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Solsticio. por Darkness Light

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Notas del fanfic:

Una historia que ya tengo planificada. Espero sea de su agrado.

01: Realidad Oculta.

 

 

Una costumbre que adquirió en esos tres años era ir a aquel pequeño rincón que encontró en esa escuela, con arquitectura antigua semejante a la de un templo: desde un balcón admiraba el caer de las hojas de los árboles que rodeaba al gran estanque a varios metros, separados apenas por algunas rocas que dificultaban el paso al manto de agua.

 

Poso sus manos sobre la madera de la barda, deseaba saltar al pasto que tenía debajo y correr hasta pasar las rocas, el eco de unos pasos detuvieron sus intenciones, las pisadas cada vez mas cercanas lo hicieron voltear a la puerta corrediza de su derecha. Alguien la abrió y pasó, era un muchacho de cabellos oscuros y una mirada jade; usaba el uniforme de ese instituto: pantalones oscuros, zapatos de tonalidad negra, una camiseta escolar de manga larga blanca con una línea en el cuello de color azul marino que igual poseían las mangas, en uno de sus brazos el chico cargaba un saco oscuro con líneas blancas por diferentes partes.

 

No le despegaba la mirada de encima, no tenia idea de que le decía pues solo veía que sus labios se movían sin emitir ni un sonido mientras se quitaba la corbata azulada del cuello y desabotonaba las mangas.

 

-¿Qué opinas? -dijo finalmente tras acercarse a un joven de oscuros cabellos castaños y ojos ocres que tiraban de momento a gris.

 

-¿Qué opino de que, Naoe?

 

-No puedo creerlo -gruño-, me ignoraste completamente.

 

-Bueno, me hablaste mientras pensaba.

 

-Debería dejar de extrañarme, siempre actúas igual Hiroki.

 

Resignado, el moreno se acerco al barandal imitando al otro joven.  La vista de aquel estanque le maravillo desde el primer momento en que lo vio, no le cansaba nunca ir a ese escondite por en aquel rinconcito por el que casi nadie pasaba.

 

-Naoe...

 

-¿Si?

 

-¿Cuál es tu estación favorita? -con cierto reproche le pregunto, su mirada seria se clavaba contra esas joyas que tenía por ojos. Nuevamente esa cuestión, todos los días se la preguntaba sin falta, el joven no pudo hacer nada más que suspirar-. ¿Qué?

 

-Me mantendré firme en mi respuesta: ninguna, todas me gustan.

 

-¿Y si hablamos de los elementos básicos? -Insistió con mayor fervor, había logrado que Naoe se quedara sin habla.

 

Golpeteo sus dedos unos contra otros, medito un poco y luego señalo el estanque.- Todos-procedió a explicar a su modo que el viento era la vida, el agua la mente, cuerpo la tierra y alma el fuego; todos eran indispensables e iguales por lo que no creía poder tener uno favorito, de igual modo cada uno representaba algo más... uno y otro representaban tantas cosas que no quería aburrirlo con ellas.

 

-Iguales... me gustaría que ellos comprendieran eso -un murmuro suave salio de sus labios perdiéndose con surcar del viento.

 

-Hiro, estas...

 

-¿Extraño?

 

-Más que extraño, algo... ¿estas preocupado de algo? ¿Puedo sa... -el chasqueo de la lengua contra el paladar del castaño lo hizo callar.

 

-Puede que te lo diga, o tal vez no. Prefiero lo segundo -con altanería se recargo en el barandal, sus ojos mostraban intranquilidad, aquella que solo podía hablar consigo mismo y con aquellos que supieran la realidad por la que pasaría.

 

No se dijo mas, ambos quedaron en silencio admirando su sitio secreto en aquel instituto, el moreno miro su reloj... 2:30, nuevamente poso sus ojos sobre Hiroki quien asemejaba a una estatua en esos momentos. Dio un suspiro que termino con la despedida del día, tomo sus cosas para dirigirse al aula a recoger su mochila dispuesto a irse a los dormitorios. Si, en la academia Shirai existían dormitorios para aquellos estudiantes provenientes de lugares lejanos o que no tuvieran opción más que quedarse allí; con desgane sujeto lo que buscaba, paso a la sala de profesores a entregar un trabajo pero al salir algo curioso le paso: reconoció al castaño a lo lejos. Admiro, por no decir juzgo, su comportamiento tan peculiar al no verlo dirigirse a los dormitorios, reviso una vez más las manecillas sonriendo al ver que el tiempo estaba a su favor. Con distancia segura y silencioso caminar fue tras él.

