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Una Velada Larga por KiriharaLain

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Notas del capitulo: Recuerdo que esté fue mi primer fic de POT y en general. (Ya sé que es cursi decir eso) pero es la verdad, así que si alguien nunca tuvo primer fic, pues muy bien ^^

Es por eso que no le puse total y completa atención. De cualquier manera lo he terminado de editar, es el último de Pot que me faltaba.

En lo personal está es una de las primeras parejas que llamaron mi atención.

Ok eso es todo. Espero que sea inteligible mi texto.
Miró la ventana desde su habitación, esperaba a Sanada Genichiro, que prometió llegaría esa noche. Se preguntó porque a esa hora, era noche; el tiempo de vistas terminó en la tarde. Dudaba que lo dejaran pasar; era extraño viniendo de alguien que es muy impecable en sus acciones.

Se entretuvo mirando la nieve desde su ventana, pronto llegaría Navidad y él seguía en ese odioso lugar, viendo pasar los días. Frustrado por no poder escapar.
A veces se hundía en su melancolía personal, lloraba. ¿Por qué no hay una pistola magica para acabar todos los males?
Sus lágrimas cubrieron su rostro pálido por la enfermedad y la dieta alimenticia. Se agazapó en la cama, cubrió todo su cuerpo. Odiaba esperar.

La puerta se abrió, limpió las lágrimas con sus mangas. Saludó con la mejor sonrisa que pudo expresar a quien esperaba.

—Pensé que no te derjarían entrar, es ya muy tarde—dijo Yukimura, extendió sus brazos a Sanada.
—De nuevo lloras...—Sanada lo abrazó y acariciaba su poblada mata—te he dicho que no te desesperes, ya pasará, será rápido, la operación saldrá bien y estarás...—de nuevo regresaba el llanto al recordarle su próxima operación.
—Y si tú hablas de eso inundare el hospital—dijo tiernamente.
—Es por eso que decidí venir a cuidarte toda la noche, tus padres aceptaron, dijeron que te hacia falta un poco de distracción y como casi no venimos por las clases y el entrenamiento…
—Gracias, nada me hace más feliz que tu compañía.
—Bueno y, ¿que hacemos?—Sanada caminó al mueble frontal donde la televisión, buscó dentro de su mochila un par de cintas de video que eligió para está ocasión—traje unas películas para entretenernos. Se lo mucho que te gustan las películas de terror.
—Sí—respondió alegre Seiichi.
—Traje...—Sanada al revisar sus películas se dio cuenta que... había un error muy notable. No estaban aquellas cintas que escogió, en su lugar apareció otro género poco inusual.
—¿Qué pasa?—preguntó Yukimura contrariado al ver el rostro de admiración en su compañero.
—Na... na... nada, nada..., es que...—nervioso Sanada no contestó.

Despacio el interno del hospital bajó de la cama descalzo, caminó sin hacer ruido, apareció detrás de Sanada y observó en la mochila una tira de películas XXX acompañadas de una nota de Nioh Masaharu con letras rojas y grandes.

“Espero que te diviertas Sanada fukobuchou”

Yukimura, sonrió tiernamente.

—Por que no pones alguna, seguramente Nioh tiene buen gusto o experiencia ¿no?— dijo a Sanada. Lo que provocó una reacción inesperada en él. Después se trataba de Yukimura, a veces desconocía sus verdaderas intenciones
Yukimura regresó a la cama, cubierto con las sabanas.

—Pon la que sea y ven conmigo después.
—Alguien podría venir; tu doctor a revisarte o alguna enfermera a darte la cena.
—No nadie va a venir si yo no los llamo...

Sanada no pudo contener los temblores en sus manos. Había muy pocas veces que estaban a solas; nunca ha podido controlarse. Pues la última vez, acabaron encamados en la habitación de Sanada.

—¡Un porno gay!—exclamó Sanada con el rostro rojo. Miró la cinta en pantalla. Yukimura sonreía muy paciente.
—No es algo que te asuste, luego de lo que paso la última vez en tu casa...
—Pero... nosotros nos amamos y...
—Bueno, cada persona tiene derecho de hacer lo que quiera con su cuerpo y vida ¿no?
—Que tú digas eso, me asusta.
—¿Yo te doy miedo?—cuestionó Yukimura con un gesto de simpatía.
—Me pregunto, ¿por que tenía eso Nioh?—Sanada analizaba la broma.
—Creí que sabias, tú estás más cerca de ellos, ya deberías saber que Nioh y Yagyuu...
—¡No me digas nada ya!— interrumpió un poco exasperado—si lo sé, pero no me interesa. Apagó el televisor y guardó las películas en la mochila con indignación.
—No entiendo, ¿por qué te asustas de algo cómo eso cuando tú y yo?
—Lo nuestro es diferente... Yo… te amo mucho y no me importa si eres hombre o mujer, yo amo tu esencia lo que eres y…
—Ellos igual... Yagyuu me dijo lo mucho que le cuesta superar está situación y ocultarlo. Nosotros hacemos lo mismo, Genichiro...
—¡No quiero hablar de eso, nosotros estamos muy aparte de todos los demás!—terminó la discusión y fue a la cama con Yukimura que no dejó de reír.
—Me agrada que digas eso, “estamos aparte de todos los demás...” Es como si dijeras “nuestro amor es más fuerte”. Y es verdad...

