La suave nieve comenzaba a caer, era apenas la segunda nevada de la temporada y como cada año se encontraba ahí. La orilla del lago estaba escarchada y en el centro apenas y se podía vislumbrar unas pequeñas olas provocadas probablemente por el nadar de las bestias bajo él y el crudo viento que azotaba la superficie. Bajó la mirada clavándola en sus pies. Justo bajos sus zapatos podía sentir el calor de la tierra llamándole…La gélida brisa le despejó el cabello de la cara, entonces se agachó y hundió los dedos en la tierra con suavidad. Sonrió.
-¿Por qué sonríes?-preguntó la voz a su lado.
Harry se irguió, y sin deshacer la sonrisa de sus labios, dijo:
-Recordaba tu bello rostro... tu sonrisa.
-Es un recuerdo digno de provocar sonrisas- afirmó Draco con sobriedad.
-Sí.
-Pero no es más que un recuerdo que tu mente guarda celosamente como imagen morbosa de tu acto.
-¿Morbosa? Yo creo que es dulce - dijo ampliando su sonrisa. Al ver que no obtenía respuesta fijó de nuevo la vista en el lago, metió las manos a sus bolsillos y trató de relajar su espalda - Creí que no ibas a venir...
-¿Podría dejar de hacerlo?
- No lo sé.
-Eres un idiota.
- Yo todavía lo recuerdo. Cada día lo recuerdo como si fuera hoy. ¿Sabes qué es lo más sorprendente? Que sólo después que te fuiste supe que te amaba.
Draco sonrió.
- Ahora pienso que eres doblemente idiota.
-Piensa lo que quieras, no me importa.
-Lo sé.
-Piensa si quieres, que mi acto tampoco me importó.
-Lo sé, pues de ser lo contrario no hubieras atacado por la espalda... No fue propio de ti, lo esperaba de cualquiera, nunca de ti.
Una leve carcajada salió de sus labios, mientras empezaba a mover la tierra con sus zapatos - Nadie lo esperaba, ni siquiera yo. En toda mi vida la única persona que pudo sacarme de mis casillas fuiste tú, ¿no es lindo? ¡ja!... En ocasiones como esta te extraño...
- ¿Ahora me extrañas? -Inquirió algo molesto.
- Cada día, no hay nadie en este mundo como tú, además estoy muy solo...
- ¿Y tus queridos amigos?
-No me interesa estar con ellos.
-¿Por qué?
- No son importantes, no me llenan, tal vez nunca lo hicieron.
-Qué frustrante ¿no? Y yo que te envidiaba porque siempre veía que nunca estabas solo.
-Estaba solo, ni yo mismo me daba cuenta cuan solo estaba, y ellos- se refirió como si fueran un mero recuerdo borroso-, ellos ya no tienen significado alguno en mi vida... No los veo, ni siquiera recuerdo sus rostros- enfrentó la mirada de Draco, acercándose -no como a ti, podría decir que recuerdo hasta el más ínfimo detalle tuyo, tu sonrisa, tus labios, tu piel, tus ojos y hasta los pequeños pliegues de tu rostro...
-Déjate de tonterías -espetó empujándole.
- ¿Mi amor es una tontería? -
-¡Tú no sabes amar!
- Te amo a ti...
- ¡Eso no es amor!
- ¿Qué lo es entonces? Pienso en t i todo el día, incluso si estoy a tu lado te sigo añorando, me mato por ti y vivo por ti ¿qué es amor si no lo es esto?
-¡Eso es estar enfermo!
-¡Ja! Te burlas de mis sentimientos, tal vez por eso lo hice, porque no podía llegar a ti.
- No pongas excusas.
- Lo siento...
- Tú no sientes - dijo dándole la espalda y empezando a marcharse. Potter lo veía caminar paulatinamente, la imagen se fue desvaneciendo y sus ojos se iban cubriendo por los copos de nieve. Miró hacia ambos lados antes de desprenderse de sus ropas, luego se lanzó al lado. No sintió la frialdad de las aguas que a cualquiera calarían hasta los huesos. Lo guiaba su deseo de ver en persona el cuerpo de Draco, rito que repetía cada año al llegar esta fecha
Al llegar a su destino en el fondo del lago, flotando libremente, contempló el altar en cuyo centro se hallaría eternamente el cuerpo de Malfoy.