 

Paso a paso su intriga aumentaba al verse de pronto llegando a un solitario campo de soccer, al centro una persona de alargada melena oscura esperaba de pie: usaba un traje blanco que resaltaba su almendrada piel aunque lo más curioso era aquella mirada ambarina, se lanzo detrás de las gradas para observar todo entre las rendijas de los asientos en cuanto vio que el desconocido  giraba gracias al llamado del castaño. Ahora que lo pensaba bien, Hiroki estuvo en la dirección ya que alguien fue a visitarlo; de boca de sus compañeras escucho que era un hombre joven con varias características semejantes al personaje que tenía enfrente.

 

-Es muy molesto, no vuelvas a ir a retarme al instituto -escupió gruñendo-, la próxima vez no aseguro tu integridad.

 

-Hmm... -una sonrisa burlona pinto su boca- ¿no olvidas algo? No estas en posición de atacarme estando allí -se jacto dando vueltas alrededor del castaño- al menos que quieras que tus preciados compañeros y tu amada escuela ardan.

 

-¿Los Quinn de tu tipo son siempre tan lindos?-en esta ocasión era el menor quien se divertía-. ¡Por favor! Como si fuera a permitir eso, primero estarías bajo el agua antes de usar tus llamitas, Kane -en su puño derecho solo el pulgar sobresalía mientras lo apuntaba hacia el suelo, acción que hizo al mayor detenerse enfrente.

 

-Que simpático -retrocedió varios pasos sin apartar la atención de cualquier movimiento del otro-. Probemos entonces.

 

-¡Al fin!

 

El moreno hizo aparecer unas llamas alrededor de Hiroki, en un segundo se volvieron un tifón, Naoe estuvo por ir en ayuda de su amigos o por lo menos de un extintor cuando vio el vapor provocado por una explosión de agua

 

-Vamos Kane, se razonable. No puedes ganar -deletreo lo ultimo moviendo su dedo de lado a lado-. Un Quinn de fuego no puede vencer a uno de agua, es el círculo.

 

-¡El círculo! ¡Te mostrare que puede revertirse!

 

-Dios, ¿es que no puedo ser más callado?-a su alrededor algunas gotas se acomodaban.

 

Alucinaba, ¿qué era verdad y que mentira? Estaba viendo una batalla usando lo que jamás se imaginaria: los elementos, y lo peor era que su amigo era uno de los involucrados. Con sus dedos tallo su frente en un intento de calmar el repentino dolor de cabeza que sentía, volvió la vista al campo en el que ahora las gotas eran disparadas como proyectiles hacia el moreno que igual lanzaba pequeñas canicas de fuego. Algunas de ellas provocaban un incendio en el pasto pero esto no detenía a Hiroki que con cada evasión lanzaba un látigo de líquido, evaporado por los mini escudos de fuego de Kane.

 

Unas avecillas hechas del elemento rojizo volaron en picada contra el castaño, este por su parte creo felinos traslucidos seguidos de una lluvia de agujillas hechas de hielo. Su oponente no se quedo atrás y esquivando como pudo llego a estar a no más de un metro del menor dándole una patada en el rostro, el chico puso su brazo para defenderse pero la potencia lo desequilibro llevándolo a caer a unos metros de su punto original. Naoe dio un salto al ver la escena pero retomo su postura cuando su amigo se levanto.

 

-¡Eso fue bajo!, me superas en fuerza bruta.

 

-Nunca dijimos que sería solo con el Quinn.

 

-Verdad, mi error al olvidar ese detalle.

 

El ambarino se acerco en un instante mientras en su brazo una especie de espada se formaba con las llamas, a un metro del menor se alzo una muralla de hielo que freno el arma hasta quedar a la mitad del recorrido por lo que Kane la deshizo y retrocedió. Toco la  fría superficie con sus manos empujando levemente el material que se fragmento en cubos alrededor del moreno, este derritió todos creando una lluvia sobre él de un par de segundos.

 

-¿Irónico, no?

 

-No veo a que te refieres.

 

-Solo observa el cielo.

