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En el almacén por AIKO_love

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Notas del capitulo: ¡Hola! n_n Después de una larga ausencia, decidí escribir esto. Jamás pensé en hacer algo de estos dos, pero hoy que miraba la serie de nuevo, no pude evitar sonreír como boba. En verdad que son muy lindos juntos. Y bueno, ha salido esto como resultado. ¡Espero que lo disfruten, y feliz año nuevo!

En el almacén 

 

Por ti no sabes todo lo que haría,
por ti el cigarro dejaría,
por ti mi mal humor lo cambiaría,
por ti no me cuestionaría…




Ginji entró al local. En la mesa de fondo se encontraba Ban engullendo un trozo de pizza. Natsumi platicaba con Paul. Avanzó hasta situarse a centímetros de Ban, y con un efusivo abrazo, le saludó.



-¡Ban-chan! ¡He vuelto!

-Bienvenido, Ginji-. Ban sonrió a medias.

-Aquí tienes, Ginji-kun. Debes estar hambriento-. Natsumi le ofreció un pedazo de humeante pizza.

-¡Gracias!



A la noche, Paul cerró el local, y tanto Ginji como Ban se fueron al almacén, lugar donde dormían cuando sus carteras no les permitían costearse la renta de un apartamento, o al menos una noche en un hotel. Había un colchón a suelo raso, y unas cuantas cobijas apiladas sobre las almohadas. Ban se recostó, suspirando. No podía creer que Ginji ya estuviera ahí. El rubio había estado en una misión con los Volts, y estaba mas que claro que él no tenía cabida ahí. Había estado fuera por dos semanas, dos largas semanas, en las que Ban se había aburrido como ostra, comido cada trozo de pizza que Natsumi le ofreciera a espaldas de Paul -aunque tenía la sospecha de que el jefe sabía acerca de esas rebanadas desaparecidas- y, por difícil que le resultara admitirlo, extrañado a Ginji a mares.



Y el verlo, tan feliz y radiante esa mañana, había logrado que su mente le jugara una mala pasada. Si, debía ser su imaginación. ¿Por qué se pondría nervioso al ver a Ginji? ¿Por qué su corazón latiría desbocado cuando Ginji le abrazase? ¡Tonterías! Debía ser por la ausencia del chico.

-Entonces Kadzuki-chan lo ató con sus hilos, mientras Shido… ¿Ban-chan? ¿Estás dormido?-. Ginji se inclinó sobre Ban, examinando su rostro. -¿Ban-…?



No, por supuesto que no estaba dormido. No fue sino hasta ese momento que su mente asimiló con claridad que esa noche tendría que dormir con Ginji. Si, ni mas ni menos. Juntos, en ese angosto colchón, en ese solitario cuarto, y con el calor del verano -que tenía fama de sacar camisas volando- revoloteando por todo el ambiente. Claro, Ban tendría una noche muy larga. Tragó seco, e intentó sonreír.



-No, no estoy dormido, Ginji..-. ¿Era Ginji quien olía tan dulce?

-Ah, genial. Pensé que mi historia te había resultado muy aburrida…

-No, está bien, continúa. ¿Qué hizo ese idiota de Shido?

-No importa, Ban-chan. Me la pasé genial, aunque hubiera sido mejor si tú hubieras ido. ¡Vaya que te extrañé, Ban-chan!-. Ginji lo abrazó una vez más.
-¡Cuidado, que me aplastas!

-¡Ban-chan!-. Ginji miró con dulzura esos ojos azules que tanto había echado de menos.

-Yo tambien te extrañé mucho…-. Susurró Ban a su oído. –No tienes idea de cuánta falta me hiciste… Yo…-. Sintió después un suave beso en su oreja. Y luego los labios de Ban deslizándose por su cuello.

-¿B-Ban-chan? ¿Qué hac-…? ¡Ah!-. Gimió al sentir la lengua del dueño del Jagan recorrer su garganta. –Y-Yo tengo calor. Espera, iré a abrir la ventana.- Pero los largos brazos de Midou lo apresaron por la cintura.

-He querido hacer esto durante tanto tiempo, Ginji…-. Sintió el aliento de Ban rozarle la piel, erizándola a su paso.

