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Múltiples visiones para partículas rostizadas por el amor por Tabitha

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Notas del capitulo: Me parece que este es el capítulo más largo de todos... y es una especie de introducción hacia la personalidad de la protagonista...

Mientras una muchacha paseaba por aquel caminito estrecho veía a lo lejos algo que llamaba poderosamente su atención; eso era… sí, ella estaba completamente segura de lo que era, no podía evitar sentir una emoción enorme, se acercaba cada vez más y más y ya no aguantó las ganas, así que empezó a correr a toda velocidad hacia su objetivo, una pizza gigante de jamón y piña no se podía desperdiciar de ningún modo y mucho menos si era del tamaño de una rueda de Chicago, de esas que hay en los juegos mecánicos; ya estaba muy cerca y de pronto vio que la pizza comenzó a correr, le salieron unos palitos de ajo que utilizó como patas y emprendió la carrera, la muy bandida; la muchacha la perseguía, quería comérsela, se veía tan apetitosa y tan… grande, la muchacha pensaba “dios, que velocidad tiene la maldita pizza, no se deja alcanzar” ya empezaba a desesperarse y justo ahí fue cuando vio a Mickey Mouse que corría junto a ella y le daba ánimos para que continúe, le agradeció muy gentilmente y mientras seguían corriendo se les unieron Madonna y Marilin Manson que gritaban su nombre cómo si trataran de incentivarla a que no se rinda, la pizza estaba muy cerca, ya estaba a sólo centímetros de poder morderla… 

- ¡¡Lía, Lía!! 

- Madonna, no me grites en la oreja – balbuceó la muchacha. 

- ¿Madonna? ¡¡Ya despiertaaa!! 

- ¿Todavía no se despierta? – preguntó su madre, haciendo una mueca por demás conocida, ya que esta situación sucedía muy a menudo.  

- Sólo quiero comer un metro cuadrado de la pizza de Chicago – balbuceó nuevamente la susodicha. 

- Ahí lo ves, todavía no – respondió el hermano que muy hábilmente sostenía un vaso lleno de agua con la mano derecha y un “charles” en la mano izquierda. 

- ¿Qué haces con ese vaso de agua? –le increpó su madre, mirando con algo de desaprobación al muchacho. 

- Le voy a salpicar un poco para que se despierte de una vez por todas. 

- No vayas a mojar la cama de tu hermana, Alberto. -   Como digas mamá – mientras cruzaba los dedos atrás de la espalda, y una vez que vio a su madre salir del cuarto, dejó el charles sobre el montículo de ropa y dijo muy bajito mirando a su hermana - claro que mojaré tu cama - y acto seguido le tiró toda el agua del vaso a la cara, haciendo caso a su propia predicción, mojando toda la cabecera de la cama. 

- ¡¡¡Imbécil!!! – musitó una sorprendida Lía, recién despertada de forma tan… digamos… ¿cruel? y cogió como autómata la pelota de vóley que estaba a su costado, para tirársela a su dulce hermanito. 

- Ya, no te amargues tanto, te ayudaré a secar.  -   Ya estaba a punto de comérmela. 

- ¿a Madonna? (¬¬) 

- No, a la pizza. (¬¬) 

- ¿? 

- Imbécil – dijo Lía nuevamente, esta vez con una cara de muy pocos amigos. 

- ¿Es la única palabra que te sabes? – repuso Alberto mientras salía de la habitación. 

- No – respondió la muchacha a toda voz - también conozco otras palabras que se te aplican muy bien, idiota, tarado, estúpido, mentecato, necio, bobo, tontonazo, sopenco, estúpido. 

- Ya dijiste estúpido – irrumpió en la escena otra muchacha, de pelos rubios, ojos verdes, sonrisa encantadora y en general actitud más agradable que la anterior. 

- ¿Y tú… quién diablos eres? (¬¬) 

- ¿Tú mejor amiga… quizás? – dijo la rubia, que conocía casi a la perfección cada movimiento de Lía. 

- Te voy a reportar con la policía por entrar a casa de otros por la ventana. ¿Sabes? hay un invento que se llama puerta. Y la gente normal, entra por ahí. 

