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"Encuentros Secretos" por mihll

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Notas del fanfic:

Los personajes de este fic no me pertenecen

Notas del capitulo:

Querida Ayako: Comprendo muy bien el momento que estás pasando, sé que a veces es muy duro y parece no haber salida de las dificultades que nos impone la vida...te he dicho que puedes contar conmigo como una amiga a la distancia y te lo reafirmo ahora...he pensado y escrito esta historia para ti esperando que logre sacarte   sacarte una sonrisa.

Espero que te guste, como también a todos aquellos que la lean.

 

 

       "Encuentros Secretos"

 

    Su andar por una calle de la ciudad de Kanagawa era lento, aún cuando hacía mucho frío no tenía ni un apuro, nada más que una helada estación de trenes le esperaba más adelante. Su reloj marcaba las once de la mañana con cinco minutos, debía estar en ese lugar para tomar el tren de las once treinta

Atrás había dejado a Koshino, el amigo que le ofreció techo en su parada obligatoria, debía irse al despuntar el alba pero tuvo la necesidad de quedarse un rato más, recorrer tranquilo esta ciudad en que vivió junto a sus padres en aquella casa cercana al muelle que solía visitar casi todas las tardes después de los entrenamientos

Eran tantos recuerdos los que atesoraban en su interior, los recordó uno a uno; su niñez, sus tiempos de preparatoria, su tiempo en el equipo de sus amores, Ryonan, y a los compañeros con quienes compartió más de un juego por el campeonato estatal de básquetbol...todas las imágenes de esos tiempos pasaron como rayo veloz, no así un recuerdo especial, que le hizo detenerse, mirar el cielo despejado en tono azul claro y esbozar una leve sonrisa en su rostro.

Pocas personas se atrevían a andar por esas calles, porque si bien eran una mañana soleada, hacía bastante frío ya que había helado en el amanecer. Fueron dos o tres de ellos que cruzaron la calle, en la esquina donde justamente él se había detenido, lo vieron sonriente, tan tranquilo, que meneaban la cabeza, figurándolo como un muchacho loco que llevaba ropas ligeras mientras que ellos llevaban cargando cuantas ropas abrigadoras encontraran en su closet, bufandas y hasta gorros de lana.

Akira no les dio mayor importancia y sólo los vio pasar a su lado sin desdibujar la sonrisa que se marcada en su rostro.

Pasaron al menos dos tiempos en que el semáforo cambió de rojo a verde para el paso de peatones cuando se decidió a cruzar, continuó caminando a su propio ritmo hasta que al final se detuvo en la esquina de una calle frente a la estación que se alzaba imponente y de aspecto un poco avejentado con el transcurrir del tiempo. Pero no fue su intensión cruzar hacia allá de inmediato, si bien se había demorado en el trayecto tanto como le fue posible, aún faltaban casi quince minutos para que la llegada de su transporte.

Echó pie atrás hasta que su espalda se apegó casi en el borde del muro de la casa erigida en la esquina de cuadra. Dejando caer su bolso en el pavimento se dedicó a contemplar el cielo nuevamente, que de azul claro de transformó de pronto en un tono negro donde resaltaban brillantes estrellas en el infinito...su mente lo llevó a esa noche en especial que recordaba como su fuera ayer

 

Recuerdo

 

Hacía bastante frío aquella noche, la luces de toda la casa se había apagado así como cesado los sonidos de las pisadas de sus padres. Tuvo que esperar un tiempo prudente para levantarse de la cama, vestirse en silencio y con el mismo cuidado, abrir la ventana para luego saltar a través de ella y aterrizar en el congelado y marchitado césped del jardín. Como si se tratara de un ladrón escabulléndose después de un robo, hizo un recorrido sigiloso hasta llegar a la puerta metálica a la calle, en cuya cerradura giró la llave y abrió. Poco rato después ya se encontraba corriendo por las calles, una tras otra hasta la novena en que se detuvo al ver a los lejos, en una esquina y amparado bajo la tenue iluminación de poste de luz color amarillo anaranjado, la figura de un alto pelirrojo que se frotaba las manos en un intento de calentarlas

Sonrió, al parecer llevaba allí mucho tiempo esperándolo.

