¿Pero tú lo sabías no es así? Lo supiste cuando esa tarde me miraste a los ojos, mientras bajo la lluvia te esforzabas en escuchar tus campanas.
Y aun así, no hiciste nada por detenerme, nada que no fuera mirarme con tus ojos negros, ¿porque? Ryuzaaki, ¿Por qué no hiciste que me detuvieran a la fuerza?, tenias poder suficiente para hacerlo, el gobierno confiaba demasiado en tu palabra como para intentar detenerte; Rem actuaba por sí solo, es cierto, pero ¿no se habría detenido él, al comprobar que Misa estaba fuera de peligro? no, algo mas pasaba por tu mente esa tarde, algo que ni siquiera yo he podido descifrar.
¿Sabes? Aquella tarde creí haberte vencido, creí que todo sería perfecto en cuanto tus molestos y escrutadores ojos se cerraran, en cuanto te vieras obligado, sujeto fuertemente entre mis brazos, a exhalar tu último aliento mientras me mirabas a la cara, a mi tu traidor y asesino, contemplando mi victoria. Como lo disfrute, disfrute cada uno de los inútiles intentos de tu corazón para llevar sangre a tu cerebro, mientras los estertores de tu muerte inundaban mis oídos, yo sonreía de satisfacción, viendo tu luz apagarse.
El camino de Kira estaba libre, sin ti, nada mas podría interponerse, pensé, pero entonces caí en cuanta de la verdad de mis palabras, nada más se interpondría, era cierto, mi único rival había desaparecido, dejando un odioso vacio tras sí. Desde el principio fue un juego entre dos, ¿no es así? desde que averiguaste mi ubicación por medio de esa absurda transmisión televisiva; era un reto, desafiar, responder, ganar, perder, jugar a tambalearse entre la vida y la muerte, eso era lo que era, el ser el dios del mundo había pasado al segundo plano, ahora me doy cuenta, lo que quería no era vencerte, solo quería seguir compitiendo contigo, humanidad era solo nuestro campo de juego, Ryuzaaki, tu pensabas eso también, ¿Por qué entonces me dejaste derrotarte?.
Eres terrible, aun después de muerto sigues desafiándome, jugándome malas pasadas, no te vencí, ¿cierto?, no era desesperación lo que sentías cuando morías en mis brazos, ahora lo sé, lo único que he hecho este tiempo, es seguir tu plan. El que murieras, simplemente fue otro desafío, me dejabas solo, con espacio suficiente para jugar a ser dios mientras me regodeaba en mi propia gloria, la cual, sin embargo, estaba vacía sin tu presencia, sin tu maldita presencia.
Mi propósito perdería validez, tal vez mi alma vacilaría, claro, era la única forma en la cual podrías resquebrajar mi voluntad.
Aparecieron, entonces, tus dos pequeños seguidores, para ocuparse del caso que, ellos también lo creían así, tu no habías sido capaz de resolver, pero es inútil, L, no se comparan contigo, aquel niño, Near, es brillante, si, exquisito en muchos sentidos, pero es demasiado predecible, simplemente no es tu, Ryuzaaki. Sin embargo, sabré usarlos a ambos, te lo prometo, será un último desafío, hare con ellos lo que hiciste conmigo, creerán que vencieron a Kira, que se deshicieron de ese juez implacable e inconmovible; les daré esa satisfacción, porque, cuando acabe, cuando haya fingido mi derrota y Ryuk haya escrito mi nombre en las listas de los muertos por su mano, me reuniré contigo, ese es ahora mi único propósito. Solo espero, Ryuzaaki, que para ese momento vengas por mí, que cuando el dolor agudo que antecede al infarto atenace mi pecho, pueda verte ahí, de pie frente a mí con el sonido de tus campanas envolviéndome, al igual que el brillo de tus ojos negros.