"Unfaithful"
por
mihll
El tiempo pasaba de manera inexorable, el mundo había cambiado y él sin verlo. Hanamichi había cambiado, tampoco lo notó. Kaede estaba tan ciego que no veía cuánto daño le había causado, cuánto daño aún le provocaba. El dolor de la infidelidad era el culpable. Hanamichi ya no reía, no había brillo en su rostro, que un día terminaron por enloquecerlo...él, Kaede le era infiel y Hanamichi lo sabía
-¿Qué pasó?- Kaede se preguntó, removiéndose un poco en la cama donde llevaba horas con la mirada perdida en el techo
Le había costado tanto conquistarlo ¿y para qué?
Su mano llegó hasta aquel reducido espacio donde está el corazón. Sentía que no podía evitarlo, ya no podía contener esos sentimientos que lo estaban asfixiando, que lo carcomía por dentro y le provocaban un dolor intenso. En su mente Kaede podía ver el rostro apagado y sin vida de Hanamichi, ¡su culpa! Únicamente su culpa y de nadie más. Él había acabado con esa sonrisa que consideraba hermosa y que ya no estaba.
Lo amaba, de manera intensa, la misma forma de amor que Hanamichi le profesaba día a día. Entonces ¿por qué?, ¿porque lo estuvo engañando tanto tiempo, por qué lo seguía engañando...?
Lo peor de todo era darse cuenta que Hanamichi lo sabía, pero callaba y se humillaba suplicando que ese amor fuera puro, verdadero, sólo para él...
Kaede escuchó dentro de su cabeza un grito que le apuntaba de Asesino. Sí, asesino, que usaba el arma de Hanamichi contra sí mismo, su arma, ese amor incondicional y fuerte. Esa voz le decía que ya había hecho suficiente, demasiado daño, que debía dejarlo ir, terminar todo de una vez, que resultaría menos doloroso para su pelirrojo ya que estar de esta forma a su lado era una aberrante condena
¿Compartiendo a tu amor con otro hombre?
Kaede no lo hacía, no podría hacerlo, no imaginaba siquiera llegar a pensar que Hanamichi le hiciera lo mismo. ¿Cómo entonces lo aguantaba?
Kaede no sabía, y eso dolía mucho más
Hanamichi soportaba todo, su olor a otro cuerpo, sus labios y caricias compartidas... ¡por Dios, que él no lo soportaría!
No se cansaba, pero él sí. De sí mismo, de sus tonterías, de su constante infidelidad. Kaede estaba exhausto, herido y desilusionado de sus propios actos...su mundo se rompía un poco más a cada segundo. Una mierda de mundo en que él vivía, la mierda de mundo que le había dado a su pelirrojo... su corazón se derrumbaba y amenazaba una destrucción en su totalidad.
Recordar el "te amo" que Hanamichi le dio antes de salir rumbo a su trabajo. No era justo, no merecía siquiera recordarlo. Pero se clavaba como una daga filosa en su alma
Kaede se presionó el pecho, reuniendo fuerza de voluntad para contener una lágrima que amenazaba con escaparse; de rabia, frustración, de tormento... culpa marcada y arraigada en su ser...sus ojos se cerraron con fuerza, sus dientes se apretaron, sintiendo una explosión en su interior, por un momento que pareció una eternidad
Si Hanamichi llegaba esta tarde y le decía "me voy, me cansé", le daría la razón
¿Pero qué haría sin él?
No sería nadie, no sería nada, porque ni siquiera ese "otro" con quien se acostaba podría llenar su vacío. No era amor lo que sentía por ése, sólo una calentura barata que servía para devastar una relación tan perfecta como la que Hanamichi y él tuvieron alguna vez.
-¡una mierda de calentura!-Kaede gritó con cólera, y su voz retumbó en la habitación
Entonces lloró, sin quererlo, entonces su dedo viajó hasta sus ojos y llevó el líquido hasta su boca. El sabor normal y salado de una lágrima se había transformado un sabor amargo... intoxicante...y se sintió avergonzado, muy avergonzado..., Ese fue el sabor que probó, el de su propia vergüenza
Con sus ojos llenos de lágrimas recordó lo sucedido la noche anterior, cuando llegó a su cama y vio a Hanamichi fingiendo estar dormido. Guardando todo en su interior, tratando de convencerse inútilmente de una realidad opuesta. Él había visto eso en su rostro.
