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GUERRAS I por pionguis

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Notas del fanfic:

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Primer xot de la serie en un intento de trabajar el humor.

Notas del capitulo:

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Los Personajes de Harry Potter no me pertenecen. Derechos reservados a J.K.Rowling y la Warner

Episodio 1.0

Severus vs. Gryffindors

  Era bien sabido por todos que Severus Snape odiaba a los Gryffindors y era también bien sabido que su odio era reciproco. La relación era y sería siempre así. 

Severus tuvo que soportar a: “los más estúpidos y arrogantes seres humanos que se creían sus iguales”, teniendo que soportar su fastidiosa presencia, sus ridículas e inagotables bromas y burlas, sus risas bobas y los ostentosos colores que los simbolizaban  toda su estupidez. Sí, los Gryffindors eran estúpidos.

 En opinión de Severus, los Gryffindors no deberían ser llamados leones, sino más bien borregos, ya que seguían sin pensar al que llevaba el cencerro, berreando sin parar sin el cerebro suficiente para pensar por sí mismo y andar su propio camino. Y aun cuando él, con toda la “amabilidad posible” y sin esperar ningún beneficio para sí, les había comentado este hecho con la esperanza de que reaccionaran, mas todo había sido inútil, los Gryffindor simplemente eran estúpidos. 

Los Gryffindor odiaban a Severus por algo más. Para ellos Severus no era sólo su profesor de pociones, también era su dolor de cabeza. Era injusto, demasiado exigente, muy serio y hasta temible.Por generaciones habían sido tratados por él como inútiles, según sus palabras: ”desperdicios humanos”.

Lo odiaban pero le temían y la única forma de enfrentarlo en esta injusta guerra era mediante la venganza.Lo peor del caso era que dicha guerra no tenía fin. Año tras año, día tras día la pelea continuaba; lo extraño era que la mayoría de las veces olvidaban por que peleaban. Los chicos sabían que no ganarían ante un profesor y héroe de guerra; mucho menos y por que a pesar de todo lo respetaban. Al menos un poco.

 Y Severus creía que no tenían remedio; no había poción, encantamiento o hechizo que pudiera ayudarles… Bueno, tal vez un avada… pero nunca se decidía a “ayudarles”, al fin y al cabo nacieron tontos y tontos morirían.Y así, con cada amanecer un nuevo enfrentamiento de estas dos fuerzas daba inicio. 

Era la mañana del 28 de Octubre, y como cada año, la emoción del día de brujas era demasiada.

Los jóvenes corrían en pequeños grupos por todo el castillo con sonrisas en sus rostros,  repentinamente; algunos de ellos fueron bañados repentinamente por moco de troll,  justo en medio de un partido de cricket entre gigantes llevando así sus cuerpos de un lado al otro del campo, notando una presencia a su lado volteó sin dejar fantasear

 -Buen día profesor Snape

-Buen día Draco- se volvió hacia él con una sonrisa y no supo exactamente que pasó, pero vio en su alumno una extraña reacción.

 Ambos se miraron fijamente por un momento, apenas un segundo, luego Draco le sonrió de vuelta y se marchó.Pensó si debía seguirlo para asegurarse de que estuviera bien, pero desistió dejándolo ir, estaba demasiado cansado para ir.

 Caminó por los pasillos con la intención de llegar a su oficina, por esta ocasión prefería no asistir al desayuno, ya que sería más una tortura que un alivio; seguramente el comedor estaría repletó de gente… y Gryffindors, que para colmo de males, en esta época se comportaban como focas en celo.

 Dio vuelta a la esquina y pudo ver la puerta de su oficina, caminaba como si el regalo prometido se encontrara detrás de ella; y ya casi llegaba cuando una insignificante criatura osó estrellarse con él, en su intento de llegar a quien sabe donde; entonces sintió un viscoso y frío liquido se escurría sobre su fina capa y parte de su pantalón.

 Cuando vio su amada capa negra manchada de aquel amarillento líquido algo en él explotó. 

Fijó su vista en el inmundo monstruo frente a él, con un único pensamiento en su cabeza: “debe ser un Gryffindor”. Su despeinado cabello negro le recordó a un muy odiado compañero de clases, sus gafas a un muy odiado alumno y sus muy perdidos ojos se le figuraban los de un sapo drogado, justo como los que usaba en sus pociones; con el uniforme grande y la torpeza impregnada en su ser. Pensó en vengarse, meterlo en su oficina y convertirlo, no, hacerlo salchichas, bajarle mil puntos o hacer que le expulsen, pero luego pensó que suficiente castigo tenía con ser él mismo, tenía que ser Gry… Entonces notó su bufanda de rayas amarillas; era un Humpleffut, que era casi lo mismo, pero más cobarde. -         “De parientes Gryffindors seguro”- pensó con odio. Miró con repugnancia al tembloroso “enano” y frunciendo el ceño se dio la vuelta y se fue.