-Hermoso-se dijo.
Nadó hasta alcanzar su rostro y acariciarlo con suavidad.
Entrelazó sus dedos y con la otra mano acarició su cabello mientras contemplaba con fervor su cuerpo; por unos momentos olvidó el frío del agua, las bestias marinas que nadaban no muy lejos de él y hasta la falta de oxigeno.
- ¿Qué haces aquí? - pronunció otra vez la voz a su lado.
- Creí que te habías ido...
-¿Acaso podría? ¿Algún día me dejarás?
-No.
-¿Por qué no?
-Ya te lo dije... Te amo.
-Déjame ir.
-No puedo.
-¡No puedo, no puedo!-repitió Draco molesto-¿Por qué no te dijiste no puedo cuando planeaste quitarme la vida?
-Porque no lo planee.
-Sí, ya recuerdo. Lo dijiste el año pasado, lo recuerdo; me mataste porque tuviste la ocasión y no quisiste desaprovecharla.
-Exacto-dijo sin dejar de propinar caricias a su tesoro
-Qué demente. El mundo debería saber que existe alguien peor que Voldemort
- Díselos - lo retó.
- ¿No se supone que eras bueno y justo? - insistió el otro.
Observó su rostro con detenimiento; se veía cansado y un poco más viejo de lo que en realidad era, los 6 años que habían pasado en el parecían 10. Con fastidio tomó el brazo del moreno y lo jaló hacia arriba, el muy idiota era capaz de no salir por seguir soñando.
-¿Adónde vamos?
-Afuera.
-¿Me estás cuidando?
- Por supuesto que no, pero si no me dejas libre en vida jamás podré irme.
- Lo siento...
- ¿Qué sientes?
- Siento no querer liberarte.
-¡Eres un maldito ¡
- Tal vez lo soy...
Salieron a la superficie y se aventó sobre la nieve, se arrastró jadeando, la garganta le ardía cada vez que jalaba aire.
-Respira, Potter-instó Draco, el mencionado no era consciente que ya estaban fuera del agua.
-Eres muy dulce-susurró Harry respirando al fin, fijando su vista en el cielo oscurecido mientras sentía el caer de los copos de nieve sobre su piel.
-No lo soy... también lo dijiste el año pasado, sólo fui un desgraciado que debía morir. No trates de cambiarlo, ¿dulce? Ya estoy creyendo que los límites de la locura no existen.
Harry soltó nuevas estruendosas carcajadas a ojos cerrados.
Al abrir los ojos se dio cuenta que Draco ya no estaba ahí, tocó su pecho recordando el toque que el rubio le dio; recordó la última vez que sintió sus manos, fue el mismo día que lo mató, su cuerpo aún estaba tibio cuando lo metió al fondo del lago. Irónicamente fue el mismo día que comenzó a quererle o tal vez el momento en que se dio cuenta que lo quería, la verdad ni él mismo lo sabía.
Miró al cielo con nostalgia; de haber sabido, de haber podido, de haber pasado, lo volvería a hacer...
Draco seguía allí aunque no se dejaba ver por los ojos de Harry. Perdido entre el mundo que separa a los muertos de los vivos, con la certeza que esa sería una eterna condena. Harry estaba completamente loco.
Al desviar la vista de su verdugo, a quien nadie condenó porque nadie supo que fue él el causante de su ausencia en la vida, miró el fondo del lago, precisamente aquel punto donde se hallaban los restos de su cuerpo, sí, sólo restos; huesos sometidos al desgaste de las aguas; aquellos que para Harry, el desquiciado héroe del mundo mágico, eran un cuerpo conservado eternamente.
No había arrepentimiento en esa mente perturbada, no quedaba nada bueno de lo que antes fue...No había nada de aquel que también quiso un día, y que traicioneramente, le asestó un golpe mortal justo en el preciso momento en que pensaba como acercarse a él y confesarle sus sentimientos.
-¡Qué bastardo! ¡Estúpido bastardo!-dijo retornando al punto exacto donde sucumbió- Aquí me mataste Potter...y aquí mismo... moriste tú…
.
FIN