 

Con una rápida ojeada alzo la vista, sin darse cuenta el sol del horizonte cambio por oscuras nubes amenazantes con soltar su contenido sobre la ciudad. El joven sonrió triunfante ante la primera gota resbalando por el rostro del otro, ahora su victoria era obvia. Sin embargo con o sin desventaja el mayor cedería tan fácil, soltó una larga llamarada derritiendo los cubos de firme hielo, sin embargo la coraza de fuego que creo pronto se vio siendo roída con cada gota de la torrencial lluvia. Nuevamente cientos de gotas quedaron suspendidas en el aire para luego impactar contra el escudo, aún daba pelea, -Si así lo quieres -se escuchó decir del adolescente, coloco su manos al frente con la palma mirando hacia el cielo, el agua que se había acumulado en ella tomaba la forma de un torbellino... lo que sucedía por igual en los alrededores de las tenues llamas hasta rodearlo por completo; fue entonces que Hiroki apretó su puño causando que el agua aplastara la guarida carmesí en una mini explosión.

 

-Sabes que es inútil -el castaño se acerco al moreno tendido en el suelo. Con esfuerzo Kane logro sentarse, tomaba con fuerza su abdomen y su blanco traje ahora adquiría la tonalidad del lodo, su mano libre brillo en un tono escarlata opacado entre las gotas-. Ríndete de una vez.

 

-Mi orgullo me lo impide, deberías entender por lo menos eso.

 

-Comprendo, entonces... -una delgada lanza de hielo apareció en sus manos-, fue un placer luchar contigo Kane.

 

¡¿Qué?! No, Hiro no podría hacer algo como eso, o al menos eso quería creer. Corrió por las escaleras rogando llegar a tiempo, no permitiría que eso sucediera... no enfrente de él. Sabía que no tenía derecho pues aquello era nuevo para él y sin embargo lo sentía tan familiar, comenzaba a entender las preguntas y extraños comentarios de su amigo.

 

-Aunque no lo creas para mí también, pese a que fue por poco tiempo.

 

No, no llegaría si continuaba corriendo... -¡Para Hiroki! -grito tan fuerte como su voz se lo permitió,  escucho al menor pronunciar su nombre con sorpresa antes de voltear a verlo a los ojos. El momento no duro mucho pues el otro muchacho impidió sus movimientos al sujetarlo en un firme abrazo por la cintura, pues en la desesperación por detenerlo se lanzo apenas alcanzando aprisionarlo de ese modo- sea lo que sea que este pasando... por favor no lo hagas, deja a esa persona irse.

 

-Naoe... -bajo la mirada para ver al chico, una medía sonrisa se dibujo en sus labios-. Mira que tienes suerte, al parecer por esta vez te dejare ir solo con pequeñas heridas...

 

-¡Pero las reglas...!

 

-Shh -lo callo- ya deberías saberlo Kane. No soy muy apegado a ellas -rió- Naoe puedes soltarme ya...

 

De inmediato el recién llegado acato las ordenes, Hiroki dio media vuelta despidiéndose con la mano de su vencido adversario que solo gruño rendido fijando sus ojos en el pasto. El otro menor se le acerco por lo que alzo la vista para admirar mejor a su salvador. Naoe sentía cierto miedo al recordar las acciones que deslumbro desde su escondite más se mantuvo firme aunque algo precavido.

 

-Lo siento... yo... no tengo idea de que pasa pero aún así he interrumpido.

 

-Esta bien, solo heriste mi orgullo.

 

-Ser muy orgulloso no siempre es bueno -lo pensó detenidamente unos instantes y añadió-: parecía que Hiro lo iba a matar.

 

-Acertaste, eso haría y no me negaría pues perdí.

 

-Como dije: no es bueno serlo demasiado... aprecie su vida la próxima vez -no parecía un regaño sin embargo Kane lo sintió de ese modo asombrándose al ver moverse nuevamente los labios del chico articulando una oración que solo él escucho- llamare una ambulancia y...

 

Una mano se poso sobre el hombro de Naoe halándolo con tanta fuerza que lo puso de pie; era Hiroki que decidió dejar de esperar alejado e ir por su amigo antes de que pasara cualquier cosa de la que Kane no se salvaría esta vez.

 

-Vamonos, si la llamas déjalo solo.

 

-Pero esta herido -reprocho- por tu culpa -al decir eso se soltó por reflejo alejándose algunos pasos de ambos; la adrenalina no dejaría de correr hasta un rato después.

