Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

"Feliz cumpleaños... Matt..." por Aakireh

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

One-shot MxM

Wammy's house.

 

Notas del capitulo:

Este one shot es independiente de mis otros fics. La historia tiene ciertas variantes. Es como un instante perdido en la casa Wammy.

 

Lo dedico a mi primis por su cumpleaños y por ser tan linda conmigo, siempre aportando ideas y leyendo mis fics.

No dejaba de mirar su calendario disimuladamente con el rabillo de los ojos. El sabía que la fecha había llegado. Esa fecha. No era cualquier fecha. Pero nadie debía saberlo. Nadie debía notar su ansiedad porque ese momento llegara pronto. Solo podía pensar en la manera en la cual podría hacerle saber lo mucho que lo apreciaba sin decirlo mientras daba vueltas interminables por su pequeña habitación el orfanato. Desde la ventana podía ver a Matt siendo arrastrado hacia el césped que tanto odiaba. No le gustaba mucho salir, pero el anciano Roger lo obligaba de vez en cuando. Era el momento perfecto para pensar en algo.

Su cabeza estaba en blanco. Jamás había sido bueno para eso. El pelirrojo hacía que algo se moviera en el. No sabía exactamente que era. Pero sabía que no era como las demás personas. Le gustaba mirar su rostro serenamente concentrado tras aquel aparatito electrónico que jamás abandonaba. Con sus mejillas ligeramente rosadas y su cabello lacio y sedoso cayéndole sobre la frente. Pero sobretodo lo que más le intrigaban eran sus ojos. Eran unos ojos del verde más intenso. Cuando miraba en ellos deseaba perderse en aquellos luminosos espejos que reflejaban algo que no podía descifrar. Cuando Matt lo veía, parecían perderse en el tiempo.

Pero no había mucho tiempo para divagar en sus sentimientos. Tenía que hacerlo o explotaría. Pero no podría decirle nada. Era algo que jamás saldría de su boca. Entonces se sentó con sus labios torcidos en una mueca bastante amarga. Quería hacerle sentir a ese tierno niño que siempre aguantaba sus bromas, que era el mejor amigo que alguna vez había tenido.

Le llevaba el demonio porque no tenía nada en mente. Le daría chocolates si no supiera que los detestaba. Solo a él le podrían gustar los chocolates en exceso. ¿Videojuegos? No sabía nada de videojuegos. Podía ser el número 2 en wammy’s pero ese era un campo que solo el numero 3 conocía a la perfección. Entonces se le iluminaron los ojos. Tenía que poner manos a la obra antes de que Matt volviera y lo buscara.

Tenía el regalo perfecto. Se trepo la barda de wammy’s con el dinero que había sacado de un pequeña alcancía. Llevaba una sonrisita en el rostro que a pesar de su carácter lucía con orgullo. Sabía que ese día era el día para redimirse. Para poder ser, aunque fuera por un pequeño momento, el amigo que en verdad quería ser para Matt. Esa persona que el pequeño tímido gamer merecía. Siempre siguiendo sus juegos. Siempre siendo reprendido por su culpa. Fiel a sus pasos. Jamás lo dejaba solo. Aunque no platicaran mucho de las cosas, se comprendían. Solo bastaba con un mirada para saber lo uno pensaba y el otro solo asentía. El viento frio de la mañana no detendría su caminar. Primero saqueó la tienda de chocolates y luego se dirigió a otro lugar.

Mientras caminaba, por su mente pasaban imágenes vividas como sacadas de una película de su único amigo preguntándose como era que había llegado hasta ese punto. Mello jamás había tenido un amigo, ni había querido tener uno. Había sido una amistad que se había dado por accidente. Poco a poco se había ido cultivando sin querer hasta que esos ojitos de cachorro conquistaron el corazón de piedra de un rubio que se aferraba tras una barrera de hielo. Simplemente no se pudo resistir. Por más que lo maltratara. Por más frio que se portara con él. Por más que lo ignorara. Matt siempre volvía a su habitación a estar ahí, con él. Siempre seguía sus juegos unos cuantos pasos atrás. A veces, solo a veces cuando llovía, iba a su habitación cuando mello dormía. Mello disimulando dormir profundamente se dejaba abrazar por aquel niño temeroso de los truenos que azotaban con fuerza la vieja casona. El recordar la respiración de Matt tan cerca de su cuello, hacía que su corazón se acelerara.

