Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Harry Potter el Heredero del Fénix por Pazu_chan

[Reviews - 324]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Holas ^^ ¿como an estado? siento la demora por este capi... es que lo tenia listo hace muchooooo... pero no lo habia podido subir, ya uqe mi U estuvo en paro de funcionarios y los computadores y la biblioteca estaban cerrados por mas de una semana y me queria morir... u.u' asi qeu no habia podido acceder a internet, y menos contactarme con mi beta ^^ que tambien tuvo problemas con su compu u.u' pero despues de todos los problemas aqui esta el capi ^^ gracia a mi queria beta Cere_chan (Cherry Moon) bueno a leer ^^
Capitulo diecisiete: ¿Despedidas?


Mientras que Harry por debajo de la mesa, le tomaba la mano que tenía apretada fuertemente a su pantalón, este le miró levemente, el azabache le sonrió levemente y apoyó su cabeza en el hombro del rubio; Draco sonrió levemente y aflojó el agarre que tenía a su pantalón, para aferrar la mano de su pequeño fénix, dejando caer su cabeza en la cabeza del Gryffindor, sin importarle muy poco lo que las etiquetas sociales dijeran en este momento.


*****************


Los días habían pasado en relativa calma en la mansión Malfoy. Hacía tanto tiempo que no se veía y escuchaba tan llena de vida; algunos retratos de los antepasados de los Malfoy no podían concebir que la antigua mansión familiar de su clan fuera ensuciada por aquellos traidores a la sangre, sangres mestizas y sangre sucia. Todos ellos recorriendo los antes, puros y refinados pasillos, que se sentaran en aquellos invaluables sillones y que durmieran en aquellas maravillosas habitaciones que poseía la mansión, para los ilustres invitados, pero que no fueron pensadas para que esa clase de magos, las utilizaran. Por otro lado había algunos cuadros que estaban más que felices por la reciente actividad en la mansión Malfoy llenándola de vida, que volviera a su esplendor, pero no por elegantes fiestas para la alta sociedad o por invitados importantes dentro de la sociedad mágica; sino bien por el ambiente hogareño que se “respiraba” en la mansión, por las risas alegres que se escuchaban en el jardín, por los besos robados en los oscuros pasillos, las sonrisas y platicas tranquilas que se desarrollaban en la mesa a la hora de desayunar, almorzar y cenar, por las tranquilas tardes en la biblioteca.


Draco se había dado cuenta que no podía hacer nada por, el ya quebrado, matrimonio de sus padres, algo que sabía desde siempre, de niño se había dado cuenta que la forma de actuar de sus padres, cuando estaban en compañía familiar, solamente los tres, no era la de una pareja que se amaban, pero jamás preguntó, no quería ser el causante de que sus padres se separaran, porque él amaba a ambos por igual; aunque su padre era mucho más frío, siempre tenia miradas cálidas cuando estaban en familia, palmaditas en la espalda, cuando le revolvía el pelo, aunque después le decía que debía ir a peinarse o cuando algunas veces en la noche, cuando su padre creía que él dormía, iba a su habitación le cubría y le besaba la frente, su padre podía ser distante, de enseñanza dura y perfecta, pero sabía que le amaba. Por otro lado su madre, tampoco era la madre del año, ella salía mucho; con sus amigas a viajes de placer, no cocinaba, no le ayudaba a vestirse cuando pequeño y no le cantaba; pero aun así siempre estaba pendiente de él, porque Draco sabía que su madre estaría con él, al segundo que la llamara, que dejaría todo botado por él, que lo acunaría y abrazaría si necesitara consuelo, que se pondría delante de su padre para defenderlo, que lloraría junto a él, porque no podría verlo triste. Sus padres eran diferentes al promedio, no se comportaban de la forma que muchos definirían como los padres ideales, muchas veces él creyó que sus padres no lo querían; por dejarlo solo, por ser duros con él, por las peleas que tuvieron, pero aun así… siempre le demostraban que él era lo más importante para ellos y estaba agradecido a la vida por darle unos padres como ellos, con tantos defectos, tan Slytherin pero también con muchas otras virtudes.


