FRAGIL
Por Pionguis
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Los personajes de Slam Dunk no me pertenecen
Corría el verano de 1990. Desde hace tiempo la guerra había ya terminado sin embargo los ánimos aun permanecían muy abajo.
Hace seis meses que fue reclutado en el ejército, por suerte el batallón al que fue asignado quedaba mucho atrás de la verdadera acción, sin embargo aun ahora después de dar fin a la guerra se sentía afectado; bajó del camión y clavó la vista en el cielo, amaba Kanahawa pero sentía que no podía verla de la misma manera.
Caminó con paso lento hacia la orilla del mar que quedaba solo a 1 cuadra de donde fue dejado. El brillo del sol se reflejaba en el azul del mar dando la ilusión de espejo, aspiro su aroma y camino por la orilla con su bolso al hombro, hace relativamente poco tiempo que dejo su villa y ya la sentía distinta, a su paso se fue encontrando con gente en la orilla, pequeños niños que jugaban y mujeres que intentaban levantar sus casas o se reunían con los vecinos, pero nadie absolutamente nadie conocido.
Supo incluso desde antes de irse que Johey ,el ultimo de sus amigos, también había sido reclutado, un día antes que él justamente, pero no les tocó el mismo batallón y desde entonces nada había sabido de él.
Ahora que lo analizaba estaba solo. Sus padres murieron antes de la guerra, sus amigos se perdieron en batalla y el resto en la calle, algunos incluso antes de todo este desastre y bueno sus compañeros ni mencionarlos, probablemente los más afortunados se habrían marchado a buen tiempo y los demás habrían sido reclutados o muertos por ataques. En sí, no tenía muchas ganas de comenzar de nuevo, después de haber visto todo lo que vio en la guerra se preguntaba si sacar la carrera era realmente importante, ¿un papel que aseguraba habías cursado la preparatoria sería primordial en estos tiempos? ¿Habría algo para él después de todo? – se preguntaba tomando haciendo justo a unas rocas y clavando la vista en el horizonte.
Rápidamente su mente lo llevó a todo lo que pasó antes de llegar a ese punto. Apenas y había cursado al tercer grado, lo primero que pensaba era si esta vez lograría ser capitán del equipo de basketball; para su desgracia la primera reunión del equipo sería en una semana, pero no estaba nervioso, se sentía confiado y tranquilo; si bien sabía que su principal rival era ese tonto de Rukawa sabía perfectamente que todo eso a él le resultaba indiferente.
Paseaba por los jardines del colegio con dirección al gimnasio, que no estuviera el quipo no significaba que no pudiera entrar, ¿cierto?
El viento mecía los árboles haciendo que cayeran unas hojas
-Hola Sakuragui – escuchó que le llamaban, giró la cabeza para saludar al desconocido, en la reja pudo ver al odioso puercoespín sonriendo
-¿Que haces aquí? -Inquirió acercándose a la reja
-Tengo el día libre en la universidad y decidí venir a ver quien es el nuevo capitán .
-Perdiste tu día no hay junta hasta en una semana, pero será en vano es obvio que el nuevo capitán será este gran tensai! – dijo muy seguro
Sendoh… Hace mucho que no lo veía, exactamente 3 días después de ser reclutado, cuando por sorpresa se lo encontró ahí, según el sabia fue llamado 2 meses antes que el por ser un año mayor, pero al ver la falta de gente el país tuvo que llamar a los chicos como él, sin embargo en ese tiempo fue su salvación , estar en la calles como un gamberro no era lo mismo que pelear batallas verdaderas; había heridos, había muertos y sobre todo sufrimiento, pero en el ejercito las cosas eran así. No importaba cuanto lucharas o a cuantos chicos conociera todo era 100 veces más difícil, no solo era enfrentar a la banda de enfrente o soportar palizas que te manden al hospital, eso iba mas allá de todo eso, por que cuando comenzabas a acostumbrarte a un lugar eras movido, cuando hacías un amigo ellos morían y cuando pensabas que todo iba a acabar solo empeoraba.
Pero él era diferente, con sus bobas sonrisas le alegraba la estancia, con sus tontos sueños le instaba a guardar la esperanza de que un día saldrían e irían a jugar basketball, luego pescar en el lago y al final comerían los pescados que cazaron con un poco de aceite y arroz. Era un tonto, definitivamente, pero el extrañaba a ese tonto.
-Aun me debes un juego Sakuragui – volteó al escuchar su nombre. Ahí estaba él, usaba su habitual peinado pero más corto, estaba ligeramente más bronceado pero con la misma sonrisa en los labios aunque su postura estaba un poco encorvada pero él seguía siendo el mismo
-Acaso quieres llorar Puercoespín? – Insto sonriendo
- Tan seguro estas?
-Por supuesto, recuerdas quien es el tensai? – fanfarroneo
-Claro… Por que no, pescamos primero, traigo las cañas – mencionó señalando detras suyo. Hanamichi asintió y juntos fueron rumbo a la playa.
Por un momento permanecieron sin decir nada con la vista en el mar y la respiración acompasada
-Te extrañe… - menciono entrelazando sus dedos con los del moreno
-Y yo a ti – contesto sonriendo y mirándole
-¿Cómo esta tu herida? – dijo desviando la vista
-Ah mejor, ya casi no me duele… Hanamichi
-Eh?
Tomo con su mano la quijada del pelirrojo y lo beso; lentamente sus alientos se volvían uno, sus ojos entrecerrados se hacían cosquillas mutuamente y sus cuerpos se pegaban cada vez más
-Te… te quiero Hanamichi – este sonrío en el beso y volvió a tomarlo con más fuerza
- Y yo, pero dime, ¿como es que sabías que estaría aquí ?- decía acariciando la quijada del otro
-Supe que hoy regresaban así que vine a recibirte pero caminas muy rápido jajajaja, te seguí… - aceptó avergonzado
-Gracias
Y se quedaron sentados mirando el horizonte, mientras las cañas de pescar se mecían con suavidad sobre el agua, tenían todo el tiempo del mundo… y la mejor compañía.
Fin 16 de Agosto de 2008 .
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