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Nací para Amarte por arcasdrea

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Notas del fanfic:

Los personajes de Slam Dunk no me pertenecen, si así fuera, hace mucho tiempo que habría hecho una continuación Yaoi del manga y anime.

 

PD: Recuerdo que Paz tambien escribio un fic con esta idea, pero recalco que solo en eso se pareceran. Además ya puse de sobreaviso a Paz, y eso es todo. 

Notas del capitulo:

Me dí de cabezasos a la pared para dar con un buen título, pero no hallé ni un otro más que éste. Y creo que no lo entenderán hasta el capítulo final, que ni sé cuando será.

Siempre hagó lo mismo, planeó el primero y el último capítulo, nunca desarrollo la historia del medio. Soy un fiasco. 

 

Lo escrito en cursiva corresponde a Flash Back 

Nací para Amarte
Prólogo 

- Madre, me puedo quitar la corbata... ¡el nudo me está ahogando! – solicitó con desesperación.

- No, porque te ves muy guapo así.

- Me vale un pepino verme guapo si no seré capaz de cruzar ni la puerta, porque habré muerto.

- ¡Exageras! – le recrimino la mujer que iba caminando delante de él.

- Tú tendrás que cargar con la culpa por la muerte de tu hijo en manos de una corbata... que más encima está pasada de moda.

- Y... ¿desde cuándo eres tan preocupado por la moda? – se detuvo para mirarlo con una ceja alzada.

- Desde que me dijiste que me puedo ver guapo... creo que este color no resalta mis ojos, además paresco un Yakuza – se había detenido frente a un espejo a escrudiñarse concienzudamente, peinando sus cabellos hacía atrás. Ya los tenía bastante largos, al parecer debería retocarse el rapaje.

- Con ese traje o hasta con el uniforme de la preparatoria siempre pareces un yakuza.

- Mamá – exclamó con tono quejumbroso.

- Apúrate vanidoso, que no nos esperaran por horas.

- Maldita –mascullo por lo bajo, pero adelanto algunos pasos para plantarse frente a ella - Es regla de la novia siempre llegar tarde.

- Sí, pero no por culpa de su vanidoso hijo – lo rodeo para poder seguir caminando, pero las grandes zancadas de su hijo lo hicieron aparecer al frente de ella otra vez.

- La corbata, plis – reverenció con las manos en posición de súplica.

- ¡Aish! Está bien, quitátela – concedió con actitud hastiada.

- Gracias, mamá – la desanudo rápido, para esconderla en unos de los bolsillos de su chaqueta. Luego se desabotonó la camisa en los dos primeros – ahora sí, este tensai se ve de lujo.

- Si tú lo dices – respondio con cara de “esa no te la crees ni tú”

- ¡Mamá! – reprochó dólido – se supone que me amas como soy.

- Y lo hago hijo, pero estoy atrasada, así que no me pidas ser benevolente.

- Eres mala – le sacó la lengua infantilmente, a lo que la mujer comenzó a reir a carcajada. Era gracioso ver su hijo de metro noventa, apariencia de universitario (aunque solo iba en segundo de preparatoria) y trajeado en negro; sacarle la lengua como si fuera un niño de cinco años.

- Mira, Hana – exhaló un honguito de aire, para calmarse y poder hablarle - Te ves guapisimo, así que no te preocupes.

- Gracias.

- Y ahora que lo pienso, realmente la corbata se te veía horrible – señalo con una mano en la barbilla y mirando de arriba a abajo la apariencia de Sakuragi.

- Te lo dije – sonrio ampliamente, mientras le ofrecía el brazo para entrar al restorant donde le esperaban su futuro padrastro y hermanastro, aunque solo llevaba 12 horas de haberse enterado de ello.

Su madre es azafata de la aerolínea nacional, pero en el área de vuelos internacionales, por lo mismo es escaso el tiempo en que logran estar juntos.

Precisamente hoy volvía de un larguísimo viaje a Europa, que la tuvo fuera de casa por una semana completa. Mas apenas ponía un pie en casa le anunciaba que se casaba, con un prometido que Hanamichi ignoraba que existía.

Primero, el pelirrojo puso el grito en el cielo por el impacto; segundo, gruñó toda la mañana por el enojo; tercero, discutió con su madre por cerca de una hora reclamándole el no haberle dicho nada de un noviazgo que ya suponía más de un año; para finalmente, abrazarla y felicitarla por la buena-nueva, pues él mejor que nadie entendía todo lo que su madre sufrió al morir su padre y lo sola que se encontraba.

Su madre era una mujer jovial y bella para sus 38 años, medio japonesa y holandesa (de ahí se explica el por qué Hanamichi tiene el cabello pelirrojo) y bastante alta para la media. Por lo que, según Sakuragi, ella merecía ser amada y acompañada por lo que le quedaba de vida y él la apoyaría en todo.

Durante el almuerzo se enteró de todo. De cómo se conocieron, por lo que supo que trabajaba en la misma aerolínea siendo capitán. Que era divorciado hace más de 10 años y que tenía un hijo de su misma edad.

- ¿Dónde estudia? – pregunto sin mucho interés, mientras mordisquiaba de mala gana un pedazo de zanahoria.

- En Shohoku

- ¡Vaya!, entonces debo conocerlo – ahora si concentró su atención en su madre.

