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"UN SENTIMIENTO ESPECIAL" por YUJI

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“UN SENTIMIENTO ESPECIAL”

POR:YUJI 

  Hanamichi Sakuragi corría detras de su pequeña hija que se escondió, en el establo cuando entro vio una escena desconcertante: en ver un hombre acuclillado frente a su hija de ocho años, manteniendo una animada conversación con ella.

No era un vaquero cualquiera. Se trataba un vaquero de hombros anchos y perfecto perfil que exudaba fuerza por cada uno de de los poros de su piel.

Sus vaqueros acentuaban sus atributos masculinos, de manera que, a pesar de la cautelosa actitud de Hanamichi hacia los hombres por ser docel.

 Se suponía que al darse cuenta de que su hija estaba a salvo, su pulso debería haber recuperado la normalidad. Pero no habìa sido asì.

 Y todo por culpa de aquel semental.Y no porque pareciera peligroso, que no lo parecía en absoluto.

Y tampoco porque Sakura habitualmente no hablara. De hecho, si Sakura nunca hablaba con desconocidos era porque ellos rara vez le respondían.

Pero aquel hombre sí lo hacia. Parecía estar encantado y tenia una sonrisa sincera que iluminada su atractivo rostro, y no una habitual sonrisa de compasión que su hija despertaba.

Hanamichi estaba pendiente de cada una de sus palabras. O quizás fuera mejor decir una cada de sus gestos.

Por que Sakura es sorda.

El vaquero le hablaba con sus manos grandes para comunicarse a un ritmo fluido.

 Pero de algun modo, él conseguía convertir su conversación en un grácil baile de palabras.

Sakura estaba cautivada. En su rostro de querubín, se dibujaba una sonrisa y sus ojos  brillaban mientras se concentraban en el discurso silencioso.

En cuando salio de su hechizo, Hanamichi caminó hacia la pareja, tomo a su hija por los hombros y le hizo volverse.

_Sakura Sendo Sakuragi, no  deberías haber entrado aquí sin mí. El vaquero se levantó, haciéndole sentir a Hanamichi como un niño, pequeño a su lado.

_Eh_comenzò a decir_ la niña esta bien, solo quería echar un vistazo a los caballos.

El sonido de su voz sorprendió a Hanamichi, sin saber porque, había asumido que él también era sordo.

_Lo siento, pero a mi hija le entusiasma meterse en problemas.

 

Hanamichi bajó la mirada ante los incesantes golpecitos de Sakura le estaba dando en la cadera.

La niña lo estaba mirando con el ceño fruncido.Hanamichi, vocalizando exageradamente para que su hija pudiera comprenderla, la regaño.

_No deberías, salir corriendo sin mi.

 

El hombre miró a Sakura sonriente y le revolvió el cabello rojizo.

 

 

_Tú pa`tiene razón. No querrás que tenga que estar persiguiéndote por todo el establo. ¿verdad?

Movía las manos tan rápidamente mientras hablaba que Hanamichi no habría conseguido comprenderlo si no lo hubiera oído.

 El era tan inepto para el lenguaje de signos como aquel hombre habilidoso.

 Sakura parecía considerarlo además ingenioso y divertido, a juzgar por su silenciosa risa.

Sakura deletreó algunas palabras y señalo al hombre.

_Lo siento, cariño-le dijo Hanamichi-,tienes que hablar más despacio para que pueda comprenderte.

El vaquero se quito el sombrero y le tendió la mano a Hanamichi.

_Lo siento, he olvidado mis buenos modales. Me llamo Kaede Rukawa.

Su sonrisa marcó dos atractivos hoyuelos en sus mejillas y unos dientes blancos y perfectos resplandecieron en su sonrisa. Pero sus ojos, del color azul profundo, le proporcionaban un encanto combinado con sus cabellos negros.Hanamichi pestañeo dos veces.

_Oh, Kaede...-dijo,como si se tratara de alguien a quien de pronto hubiera reconocido.

Rápidamente  se obligó a volver a la realidad y estrechó la mano que él ofrecía. Una mano larga y fuerte

-.Yo soy Hanamichi Sakuragi.

_Encantado de conocerlo- su sonrisa se profundizó parecida a la un zorro.

 Había algo un sus ojos azules que evocaba en Hanamichi un sentimiento que no se atrevía a reconocer.

 Su contacto le hizo consciente de lo pequeña que era su mano al lado de la suya.Tras saludar a Hanamichi, Kaede se arrodilló al lado de su hija.

_¿Quieres que vayamos alguna vez a montar en el viejo Kai?La expresión de alegría de Sakura fue más elocuente que cualquier palabra

_Estupendo. Tendrás que decirle a tu pa que traiga pronto por aquí.¿Y ahora quieres ir a despedirte de Kai?

Sakura asintió con entusiasmo. Kaede se levantó, se coloco el sombrero y se dirigió con la niña hasta uno de los pesebres.

