Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Fiebre por mihll

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes de este fic no me pertenecen y sólo los utilizo a modo de diversión

Notas del capitulo:  

Advertencia: este fic es "Mpreg" (embarazo masculino), si no te gusta, no leas

 

Hola

Este fic lo hice hace mucho tiempo y no me había atrevido a subirlo, ahora es el tiempo y lo hago para compensar el anterior subido a la página por mi persona, mientras dispongo del tiempo para hacer una secuela de ése fic "Entonces..."

Dedicado a todos los lectores, especialmente hacia aquellos que me leyeron en el fic anterior y quedaron con ganas de matarme por el final que entregué ^^

Espero que les guste

 

"Fiebre"
Historia basada en "Slam Dunk"

Por mihll

 

++++++++Capítulo Único++++++++

 

 

 

 

    Era feliz con Akira, lo había sido desde que se casó con él hacían ya seis largos años, pero Kaede sentía desde hace algún tiempo atrás que algo le faltaba para que fuera un felicidad completa; él quería un hijo, Akira no, y no encontraba la forma de convencerlo  porque la mente de su esposo sencillamente se había cerrado en la idea de tal vez en unos cinco o seis años más, no antes.

 

Esta noche en particular, como última opción quiso hacerlo perder la cordura en pasión, buscar que lo tomara con descuido sin tener de por medio ese horroroso condón que era la barrera que se interponía en su más anhelado deseo. No hubo resultado. Aunque Akira estaba muy caliente, fue lo suficientemente consiente para buscar ése desgraciado preservativo. Era cierto, había tirado cada uno de ellos a la basura pero no contó con que el ojivioleta tuviera uno guardado celosamente en un lugar especial en que no se le ocurrió buscar-"aquel condón para casos de emergencias"-según él.

 

-Lo siento, pero ya no quiero-dijo Kaede frustrado cuando Akira ya estaba a medio trabajo de colocarse el preservativo. Lo empujó para quitárselo de encima y se salió de la cama-dices amarme mucho pero no quieres darme el hijo que tanto deseo-le reprochó en tanto se colocaba sus boxers.

 

Akira se quitó el condón de un solo jalón y lo lanzó al piso. Cada día oía las mismas quejas, ¿acaso su esposo no se cansaba de insistir con eso?, ahora más encima lo dejaba muy excitado y por lo visto, tendría que arreglárselas por su propia cuenta.

 

-Ahora no, somos muy jóvenes para eso-le dijo enojado -Te he dicho mil veces, estoy harto de que sigas insistiendo, no quiero un hijo ahora y punto final.

 

-Pues yo si lo quiero ahora y también estoy cansado de tus negativas-espetó terminando de abrocharse su pantalón.

 

-Kaede-murmuró Akira dejándose caer cansadamente sobre la cama  y cubriéndose los ojos con su brazo-somos felices así. Es cierto que puedes darme hijos pero por el momento seamos como las parejas gay normales...y ahora déjate  de esas tonterías y ven a terminar el trabajo que empezaste, tengo otra reserva por ahí- a los segundos de decirlo, la camisa del moreno llegó hecho un bollo hasta su cara.

 

-Eso es lo único que tendrás de mi esta noche- dijo Kaede dijo molesto caminando hacia el closet dispuesto a buscar otra camisa, la otra estaba rota porque su esposo en la desesperación prácticamente se la había arrancado del cuerpo-Voy a salir-

 

-¿Adónde se supone que irás?-preguntó Akira con un tono divertido a pesar de su enfado.

 

Kaede se volvió hacía él abotonándose  una camisa prolijamente planchada de tono azul que combinaba a la perfección con su color de ojos.

 

-Yo quiero un hijo y tú no quieres dármelo, así que iré por ahí y le pediré al primer tipo dispuesto que me dé lo que quiero.

 

Akira ahogó una risa con la camisa cubriendo su cara.

 

-Hablo muy en serio-le desafió Kaede, más el otro siguió riendo. Por ello se apresuró en salir del cuarto con una chaqueta en manos oyendo a sus espaldas un grito de su esposo diciendo que sabía que jamás podría hacer eso, luego sólo fueron carcajadas y más carcajadas que se oían por todo el departamento.

 

 Ya en la sala, por unos momentos se dedicó a dar vueltas y más vueltas, hasta que finalmente se decidió a salir sólo para hacerle ver que era capaz de lo que fuera por conseguir un hijo, aunque no estaba seguro si lo que haría al salir del edificio era hacer lo que había señalado o tan sólo preocuparlo, sus pasos que le llevaron hasta el ascensor si eran seguros. Descendió al primer nivel, cruzó el vestíbulo y la puerta principal sin dudar pero al echar un pie afuera se detuvo en seco. Pensó que las cosas no funcionaban de ese modo, ya que con su enojo en aumento  a cada segundo podría tirarse al primero que encontrara a su paso. Amaba a Akira y no, no le haría una cosa así, no lo merecía.