Ahí afuera, en la ciudad donde nadie lo conocía, no notarían la enorme sonrisa que se le dibujaba en el rostro mientras recordaba tiernos momentos junto a él. No existían esos dogmas y las infinitas prohibiciones en si mismo hacía esos pensamientos. No reprimiría sus sentimientos. Se sintió libre. En su mente era libre de sentir y pensar lo que le diera la gana. Aun no era tiempo de volver a la realidad. ¡Que más daba! Entonces entro a la tienda... miro y miro. Pensando en que le gustaría a el mas, los tomo del aparador y salió de la tienda casi saltando. Deambulo sin rumbo por las infinitas calles de sus fantasías antes de volver a casa. Con una sola cosa en la mente. Matt.

Entonces se detuvo de golpe. La mirada se le heló por unos minutos que transcurrieron lentos como si fueran millones de años. Se quedo estático a una calle del orfanato para niños especiales al que jamás llamaría hogar aunque viviera ahí su vida entera. La realidad le pegaba como un mazo al corazón. Mello no podía dejarse flaquear por sus sentimientos. Se negaba a volver ahí, pero tenía que hacerlo. Se morderían los labios y se apretaría los puños, antes de mostrar cómo se sentía en realidad. Solo sabía que quería volver porque Matt estaría ahí esperándolo. Una vez que atravesó el jardín busco disimuladamente con desesperación a Matt. No estaba. La sangre le bajo a los pies en un solo instante.

Corrió. Corrió sin importarle quien lo mirara. Con sus cabellos golpeando su cara lo buscó. No estaba en su habitación. No estaba en el cuarto común. No estaba en la biblioteca. No estaba en ningún lugar. Parece que Mello había perdido la noción del tiempo haya afuera en la ciudad que había olvidado que no debía demorar. La noche caía y Matt no estaba por ninguna parte. El corazón se le hacía añicos. Se sentía culpable. Quería gritar su nombre. ¡Quería gritarle que en donde carajos estaba escondido! Busco en los closets por todos lados.

Cuando calló la noche, rendido por el cansancio decidió tomar algo de aire. En el jardín se sentía una brisa bastante fresca. Dejo que el viento volara la única lágrima que su orgullo había dejado escapar, allá afuera, lejos de todos. Camino muy despacio hasta perderse en los arbustos. La quietud era abrumadora. Pero no deseaba estar con nadie. No podría estar con nadie sabiendo que por su estupidez de dejarse llevar había olvidado lo más importante. Estar con su mejor amigo en su cumpleaños. Una vez que sintió que nadie lo escucharía soltó todo aquello que le oprimía el corazón. “perdóname Matt” Miro fijamente el regalo mal envuelto que tenía sobre el pasto al pie de sus rodillas. Estaba un poco mojado por el rocío del inmensamente verde césped. “Yo solo quería que supieras lo mucho que... yo... que... yo...” las palabras se ahogaron en su garganta. Ya no podía decir más. Solo escapo una huérfana lagrima de sus ojos para morir atrapada en la manga de su pijama negro al hundir su cara en el. El tiempo una vez mas volvió a desaparecer mientras él se perdía en sus lamentos.

Entonces escuchó un ruidito. Primero fue como un suspiro, un ahogado murmullo de una agonía moribunda. Punzocortante y dolorosa. Al principio no subo que era. Rápidamente se puso de pie y su rostro se transformo una vez más en el del Mello de siempre. Entonces lo miró. No muy lejos de él se asomaba una playera de rayitas que tanto conocía. Una silueta hundida en la hierba se dibujaba contra el campo y los arbustos ligeramente mojados. Los sollozos se hicieron más fuertes. Entonces murmuro algo apenas audible. La respiración entrecortada no le dejaba distinguir bien un “Te estuve esperando”. Era Matt y estaba llorando.