Kaede se rió de sí mismo con ironía
La noche anterior no había sido diferente a otras tantas en que tuvo encuentros furtivos con su amante. Había dejado que ése tocara parte de su cuerpo, que le hiciera alcanzar un orgasmo maldito que lo condenaba, había dejado que siguiera manchando su piel y llegara sucio ante su verdadero amor, inundado en la vil fragancia de la traición
Kaede ahora deseaba no haber hecho lo que hizo la noche anterior. Por una maldita vez hubiese deseado llegar menos sucio. La noche anterior había experimentado por primera vez lo que era sentirse una mierda de novio, aquello había sido una puñalada que no pudo soportar, el dolor había sido grande y se extendía minando su fuerza
Sin darse cuenta se puso lentamente en pié. Arrastrando los pasos se fue hasta el baño. Allí se vio al espejo. No se reconocía. Pero si, encontraba la razón al reflejo, éste era el tipo que estaba matando a otro hombre, no aquel que fue un chiquillo ilusionado ni enamorado de Hanamichi
Bajó la mirada y respiró profundamente, sin nada en su mente más que pesar sin ser consciente de los pasos de una solitaria persona que llegaba a su lado como un fantasma. Pero sí sintió, rato después, como una mano se posaba en su hombro
Kaede se volvió lentamente, como si al terminar de girar toda la carga del mundo se le fuera a ir encima. Se encontró con Hanamichi, con su expresión seria característica de los últimos tiempos, que no expresaba emociones, que no expresaba más que desilusión y vacío
Sin poder evitarlo, de forma intempestiva se abalanzó sobre él, que no reaccionó más que para separarlo con algo de rencor
-Hanamichi lo siento...lo siento tanto...-apenas pudo balbucear. Sus labios temblaban con cada palabra que sentía que le quemaban la boca. Tampoco tenía derecho a decir eso. Pero su deseo de obtener un perdón era más fuerte que su propia voluntad
-"Te amo Hana..."-quiso completar la frase pero ni siquiera pudo terminarla...ya no podía controlarse más. Y se aferró a él. Sus lágrimas silenciosas se transformaron en un sollozo violento que escapó de su alma y que le sacudió entero. Comenzó a llorar como un niño, sin parar de temblar, abrazado a un cuerpo que no correspondía a su abrazo
Kaede cerró sus ojos con fuerza y se permitió llorar abiertamente, con lágrimas de sangre por todas aquellas veces incontables en que estuvo en los brazos de otro. Lloró por lo que estaba seguro que iba a perder, lloró de forma desgarradora por un perdón que estaba seguro, nunca llegaría...
Hanamichi sólo esperaba estático que Kaede se calmara, controlando las ganas que nacían de su interior y lo incitaban a ceder ante el abrazo. Se resistió todo el tiempo, quien sabe cuánto, hasta que finalmente el llanto de Kaede comenzó a morir dolorosamente... hasta que la última lágrima del moreno tocó su hombro.
Tuvo que pasar mucho más tiempo hasta que Kaede reaccionara del todo y se liberara del temblor que recorría su cuerpo. Entonces miró a Hanamichi, como si tratara de encontrar un poco de compasión, comprensión y apoyo. Nada de eso vio en su rostro, absolutamente nada y rendido bajó la vista
-¿ya terminaste?-preguntó Hanamichi. Kaede lo oyó como un lejano y apenas perceptible murmullo-¿¡que si ya terminaste!?-repitió Hana, esta vez sacudiéndole con fuerza
- No puedes quedarte conmigo... no puedes hacerlo... vete Hanamichi, quiero tu felicidad...-dijo quedo entre dolorosos suspiros
-¿quieres mi felicidad?-Hanamichi preguntó irónico, también estaba llorando, lágrimas silenciosas recorrían sus mejillas quemando todo a su paso-debiste pensarlo antes Kaede Rukawa... debiste pensar eso cada vez que estuviste en los brazos de otro- se limpió las lágrimas con el dorso de la mano-...ya es tarde para perdonar... para que yo pueda ser feliz... ¡mírame maldita sea!-Hanamichi gritó, volviendo a sacudirlo para que le dirigiera la mirada-sin perdón ni olvido-musitó luego y sonrió para sorpresa desagradable de Kaede, con una sonrisa hiriente y de doble sentido- me quedaré contigo Rukawa, lo poco que queda de mí...
Hanamichi soltó a Kaede y se limpió las lágrimas de los ojos. Por un breve instante se quedó quieto y lo miró fijamente, luego le dio una palmada en su blanca mejilla y salió del baño
Kaede sintió un escalofrío que le recorrió la espalda, sintió miedo, sintió que todo estaba perdido... Lo siguió sintiendo siempre, con el correr de los días, los meses en que estuvo con Hanamichi pero sin Hanamichi. Nada fue igual, absolutamente nada.
Un día cualquiera, el pelirrojo se marchó, sin decir una palabra, sin decir donde iría, sólo lo dejó, con su pesar, con su arrepentimiento, con sus súplicas que nunca fueron oídas
Y Kaede recordaba constantemente la pregunta que se hizo ese día: ¿Qué haría sin él?... El cuestionamiento fue respondido una tarde de verano, cuando en la soledad de su habitación, en la frialdad de su cama, hundido en un mar de recriminaciones, Kaede comenzó a dejarse morir...
FIN