 

-¡Al diablo!-murmuró devolviéndose tras sus pasos y estuvo de vuelta en el ascensor. Como si se tratara de un juego, pulsó el botón del último nivel para después volver a bajar al primero y así sucesivamente hasta que consideró que ya era tiempo de volver a su hogar. La caja metálica descendía entonces, había pulsado el séptimo nivel, pero esta se detendría antes, en el noveno piso para recoger a un tipo, un pelirrojo a quien reconoció inmediatamente como un modelo famoso por sus escándalos de tipo sexual. Éste pulsó el botón del  primer piso y luego dio un paso atrás quedando a su lado  a la espera que las gruesas puertas se cerraran.

 

 

-Tienes buen aspecto-murmuró de forma inesperada cuando ya las puertas terminaban por juntarse-tendrías éxito como modelo.

 

-No es para mí-fue la respuesta de Kaede, que sonó un poco indiferente.

 

-Sólo decía-dijo y calló.

 

Cuando el elevador se detuvo en el piso séptimo, pocos segundos después, Kaede dio los pasos necesarios para salir, pero antes de que estuviera fuera del todo oyó a sus espaldas:

 

-Debe ser aburrido estar casado y no divertirse nada...Lo noto en tu rostro-

 

Kaede  se volvió.

-Hablas demasiado de cosas que no te importan-le espetó serio.

 

-Sólo decía-repitió el pelirrojo sonriendo.

 

-¿Y qué se supone que es divertido para ti?-preguntó inesperadamente

 

- Depende del punto de vista en que quiera mirar la diversión-respondió viendo que  el moreno estaba interponiéndose al cierre de las puertas- pero creo que dada tu posición...-insinuó

 

 

-De acuerdo- señaló  volviendo en sus pasos. Las puertas se cerraron.-Puedes responderme en lo tardamos en llegar al primer piso-

 

El pelirrojo sonrió más ampliamente

 

-No era para que te lo tomaras tan apecho-dijo-mi respuesta es simple y es hacer todo aquello que me haga sonreír y no traer una cara de dos metros como la tuya.

 

-Torpe, eso no es respuesta, específica -

 

-Ir a bailar, reunirme con mis amigos, de vez en cuando hacer deporte...-

 

-Pues no es la gran cosa-murmuró Kaede desdeñoso.

 

-Pero al menos sonrío, es lo que vale, ¿no?-dijo mirándolo

 

Kaede evitó un comentario. Como el ascensor era rápido, el tiempo se les vino encima y ya había llegado al primer nivel y las puertas se abrían.

 

-¿Se supone que ahora  vas a divertirte?

 

-¿Quieres venir conmigo?-contraatacó el pelirrojo con otra pregunta deteniendo su salida

 

-No, adónde quieras que vayas no-

 

-Entonces nos quedamos en mi departamento y nos divertimos allí-

 

Todo ese cruce de palabras había sido rápido. Kaede apenas cayó en cuenta que estaba flirteando con él, pero lo dicho, dicho estaba y eso hizo que el pelirrojo finalmente no se decidiera a salir y las puertas se cerraran.

 

-El silencio concede-dijo entonces el pelirrojo pulsando el botón de su piso.

 

Kaede sintió la incomodidad. Ése tipo era un descarado, como decían las noticias de farándulas, poco le importaba de lo que dijeran de su persona. Pero siendo sincero, la oportunidad estaba en sus manos, inconscientemente había dado el paso y el pelirrojo era sexy, muy sexy, tenía que reconocerlo, que hasta podría ser el perfecto padre para su hijo, siempre y cuando no tuviera a Akira a su lado, sin embargo, cuando ya llegaban al nivel de piso indicado, perdió todo sentido de conciencia con un solo beso que ese tipo le dio; profundo y fogoso, como nadie, ni siquiera su esposo le había dado. Entonces se dejó arrastrar hasta el interior del departamento 908, que no era muy distinto en distribución al suyo, pero era más personal, de una sola habitación a diferencia del propio que tenía tres, más no le dio importancia porque entre besos pronto llegó hasta ése único cuarto, y se encontró prisionero entre una gran cama y el cuerpo de un sexy modelo pelirrojo.

 

Kaede gustaba de los besos y de las caricias en su miembro por sobre la tela de su pantalón. Cuando pensó en devolverse a su casa, nunca se imaginó que de un momento a otro, estuviera con alguien más, distinto a Akira, más no detuvo al pelirrojo ni él se detuvo, dándole por ende, el beneplácito de poder seguir del modo que él quisiera. Había llegado a un punto de excitación en el que ya no importaba nada, ni siquiera quien fuera aquel que lo iba a hacer suyo.

