Ventana
-Hikaru, si de verdad quieres a Haruhi…-Miro a mi hermano. Me miro a mí. Y nada es igual. Kaoru y yo somos tan diferentes…
Le sonrío y niego con la cabeza, centrándome en la ociosa observación del paisaje a través de la ventana entreabierta de nuestro cuarto.
-No. Haruhi es mi amiga. Nuestra amiga. Pero nada más-Creo que le asustaba el que pudiese gustarme Haruhi. Sé que cree que nuestro lazo se está rompiendo y que cada vez estamos más lejos, que no somos como cuerpos celestes condenados a orbitar uno alrededor del otro. Kaoru cree que voy a dejarle.
Me levanto del escritorio y desde atrás paso los brazos por su cintura con esa confianza nacida de la unión y la hermandad, tan solo dejando vagar mis pensamientos a través de un camino que sólo lleva a un lugar.
-¿Crees que Tamaki lo conseguirá?
-Sabes tan bien como yo que Tamaki siente por Haruhi lo que un padre sobreprotector por su hija…-Porque Tamaki es así, absurdo y sin lógica. No es concebible la idea de que sienta algo más que eso.
Mi hermano tiembla y aprieta el círculo de mis brazos alrededor de su cintura. Una de sus manos se posa sobre una de las mías y seguimos mirando a través de la ventana.
El sol se pone y el tono anaranjado le confiere a todo un punto de agradable irrealidad y cierta fantasía. Kaoru parece más pensativo que de costumbre.
-Hikaru, yo…-Le interrumpo porque no necesito oírlo. No puedo dejar que lo rompa, que lo desgarre. No puedo dejar que nuestra inocencia de por sí corrompida se corroa. Quiero oírlo, pero no puedo dejar que marque nuestra vida de esa forma.
Aprieta mi mano con fuerza y le pego más a mí. A las palabras se las lleva el viento. Kaoru siempre fue el más inteligente de los dos y lo entiende, entiende que no es tan sencillo como parece.
-Lo sé, Kaoru. Yo también-Inconcluso, asustado por el tabú. Porque en el fondo temo perderle por el desarrollo de la situación.
Kaoru suspira y se apoya un poco en mí. Yo cierro los ojos y me abandono a la sensación de saber que Kaoru es capaz de dejar de lado su propio dolor por mi beneficio, que es capaz de renunciar a nuestro lazo por mí.
Saber que alguien es capaz de hacer eso por ti, saber que alguien puede renunciar a todo por ti, es algo increíble.
Somos crueles, somos hedonistas, somos perversos, somos egoístas, indecentes, obscenos, políticamente incorrectos.
No nos importa serlo un poco más.
-No te dejaré, Kaoru-Sé que mi hermano sonríe aunque puede que algún día el mundo nos separe. Tengo la certeza de que pese a todo, mi hermano es feliz sólo con eso.
-Lo sé.
El silencio se lleva mi último rastro de decencia al desenmascarar algo enterrado pero siempre rayando la superficie.
Con ella, rapta también la de Kaoru.
Y la ventana entreabierta me devuelve la mirada de forma casi cómplice.
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Hola, soy comentario de relleno y vengo a raptar a sus familias.
Sí, soy malvado.
Y ahora, algo totalmente diferente. Un hombre con tres nalgas.