El primero
Él había sido el primero en verlo de esa manera junto a su mirada desafiante y despreocupada.
Hueco mundo era un lugar vasto y enorme, pero entre todos la pudo ver, aquella sonrisa cargada con tanta ironía que hacia un perfecto contraste con él.
Su expresión llena de indiferencia solo podía ser complementada con esa sonrisa desafiante, sonrisa que por sobre todas las cosas deseaba poseer.
-¿Qué es lo que miras?- palabras a las cuales no pudo responder, e indiferente pasó a su lado a sabiendas que eso lo ahogaría.
El bombeo que mirarlo ocasiono en su inexistente corazón fue lo que le hizo querer más.
Indiferencia
Lo había ignorado, Ulquiorra siempre se había creído tan genial.
Le era indiferente y eso le quemaba. Esos horribles ojos verdes que eran incapaces de notarlo, él se encargaría de demostrarle que todos debían mirarlo.
Lo acorraló contra la pared, no movió ni un solo músculo cuando lo amenazó, mucho menos cuando se le restregó. Estaba seguro que besarlo solo le ocasionaría dolor y así fue, el dolor de su indiferente y carente pasión. Era tan imperturbable que le causaba nauseas.
- ¡Te odio! – susurro ahogado, y aún después de todo las esmeraldas no temblaron y mucho menos miraron hacia atrás mientras se marchaban.
Tras el portal
Los portales se había abierto, todos lo sintieron y solo los insensatos quisieron cruzarlos.
Chasqueo la lengua cansado, uno de los pocos gestos que se atrevía a realizar, Aizen-sama siempre sabia lo que hacia y sobre todo a quien dejaba hacer.
Grimmjow y su ímpetu le fascinaban, lo que no le fascinaba era la patética forma en que había regresado. La manera en que pasó sin mirar a su lado fue como una estocada, algo ocupaba su mente y dolorosamente supo que sus ojos estaban cegados en naranja. Justo cuando lo miraba insistentemente era ahora él quien no se giraba.
Ahora el segundo
¿En donde más podía haber encontrado tal ímpetu de palabras?, en ningún lugar...
Le retó, sabia que era bueno y la pequeña batalla se lo confirmó. Una vez más demostraría que Ulquiorra se había equivocado, primero subestimándolo a él, después al shinigami sustituto.
-Ichigo- casi escupió acariciando la herida superficial en su pecho. Un reto que llenó de un gozo electrizante toda su piel, hacia tanto tiempo que no lo sentía.
Su posición desapareció, el enojo se acrecentó y por primera vez en semanas cruzó miradas con sus ojos verdes.
El culpable de su ira y quien lo impulsaba a su desgracia lo miraba desde el portal, pero él no lo haría, tampoco escucharía, tenia otros asuntos Kurosaki iría primero.
-Déjalo- Ulquiorra se recargó en la pared con la mirada vacía, demandante a que dejara sus ansias de lado.
Rió amargamente ¿Por qué habría de hacerlo?, ¿Por qué él lo decía? Todo por que el gran Schiffer lo pedía. Podía leer sus pensamientos si quería, ya tendría la respuesta
Miró de lado por que se lo esperaba, las personas como Grimmjow jamás entendían.
Pero Ulquiorra si, él siempre lo sabia todo y si no lo hacia no era su deber saberlo –Eres desesperante- le susurro al oído aspirando su ansiado aroma –No lo soporto-
Los ojos de Ulquiorra solo le advertían no acercarse, siendo él tan débil y simple moriría en segundos.
Si le retaba él seria incapaz de contenerse.
Era como asirse de sus caderas y dejarse llevar, no seria difícil y no moriría intentándolo, no por que aún tenia algo que hacer.
Frío
El frío viento comenzó a soplar. Todos sabían que la noche jamás moriría, aún así, miró por la ventana esperando que ese momento llegara.
Su tristeza se podía sentir, todos la palparon cuando cruzaron a su espalda pero a ninguno le importo. La única persona que pudiese haber preguntado, aunque fuera a su lacónica y sarcástica manera, ya no estaba.
La batalla ocurrió muy lejos de su misión, no intervenir era su deber y aún así tanto él como Grimmjow desobedecieron, su intención fue detenerle jamás quedar suspendido.
Evitar su muerte era tan imposible como que él dejara de esperar, el amanecer con sus brillos naranjas llegaría.
FIN