 Colocó un cubo en el suelo, subió allí a Sakura para que pudiera ver al caballo. Se volvió entonces hacia Hanamichi.

_ ¿Esta recibiendo clases de equitación?

_Iba a apuntarla cuando se me escapo.

_Oh, al verla con los pantalones de montar y el gorro pensé que ya habría asistido a alguna clase.

_Ha montado alguna vez.

_¿Entonces usted sabe montar?

_Hace mucho que no lo hago. Recibí algunas clases cuando tenia la edad de Sakura, pero eso fue hace más de veinte años. Supongo que ya habré olvidado todo lo que aprendí.

Kaede le dirigió una turbadora sonrisa.

-Lo dudo.

Hanamichi se cruzo de brazos,  reprimiendo la necesidad de estirarse algunos  mechones de cabello rojizo.

 Aunque era suficiente conservador en forma de vestir, la sensualidad de su mirada le hacia sentirse incómodamente expuesto a él.

_La próxima vez que venga por aquí procure ponerse algo mas informa. No me gustaria que se echara a perder una ropa tan elegante.

_Intentare recordarlo-murmuro Hanamichi con una vena saltándole en la frente.

Alzó la mirada y vio a Kaede apoyado contra la puerta del establo, con los brazos cruzados sobre su pecho, revelando sus perfectos bíceps.

_¿Cuando empezara a montar Sakura?

Hanamichi se entretuvo una brizna de paja del pantalón, evitando así sus ojos y la absurda necesidad de mirarlos.

_El jueves.

_Lo hará estupendamente.

_ ¿Usted es uno de los profesores?

_No, yo me dedico a entrenar caballos para circuitos de rodeos.Así que se trataba de un entrenador, Hanamichi lo miro desilusionado, para Sakura había sido una gran ventaja contar con alguien que podía comunicarse con ella, y definitivamente habría él encontrado sus propias ventajas al poder verlo en acción.

_¿Se dedica a entrenar caballos a tiempo completo?_Tambien entreno al equipo de lazo. 

     La confunciòn su rostro debía notarse porque Kaede le estaba explicando de que se trataba y cuando termino  bajo a Sakura del cubo y la coloco a lado de Hana.

_Será mejor que vayas con tu pa para que pueda apuntarte a las clases de equitación -le pellizcó la nariz-.

 Y esta vez salgas corriendo.

_Muchas gracias por haber cuidado de ella, señor Rukawa-le dijo Hanamichi.

_De nada. Y llámame Kaede, por favor_ se llevó mano al borde del sombrero-.

 Hasta luego, señor Sakuragi.

_Nada de señor, llámame Hanamichi.

 Sakura se despidió de Kaede, agarró la mano de su pa y tiro de ella hacia la salida.

Antes de marcharse, Hanamichi se volvió hacia Kaede con intención de satisfacer su curiosidad.

_¿Donde aprendiste el lenguaje de signos?Una sombra de emoción, tristeza o quizás dolor empaño la mirada de Kaede.

_De un miembro de mi familia_ dijo, y se volvió enojado a Hanamichi con más curiosidad todavía.

Por una extraña razón, ansiaba saber más sobre aquel hombre. Estaba definitivamente intrigado.

Camino con Sakura hasta el registro y ocupo su sitio al final de cola

.Cuando llegaron a la mesa, Hanamichi alzó la mirada y vio a Kaede reclinado contra la puerta del establo.

Llevaba una soga enrollada al hombro, apoyada  una bota en la puerta del establo y hundía las manos en los bolsillos.

Parecía recién salido de una película de Oeste.Era un hombre demasiado guapo para ser verdad. Un vaquero maravilloso que no era en absoluto su tipo.

 En caso que tuviera  algún tipo.

_Le toca usted-le indico un hombre que estaba detrás de la mesa.

_Lo siento-musito Hanamichi, apartando la atención de Kaede y concentrándose en sus responsabilidades, sin perder de vista a Sakura, rellenó los formularios que le correspondía.

Ya en el auto Hanamichi se puso a reflexionar sobre su relación de su hija, ¿La habría protegido excesivamente del mundo al meterla en un internado?

 Hanamichi todo lo había hecho por Sakura. Pero todavía no había podido comunicarse del todo con su hija. Y no podía decirse que no lo hubiera intentado.

Fuera cual fuera el método de comunicación que se propusiera, Akira, su ex marido, siempre lo encontraba insatisfactorio.No le gustaba el lenguaje de signos porque decía que Sakura se ponía en evidencia en público.

 No le gustaba el método oral porque no quería que Sakura hablara: lo hacia de una forma extraña, en realidad lo que quería una niña normal.

Sin embargo, Sakura había aprendido a utilizar las manos para hablar y sus ojos para comprender lo que otros decían. Desgraciadamente había prendido tan rápido que Hanamichi no había logrado alcanzarla.   

 

CONTINUARA.................    

        


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