 

Poco tiempo después había ropa regada en el suelo, la cama, antes hecha prolijamente, estaba desordenada y se seguía desordenando bajo dos cuerpos que sudorosos se retorcían y mecían al compás del placer. Quejidos roncos, susurros entrecortados, el frotar de las sábanas y sus cuerpos chocando, fue todo lo que se oyó por un largo rato.

 

Fue un fuego vivaz entre dos cuerpos el que ardió calentando el aire de la pequeña habitación, que quedó impregnado con un suave olor a sexo. Ahora, aquellas dos figuras varoniles reposaban de espaldas contra la cama, con la respiración entrecortada y la piel de ambos, una blanca y otra bronceada, brillante en sudor destilado por cada poro durante el acto sexual...

 

-No sé tú, pero para mi fue increíble-dijo de pronto el pelirrojo con la respiración entrecortada

 

Kaede se limitó a no responder. Ya se había arrepentido de lo que había hecho. No podía créelo de ninguna manera. Su mente era ya un mar de confusiones, de reproches. Cuán fácil había sido caer tentado ante la excitación provocada por un joven tan alto como él, de sedosos cabellos rojizos que caían descuidados sobre su frente, piel exquisitamente bronceada, y unos ojos color miel, misteriosos, casi furtivos. Lamentaba no haber podido rehuir de aquel cuyo nombre ni siquiera conocía,... lamentaba haber cumplido su palabra a Akira...

 

No hacía más que mirar el techo con una avalancha de preguntas convergiendo en su mente: ¿cómo levantarse e irse?, ¿cómo llegar a casa sintiéndose distinto?, ¿cómo enfrentar a su esposo?,... cómo seguir adelante sabiendo que podía quedar en estado, dado que este era precisamente su día en que las probabilidades de concebir eran las mayores en todo su periodo, ¡cómo!

 

Frustrado de su debilidad, Kaede se cubrió los ojos con un pesar que el pelirrojo advirtió por el rabillo del ojo, pero no dijo nada.

 

Así continuaron, en silencio, hasta que éste fue roto débilmente por el deslizar de su cuerpo entre las sábanas. Quedó sentado en el borde de la cama.

 

-Aunque no lo creas, amo a mi esposo-musitó.

 

-Eso me temo-respondió el pelirrojo para luego agregar:-pero no te preocupes, de mí no saldrá una palabra de lo sucedido esta noche.

 

-Así es mejor-dijo Kaede levantándose para luego vestirse con lentitud y en completo silencio.

 

 

###

 

El departamento estaba completamente a oscuras, el suave sonido de de las agujas del  reloj pared llegaba hasta los oídos de Kaede dentro de tanto silencio en que sumía su hogar. Caminaba  en puntillas, temiendo provocar el más mínimo al dar sus pasos. Si tenía suerte, Akira estaría dormido, sin embargo, no la tenía. Se hizo la luz y a sus espaldas oyó su voz:

 

-He de pensar que cumpliste tu palabra-

 

Se volvió hacia él, le miró más no dijo nada y continuó su ruta a pasos normales, encerrándose en el baño al llegar a su cuarto. Se olió las ropas impregnadas de un olor que no eran de su esposo, entonces temió de la ira de éste cuando se diera cuenta.

 

Respirando profundamente se hizo la idea de que debía encarar lo que viniera. Con tres cuotas de estupidez y una de valentía, salió de ése lugar al poco rato

 

Akira en ese momento rompió en carcajadas con tan sólo verle aparecer.

 

-Muy bonito ja ja ja, no puedo creerlo ja ja ja, te seguí, no fuiste capaz... dime, ¿cuánto tiempo estuviste dando vueltas en ese ascensor?... lo supongo porque cuando volví a casa no estabas, ¿o qué hiciste después, señor Sendoh-incapaz-de-cumplir-su-palabra?-

 

- Si supieras-dijo Kaede impresionado de la estupidez de su marido, ¿o sólo estaba jugando con él?

 

-Kaede, Kaede-murmuró el ojivioleta sentándose en el pie de la cama, tratando de contener su risa-según el conserje, no volviste a salir... dudo que hayas hecho lo que prometiste...-

 

-¿Ah, no?-lo desafió sin temor a que se saliera una verdad, como sea tarde o temprano tendría que salir según sus pronósticos

 

-Ya métete en la cama-Akira dijo pareciendo serio-y por favor-volvió a reír sin poder aguantarse-...nada, ja ja ja nada...-

 

-pero antes déjame ducharme y quitarme el aroma de otro-lo dijo en serio, pero sólo consiguió aumentar el volumen de las carcajadas de su esposo

 

Kaede entonces se fue a dar una larga ducha de agua tibia. No quiso pensar en nada en ese tiempo bajo el agua. Cuando salió se secó y hubo constatado que su encuentro furtivo no lo hubiera dejado marcas; no las había, a pesar de que así  lo creía.