Sabía que su madre adoraba a su padre, no sabía si era amor, quizás sí, quizás no; solo ella lo sabía, porque como buena Black y antes Malfoy, guardaba muy bien sus sentimientos; pero había veces en que podía jurar que en la mirada celeste de su madre, había un deje de tristeza y amor al mirar a su padre y este no le miraba. Por otro lado sabía que su padre amaba a otra persona, más especifico a su ex-profesor de DECAO; se veía venir aquel romance, no podía ser tan hipócrita y decir que no se había dado cuenta, después de todo cuando iba en tercero, se había percatado del peculiar interés de su padre, su atención siempre dirigida a la información que pudiera proporcionarle acerca de su “nuevo” profesor; al final de ese año creyó que ese interés se debía a que era un hombre lobo, pero aun así tenía algunas dudas. Ahora lo veía todo claro, su padre no se lo había dicho aun, pero estaba seguro que antes de entrar a clases, su padre le confirmaría que Remus Lupin, sería su nuevo esposo. A él no le molestaba, no podía ser hipócrita y reprochar a su padre por enamorarse de un mestizo y licántropo, porque él también se había enamorado de cierto mestizo... mas puntos para el cuándo se lo dijera; pero si le podía reprochar el hecho de que le enseñara a odiar y sentirse superior a los demás sólo por el hecho de que fueran mestizos y sangre sucia. Pero no tenía por que seguir amonestando a su padre con respecto aquella educación de odiar a los magos por su sangre, aunque también entendía, que esa era la educación que siempre se había inculcado en la familia Malfoy.


El rubio sonrió suavemente, cuando sus ojos enfocaron a la persona que tenia recostada su cabeza en sus piernas; estaban en el jardín. Draco recargando su espalda en el árbol y su pequeño fénix acurrucado a su lado, su cabello desordenado desparramado sobre sus piernas, sus ojos cerrados y su respiración acompasada, suave, tranquila… se veía tan frágil, tan pequeño, que le daban ganas de despertarlo, sólo para ver su hipnotizante mirada verde, enfocada en él. Eran en esos momentos, en que deseaba tener más poder, para ser él quien protegiera a ese pequeño fénix… Sabía que en sus labios ya se había formado una sonrisa boba en su pálido rostro, se había vuelto todo un ñoño, al tener tanto tiempo cerca al Gryffindor, algo que no le molestaba, cuando no había nadie que le mirara, aun tenía que mantener aquella imagen de frio príncipe de Slytherin y no un romántico Hufflepuff enamorado con corazoncitos flotando a su alrededor. Suspiró encantado, mientras sentía como Harry se acercaba más a su cuerpo, aunque sólo tenía la cabeza y uno de sus brazos en sus piernas, se acercaba más a su pecho, sus rodillas estaban dobladas.; le acarició el cabello suavemente, mientras sus ojos grises no se despegaban de aquel apacible rostro, que tenía un leve sonrojo.


----…..----…..----…..----


En un apacible campo, un joven estaba sentado sobre el pasto, a la orilla de un rio, donde se abrazaba a sus rodillas fuertemente, ocultando su cabeza entre ellas, pero sólo sus ojos verdes, casi cubiertos completamente por su rebeldes cabellos negros, podían apreciar la imagen que el espejo que flotaba a la altura de su cabeza, le mostraba; en ella se podía apreciar a sí mismo – o mejor dicho a su cuerpo – junto a un rubio que conocía muy bien. Sus mejillas se sonrojaron al ver aquella intensa mirada gris sobre su rostro; sonrojo que también vio a través del espejo.


–No sé porque tienes tanto miedo –susurró una voz a su lado, y su dueña se sentó junto al joven de cabellos tan negros como los de ella–, se nota que le gustas, que te quiere…–Continuó con su mismo tono de voz, delicado, conciliador, mientras pasaba uno de sus delgados y pálidos brazos por lo hombros del menor.


Harry se dejo abrazar, por aquellos cálidos y maternales brazos, dejando descansar su cuerpo en el pecho de aquella mujer; se sentía tan bien en compañía de aquella mujer, que ella era otra de las razones por las que no quería “volver”, porque sabía que ya no podría estar con ella nuevamente, ni siquiera en sus sueños y no quería dejarla. Porque aunque sabría que aun habitaba en su interior, no sería lo mismo… porque no podría volver a escuchar su suave y tranquila voz, reír junto a ella, sentir aquellos reconfortantes abrazos, y que sin saber la razón le hacían estar seguro. Eran como los abrazos que dan las madres a sus hijos… no… aun no quería separarse de ella.