 

-Lo conozco, estará bien... además hay algo de lo que debo hablar contigo.

 

-De esto...

 

-Si.

 

-Gracias -les susurro el moreno desviando la mirada, dando la señal de que se alejaran sin remordimientos.

 

El de jade asintió al seguir a su compañero quien solo volvió a repetir su fría despedida. Antes de alejarse de las escaleras Naoe volteo a mirar por ultima vez al ambarino que le dedico un ademán de despedida cuando sintió sus ojos sobre él pero paro al observar la vista furtiva de Hiroki; el castaño tomo de la mano a su amigo y lo jaló para apresurar el paso dando como excusa el toque de queda en los dormitorios de Shirai.

 

Llegaron para recibir un regaño de la casera, entre grito y grito señalaba el reloj de la sala que marcaba en esos momentos más de las siete de la tarde. Hubieran llegado una hora y media antes de no ser porque debieron parar a comer antes de que ambos, en especial el castaño, se desmayaran. Cuando al fin la mujer quedo en silencio mando a ambos a su habitación, ya no sabían si se comportaba como una madre sobre protectora o simplemente como la responsable de todo un grupo de niños menores a diez años.

 

Al ver su orden no ser acatada de inmediato volvió a repetir el ademán apuntando con más ánimo la base de unas escaleras seguido de un nuevo grito tan convincente que no pudieron negarse a llegar al primer peldaño en menos de un segundo. Con pisadas precavidas y silenciosas se escurrieron hasta el segundo piso... Naoe a una de las puertas cercanas a la escalera y Hiroki a una del corredor de la derecha, al parecer hablarían hasta el otro día. Esperando no haber sido visto por nadie además de la casera, sin embargo una voz en el oído del castaño lo sorprendió mientras abría su puerta.

 

-Es un poco tarde... ¿A dónde llevaste a Naoe?

 

-A ningún lado -un gran alivio recorrió su cuerpo, no era más que su pícaro compañero de club: Iseki Siro, joven de curiosa cabellera dorada y ojos aguamarina que le tenía a Naoe el aprecio de un hermano menor. 

 

-Mas vale no me mientas, si le haces daño me las pagaras... no aquí pero si en el otro lado.

 

-¿Una amenaza?

 

-Advertencia.

 

-No quieras hacerlo sonar mejor, es lo mismo.

 

-Deberías agradecer que no te golpeo, hasta aquí escuche los gritos de Ezaki-san.

 

-Tiene una potente voz cuando lo desea.

 

-No es el punto, en fin, si me entero de que paso date por hospitalizado.

 

-Acepto el reto, Iseki.

 

Sin más que añadir Hiroki cerro la puerta al ver alejarse al rubio, por un segundo sintió que en verdad sería su fin, lo peor que podía hacer era enfadar a ese chico; no es que en verdad le tuviera tanto miedo a él si no a su modo de actuar cuando traspasaba los limites de su autocontrol.

 

-Ese Quinn es peligroso -un suspiro salio de sus labios antes de saltar a su cama, pensando en las palabras que usaría por la mañana.

 

Sin darse cuenta los rayos del sol ya se colaban por la ventana de la habitación, unas apenas perceptibles ojeras adornaban sus parpados, la noche pasada casi no pudo dormir al intentar deshacer el nudo de historia que su cerebro intentaba resumir. Dos toques en su puerta lo hicieron reaccionar, pidió que esperara mientras en una divertida carrera llena de caídas y atrapado de cuanto en cuanto dentro de su propio uniforme logro abrir totalmente agitado. 

 

-Lamento la espera -dijo aturdido, por lo que tardo en reconocer al dueño de aquella cabellera de oro que se dedicaba tronar sus puños- ¡Iseki!

 

-Me he enterado...

 

-Tengo una explicación bastante aceptable.

 

-A mi no me vengas con excusas, ¿cómo planeas remediarlo? -lo tomo por el cuello del saco, el castaño solo sonrió nervioso trazando letras de agua a modo de muralla.

 

-¡¿Decirle la verdad?!

 

-Ya no hay marcha atrás.

 

-¿Te crees capaz de decirla correctamente?

 

-No, por eso el buen Nii-san dentro de Iseki me ayudara.

 

-Por supuesto que no.

 

-¿Prefieres que se entere de otro modo que también eres un Quinn?

 

-¿Cómo cual?

 

-Un reto...