-¿A qué te refieres, Ban-chan?-. Preguntó algo nervioso. La cercanía del castaño le quemaba. Sintió una mano fría explorar la piel de su pecho, lenta, sutil, insegura; e imaginó cuán sonrojado debía estar su rostro.



La respuesta de Ban jamás llegó, sin embargo, Ginji no la necesitaba más. Acercó sus labios a los de Ban, lentamente, mientras el otro susurraba algo que él no llegó a entender, sino hasta estar a milímetros de su boca.

-¿Qué dices?

-¿Tuviste un sueño, Ginji?...-. Ban sonrió, socarrón.

-¡Ahh! ¿¡Pero qué…!? ¡No es justo, Ban-chan! -. Ginji se alejó de Ban, y se cubrió la cara. -¿Cuándo? ¿Por qué?


Fue difícil resistirse a avanzar el corto espacio de había entre él y los labios de Ginji. Si, lo veía. El sonrojo en sus mejillas, los pequeños jadeos que el rubio había dejado escapar durante ese minuto. Las ilusiones eran utilizadas para hacer daño. Claro, él se estaba destrozando por dentro, al tener a Ginji tan cerca, y verlo, envuelto en sus juegos mentales, sin poder tenerlo realmente. Su respiración estaba agitada, sólo esperaba que Ginji no lo notara. Qué idiota había sido al pensar que una simple visión bastaría para alejar esos turbios pensamientos sobre Ginji de su mente.


-¡Ban-chan, eres cruel! -. Ginji seguía rojo de vergüenza.

-Lo siento, Ginji, fue sólo un pequeño chiste, yo…-.

-¡Haré algo, y tú tendrás la culpa!-. Se acercó a Ban.


Si, por supuesto que Ginji le golpearía, lo tenía bien merecido. O tal vez le haría pagar los desayunos por un mes, o comprarle un pastelillo de aquellos que tanto le gustaban.

-¡Te quiero, Ban-chan!-. Ginji acercó tanto su rostro, que pudo distinguir las hebras azules de los ojos de Ban. -¡Te quiero, y por eso no es justo que me gastes este tipo de bromas!-. El rubio juntó sus labios en un toque inocente.

Ban no daba crédito a todo lo que estaba pasando. Sentía el corazón en la garganta, y el tibio y dulce rastro del beso de Ginji dejando huella en sus propios labios. Besó una vez mas al rubio, no tan calmado como lo había hecho el otro, y lo atrajo hacia sí.

-¿Quedé atrapado en el Jagan de nuevo?...-. Susurró Ginji, sin aliento, mientras Ban acariciaba su espalda.

-No… Te mostraré que esto es real…

 

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Paul caminaba hacia el almacén, antes de que Natsumi le cerrara el camino.

-¿Qué pasa?

-Ahh… Verá, jefe… Alguien ha hecho de las suyas, y el almacén está hecho un desastre… ¡No se preocupe, yo lo limpiaré, usted vuelva al frente! ¡Recuerde que no debe descuidar a los clientes!-. La chica lo empujó hacia el frente, y después de una risilla nerviosa, se escabulló.

-Qué chica tan más extraña…-. Susurró Paul, y fumando un cigarrillo, se dispuso a leer el diario.

-Ya era tiempo, chicos…-. Murmuró Natsumi, recargada en la pared, fuera del cuarto. Ban y Ginji aun dormían.

 

--- 




-¡¿Qué le pasó a tu cabello, Ban?!-. Preguntó horrorizada Heaven, al ver el nido que tenía por cabellera Midou.

-Nada… Ginji suele perder el control cuando alcanza su límite…-. Contestó Ban, con un dejo de misterio, y sonriendo a Ginji.

-¡Ya te dije que lo siento, Ban-chan!

-¿Qué le hiciste para que te dejara el cabello así?

-Verás, yo le…

-¡Cállate, Ban-chan!



Por ti, pero sólo por ti…

Notas finales: ¡Terminó! D: Jaja n_nUu Ha quedado un poco raro, y traté de no hacerlo cursi, pero qué decir, soy una romántica empedernida, y no está de más fangirlear un poco xD u.uUu ¡Ojalá que se la pasaran tan bien leyendo, como yo escribiendo esto! La introducción y la frase final son de la canción ‘Hasta la camisa’ de Raúl Ornelas. ¡Gracias por leer! 

Los mejores deseos de parte de Aiko.

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