 

A la hora de dormir estuvo muy atento a cualquier señal de su esposo. Éste actuó con normalidad aunque muy divertido de la situación e incluso se abrazó a él como todas las noches. Era muy idiota pensado que no le iba a traicionar. Lo aseguró completamente antes de dormirse profundamente.

 

###

 

Un mes, un largo mes había transcurrido desde que Kaede traicionó a Akira. Y hacía una semana que se había enterado que esa traición tuvo consecuencias; estaba esperando un hijo de ése pelirrojo, cuyo nombre ya conocía. Se llamaba Hanamichi Sakuragi, un personaje a quien no veía hasta ahora, en que precisamente coincidían en el ascensor. El pelirrojo iba cargando un par de maletas, y él, unas bolsas con compras.

 

-Primero usted, señor Sendoh-le dijo señalándole el paso al interior del elevador

 

El pelirrojo le secundó en su entrada y presionó el botón de su piso para luego presionar el del suyo

 

-Hay un lindo día afuera-murmuró quedando a su lado, como la primera vez

 

-Supongo- respondió Kaede distante. El pelirrojo sonrió

 

-Visité Estados Unidos-señaló sus maletas- ése país sí que es caluroso, diría que es un asco-

 

-Haz de haber ido por trabajo-dijo sólo por seguirle la conversación

 

-Trabajo y diversión-le miró justo en el momento en que él le miraba y sintió que le quemaba

 

El pelirrojo le sonrió más no dijo una sola palabra. Cuando dejó atrás el ascensor, y antes de sentir el leve sonido de las puertas el cerrarse, sintió su mirada en su espalda. Lo cierto era que ése hombre le provocaba algo, mucho más que saberlo el padre del hijo que esperaba, pero no sabía qué era

 

Al llegar al interior de su departamento, pudo ver a Akira entretenido con la televisión. Pasó de él y se fue directamente a la cocina. Dejó las compras sobre la encimera y se apoyó en esta misma, preguntándose qué mierda haría, sin embargo, su lío mental fue interrumpido por la presencia de su esposo

 

-¿Me trajiste lo que te pedí?

 

-¡Mierda!-exclamó sobándose la frente-se quedó en el coche- como sabía que no conformaría a su esposo hasta que éste tuviera esas dichosas cervezas que le encargó, dijo:- voy por ellas-

 

Sin obtener una respuesta salió del departamento gruñendo por lo bajo, para su mala fortuna el ascensor de tardó en responder a su llamado y cuando lo hizo, se encontró de nuevo con el pelirrojo

 

-¡Vaya fortuna!, dos veces en menos de quince minutos-señaló el pelirrojo sonriente

 

¿Es que acaso hoy era el peor día de su vida?

 

Kaede se metió en la caja metálica. No tuvo que marcar el nivel del estacionamiento porque Hanamichi ya lo había hecho. No pasaban del tercer nivel cuando ése loco pulsó el botón para detener la marcha de la máquina

 

-Hoy tienes muy mal aspecto-le dijo mirándolo

 

-No es mi día, no me lo hagas aún peor, ¿sí?-casi suplicó

 

-No es lo que pretendo-dijo acercándose peligrosamente, tanto que Kaede tuvo que huir estampando su espalda contra la pared

 

-No me hagas que lo pida como un favor-mirando a sus costados pudo ver los fuertes brazos que le acorralaban  y al volver su vista al frente se encontró con el rostro de Hanamichi muy cerca suyo- no te atrevas-amenazó

 

-¿Atreverme a qué?, ¿A esto?-preguntó y le besó apasionadamente sin darle tiempo a una respuesta.

 

Kaede quiso huir del beso pero no pudo. Cuando menos lo pensó ya estaba respondiendo y sus manos se encontraban atrayendo la cabeza del pelirrojo hacía sí para profundizar el ardiente contacto, que era intenso, como provocado de la añoranza por todo el tiempo en que no se vieron.