Yukimura apoyó su cabeza en el pecho de Sanada, escuchaba su corazón latir Sanada lo atrajo más así mismo y lo besó en la frente. Miró la hora en el reloj de pared, pasaban de las once.
—Descansa Seiichi...—susurró en el oído de éste.
—No quiero, no tengo sueño...
—Mañana tengo que ir a la escuela.
—Ah!—suspiró triste el capitán—es por eso... bien, creí que está noche querías hacer el amor.

Yukimura siempre hablaba de esos temas de la forma más natural, como si hablara de comida o de alguna cualquier cosa.
—¿Cómo dices esas cosas?
—Era cierto, tú querías hacerlo está noche... casi no podemos estar a solas y tampoco nos vemos, creo que es justo. Yo quiero hacerlo... te extraño—Marui me dijo que has estado triste últimamente, quizá estabas afligido por que no tenías sexo. Además estamos en una edad difícil...— no continuó, pues al notar a Sanada con un aura hostil alrededor, sólo le quedo sonreír.
—¡Ese Marui...! No me agradan sus ideas raras, tú eres inocente, no sé eres...
—No me estereotipes de esa manera... Además se lo que hago y sabes de sobra que nadie manipula mis ideas, sólo me ayudan a ver mis puntos buenos.
—De cualquier manera ya es noche—Sanada apagó la luz—yo pensaba ver una película contigo...—susurró molesto Sanada.
—¿De verdad no quieres...?—volvió preguntar Seiichi.
—Duérmete...
—La vez pasada, lo hicimos por que tú empezaste, yo tuve miedo, pero me dijiste que el amor no debe doler, te creí... Aun ahora creo en lo que digas—Yukimura dijo en medio de la oscuridad—por eso te preguntó por última, ¿quieres hacerlo?

Sanada no contestó, supo perfectamente que ante Yukimura era una hoja en blanco, a la que se le podía escribir y plasmar cualquier cosa.
Yukimura esperó una palabra que no llegó. Sanada lo volteó bruscamente, quedaron cara a cara.
—Bésame...—pidió Yukimura, cerró sus ojos y entreabrió los labios—bésame—volvió a pedir al no recibir respuesta—desde que llegaste no me has besado... Bésame, antes que me duerma— terminó ordenado esta vez.

Sanada lo besó apasionadamente. Amaba la manera de dar órdenes. Gustaba obedecer sin objetar.

—Ahora tócame... tócame, quiero sentirte, lámeme... Tómame—Sanada volvió a temblar como siempre.

Sanada acarició su pecho, estomago, notó la repentina delgadez que no tenía días atrás. Llenó de besos el mismo camino que estaba acariciando. Sólo esperaba una orden más.
—Desnúdame...

Quitó la ropa de su amante con delicadeza, no desapareció el miedo de lastimarlo, era frágil y delicado. Despareció la vergüenza.

—Que esperas hazlo...—ordenó Yukimura con voz sexy.

Llegó así a su entre pierna, tomó la virilidad de Yukimura, temblaba en sus manos; no tenía muchas ganas de hacerlo, pero las exigencias de Yukimura lo obligaron y empezó a succionar despacio, cálidamente. Yukimura enredó sus dedos en el cabello negro de su amante.

—Si... si te detienes ahora... no volveré a pedirte nada, ni te ordenaré hacer nada... mas rápido, no me romperé sólo por que...— un gemido cortó sus palabras.

Yukimura trató de ahogar sus débiles gemidos. Las manos de Sanada recorrían la finura de sus piernas hasta levantarlas a la altura de sus hombros, buscaba introducir uno de sus dedos por aquel lugar que conocía perfectamente. Pero, Yukimura lo apartó, se puso de pie, pensó en algo mejor, diferente a la primera vez. Se acomodó en la cabecera de la cama, colocó su cuerpo boca abajo, levantaba sus caderas... respiró profundamente, nervioso, acalorado. Sanada intentó controlar su adrenalina.