- Ya, pero es más rápido por acá, además, estoy tan emocionada, que no me aguanté las ganas de verte, hoy es nuestro primer día en las prácticas de vóley –tirándose a la cama, al costado de Lía, a la que consideraba su mejor amiga. 

- Ah… esas prácticas. 

- ¿Cómo es posible que lo digas así? casi sin ganas ¿sabes que este año vendrá un veedor profesional y seleccionará a las mejores del campeonato para integrar el equipo de la selección nacional? 

- ¿Hmm? espera ¿el mismo que tendría que haber venido desde hace 5 años? – con una expresión irónica y terriblemente graciosa - eso nunca va a pasar, ya no deberías creer en esas cosas, ya crece inmadura – mientras se desperezaba mostrando en todo su esplendor su pijama de Tom y Jerry.  

- Ya, como sea, pero presiento que este año es el año. Y no seas tan descarada, no le puedes decir inmadura a nadie si sigues usando ese pijama (¬¬). -   ¿Qué tiene de malo? Ya, shhh, no digas más, que a lo peor y se recienten. 

- ¿Quiénes? – intrigada. 

- Tom y Jerry. 

- ¿Es en serio? ¬¬ 

- … – acariciándole las cabezas a los dibujos en la camiseta, en un acto que dejaba en clara evidencia su condición de friki total. 

- Das miedo. ¿No sé porqué sigo siendo tu amiga? y todavía preguntas qué es lo que tiene de malo (¬¬), pues… a lo mejor que son dibujos para niños… duh! y nos regalaron ese pijama cuando teníamos 11 y ya tenemos 15 años. De veras que no entiendo, ¿cómo eres tan popular? está bien, eres muy guapa, lo admito… pero de ahí a ser una sex symbol, siendo tan distraída y tan hmm, ¿como decirlo de forma amable? ¿rarita, a veces?  

- Ja, a lo mejor y en tu pregunta tienes la respuesta. Es que, existen tantas situaciones propias del ser humano, que por lo general son escondidas por falsas o inequívocas muestras de su comportamiento, creo que la personalidad de cada uno es tan extensa, que siempre van a quedar partes sin descubrir, ni interpretar, ni siquiera por uno mismo.  

- A lo mejor – hasta ahora le extrañaba que muy de pronto, así de la nada, Lía diera respuestas precisas en momentos oportunos, se preguntaba si fingía su inmadurez, o si simplemente era esa su forma de ser, lograba descolocarla, aún después de tantos años de conocerla - momentáneamente tienes brotes de madurez y hasta podrías pasar desapercibida como una adolescente norm--- ¿qué pasó? ¿por qué te quedaste tan pensativa? 

- O a lo mejor todos han sido abducidos por alienígenas y los que están en el colegio no son más que marionetas extraterrestres a las que les lavaron el cerebro y les pusieron como único objetivo el adorarme – dicho todo esto con una seriedad envidiable. 

- ¡Oye tú!… no me salgas con un comentario inteligente para luego decir cosas tan absurdas – lo último lo dijo casi gritando - no tienes remedio – casi dicho para ella misma. 

Lía entró a bañarse, dejando a Andrea con media frase dicha, le encantaba tanto hacerla renegar, la verdad del asunto es que ni ella misma entendía muy bien la razón por la que era popular con los chicos y chicas de su escuela, si al fin y al cabo es una chica bastante normal, porque el hecho de que se ponga a hablar con las piedrecillas de su jardín o que le haga preguntas raras a todo el mundo, la convierten en una persona bastante normal ¿verdad?.  Al terminar de bañarse, se cambió y bajó a tomar el desayuno, Andrea había desaparecido de la habitación, seguro que andará en la cocina robándose mi desayuno (¬¬) pensó Lía.  

- ¡Ya lo sabía! ¿No tienes comida en tu casa? 

- ¡Lía! deja de ser maleducada ¿no sabes decir buen día? – y dirigiéndose a una Andrea sonrojada - perdónala Andrea, ¿tomaste desayuno ya?

- No tía – respondió una Andrea sonrojada, a la vez que le lanzaba una mirada fulminante a su querida mejor amiga.

- Alberto, sirve una taza más – dijo la madre y dirigiéndose a Andrea - té con leche ¿cierto? 