 

Su único golpe de conciencia que tuvo fue en el instante en que se percató que estaba siendo penetrado. Ése pelirrojo le estaba haciendo suyo en un lugar impensando como era el elevador y él lo permitía de buenas ganas, gozando un tipo de sexo que solo ése atrevido sabía darle y que le gustaba más que el que le daba Akira. Lo disfrutó hasta que alcanzó un orgasmo intenso e inesperado en este día horrible

 

Al salir del ascensor, actuaron como si nada hubiera pasado, si los de vigilancia los habían visto a través de las cámaras, que importaba. Hanamichi incluso se había encargando de mostrarle el dedo medio al salir del cajón de metal, murmurando socarronamente un "espero que lo hayan disfrutado"

 

Kaede al final terminó sonriendo y se despidió del pelirrojo con un beso para luego ir por las cervezas y volver campante a su departamento

 

##

 

Día viernes, Akira llegaba del trabajo más contento de lo normal. Kaede por su parte, era todo un contraste con respecto  a su esposo, los síntomas de su estado lo estaban agobiando más de la cuenta.

 

Él estaba en el baño cuando oyó el grito de llamado de Akira. Debió tomarse su tiempo antes de dignarse a ir a su encuentro, entonces le vio, recibiéndolo con los brazos abiertos

 

- Me decidí Kaede... lo he pensado mucho, sé que te herí con mi negativa, pero ahora sí quiero-

 

-¿Querer qué?-interrogó Kaede sin comprender

 

-Un hijo Kaede, lo que has querido-se acercó y lo abrazó-mis amigos, compañeros de trabajo me convencieron de que era afortunado de tener un hijo con otro hombre-finalizó más sonriente si se podía

 

-¿Sólo por eso?-se separó enojado-ellos te convencieron y yo que te he insistido por dos años no pude... es muy tarde Akira, ya no puede ser-finalizó con amargura

 

-Kae-le llamó acariciándole la mejilla-perdona por no saber comprenderte-

 

La mano de Akira fue separada por un manotazo

 

-Es tarde Akira-casi le gritó mirándolo muy enojado y con insistencia unos segundos para luego salir de casa rápidamente

 

Sus pasos le llevaron hasta el elevador que no tardó en responder, para su fortuna, pulsó el botón del noveno piso. Kaede no sabía si Hanamichi estaba, pero eso no fue una barrera par ir hasta su puerta y tocar hasta el cansancio

 

-me voy a Korea, es una gran oportunidad y un gran contrato-de pronto Kaede oyó a lo lejos, la voz provenía desde el ascensor

 

-¿Quieres un consejo?-esa otra voz era de el pelirrojo, Kaede lo reconoció perfectamente y se volvió sólo para encontrar a éste caminar abrazando a otro tipo. Algo en su interior se desató, algo que no podía entender,  y que era como una mezcla de dolor y decepción

 

-Kaede-llamó Hanamichi al verlo, separándose del otro para ir a su encuentro

 

-Déjame, fue un error venir-musitó alejándose de él pero al instante sintió un agarre en su brazo que le hizo volverse bruscamente. Mas que posar su mirada inmediatamente en él, lo hizo en ése espectador que no parecía como tal, sino que como la aventura de una noche del modelo-quédate con tu aventura, yo me voy con mi esposo-

 

-Es un compañero de trabajo- explicó Hana mientras el otro estaba comprendiendo rápidamente que estaba demás en una discusión de dos amantes

 

-Te creo-fue la respuesta en forma sarcástica

Hanamichi miró a su acompañante

 

-Perdón Mitsui, mañana te llamo-el otro asintió y se volvió por donde vino-ahora entremos, si vamos a discutir que sea dentro de mi casa.

 

Ya en el interior del departamento, el ojiazul se paseó de un lugar a otro, tomándose la cabeza y mostrando un aspecto preocupado

 

-No era mi amante si eso te preocupa-señaló Hanamichi

 

- No es eso-murmuró Kaede

 

-¿Entonces?

 

Kaede dio una vuelta más en su andar y luego se dejó hacer derrotado en un sillón

 

-Puedo tener hijos-soltó de golpe-puedo concebir y siempre quise tener un hijo de mi esposo, pero él no quería hasta ahora...-

 

Si bien Hanamichi se extrañó un poco de la revelación se lo tomó con calma. Se sentó frente al moreno dispuesto a oír lo que éste tenía que decir

 

-Ahora Akira viene y me dice que quiere un hijo-dijo pasándose las manos por el rostro como si quisiera desprenderse de una gran angustia

 

-¿Y eso qué?... ¿no se supone que quiere tenerlo ahora? ¿Es bueno, no?-preguntó Hanamichi con duda

 

-No es bueno-respondió simplemente el morocho, bajando la mirada un instante para levantarla después y fijarla en el pelirrojo-es malo...porque ya espero un hijo tuyo-

 

Hanamichi abrió la boca cerrándola de nuevo. Nunca en su vida se esperó que ése hombre viniera a confirmarle que podía tener hijos y de paso decirle esperaba  uno suyo

 