- A lo mejor – contesto ella desviando la mirada hacía la cocina, pues justo el hervidor anunciaba que el agua estaba lista - ¿quieres un té?

- No, gracias... me iré a practicar a la cancha.

- Pero no has descansado nada, tu estómago debe asentarse. Si juegas inmediatamente, te sentirás mal, y recuerda que tenemos cena a la noche.

- No te preocupes, estaré aquí a la hora. Byeeeeee – anunció arrancando a una velocidad impresionante por la puerta, antes de que su madre logrará decirle algo.

Regresó al departamento media hora después de la hora acordada, por lo que su madre casi lo estrangula. Se ducho rápido, haciendo oidos sordo a los gritos de su madre que le apremiaban a salir. Se vistió con lo que ella ya había dispuesto sobre su cama. Un traje negro con camisa de igual color y la muy maldita corbata roja.

- ¡No me pondré esta corbata! – reclamó apenas puso un pie en la sala de estar.

- A donde iremos es un local muy elegante, deberás ir con ella te guste o no.

- ¡Es horrenda!

- Si no te la pones, te descuento de tu mesada.

- Ese es un truco bajo – reclaóo enfadado, al tiempo que se ajustaba al cuello la dichosa corbata.

- Quiero que causes una buena impresión.

- La corbata no ayuda de mucho.

- Te ves guapo.

- ¿Con esto? – señalo con su indice la corbata mal anudada y que su madre ya diligentemente arreglaba – me veo horrible. Además he visto que ahora se usan los trajes sin corbata y con los dos primeros botones desabrochados.

- Parecerás un mamarracho.

- Todos los protagonistas de las novelas que te gustan visten así... ¿Por qué yo no?

- A cada alegato he reducido en un diez porciento tu mesada... ¿quieres seguir? – amenazó alzando una ceja con actitud altiva.

- Ok. You are win – concedió con la cabeza agachada en actitud de derrota.


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Ahora estaba ingresando al restorant con la cabeza en alto, tratando de mostrarse muy sofisticado para el lugar. Se notaba que el prometido de su madre no se andaba con nimiedades, el restorant era bastante lujoso, sencillo, refinado y seguramente muy caro.

Internamente agradecía haberse deshecho de la corbata, por lo que observaba a su alrededor habría desentonado. Toda la gente allí vestía con buen gusto. Muchos le miraron de arriba abajo, pero él se hizo el desentendido, ya bastante tenía en la cabeza con lo del matrimonio de su madre, como para preocuparse de gente arrogante que lo miraba en menos.

Aunque la verdad era otra, pues toda la gente allí les miraba con admiración. Una hermosa y elegante mujer del brazo de un apuesto y bien parecido muchacho no era de ver todos los días.

- Ametsuki Nare – se presentó su madre ante el metrê, que luego de ver el libro de reserva, les señalo que su acompañante ya había llegado al lugar.

Hanamichi ya estaba bastante acostumbrado a que su madre usara el nombre de soltera, y en si no le molestaba, no pensaba que le estaba faltando el respeto al recuerdo de su padre. Hacía aproximadamente tres años que había tomado esa costumbre, y él estuvo de acuerdo en esa oportunidad.

- Muchas gracias – venió de cabeza cuando un camarero se acerco para llevarlos hasta la mesa.

Hanamichi iba como autómata destrás de su madre, caminando por inercia, más concentrado en toda la decoración del lugar. Por lo mismo, no miro cuando el prometido de su madre se levantaba para recibirla, ni mucho menos se percató en el muchacho pelinegro, pálido y casi tan alto como él que también se ponía de pie para saludar a su futura madrastra y hermanastro.

- Disculpa la tardanza, Heiwa – justifico mientras le daba un beso en la mejilla a su prometido.

- No te preocupes, Nare, llegamos hace poco – sonrio él, mientras miraba a su hijo con la intensión de presentarlo, pero la cara desconcertada de éste le sorprendio un poco - ¿Qué sucede Kaede?

- Do... do’... aho

- Kit... su... ne – Hanamichi tartamudeo de igual modo ante la impresión, pero ni bien pasó un nanosegundo para que pegara el grito en el cielo - ¡¡¡¿¿ QUE HACES AQUI ZORRO APESTOSO??!!!

 

 

 

Notas finales:

Pensé que iba pasar bastante tiempo antes de darme a la tarea de subir otro fic, pero como ya dijera en el final de Pan, ya tenía tres proyectos en mente, y éste fic es uno de ellos. De hecho, éste estaba pensando para ser el primero de todos mis fic Yaoi, pero por cosas del destino, primero fue Rematando a Hanamichi, y debieron pasar tres fic para recién atreverme a hacerlo y subirlo.

Espero que les agrade, es un proyecto que me entusiasma muchisimo, lamentablemente no podré dedicarle el mismo tiempo que a Pan. Les ruego tenerme paciencia. 

Muchas gracias a todas.

Cariños, Andre.

PD1: Pasé con excelenete calificación el primer módulo o materia de mi Postitulo. Así que tengo merecidas vagaciones hasta Marzo. La que quiera celebrar conmigo, búsqueme en cualquier bar de mi ciudad, la cerveza es gratis.

PD2: Mi muso Sano viene recargadisimo, después de haberlo mandado unos cuantos días de vagaciones al Caribe. Volvio muy bronceado y más pervertido que nunca.


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