El timbre que indicaba el recreo había sonado. Por los pasillos del instituto pasaba un chico pelirrojo, con el uniforme de instituto. Como por los pasillos no le dejaban fumar, se fué a la azotea como de costumbre para fumar y relajarse, ya que por allí no iba prácticamente nadie. Cuando llegó a la azotea sacó un cigarro y empezó a fumar. Iba a coger su consola portatil que guardaba en el bolsillo, pero estos estaban vacios. Había perdido su preciada consola.
-....-
Se fué corriendo por los pasillos para buscarla, y en uno de los pasillos se encontró con un chico de melena dorada a la altura de los hombros. Era un poco mas bajo que el, pero el uniforme le quedaba muy bien.Se fijó en lo que llevaba entre las manos.Era su querida consola. Por lo visto se le calló al suelo y el la recogió.
-Es tuya?-le dijo el rubio
-Si- le contestó el pelirrojo-muchas gracias por cogérmela, pensé que la había perdido.
El rubio estaba parado, y no parecía que tuviera intenciones de darle su preciada consola.
-Esto...te importaría dármela?
-Hum... como te llamas?
-Mail Jeevas, pero puedes llamarme Matt
-Mucho gusto, Matt. Soy Mihael Keehl, pero puedes llamarme Mello. Verás, Matt... te daré tu consola si tu a cambio me das algo
-Algo?-Matt empezó a mosquearse- Como qué?
-Se me ha acabado el chocolate, asi que quiero que me compres cinco barras
-Cinco barras?? Estas loco o qué? Cómpratelas tu! O esque no tienes dinero?
-Eso no es asunto tuyo!!- Mello empezó a enfurecerse
Empezaron a discutir, pero sonó la sirena. Mello se fue a su clase con la consola del pelirrojo en la mano.
-Maldito criajo...-gruñó Matt- pues tendré que comprarle ese maldito chocolate...
Al salir de las clases fue a su departamento, comió, se vistió con unos vaqueros un poco desgarrados y una camiseta a rallas. Matt vivía solo, o como si lo hiciera, porque sus padres siempre estaban de viaje de negocios por el extranjero y a penas los veía. Ya tenía 17 años, podía cuidarse solo, no los necesitaba. Aunque en el fondo le daba rabia, pero así es la vida. Sacó sus pensamientos de ese tema tan desagradable para el y fue a comprar el dichoso chocolate.
Fue al supermercado mas cercano a su departamento, y le compró las 5 barras que Mello le pidió a cambio de su consola. Eran bastantes, pero el rubio no le desagradaba del todo. Además...era bastante lindo.Cuando estaba a punto de salir, vió por la ventana Mello caminando**alomejor va a su casa. Lo seguiré** pensó.Lo siguió hasta unos apartamentos no muy lejos del suyo, pero esos eran mas pequeños y antiguos que en los que Matt vivía. Además, como los padres de Matt tenían mucho dinero, su departamento era bastante lujoso. Pasó un rato desde que Mello entró a su casa, y decidió ir a darle el chocolate, y por fin tendría su preciada consola.Antes de tocar la puerta se oían algunos gritos y insultos dentro de la casa. No sabía si debería tocar, pero lo hizo. Mello abrió la puerta, pero vió que tenía una parte de la cara roja, como si le hubieran pegado.
-Q-que estas haciendo aquí!!??-respondió el rubio nervioso
-Vine a traerte el chocolate. Oye...no quiero meterme en tus asuntos, pero que está pasando?Se oyen muchos gritos..
.-No pasa nada!!-cogió el chocolate y le dió su consola-ahora vete.... y no vuelvas nunca por aquí!!
Cerró la puerta de manera muy brusca. Se podía observar que aparte de los golpes que tenía en la cara, tenía los ojos un poco rojos, como si hubiese llorado hace pocos minutos.Siguió detrás de la puerta. Parece que empezaban a hablar otra vez, y a gritos:
-Por favor, déjalo ya...-sonó la voz de una mujer, de unos 40 años mas o menos, pero su voz sonaba débil. Empezó a toser fuertemente
-Mamá!!- aquella voz era la de Mello-déjala en paz maldito!!, ella no tiene la culpa!! Como sigas maltratándola así su enfermedad podría empeorar y morir!!
-Cállate!!-se oyó un golpe-tu no tienes ningún derecho a abrir la boca!!- la voz sonaba de un hombre de unos 20 años
Matt se alejó del apartamento. Se quedó asombrado con aquella conversación. No podía creer la situación familiar que llevabaSe fue a su apartamento y quedo en silencio en el sillón. No quería encender su consola recientemente recuperada, no le apetecía fumar...solo se quedo pensando en lo que vio y oyó hace poco. El no quería que sufriera así, debe de ser muy duro...
Su familia maltrata a Mello... y Matt, no sabe como, pero quiere ayudarlo...
A pesar de que apenas le conoce, además...se conocieron por una simple casualidad... o serán cosas del destino...??
**-Continuará-**