-Tengo casi dos meses... - aclaró Kaede

 

El pelirrojo se puso en pie desesperado, caminó pensativo como Kaede lo había hecho, de un lado a otro para después sentarse a su lado, tragando saliva antes de interrogarlo

 

-¿Estás seguro?-

 

-Es tuyo, no tengo sexo con Akira a menos que sea con protección, ¡ya te dije que él no quería hijos!-aclaró en forma alterada

 

Hanamichi posó su mano en el hombro del ojiazul

 

- Hazle creer que es suyo-dijo para exaltación de Kaede que se puso en pie como impulsado con un resorte

 

-No eres más que un torpe, un idiota-espetó furioso-¡yo jamás haría algo así, nunca!-le gritó-¡pensé que eras algo más, me equivoqué!

 

Hanmichi también se puso en pie

 

-¿En qué te equivocaste?-preguntó molesto

 

- ¿¡Quieres que te lo grite!?, eres muy torpe. Jamás pensé que insinuarías algo así, pensé que me dirías que no me crees pero no eso, soy capaz incluso de decirle a Akira que le fui infiel contigo pero nunca le cargaría un hijo que no es suyo-

 

-Entonces díselo-le desafió Hanamichi

 

Kaede miró con horror al pelirrojo que sonrió

 

-Me equivoqué al pensar que le querías demasiado, te dije eso sólo para probarte-le dijo eso acercándose- la otra salida que te propongo y que es la que yo quiero...es que huyas conmigo de aquí, tienes a mi hijo en tu vientre. Vayámonos lejos-dijo a modo de súplica-quiero irme, quiero otra vida distinta a la mierda que vivo... quiero estar lejos de todo lo que se dice de mí, estoy cansado de mi estilo de vida y trabajo...de que me tachen como el caliente acosador que no soy

 

-Si no eres eso... ¿entonces por qué accediste tan fácilmente a acostarte conmigo?-inquirió Kaede sorprendido

 

Hanamichi sonrió de nuevo

 

-Porque me gustaste desde el primer momento en que me crucé contigo en este edificio...te amo Kaede y estoy dispuesto a todo para estar contigo... y nuestro hijo-desvió su vista de él  pensando sus siguientes palabras, luego lo miró y continuó:-y eso de que puedes tener hijos tal vez lo sabía... aunque no lo creí posible-

 

-Eh?-emitió Kaede

 

-Te oí un día hablando con tu esposo de eso... y bueno- se mordió el labio inferior. El otro estaba al borde de turbación-digamos que tal vez esperé poder embarazarte

 

- ¡Tú!-expresó Kaede más no pudo decir otra palabra, Hanamichi lo detuvo, bien sabía que vendrían los reproches pero la culpa no era sólo suya. Kaede era más culpable por entregarse descuidadamente

 

-Olvida eso, no importa, sólo dime que ahora quieres venir conmigo y formar una familia junto a nuestro hijo-terminó esperanzado por una respuesta positiva

 

Kaede dudó, tuvo que buscar dentro de su corazón la explicación de lo que sentía por ése hombre y cuando la halló, se decidió; se iría con él y no habría marchar atrás.

 

##

 

Era ya de noche y el tren rumbo a Hokkaido continuaba sin pausa. Kaede no podía dormir. Con los ojos muy abiertos miraba fijamente la oscuridad en que se sumía el camarote, escuchando la suave respiración de Hanamichi, su amante

 

Porque así lo quiso, su vida había dado un giro sin retorno

 

Pensaba que Akira a estas alturas estaba preocupado buscándolo. Sentía pena por él y por sí mismo porque fue un canalla de primera al recoger sus cosas cuando él no estaba. Ni siquiera le dejó una nota diciendo que se iba con otro, nada. Sencillamente lo dejó como quien abandona un objeto que ya no utiliza

 

Akira había sido un buen amante y buen marido exceptuando por unos cuantos detalles pequeños que no lo hacían perfecto. Fue muy bueno el tiempo que estuvo a su lado, había momentos con él que serían inolvidables, por eso tampoco podría olvidarlo a él

 

Se desesperó entonces sintiendo el golpetear duro de su corazón contra su pecho, le dolía haber mandado a la mierda todos esos años y haber deshecho un compromiso de amor que se suponía era para toda la vida, en tan sólo un instante

 

Preso de una culpa indescriptible sus ojos se aguaron. Pronto sus lágrimas serían como ríos que avanzaban en su piel quemándola, también comenzó a emitir gemidos que despertaron a quien dormía a su lado y sintió su cuerpo aferrado al suyo y su aliento cálido sobre su sobre su oreja bañada en lágrimas

 

-¿Tan pronto te arrepentiste?-preguntó Hanamichi

 

Su voz fue helada y la sintió como una daga extra que se incrustaba en su corazón dolorido. Sollozó con más fuerza. Encendió la luz, se sentó en la cama con la cabeza caída, al poco rato le dijo:

 

-No me arrepiento...sólo que no debí dejarlo de esa forma, me buscará y se desesperará por no saber nada; quizá hasta piense que me pasó algo malo. Estos días sin saber nada de mí serán horribles para él.