El corazón se le hacía pedazos de verlo ahí. Tan débil y tan destrozado. ¡Por su culpa! Sintió tanto coraje hacia sí mismo, hacia su distracción. Maldijo el haber perdido tanto tiempo pensando allá afuera. En su egoísmo de seguir soñando lejos de la realidad. Entonces se acercó como no queriendo. Postró sus rodillas en el pasto frente a Matt. Matt no quería mirarlo. En aquellos ojos hacía resentimiento, pero a la vez había dolor. Lo único que había deseado de cumpleaños había sido estar con Mello. Entonces estiro sus manos, frías y pálidas hasta rozar la suave piel de Matt empapada en lagrimas. Con un movimiento delicado le levantó el rostro. Aunque los ojos de Matt desistían de mirarlo, lentamente vencieron la pena y se toparon con los ojos de tormenta del aquel niño rubio que no parecía ser el mismo.

Entonces secó sus lágrimas. Sin decir nada, sus ojos susurraron un perdón. Sus manos se estiraron hasta acercarle un paquete pequeño ya un poco arruinado por el casi intangible chipoteo de la lluvia tardía. La envoltura estaba torpemente anudada con una cinta. El papel, ya mojado, tenía figuritas de acción. Matt miro aquello con sorpresa. ¡Era un regalo! Pero no un regalo cualquiera, era un regalo de cumpleaños y era de Mello. Aquella agonía se convirtió en felicidad. Los destellos de sus ojos adornaron su carita redonda y sonrojada. Mientras Mello no hacía más que mirar esos labios que por el llanto estaban hinchados y rojizos. En cierta forma pensó que eran bastante deseables. Se dejo hipnotizar por ellos para disimular el ansia que lo carcomía por dentro.

Rápido y sin pensar destrozó el papel para ver que había dentro. Entonces entendió todo. Mello no lo ignoraba de veras. Aunque el silencio era prominente, era como si este le contara sus secretos. Que apreciaba los detalles hasta el más mínimo. Los sostuvo entre sus manos como el tesoro más preciado del mundo. Aunque no comprendiera bien en si el objetivo de aquel regalo no dudo un instante en ponérselos. Cuando Mello lo miró quiso volver sus ojos un tempano porque sabría que no soportaría aquella mirada de cachorrito que lo buscaba. Lo derretiría hasta los huesos. Tenía que ser fuerte y disimular. Antes de que su cuerpo obedeciera esa orden insistente de ponerse de pie y marcharse fue asaltado por un cuerpo cálido. Le robó un suspiro instantáneo. El corazón al principio pareció detenerse, pero era un engaño, latía más fuerte que nunca. El corazón de Matt tan junto al suyo latía al mismo son. Esa calidez que lo inundaba no podía comprarse con ningún sentimiento en el mundo. Lo invadía y le ablandaba el alma. Deseo quedarse así toda una vida. Fue entonces cuando supo que no querrían separarse nunca aunque jamás lo aceptaran abiertamente. Se llevarían el uno al otro en el corazón sin importar la distancia o el destino. Matt jamás se separó de esas gafas tan chistosas que Mello le había regalado. Le recordaban el mejor cumpleaños que alguna vez hubiera tenido. Le arrancaban una sonrisa de su corazón cuando volvía a recrear esa calidez y ese brazo en sus pensamientos. Entonces Mello sonrió feliz para sí. Había logrado su objetivo. Le había hecho saber a Matt cuanto le importaba en realidad sin pronunciar palabra alguna.  

Notas finales:

Feliz cumpleañooooss PRIMISSS!!!

 

p.d. tambien le mando saludos a Kiss_me_matt

porque es una Matto que quiero mucho y que tambien siempre lee mis fanfics y platicamos bien shido.

 

Creo que Kiss me matt y Primis deberian conocerse. :D

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).