Ya han pasado cinco años desde que Edward cruzo la puerta y me dejo solo. Curiosamente cuando recupere mi cuerpo se triplico mi poder, hasta alcanzar el punto de ocupar la alquimia sin círculo de transmutación… igual que Edward. Y al igual que él, hice el examen de alquimista estatal. Aunque me aceptaron, me dieron un cargo de oficina. Había paz en todos lados, y los alquimistas no eran requeridos, mas que para hacer labor social. El coronel Roy Mustang me permitió formar parte de su equipo, decía que era a favor de aquellos tiempos donde mi hermano y yo, trabajábamos para él.
He trabajado arduamente para encontrar la manera de llegar a rescatar a Edward del otro lado, pero no he tenido éxito. Inclusive se rumoraba que existía un fragmento perdido de la piedra filosofal que mi hermano había creado, pero nunca se pudo comprobar nada.
Hoy era de esos días calurosos donde el trabajo parecía ser muy pesado. Normalmente yo trabajaba de noche, cuando era más fresco, buscando información en los libros de alquimia, pero por alguna razón el Coronel Mustang se encontraba de buen humor, y me dio el día libre. Acepte de mala gana, ya que no tengo mucho que hacer en esos días libres, tome mi gabardina y salí del lugar. Era fin de semana y el edificio se queda vacío, a acepción de algunas guardias. Camine dos cuadras, cuando recordé que necesitaba unos papeles para concluir un informe que tenia carácter de urgente para la siguiente semana, y regrese al cuartel general. Camine por el pasillo y entre a la oficina donde tenía los papeles, cuando de repente escuche un quejido que provenía del cuarto contiguo… la oficina del coronel Mustang.
Me puse en alerta y camine silenciosamente hasta la puerta donde se oían los quejidos. Temía que el coronel estuviera herido y me asome cuidadosamente por el cerrojo de la puerta. Pero menuda sorpresa me lleve al ver que el coronel Mustang estaba teniendo relaciones sexuales con alguien. Me sentía avergonzado al descubrir al coronel, pero cuando me iba a retirar escuche una voz conocida. Me asome de nuevo y al principio el cuarto estaba muy oscuro para determinar de quien se trataba, pero el viento soplo y la luz de la luna llena ilumino el cuarto.
Mi corazón quedo helado. No podía creer que el chico que Mustang penetraba con fiereza era Edward. Me paralice. Una mezcla de alegría, emoción y vergüenza se apoderaron de mi corazón. Eche otra mirada a través del cerrojo y estudie a detalle al chico. Era idéntico a Edward, pero su cabello era negro, sus ojos azules y no tenia las prótesis Automail. Mustang lo poseía con pasión, y el otro le correspondía. Dude que fuera mi hermano, hasta que escuche decir a Mustang:
- Edward… eres mío… ahhh…
¿En realidad era Edward? Se ve idéntico a el… pero algo me decía que no podía ser. ¿Cruzo la puerta y no vino a buscarme?... tal vez perdió la memoria al igual que yo cuando regrese a mi cuerpo. Quizás Mustang lo encontró y lo sedujo, tal vez Edward indefenso se hizo su amante, e incluso cambio su apariencia para pasar desapercibido… maldito Roy.
Sentí asco de escuchar como Mustang sodomizaba a mi hermano… ¿Quién se creía que era para retener a Edward?. Aguante hasta que terminaron. Escuche reír a mi hermano y susurrarle palabras de amor a Mustang. Apreté los puños, no sabia que hacer, Mustang era un alquimista mucho más fuerte que yo como para enfrentarlo, y no estaba seguro de que mi hermano me fuera a reconocer. Cuando escuche que se aproximaban a la puerta me escondí en el otro cuarto. Edward se despidió de Mustang con un cariñoso beso y se fue solo por las escaleras. Trate de seguirlo, pero al dar la vuelta por un pasillo se desapareció.
Cuando llegue a mi casa estaba confundido y empecinado por averiguar que estaba pasando. Así que jure llegar al fondo de todo esto.
Continuara...