 

Hanamichi también se sentó y lo atrajo para cobijarlo en un abrazo

 

-Llámalo Kaede, no es la mejor forma pero hazlo, dile que te vas con tu nueva familia-

 

Esta vez la voz del pelirrojo había sonado cálida, su  abrazo era reconfortante para el moreno que sólo calló dejando el sollozo de lado. No supo ni cómo ni cuándo, entre las caricias que le daba, se durmió.

 

Despertó en la mañana, la luz de día invadía todo el cuarto. Kaede sentía un escozor en los ojos. Se incorporó de a poco mirando su teléfono móvil en la mesita al lado de la cama. Debía hablar con Akira, entonces pensó mucho, tal vez demasiado. Su ser era un tormento de reproches. Pensando en el bien de Akira y no en él, se levantó rápidamente.

 

Terminaba de llenar su maleta cuando de improviso una mano le tironeó el pantalón sobresaltándolo. Se volvió con rapidez encontrando a una pequeña niña pelirroja que lo miró bastante confundida

 

-¿A dónde vas con esa maleta, papi? ¿te vas solito y no nos llevarás?-preguntó la niña con su voz infantil. Se aferraba a su muñeca

 

Kaede creyó oír mal, parpadeó varias veces muy confundido. Sin poder responder miró bien a la niña que tenía un extremo parecido con Hanamichi, no supo qué decir o pensar

 

-Dime papi-insistió la pequeña-¿Dónde vas?

 

Él miró su maleta, sentía un fuerte mareo y  no podía procesar bien lo que estaba pasando o por qué esa linda niña le llamaba papi. Continuó sin responder y la niña salió corriendo

 

Kaede miró todo en rededor, algo andaba mal, se suponía que se durmió en el camarote de un tren, ahora parecía haber despertado en otro sitio, un amplio y bien decorado cuarto, con una cama enorme en el centro. Su dolor de cabeza y confusión iba en aumento. Se llevó las manos a la frente como si con ello aminorara la molestia

 

Se oyeron pasos en la puerta, voces de la chiquilla y de alguien que resultaba ser Hanamichi

 

-Nena, tu papi no se va, cómo piensas eso-decía el adulto con un tono divertido en su voz

 

-Se va, mira-la fina voz decía con preocupación

 

La pequeña apareció de nuevo dentro del cuarto tironeando a Hanamichi que llevaba un pequeño niño en brazos. Kaede lo miró con los ojos bien abiertos, la criatura que le sonrió estirando sus bracitos hacia él, era una copia de su persona

 

Hanamichi por su parte, observando la maleta a los pies de Kaede y la expresión de éste, asustado y sorprendido, no pudo más que repetir la misma pregunta que la niña

 

-¿Dónde se supone que vas con eso?-

 

-Me... voy-contestó con duda

 

-¿cómo que te vas?-preguntó acercándose a él con la niña aún sujetada a su pantalón casi al borde del sollozo porque uno de sus padres se iba

 

-Akira...-murmuró Kaede

 

-¿Akira?-repitió Hanamichi extrañado

 

-Sí... bueno-volvió a mirar en rededor, a los niños. Todavía estaba muy confundido

 

-¿No me digas que después de lo de anoche te dio por visitar a ése puercoespín barato al otro lado del mundo?-río dejando al pequeño en el piso, éste quedó sentado y su hermana no tardó en arrodillarse a su lado abrasándolo

 

-Yo...no sé-dijo al tiempo que sentía la mano de Hanamichi en su frente

 

-Aún no baja la calentura-expresó Hana advirtiendo que Kaede le miraba entre raro y embobado-deberías volver a la cama y no pensar en ir a ver a ése desconsiderado a Estados Unidos-

 

Akira Sendoh era un amigo después de todo, éste tenía una gran vida de basquetbolista en el país norteamericano. Él se había casado hacían ya cinco meses con una chica que conoció en ese país y desde entonces tenía a Japón y a sus amigos bastante olvidados. De allí las palabras de Hanamichi

 

-¿Cómo?-preguntó Kaede mostrando la expresión de haberse olvidado de todo

 

El pelirrojo volvió a sonreír

 

-parece que la fiebre te está alterando, ven-le tomó la mano y lo condujo a la cama. Advirtiendo a su niña aún triste le dijo:-tu papi no se va-miró divertido a Kaede-sólo está desorientado porque todavía sigue enfermito.