Anduvo el trecho que le quedaba a grandes zancadas. Hanamichi le vio acercarse con una linda sonrisa en los labios, que se hizo más grande cuando lo tuvo a un solo paso de distancia

-te tardaste esta vez-le dijo sin aparentar estar reprochándole

 -mis padres, no se dormían nunca... -

-es injusto y lo sabes...siempre pensé que eras un chico con todas la libertades del mundo, no me imaginaba que tenías restricciones de salidas nocturnas-

-y encuentros con chicos-agregó. Se acercó a Hanamichi y le dio un corto beso a modo de saludo, tomándole  sus mejillas que se sentían heladas al contacto de las palmas de sus manos-si ellos aceptaran que me gustan los hombres, no tendríamos que encontrarnos de esta forma y congelarnos como estúpidos-señaló con una sonrisa

Hanamichi también sonrió al tiempo que reaccionaba rodeando su cintura con sus manos de manera posesiva; Akira por su parte rodeó su cuello y apegó su frente contra la del otro

-hace frío Hana, en verdad que somos un par de idiotas-susurró y su aliento cálido dio de lleno en la piel del pelirrojo

-no te lo niego, pero me encanta este tipo de encuentros ocultos...me quedaría así contigo toda la noche y te aseguro que al comenzar el día terminaríamos como un solo cubo de hielo congelado.

Akira sonrió con malicia y se acercó a su oído para susurrar con voz sensual

-sé una forma Hana...podemos hacer que este ambiente sea cálido-le propinó un sugestivo mordisco en el lóbulo de la oreja

Hanamichi abrió muy bien  los ojos, comprendía la propuesta, pero le resultaba bastante sorprendente

-¿aquí?-preguntó cómo quien  no quiere la cosa

Akira respondió descendiendo por el cuello, lidiando con la bufanda que cubría esa parte del cuerpo del pelirrojo

-¡oye!-Hanamichi se echó hacia atrás

-¿no quieres?.

-es que, ¿te das cuenta dónde estamos?

-en la calle, con un frío espantoso pero gracias a eso no hay nadie que pueda vernos -

Hanamichi dudó un momento de la propuesta pero siendo consciente, Akira tenía razón; las calles estaban vacías, no importaban que hicieran, nadie transitaba por esos lados que pudiera verlos...

Asaltó los labios del ojivioleta con ímpetu, sus lenguas se encontraron en el lugar de batalla que eran sus bocas. Poco a poco lo fue conduciendo hasta la pared más cercana, estampó su espalda contras esta. El beso se mantuvo durante todo el tiempo que a Hanamichi le tomó desabrochar el cinturón y pantalón con una mano

-voltéate-ordenó después, con una sonrisa

Akira no necesitó que se lo repitiera dos veces para acatar el pedido. Se volvió y apoyó sus manos contra el helado muro

-está fría-murmuró a sabiendas que muy pronto sus palmas se congelarían

-te aguantas aunque se te hele el trasero-con rapidez se encargó de bajarle los pantalones y ropa interior hasta la altura de la rodilla-...pero todo es parte del morbo-agregó luego mientras se desabrochaba su pantalón y sacaba su miembro que comenzaba a endurecerse

Akira sonrió, era la aventura más loca que haría junto a él, ya lo habían hecho varías veces, pero siempre en un lugar más acogedor que la intemperie de un amanecer de fines de invierno

Muy pronto sintió en su trasero, que empezaba a sentir las inclemencias del viento helado, una pieza de carne cálida le acariciaba en un juego que Hanamichi iniciaba con tal de excitarlo

Hanamichi se tomaba su tiempo, con una de sus manos acariciaba  la prieta nalga de su novio, mientras continuaba su juego hundiendo con suavidad la punta de su miembro en el ano, de forma amenazante pero sin intensión de penetrar profundamente

-sabes que todo ese jueguito tuyo hará que me entuma-reprochó el ojivioleta

-no eres sincero-murmuró, acercó su boca a su oído apegando en el acto su pecho a su espalda-sé que lo quieres dentro de ti-apuntó en un murmullo sensual, pero no le dio tiempo para responder, de una sola estocada penetró violentamente en su interior de modo que Akira tuvo que morderse los labios para no emitir un fuerte grito de dolor agudo