 El chico quedó estupefacto ante el acto del temible profesor de pociones, quien le había dejado libre luego de manchar su capa favorita, ¿o la única? Bueno, siempre vestía igual… Como sea, había salido vivo e incólume de aquel encuentro, eso era noticia… o el anuncio del fin del mundo… Pensó por un segundo y viendo más probable la segunda opción, echó a correr como alma que lleva el diablo rumbo a su habitación con la intención de esconderse debajo de su cama; mientras gritaba con todas sus fuerzas que el mundo se acababa.

 Por su parte Severus entró bastante enervado en su despacho.¿Podría haber más torpeza en el mundo? Se cuestionaba mientras se sacaba su capa manchada-“claro”- pensó, existía Lomgbotton.Sonrió ante el recuerdo de la cara del chico cada vez que se acercaba a él, pensó en buscarlo, sólo para animarse un poco, pero tuvo que desistir pues lamentablemente fue llamado a una junta, así que se fue a lavar la cara para quitarse las gotas de la sustancia que le derramó ese mocoso.

Ató su cabello en una coleta baja y salió rumbo a la dirección. 

 %%%  

 Era por todos sabido que Harry Potter era gay, si gay.La pobre de Chang lo descubrió en su beso, en eso y en como le lloró  a Cedric cuando murió  o como le miraba cuando aún estaba vivo.

 Ginny lo descubrió cuando, en una noche en que Harry tomó de más, decidió confesarle sus sentimientos de una forma un tanto… física, a lo que el chico le respondió con un:

-¿Charlie? Antes besabas mejor- y desde entonces y para siempre Ginevra Weasley dejó de seguir a Harry Potter. 

El resto del mundo mágico lo supo cuando “accidentalmente” Rita Skeater encontró a Harry con Benjamín Fawles en una posición comprometedora; cabe mencionar que las fotos ocuparon cuatro páginas y el número se reimprimió tres veces. 

El problema no fue aquel, el problema era que Harry había visto “carne fresca” paseándose coquetamente por el pasillo, y como todo un lobo cazador, fue tras ella.Seducido por ese excitante movimiento de caderas y esa espalda ancha cubierta por una camisa blanca, el objeto de su deseo llegó al último piso y se preguntó que haría ahí.

Lo ignoraba, y francamente no le interesaba averiguarlo hasta tenerlo entre sus brazos.Y así fue como el león se abalanzó contra la presa, sujetando su cintura y poniendo su cabeza contra su nuca inhalando su exquisito olor.

 -¿perdido hermoso?- preguntó con voz seductora.

-¿Está usted cómodo señor Potter?-soltó a su presa mientras su fantasía moría.¡Qué había pasado! Debió haber oído mal, por que la voz que él oyó era la de Snape, Snape,  el nada atractivo profesor de pociones, el odioso y grasiento profesor de pociones que no podía oler así de bien, que no podía tener ese pelo, esa espalda y definitivamente no podía tener un trasero así de bueno. El hombre en cuestión se dio la vuelta y Harry quedó boquiabierto. ¿Qué rayos hizo Snape para verse… decente? 

-Yo lo siento- y para su mayor vergüenza, su voz chilló un poco- no era mi intensión, yo… era una equivoación

-¿Entonces todas las cosas lindas que me dijo  fueron falsas?- preguntó en tono dolido y aparentemente inocente

-Yo…- Harry sólo pensaba en lo que veía, no sabía lo que había sido pero se veía genial, sin embargo era un maestro… ¡era Snape! Severus se acercó a él y Harry no pudo resistirlo más, y sin pensar, como solía hacer las cosas, lo tomó de la camisa y lo jaló hasta que sus rostros quedaron muy juntos. 

-¡Señor Potter!- escuchó la angustiada voz de MacGonagall.

La escena era por demás malentendida

- ¡suelte ahora mismo al profesor Snape!- Harry la obedeció en seguida- ¡esto es inaceptable! ¡Pero ya lo veré después, ahora vaya a clases! 

Harry asintió y reprochándose por lo que acababa de hacer empezó a caminar, volteó y como si fuera un extraño sueño vio a Snape guiñarle un ojo y mandarle un beso.¿Fue real? No lo sabía, pues desde hace diez minutos estaba perdido. 