–No tienes que detenerte por mí, pequeño…–le susurró tiernamente, mientras apretaba su abrazo y le acariciaba el cabello.


A ella también le dolía tener que separarse de su pequeño, pero ella no podía ser un impedimento para que Harry fuese feliz, además tenía que seguir con su vida. Ella quizás ya no podría hablarle, abrazarse o verle, pero aun así, ella siempre estaría con él, hasta el último minuto que le fuera permitido.


–Te voy a extrañar Alash. Te quiero –dijo inaudiblemente, cerrando fuertemente sus ojos.


–Y yo a ti pequeño –No sabes cuánto agregó para si misma


----…..----…..----…..----


Estaban todos reunidos en el recibidor, ya que Narcisa debía volver a Francia, según lo que había dicho, tenía que terminar algunas negociaciones y tratos que tenía con algunas amigas allá. Ella había estado en Francia cuando la guerra se desató, a pedido-orden de Lucius, que prácticamente la tiro por la chimenea para que estuviera a salvo de los mortífagos; ella había querido estar en Hogwarts, para ayudar a su hijo, pero Lucius no se lo permitó, ya tenía suficiente preocupación con Draco en el castillo, como para poner otra preocupación más en su cabeza.


Pero Narcisa no se quedó haciendo nada en la mansión de Francia, sentada sobre un sillón con la mirada fija en la chimenea; sino que tuvo que estar recibiendo a varios alumnos de Slytherin, que no querían seguir los pasos de sus padres y que viendo la única forma de salir de aquel nefasto futuro como mortífagos, habían pedido ayuda a sus compañeros. Draco junto a sus amigos se organizaron, y les dieron trasladores a sus compañeros, para que en el momento en que empezara la batalla, fueran a la mansión en Francia, donde su madre junto a otras madres que no querían aquel futuro a sus hijos los esperarían. Algunos se quedaron en el castillo para pelear en contra de Voldemort, pero muchos se fueron por el traslador y los Slytherin los entendían, porque sabían que aunque no querían un futuro marcado de sangre, dolor y tortura, no podían pelear contra sus propios padres, porque aunque muchos fueran unos asesinos, seguían siendo sus padres.


Por lo tanto Narcisa se encargo de ayudar a los chicos y sus madres, había tenido que reunirse con el representante del mundo mágico londinense, que estaba en el ministerio francés, para poder organizar la vuelta de los chicos a Inglaterra, asegurándose que ninguno fuera enjuiciado, ya que no habían participado en la guerra. Y todos esos trámites habían acabado hace un día antes, de que ella llegara a la mansión Malfoy.


Y ese día, Cissa volvía a Francia, todos fueron a despedirse de ella…


–Draco…–le habló a su hijo, mientras posaba sus finas manso sobre los ante brazos del rubio –cuídate, come bien, duerme, pórtate bien, no te metas en muchos problemas… - le dijo con una sonrisa.


Draco solo asentía, mientras rodabas sus ojos, llamando internamente a la paciencia, aunque una sonrisa cálida se formo en su rostro –Sí, madre. No te preocupes… – le dijo antes de abrazarla fuertemente.


Narcisa le abrazó y le susurró al oído – No tengas miedo dragón y discúlpame, te aseguro que pronto tendrás el camino libre… – y terminó con un beso en la mejilla.


Draco miró a su madre sin entender de lo que hablaba, suspiró frustrado, sabía que su madre a veces le gustaba hablar con acertijos.


La rubia dama, fue hacia el azabache que le miraba con una ingenua mirada verde, Narcisa abrazó al pequeño Gryffindor y este le devolvió el abrazo sin dudar. Muchos en el salón se sorprendieron por el actuar tan familiar que había entre ellos.


–Cuídalo… hazlo feliz –pidió sin que nadie fuera capaz de escucharla, sólo él.


Cuando se separaron Harry miro a la madre de su rubio y asintió con una sonrisa…


–Fue un agrado compartir con usted señorita Granger, su inteligencia y sabiduría es admirable – halagó a la castaña.