-¡mierda Hanamichi!, te excediste esta vez-reprochó  de nuevo

-siempre lo mismo y al final terminas disfrutando el doble-se burló el pelirrojo

Akira  sólo entrecerró los ojos, a veces la verdad implicaba quejarse en silencio. Hanamichi por su parte, con una sonrisa victoriosa por lograr acallarlo, esperó un momento hasta que lo sintió relajado. Comenzó con movimientos suaves, que en un principio provocaban un quejido entre dientes del moreno, pero que poco a poco fueron transformándose en gemidos de placer...respirando contra su cuello fue aumentando el ritmo, Akira se apoyaba con fuerzas en el muro, pero ya no sentía frío, sentía un calor que aumentaba su intensidad de forma proporcional a al placer y a los movimientos de Hana. Akira gemía y Jadeaba expulsando al exterior el aliento que daba contra el muro que se descongelaba provocando pequeñas gotas que lentamente comenzaban un recorrido hacia abajo, al menos él ya no podía retenerlo más y se vino antes que Hanamichi, que de desbordó dentro de sus entrañas después de que alcanzara un ritmo frenético y fuerte.

 Hanamichi respiró contra la nuca de Akira un par de segundos para luego sacar su miembro de su interior. Sonrió malicioso al pensar cómo se las arreglaría todo embardunado con semen, y mientras éste permanecía apegado de frente a la pared,  le subió las ropas rápidamente

-se te congelaría el alma si no lo hacía- le explicó tras su acto

Akira frunció el ceño, su ropa quedaba inminentemente manchada con los fluidos de ambos, sería un tanto molesto pero tal vez lo mejor dada las circunstancias. Terminó de abrocharse lo pantalones por si mismo mientras Hanamichi le imitaba, para después de terminar, cogerle las manos

-están muy frías-murmuró al contacto

-no importa, yo quise hacerlo-

Hanamichi le atrajo hacia si estrechándole en un abrazo-te quiero Akira, lo suficiente como para haber hecho esta locura.

-y yo a ti-respondió sonriente. Su rostro que hasta entonces denotaba emoción por oírle decir sus sentimientos que le correspondían, fue cruzado por una sombra. Se tornó serio y tal vez desesperanzado, más lo ocultó aferrándose con fuerza a su abrazo mientras escondía su rostro en su cuello.-me iré Hanamichi, ya es seguro que nos mudamos de ciudad-

-¿Cuándo? ¿A dónde?-preguntó el pelirrojo sorprendido

-a Tokio, mi padre ya compró una casa y ha puesto en venta la que tenemos aquí, nos mudamos la semana que viene-explicó desganado

-pero es muy apresurado ¿Qué va a pasar con la escuela?, aún te queda un semestre.

-tú lo has dicho, es sólo un semestre y  mi padre ya me dijo que halló un buen instituto donde trasladarme-dejó escapar un fuete suspiro-...lo tenía todo fríamente calculado, a mi madre y a mí nos anduvo con divagaciones todo el tiempo hasta esta tarde que nos dio la sorpresa.

 -sabes que eso significa que ya no nos veremos-dijo Hanamichi desalentado

-lo sé-otro suspiro-no puedo ir contra las decisiones de mi padre, no hasta que sea mayor de edad y me las arregle por mi propia cuenta.

-no me gusta esa idea, si bien ahora que estamos cerca es difícil que estemos juntos imagínate estar separados, jamás nos veremos como ahora-Hanamichi viró el rostro-no sé qué va a pasar desde ahora en adelante con lo nuestro-

-yo voy a seguir queriéndote -aseguró

Hanamichi lo separó y miró serio

-lo dices por ahora, pero cuando el tiempo pase y no nos veamos es seguro que uno de los dos se olvide del otro-

-estoy seguro de lo que digo, no importa cuándo ni cómo pero intentaremos volvernos a ver-dijo y esperó expectante la respuesta de Hanamichi quien sólo acercó su boca de nuevo y lo besó suavemente en un contacto que duró mucho rato, parecía que ninguno quería separarse mientras en la ciudad continuaba cerniéndose  una fría estela de hielo que congelaba todo a su paso a medida que se formaban delgadas capas una tras otra.