 

-¿Me crees idiota? No aceptaría.

 

-¿Aunque alguien de tu tipo se enterara?

 

Le dedico una mirada de desprecio-. Tu poder de convencimiento me ha hecho apoyarte -a regañadientes lo dejo.

 

-Sabía que me ayudarías amigo mío -se jactaba con tal cinismo que el rubio se arrodillo al suelo por la humillación.

 

El día avanzo, con todo y las horas de clases les sería imposible explicar sin que algún oído ajeno se enterara. Debieron esperar hasta el descanso para ir a aquel rinconcito escondido de Shirai, al moreno le extraño que Siro los acompañara, ¿también tendría algo que ver? Lo descubriría en cualquier momento. Hiroki deslizo la puerta, lo primero que hizo fue ir a ver aquel bello estanque para relajarse mientras el rubio se sentaba sobre una mesa mirando curioso lo que estaría por suceder.

 

-Ya que no existe una técnica o maquina para que pierdas la memoria y olvides todo lo que viste, al menos aun, tendremos que contarte la verdad.

 

-Entonces, Siro esta involucrado después de todo.

 

-Desgraciadamente me dio una oferta que no pude negar.

 

-Veras -comenzó Hiroki alejándose de la barda-, Iseki, yo y otro puñado, alguno que otro par que incluso hay en esta escuela somos unos Quinn.

 

-Si, Quinn -al ver la mirada interrogante del moreno Siro siguió tras un suspiro de preparación-. Quinn era una habilidad o poder similar a la empatía pero hablando de un modo radical, la cercanía a la naturaleza era tal que incluso la persona que poseía el Quinn podía manejar un elemento de la naturaleza y era llamada de igual manera. Pero cada poder era diferente llegándose a conocer seis diferentes tipos, aunque dos de ellos eran tan extraños tenerlos que pronto desaparecieron, los cuatro restantes eran los elementos básicos de la naturaleza.

 

-Y esto trajo una rivalidad, la cual existe aún en la actualidad, por eso peleamos entre nosotros para ver que elemento es el mas fuerte pues hay quienes no quedan satisfechos con el circulo del equilibrio -el castaño respiro hondo-, según viejas historias hace tiempo existió un pequeño continente en el que habitaban aquellos con el Quinn, cada uno representaba una estación y su elemento...

 

-No obstante esa terquedad por conocer quien era superior los llevo a una guerra, muchos buscaron refugio en diferentes partes del mundo; al final el continente desapareció en una misteriosa explosión llevándose con ella todo lo referente a los Quinn.

 

-Pero si eso sucedió... ¿por qué ustedes lo tienen? -después de escuchar todo con calma hablo.

 

-Ah mi querido Naoe -la voz de Hiroki adquirió un tonó empalagoso al colgarse del hombro del aludido-, nosotros somos descendientes de aquellos que lograron salvarse de esa catástrofe.

 

-Tonterías -susurro, el castaño se acerco mas a su rostro acortando la distancia a unos cuantos centímetros y así mirarlo fijamente- ¿qué?

 

-¿No nos crees?

 

-Soy de mente abierta, y después de lo que vi ayer no tengo porque hacerlo.

 

-¿Entonces?

 

-Me parece ridículo que pese a todo continúen con esa absurda pelea, aunque hayan visto lo ocurrido.

 

Una risita retumbo en las paredes, los dos amigos miraron a Iseki quien negó con la cabeza; al volver la vista hacia el balcón una sombra salio de debajo cayendo a escasos centímetros de Naoe. Por reflejo había dado un salto hacia atrás junto al de ojos ocres; el trío pudo observar entonces la figura dueña de aquella carcajada: una chica de cabellos rojizos atado a una coleta caída de ojos amatistas que usaba el uniforme femenino de Shirai, la única diferencia con el masculino era la falda con decenas de tablones y calcetas hasta arriba de la rodilla de color oscuro.  

 

-Esos son lindos sueños que todos tenemos, pero, si los reyes no lo aprueban simplemente no podemos negarnos...

 

Dos segundos fueron más que suficientes para que Hiroki creara una pared de hielo alrededor de la intrusa haciéndola reír aun más, dio un paso al frente atravesando el material dejando atrás un hueco.

 

-No se preocupen, no tengo planeado atacarles, solo he venido por él -explico apuntando su índice hacia el moreno.

 

 

~Fin: Realidad Oculta.~


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