Hermione le sonrió levemente, sin poder evitar sonrojarse un poco, ante el cumplido de la aristocrática dama; sus ojos castaños miraban fijamente a aquellos celestes que le de volvía la mirada; Hermione solo asintió levemente.


– Pansy, espero que me llegue pronto tu carta, me muero por ver aquellas tiendas en Paris – sonrió suavemente.


–No se preocupe, Narcisa, que mañana mismo tendrá una lechuza junto a su ventana – le hablo cordialmente pero con confianza.


–Señor Weasley fue muy divertido jugar con usted al ajedrez mágico y sobre todo el de dejarme ganar – le sonrió cálidamente.


Ron sonrió y rió avergonzado con un leve rubor en sus mejillas…


–Joven Longbottom, muchas gracias por dejar tan hermoso el invernadero, debo decirle que tiene un don muy especial con las plantas – le hablo cariñosamente.


Neville se sonrojo mucho más que Ron y asintió apenado con una leve sonrisa…


–Y ustedes jovencitos… - les hablo a Blaise y Theo – espero que no desaprovechen sus oportunidades – les mando a ambos una mirada que decía claramente que ella lo sabia.


Blaise le miro y sonrió coqueto – Por supuesto que no, permítale decirle que jugare todas mis cartas – le hablo sensualmente, mientras le tomaba la mano y se la besaba, inclinándose teatralmente.


–Espero que le vaya bien Señora Black – dijo simplemente Theo, aunque había calidez en su mirada.


Narcisa suspiró y le revolvió el cabello, antes de colocarle bien el jersey azul que llevaba, besándole suavemente la mejilla. Se dio media vuelta y se topo con unos ojos negros que le miraban con cariño, aunque casi nadie se percato.


–Severus te voy a extrañar – le dijo la mujer mientras lo abrazaba fuertemente, para disgusto de cierta personita.


El oscuro profesor de pociones le devolvió el abrazo – Yo también, cuídate – le susurró muy cerca de su oído, besándole suevamente la mejilla.


Ambos se separaron lentamente, aunque Severus aun tenía tomada la mano de Narcisa, ambos sentía como una mirada los taladraban…


–Primito, me dio un gusto enorme volver a verte – le dijo efusivamente con una radiante sonrisa, mientras lo abrazaba.


–Y tú no sabes cuánto GUSTO me dio a mí pensó sarcásticamente – A mi también – dijo simplemente tratando de que su voz saliera por lo menos cortés.


–No vuelvas a arruinarlo – le susurró con reproche.


Sirius le miro con culpa en sus ojos azules, algo avergonzado, pero Narcisa le sonrió de vuelta guiñándole un ojo.


-Nos vemos querido – le hablo alegremente a su ex-esposo, abrazándolo largamente, para ahora disgusto de cierto lobito – te amo – quiso decir, pero solo le dio un beso en la mejilla y le susurró –, sé feliz Luc, se muy feliz – se separó de él con una sonrisa en sus labios, pero en sus ojos había un halo de tristeza.


–Tú también se feliz Cissa, cuídate mucho – le habló con sincero cariño.


Narcisa se dio media vuelta y sin que Remus se lo esperara, la rubia lo abrazo fuertemente…


-Cuídalo, hazlo feliz –advirtió – ni pienses en hacerlo sufrir, que sino tendrás que vértelas conmigo – le dedicó una suave sonrisa.


Remus le sonrió de vuelta cálidamente, sintiendo pena por aquella hermosa mujer que renunciaba a su eterno amor, porque fuera feliz con otro – Gracias- dijo, porque él sabía que si Narcisa hubiera querido, no le hubiera dado los papeles de divorcio a Lucius, en el mundo mágico, era la mujer quien daba el divorcio al hombre, aunque el marido podía apelar al ministerio.


Narcisa se despidió de todos con un adiós, le dio un último beso a su pequeño bebé y se dirigió a la chimenea, nombrando la mansión de Francia, desapareciendo entre las llamas…

Continuara…
Notas finales: espero que les haya gustado el capi ^^ espero no demorarme en el prox capi, que tiene escrito dos lineas u.u' bueno... sera... cuidense ^^

Matta nee!

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).