 

La niña no tardó en llegar y se abrazó a Kaede

 

-Hazle caso a mi papi, recuerda que el sábado me prometiste ir al parque de diversiones, estarás bien para entonces, ¿cierto?-lo miró esperando la respuesta con ansiedad

 

-Claro nena-le acarició la mejilla. La pequeña sonrió feliz

 

-Le diré a la tía Ayako que nos acompañe-dijo para luego salir corriendo del cuarto, esquivando a su hermano que caminaba apoyándose en la puerta

 

-¿Ayako está aquí?-preguntó Kaede recostándose. Hanamichi asintió, se sentó en el borde de la cama y le terminó de cubrir con las mantas

 

-No dejas de preocuparme zorrito...-

 

Ése apodo tan único de su esposo hizo salir de la fantasía

 

Hanamichi siguió hablando pero Kaede dejó de oírle. Al fin se había dado cuenta de la realidad y recordado lo que pasó; tuvo la mala suerte de quedarse a mitad de camino cuando una de las ruedas de su coche se pinchó. Bajo un tremendo aguacero se vio obligado a cambiar la rueda y llegó hasta su casa completamente empapado maldiciendo por primera vez el hecho de vivir en una residencia bastante apartada de la ciudad. La fiebre le atacó al día siguiente, poco recordaba desde el momento que se sintió fatal, hasta ahora que despertó arrastrando una pesadilla de su sueño a la realidad

 

Entonces rió, para desconcierto de Hanamichi, rió como nunca lo había hecho.

 

-¿Qué pasa?-preguntó Hana evitando contagiarse de las carcajadas de su esposo, pero tuvo que esperar bastante tiempo para una respuesta.

 

-Tuve una pesadilla Hana y al parecer no acabó cuando desperté-dijo sosegado.

 

Su pequeño hijo, que había llegado tambaleante hasta la cama atrapó su atención. Hanamichi lo alzó y se lo dejó en sus brazos. Kaede le acarició la cabeza con mucho cariño mirándole como si fuera la primera vez que lo hacía. Era su pequeño Eiri, de un año de edad y segundo hijo en un feliz matrimonio.

 

No entendía como pudo confundir la realidad con una pesadilla; Era la fiebre, tenía que serlo para seguir creyendo después de despertar que estaba casado con Akira. Entregó su hijo a su esposo y dijo:

 

-Era un sueño en que yo estaba casado con Akira y tú eras mi amante-sonrió

 

Hanamichi interesado, se puso en pie

 

-Voy a dejar a Eiri con Ayako, quiero saber Kaede...ya vuelvo-

 

El pelirrojo abandonó en el cuarto y Kaede sonrió ampliamente pensando que aún en el mundo alterado por las pesadillas estaba destinado a estar al lado de Hanamichi a quien amó desde el primer momento que vio. Por supuesto que en la realidad la conquista había sido larga y difícil, y hasta angustiosa al pensar que nunca se ganaría su corazón, pero lo hizo. Un buen día en una fiesta cuando cursaba principios de tercero de preparatoria, ya siendo algo así como amigos, tras superar sus diferencias, se besaron por primera vez.

 

Sonrió más si se podía al recordar ese evento que cambió su vida.

 

Desde entonces fueron cultivando una relación paso a paso que más adelante se transformó en un amor grande, como si la vida los hubiera traído hasta esta tierra para ser uno el complemento del otro. Se amaban mucho y se amaron más cuando supieron de la venida de Setsuna; había sido toda una sorpresa pero muy bienvenida para Hanamichi, que reaccionó tal como en su loco sueño.

 

Él tenía sueños como fue siempre jugar en Estados Unidos pero aquello no se comparaba con tener una familia que ahora tenía; un buen marido y dos hijos que adoraba y que hacían que el amor que se guardaba en su corazón fuera imposible de deshacer

 

Hanamichi regresó en cuánto pudo y se sentó a su lado viendo embobado la sonrisa en su rostro

 

-Cuéntame zorrito-le pidió también sonriendo

 

Kaede le tomó la mano y lo miró intensamente

 

-Te amo-dijo

 

-Y yo a ti-correspondió el pelirrojo e instado por su esposo se acomodó a su lado

 

Mientras sus visitantes esperaban en la sala cuidando de sus pequeños a pedido de Hanamichi, Kaede comenzó a relatar esa historia con lujo de detalles, que después, despertara más sonrisas de ambos...

 

++++++++Fin Capítulo ++++++++

Notas finales:

Si que me hizo problemas para subir y editar, si esta es la vencida ¡¡¡Viva!!! jajajaaj

Hasta pronto

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).