—Prueba mi resistencia una vez más...—dijo con dificultad, estaba agitado.

Sanada se desvistió a prisa sin dejar de mirar a su chico en esa posición tan erótica. ¡Cuál fue la buena acción del día para merecer tan hermoso regalo! El niño emanaba feromonas hasta por la respiración; era demasiado para ser cierto.

Se acerco rápidamente antes de que su temperatura bajara. Y con más delicadeza que hace un momento, comenzó a devorar la parte intima, a la cual no había tenido acceso hace unos momentos. Seiichi, mordió las sabanas, su placer era más intenso cada vez. Eso era a lo que llamaba, “el limite de su resistencia”. Pues no sabía cuanto tiempo podría aguantar. Sanada conocía sus puntos débiles, pese a tener poca experiencia. Los movimientos de cadera de Yukimura eran rítmicos y no paraban. Pero era tan increíble sentir ese placer, que bien valía la pena todo lo que pasaba en el maldito hospital.

—Aun no sedes... ¿te gusta hacerte el difícil?, ¿te gusta hacerme sufrir? Sabes que si no cedes no te tomaré...—Yukimura dejo escapar un gemido descontrolado de placer. Se terminó.
—Estoy listo... tómame...—sus palabras entrecortadas por la respiración lo hicieron más encantador.
—Dime como... ¿Cómo quieres que lo haga esta vez?— Sanada esperó la orden suprema.
—Déjame estar arriba está vez...— Yukimura tomó a Genichiro del brazo y arrojó a la cama, para después quedar sobre él.
—Te vas a partir en dos... estás seguro que lo quieres así, dolerá más que la ves pasada.
—No importa... si algo sucede estás aquí.

Los susurros de sus gemidos fueron apagados por el sonido de los besos. El choque de los cuerpos al reaccionar el uno con el otro se combinaba con algunas alarmas de ambulancias. El ritmo era lento, como siempre ha sido, por el temor de Sanada a lastimarlo.
La primera vez que lo tomó, sufrió. El rostro de angustia y las lágrimas de Yukimura, eran dagas. Pues no lo había visto sufrir con tanta resignación, sólo por él. Y no quería que volviera a suceder.

—Dijiste que me partirías en dos... Quiero verlo— Yukimura comenzó a moverse de prisa. Asustó a Sanada—no me romperé sólo por esto. No es como una espada...— otro jadeo calló sus palabras. …l mismo se movió y controlaba el momento.

Sanada tragó en seco, no lo disfrutó mucho, el miedo le hizo perder la concentración. ¿Y si algo le pasaba?
Pero al ver el rostro de Yukimura, sus facciones contrariadas por el placer, con la boca abierta, haciendo ruiditos sonoros, sus ojos cerrados, y su cabello semi-largo, corriéndose por los aires al ritmo de sus movimientos. Valía la pena él lo estaba disfrutando. Lo único que podía hacer era dejarse llevar por el suave sonido de sus gemidos.

—Más, más rápido, más fuerte....—pidió Yukimura; luego ahogo un gemido de placer en medio de las sabanas. Cayó sobre Sanada—aun no estás...no terminas y lo lamento...
—No importa...
—Claro que si... déjame darte algo para compensar—despacio bajó por su pecho hasta quedar frente a su virilidad palpitante.
—¡¡Que haces!!, no espera—exclamó alarmado al ver a Yukimura en ese estado y en esa posición. Quería detenerlo, jamás se imaginó que pasará algo así.

A los pocos minutos después, el rostro de Yukimura fue cubierto de simiente. Sanada se avergonzó y rápido fue por un pañuelo. Sin embrago, cuando regresó... No quedaba nada en su rostro, al verlo lamer sus dedos, los supuso.

En la madrugada antes de dormir. Yukimura abrazó a Sanada.
—Te amo...—susurró después al oído antes de caer dormidos—debes estar seguro que no hago esto con nadie, sólo contigo... ¿Vendrás mañana?
—No... Tengo examen y el entrenamiento es más fuerte, se acercan las semifinales del torneo.
—Que mal, esperaba que te quedaras más tiempo...

Sanada esperó hasta que Yukimura quedó dormido, después salió de la habitación. Yukimura abrió lentamente sus ojos para darse cuenta que ya no había nadie a su lado. Sólo escuchó el sonido de los pasos de Sanada que se alejaban por el pasillo del hospital.
Notas finales: Cualquier cosa con toda libertad. Exepto los acosos lol

Bye

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