 %%%  

Severus estaba feliz, no, radiante de felicidad era el termino adecuado. Todavía no podía creer que el imbécil Gryffindor, hijo del imbécil Potter hubiera creído su actuación. ¡Rayos, si tan sólo pudiera ver ese rostro de nuevo! 

Llegó con MacGonagall a la dirección, es donde les esperaba los demás profesores, la junta era para ver la propuesta de una fiesta de disfraces, la mitad estaba a favor y la otra mitad en contra, pero Severus estaba demasiado ensimismado para saberlo.

Una mano sacudió su hombro con cuidado sacándolo de sus pensamientos, sonrió en respuesta impresionando a todos.

-Perdón, estaba distraído. ¿Qué pasa?

-Te preguntábamos si estas de acuerdo en la fiesta de disfraces- dijo MacGonagallEntonces, y contra todo pronostico, respondió: “sí”, todos quedaron en silencio mirándolo como si se hubiera vuelto loco, y francamente quien no lo creería.

Sin embargo, el hombre ni siquiera se dio por enterado, se irguió disculpándose y salió casi brincando. Llegó al aula de pociones y vio que ya estaba lleno, la clase era de Slytherin y Gryffindor, se sentó en un asiento a observarlos por un momento; ¿Por qué siempre le tocaban en la primera clase?

Fijó su vista en el idiota de Weasley, el cual trataba de tragar algo sin que él lo viera; vio a la tonta de su novio reprendiéndolo, esa se creía mejor que el otro; siguió su inspección; Lomgbotton estaba tan tenso que seguro si se acercaba explotaría; Draco estaba tan tranquilo como los demás Slytherin; y también vio a Potter que trataba a toda costa de esquivar su mirada. Sonrió. Una grandiosa y genuina sonrisa. Si tenía que soportar dos horas con los Gryffindors, mínimo tenía que buscar algo con que entretenerse.

-Señor Lomgbotton,- y como era de esperarse, el chico dio un brinco en su lugar- ¿cuánto es el máximo tiempo que tarda en surtir efecto una poción analgésica?

-Cin- cinco minutos, señor…- dijo titubeante

-Muy bien, puede irse- contestó con parsimonia. 

El chico, visiblemente aliviado y extrañado, asintió y guardo sus cosas con nerviosismo. Severus se olvidó de él y se dirigió a Finigan, el chico respondió correctamente y también le permitió irse.

Así fue preguntando a cada alumno hasta que sólo quedaron Weasley, Malfoy, Crabbe, Parvati Patil y Potter.Se levantó de su asiento y se paró delante de Harry, esta vez el chico no pudo evitar mirarlo. 

-Señor Potter, ¿Está usted ocupado ésta noche?- dijo con suavidad, tomó su mano sin importarle la presencia de sus demás alumnos. La cara de Potter enrojeció inmediatamente, y con dificultad el chico respondió:

-… No… No, señor

-Excelente… Entonces usted y el señor Weasley pueden lavar todos los calderos de la clase- puso en su mano un cepillo y se enderezó-, los demás pueden retirarse. 

¿Qué le pasaba a Snape?, nadie lo sabía y tampoco iban a quedarse a averiguarlo, sólo un idiota dejaría pasar la oportunidad de dejar antes el aula de pociones; así que tomaron sus cosas y se fueron.Harry más desconcertado que ninguno, prefería al antiguo Snape, pelar contra este era casi imposible.

Por la noche Ron y él regresaron al aula de pociones para cumplir con lo ordenado, ¿Por qué no había sido un castigo, o sí? 

-Trabaje señor Potter, ¿o es que piensa observarme todo el tiempo?- inquirió cínicamente haciendo que ambos jóvenes abrieran la boca sin saber que decir.

Severus sonrió ante su gesto. Definitivamente la guerra había sufrido un cambio radical, ahora los castigos serían otros, y más largos, sí más largos, y más entretenidos...

Tocaron a la puerta y pronto la imponente figura de Lucius Malfoy apareció frente a ellos 

-¿Listo?- preguntó a Severus, sin decir nada éste se levantó, tomó su capa y se acercó a los chicos.

-Que queden relucientes- les dijo con sorna para después marcharse.Cuando se hubo ido, Ron y Harry respiraron aliviados.

-No sé como alguien puede fijarse  en él- comentó Ron mientras tallaba un caldero especialmente sucio, preguntándose si era de Neville Harry sólo suspiró pensando que la guerra continuaría… y los juegos sucios también   

 


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