Al separarse bocas, Hanamichi le dijo:

-yo no estoy seguro de nada de lo que vaya a pasar desde ahora....quiero que sepas que siempre estaré al pendiente de un llamado, una visita o una oportunidad que se me dé para ir a verte a esa ciudad-

-lo sé Hana, se darán las oportunidades...-

Hanamichi sonrió y se separó del otro cuerpo, le cogió la mano

-es tiempo de comenzar a andar, hace mucho frío y creo temer que nos ganaremos una gripe por estar aquí afuera-

Asintió iniciando la marcha por el mismo lugar desde donde vino. La mano de Hanamichi no estaba fría sino muy cálida y a veces apretaba con fuerza sus dedos entrelazados. No hablaban durante el trayecto pero se miraban demostrando todo el cariño el uno por el otro

Al llegar a una cuadra de distancia de la casa Akira, Hanamichi se puso frente a éste y le dio un último beso de despedida.

-nos veremos de nuevo, aún hay noches para escaparnos y encontrarnos como siempre-

-siempre y cuando no haga tanto frío como ahora-

-entonces nos olvidamos de eso, la tv anunció que la onda polar duraría toda la semana-dijo sonriente

-aguafiestas-criticó divertido

-no vemos, y ya regresa a tu casa que no quiero que te enfermes-aconsejó serio el pelirrojo

-te quiero Hana-repitió, no se cansaría de decírselo más ahora que se acercaba el día en que se separarían

-yo te quiero a ti- le besó la frente, soltó la mano y dio media vuelta para irse a su casa

 

Fin recuerdo

 

-Hanamichi-susurró en voz baja

Nunca hubo un siguiente encuentro en las  noches que le quedaron antes de marcharse, tal como había dicho Hana, se advertía una onda polar que cada día aumentaba en intensidad. Lamentaba que hubiera sido así como también el hecho de que finalmente el distanciamiento fuera total; no hubieron llamadas ni las visitas esperadas, como si las circunstancias se hubieran encargado de decir "no" a aquella relación tan magnífica que llegaron a alcanzar, en que se hicieron amigos después de haber sido rivales en la duela, y de allí, a ser novios a escondida de todo y de todos, con el único fin que la relación no llegara a la boca de su padre y éste se encargara de meterlo a un reformatorio militar como había prometido si alguna vez sabía que mantenía relación con otro hombre.

Dos años desde ese entonces, desde esa noche que ahora volvía a su memoria  con el sólo hecho de ver un cielo tal como lo vio a la mañana siguiente después de ese encuentro en las calles de la ciudad

Respiró con fuerza y exhaló con la misma colgándose el bolso en el hombro. Iba a cruzar la calle  cuando consultó su reloj pulsera, eran las 11: 25, le quedaba el tiempo justo para comprar el boleto y abordar el tren, pero dudó en dar un paso más allá del lugar donde estaba.

Sonrió y negó con la cabeza. Estaba pisando el mismo suelo que pisaba Hanamichi, su casa no quedaba más allá de diez calles separada de la estación. Por fin estaba de vuelta en Kanagawa y no era consciente que se había dado la oportunidad de tenerlo más cerca que nunca, decirle que a pesar del tiempo sus sentimientos hacia él no habían cambiado en casi nada con respecto a hace dos años atrás

-"si voy a verte..."-pensó

Miró la estación después el cielo y se decidió. Giró sobre sus talones y comenzó a andar rápido, con decisión y sin preguntarse cómo le recibiría el pelirrojo. Sin pensar que quizás otro ocupaba el lugar que antes tuvo en él.

Al llegar frente a su casa, respiró profundo antes de ingresar a su ante Jardín para luego llamar un par de veces a la puerta. Su corazón latía acelerado a la espera de que alguien abriera, podría ser su madre, podía ser él, Hanamichi, quien lo hiciera. Él estaba a la expectativa de que fuera éste último...

La puerta al abrirse, dejó a la vita la figura de un fornido pelirrojo que mostraba un aspecto un poco más maduro, piel más bronceada y cuerpo más definido por arduos entrenamientos...pero allí estaba, tan adorable como siempre y como siempre para él, con una sonrisa al reconocerle

-fueron dos años-le dijo sin mediar en saludos

-¿algo ha cambiado desde entonces?-preguntó Hanamichi

Negó con la cabeza

-pienso lo mismo -dijo Hanamichi, sonriendo con su mejor y más bella sonrisa

Akira supo que para él tampoco nada había cambiado...

 

 

FIN

Notas finales: Chau

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