buenos ejemplos para ellos, como buenos padres - les recordó Trowa - ¿no es cierto, chibi Quatre? - Y el bebé le sonrió dulcemente acurrucado en su pecho - es igualito a mi Quatre, un lindo angelito.
- Que bonito piropo - dijo el rubio un tanto sonrojado con chibi Trowa en sus brazos.
- ¿Qué averiguaste en los archivos, Yuy?
- Los bebés tienen alrededor de seis meses de edad, son clones nuestros, pero no son exactos a nosotros, son otras personitas - acarició el rostro de chibi Dúo - andaban buscando una fórmula para acelerar su crecimiento, sin embargo, no estaban más cerca de conseguirlo que de conseguir una fórmula para rejuvenecerse - tomó mejor al bebé - según los datos, los científicos que los crearon están muertos, la organización se encargó de eliminarlos para que no divulgaran su descubrimiento.
- ¿Y Zero?
- Vendieron uno a Irak, es el único que fue enviado a la Tierra, y le pertenece a un jeque llamado Alsair Ben Asumi, sin embargo, este está esperando la llegada del soldado perfecto que debía salir del laboratorio que destruimos - acarició a chibi Dúo que se chupaba un dedito - los demás están en L1, L3, L4 y la colonia de Marimeia.
- Parece que tienen hambre - dijo Trowa mirando a chibi Quatre - ¿verdad, hermoso?
- Un papá alcahuete - se burló Wufei sentándose con su pequeño en un sillón y tomando un biberón de la mesa - denles de comer, no es tan difícil.
- Vamos a tener que ir a buscar a Zero a Irak - dijo Heero viendo como el bebé se alimentaba - ¿cómo lo vamos a hacer con los niños?

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