- Sí tía, muchas gracias. 

- Si vas a quedarte a desayunar paga tu parte. 

- ¡Lía! que grosera eres – volvió a hablar su madre.  

- No soy grosera, si ella se queda, como un pan menos, porque ustedes son unos tacaños (¬¬). Así que, no es un buen día, por lo tanto, no puedo decir “buen día”. 

- Vaya forma de relacionar las cosas, pero es un excelente día, por fin comienzan las prácticas – dijo Andrea con una media sonrisa, sabía que su amiga le decía todas esas cosas sólo para fastidiarla y que de hecho disfrutaba verla molesta, y también sabía cuánto odiaba Lía hablar sobre vóley junto a sus padres, así que aprovecharía la oportunidad para devolverle el mal rato que estaba pasando. 

- Hmm, aunque pensándolo bien, deberías darme tu pan y entrar a régimen Andrea, ya sabes que en las prácticas se necesita estar bien ligera y no todas podemos comer lo que queramos y no engordar – precisó Lía, sin un ápice de enojo y con una cara de casi satisfacción a la expectativa por la respuesta de Andrea. 

- No todos podemos hacer eso hija, muy cierto, pero los que comen y no engordan también sufren de algún problema metabólico – dijo el padre de Lía, incorporándose a la mesa - Buen día Andrea. 

- Buen día tío – contestó una Andrea nuevamente sonrojada y volvió a querer matar a Lía con los ojos, quien reía por haber logrado su objetivo, amargar a su amiga. -   Estoy casi tan emocionada como ustedes, por fin comienzan sus prácticas. Cuando yo estaba en el colegio secundario lo único que esperaba eran las prácticas del equipo de vóley. 

- Tú caso no cuenta, porque estás loca madre - se apuró a decir Lía.

- Sí tía, yo también estoy bien emocionada. – Respondió Andrea, con una pequeña sonrisa, pero sin darle importancia al comentario que hizo Lía. 

- Este año definitivamente vendrá el cazatalentos de la selección nacional, y estoy casi segura de que ustedes entrarán al equipo. – continuó la madre, que se sentía feliz sólo con el hecho de conversar sobre la materia. 

- Ya, sigan ignorándome. 

- Lía como recogebolas – enfatizando la palabra recogebolas, dijo Alberto. 

- Imbécil. 

- Lía, estamos desayunando, por favor. Alberto deja de fastidiar a tu hermana. Todos sabemos que es una jugadora invaluable, no por nada es la capitana del equipo – dijo el padre. 

- Bueno, no me importa, pero ¿acaso no se han fijado en lo bien que juegan las del equipo nacional? ¿Lía sabías que estamos en el tercer lugar, de los mejores equipos del mundo? – respondió Alberto. 

- … 

- ¡Bah! No lo entiendo, si eres capitana, deberías por lo menos saber esas cosas – volvió a hablar Alberto con un tono algo aireado.  

- Ya no molestes más a tu hermana Alberto, seguro que ella sabía todas esas cosas y hasta más y no las dice sólo porque la nena es humilde como nosotros (ja!) y no le gusta restregarle en la cara nada a nadie – dijo la madre sin ocultar su emoción. 

- Síiii, seguro, por ejemplo, se sabe las medidas de todas las jugadoras. 

Justo cuando Lía saboreaba su único pan -por culpa de Andrea- con mantequilla y mermelada de fresa, escuchó lo que el imbécil de su hermanito había dicho y naturalmente se atoró, y cuando se sobrepuso lo miró con una cara de furia; la mesa que estaba tan animada se encontró de un momento a otro en pleno silencio. 

- ¿Estás bien? – le preguntó Andrea, como para romper el silencio que se había formado. 

- Sí. 

- ¿Qué dices Alberto? –preguntó la madre. 

- Ay… madre, digo que Lía seguramente sabe cuánto mide cada una de las jugadoras de vóley, y en estos tiempos la altura juega un rol fundamental en ese deporte. Y con lo baja que es mi hermana cucaracha, se siente acomplejada supongo… 

- Imbécil. 

- Lía, vuelves a decir esa palabra y te vas a comer con el perro. 

- ¿Cuál perro? No tenemos perro. 

- Es una expresión. 

