Intentando alcanzar el sol
Por Tsukiko
Mi ciudad. Aburrida. Tranquila. Sin nada emocionante. Su población de 4.000 habitantes, todos se conocían entre si.
Jugaba con los niños de mi barrio. Pero llegaba el punto en que me aburría y me iba a mi casa a ver tele, o a leer algún manga.
Con tan solo mis 7 años, tenia ya en mente algo parecido al amor. Si, en los mangas aparecía eso. Era la forma de demostrar que querías a alguien, dándole besos, abrazos, regalos… Pero ¿Yo amaba a alguien?
Él llego, nuevo en mi cuidad –o pueblo. Venia de Tokio, la capital, lleno de tecnologías y eso.
Era pequeño, bajito, de pelo oscuro con toque rojizo, menudito y de aspecto debilucho. No llamo mi atención. Todos los niños lo rodeaban para que él les prestase su robot que podía bailar y era manejado mediante un control.
--¿Te llamas Yutaka? --me pregunto un día, mientras yo estaba leyendo uno de mis mangas favoritos, sentado en la puerta de mi casa. Levante la vista, estaba parado a mi lado con su robot en las manos. Tenía ojos café claros, y su carita detonaba… tristeza mezclada con nervios. Una brisa caliente me vino al rostro y por unos momentos contuve la respiración.
-- Si—respondí, y continué mirándolo a los ojos. Él se sentó a mi lado, rompiendo mi espacio personal.
-¿Qué lees?-pregunto acercándose a mi manga. Mi corazón latía muy rápido ¿Qué tenia este niño que me hacia sentir así?
-¿Cómo te llamas?—le pregunte. Él levanto su rostro y con una gran sonrisa me contesto:
--Me llamo Takanori.
Takanori pasaba todos los días a buscarme a mi casa. Los dos íbamos corriendo al revistero para ver si por fin había llegado el nuevo número de nuestro manga.
Era bastante divertido estar con él. Todo momento estábamos juntos.
--Ah, ese personaje nuevo no me gusta para nada- comento Takanori, mientras hojeábamos el nuevo número.
-Si, tenes razón…-dije, y voltee la página.
-Ah, estoy aburrido-dijo, al cabo de unos momentos- vamos a jugar afuera ¿Dale?
-Dale-dije y guarde el manga en una caja junto a los números anteriores.
Salimos a fuera. Empezamos a caminar, sin saber muy bien donde nos dirigíamos.
-¡Mira eso!-señalo, con emoción. Yo mire. Era un campo, verde, lleno de flores amarillas, hermoso.
Recuerdo muy bien lo que sentí al ver ese paisaje. Una emoción me recorrió desde los pies hasta la cabeza. Recuerdo, también, que agache la cara para que Takanori no me viera los ojos vidriosos.
Y ese sol… Brillante, hermoso…
Empezamos a correr por entre los grandes y altos pastos, llenándonos del perfume que aquellas flores echaban.
Saltábamos, reíamos, nos empujábamos.
-Ahhhh—suspiro Takanori. Estábamos tirados en el pasto, con los brazos y las manos extendidas mirando el celeste y claro cielo- Este lugar es hermoso ¿No?
-Si, me gusta bastante- le conteste. Cerré los ojos- Es… muy… tranquilo…
-No te duermas-me dijo, creyéndolo. Yo abrí mis ojos y sonreí.
-No me voy a dormir…
Takanori se levanto y se sentó a mi lado, mirándome a los ojos.
-¿Puedo confesarte algo?-se sonrojo. Yo me levante y lo mire de frente.
-Si ¿Qué cosa?
Agacho su rostro y sonrió.
-Quiero que sepas que…-se rió nervioso- que sepas que vos sos mi mejor amigo.
Abrí mis ojos, con sorpresa, luego sonreír abiertamente.
-Taka-Kun, vos también sos mi mejor amigo-le respondí. Este levanto el rostro. Tenía sus ojos húmedos- ¿Por qué lloras?
Se limpio las lágrimas con el puño de la remera.
-Por nada…- se sorbió la nariz. Luego tomo otra posición, más firme- Yuta-Kun… ¿hacemos una promesa?
-¿Qué promesa?
Tomo mi mano.
-Prometemos que siempre seremos los mejores amigos y cuando uno tengo problemas nos vamos a ayudar y… que nunca nos olvidaremos
Sonreí. Levante mi otra mano y, tome la mía y la de él con fuerza.
-Es una promesa.
Takanori sonrió, acerco su rostro y apoyo su frente contra la mía. Esa reacción de él me hizo sonrojar. Nunca había tenido a alguien tan cerca. Podía sentir su aliento.
-Te quiero-me confeso. Ahogué un pequeño grito y luego solté el aire.
-Yo también.