- Si madre, pero la usan los que de hecho, tienen perro – Lía trataba de hablar de la forma más normal que era capaz de hablar en un momento como ese. 

- Hazle caso a tu madre. 

- … (¬¬) 

- Todavía no lo entiendo – habló lentamente su padre - si eres bastante alta, por qué tu hermano dice que--- 

- Julianna Mortuchano 1.96, Camila Spazzarello, Lianna Fortolucci, las torres de Italia 1.91 ambas, Jane Fountaine 1.93, Fernanda da Silva 1.89 y puedo nombrar a mil quinientas treinta y siete jugadoras más que andan “con la misma medida” - dijo Lía interrumpiendo a su padre, lo dijo de la forma más rápida posible, para salir del momento y agregó - madre tú mejor que nadie sabes de estas cosas. 

- Sí cariño, la nena tiene razón – hablándole a su esposo para luego dirigirse a su hija - pero no te preocupes, hay muchas jugadoras que miden alrededor de 1.70 , como ustedes, y lo hacen muy bien. Yo por ejemplo – fingiendo una risa de falsa modestia. 

- Yo mido 1.67  Tía. 

- ¿Quién te preguntó? (¬¬) 

- Lía, ¿no te da vergüenza ser tan inmadura?  

- ¿Y a ti? ¿no te da vergüenza ser tan im--- im… imberbe? –bajo la atenta mirada de sus padres. 

- Bueno ya, disculpen mi ignorancia, pero yo de vóley, sólo sé por está personita bella, hermosa, el amor de mi vida –haciéndole cariñitos a su esposa. 

- Que tedio, ¿no es suficiente todo el tiempo que tienen a solas para hacer ese tipo de cosas? (¬¬) 

- Por una vez concuerdo con mi hermanita la cucaracha. 

- Ya terminen de una vez que se les hace tarde para el colegio. 

Al terminar de desayunar, Lía se levantó de la mesa aliviada y dándole gracias a las fuerzas positivas que están por todos lados que sus padres fueran tan inocentes e ingenuos y que no hayan sospechado nada extraño o por lo menos que lo hayan hecho sólo por un microsegundo.  

Se dirigieron al servicio y como se habrán dado cuenta Andrea era una visita habitual en casa de Lía, tanto así que hasta tenía un cepillo de dientes ahí, mientras ella se aseaba los dientes, Lía y Alberto tuvieron una pequeña conversación. 

- Eres un idiota ¿cómo se te ocurre decir eso en frente de papá y mamá? Como lo vuelvas a hacer te juro que te jodes. 

- Ja, y ¿qué me vas a hacer? ¿acusarme con la brigada LGTB? 

- No, le diré a Andrea que te mueres por ella. Ja, ¿pensaste que no me daría cuenta? pues mira lo equivocado que estás. Es más, creo que debería ponerte en una situación penosa por tu haber hecho lo mismo conmigo. 

- No lo hice a propósito, por favor no le digas nada a Andrea. 

- Promete que serás más cuidadoso. 

- Promete que no le dirás nada. 

- Promete tu primero. 

- No, tú. 

- ¿Qué están prometiendo? –dijo Andrea saliendo del baño con los dientes limpios y haciendo una clásica sonrisa de comercial de pasta de dientes, para demostrar que los suyos estaban blancos y extra limpios, hasta se pudo ver un rayo de luz desprendiendo de ellos. 

- Que el imbécil no le dirá a mis padres un secreto mío y que yo no diré que tiene porno por todos lados – para después mirar a Alberto y decir - Oops – con una muy falsa expresión de haber dicho algo indiscreto. 

- Yo no… yo no ten… yo no teng--- 

- Andrea, te llama tu madre, dice que te olvidas de algo en tu casa –gritó la madre, para alivio del pobre Alberto. 

- Si serás, cucaracha – pronunció Alberto con una mirada llena de resentimiento. 

- Salvado por la campana o mejor dicho, por el grito horrendo de nuestra madre. Estamos iguales. Así que piensa bien antes de “que se te escape algo de casualidad”. ¿Estamos claros? 

- Grrrr. 

- Lo tomaré como un sí.

Notas finales:

Gracias por dedicar un minutos a leer este desastre... digo... historia

 


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