Dicen que es fácil estudiar en un instituto de ciudad donde hay gente muy variada, de todos lugares y todas las clases pero eso no es cierto, para mi no, yo soy el chico al que le toca aguantar los abusos psicológicos, físicos… bueno resumiendo bulling, a pesar de que estoy en segundo de bachillerato algunas personas siguen siendo críos y todo porque dicen que soy gay.
Mis principales “acosadores” (les diremos así) son la panda popular, chillona, creída… mmm no tengo ganas de poner mas sinónimos.
Os contare desde el principio, todo empezó en 4to de la ESO donde yo pasada desapercibido, mínimamente bien las horas escolares cuando se me ocurrió, maldito el impulso que me hizo hablar, defender a los homosexuales, estábamos en una clase de sociales hablando de eso de que Hitler hacia matar a los homosexuales, mancos etc.… y bueno hay gente (imaginaros quien) que empezaron a reir y yo hable y la cagué, algo me impulso a defenderlos, sentí una rabia que no pude reprimir, ¿Por qué tenían que reír? ¿A caso les parecía bien?
Ese día algo en mi cambio, me paso una cosa relamente extraña, desde ese día no sentí mas atracción por las chicas, pero no os penséis que si para los chicos, simplemente deje de interesarme.
Hoy en mi mochila he encontrado una nota escrita a mano que ponía lo siguiente:
Espérate en clase después de que toque el timbre.
Xxx
Un anónimo, lo que me faltaba, con la mano arrugue el papelito de libreta y de el hice una bolita con la cual por pura chorra hacerte en la papelera que tenia delante de mi pupitre, no tenia intención de quedarme.
Pero por pura casualidad ese día el tutor me hizo salir a la ultima clase para hablar de mis notas con él y cuando terminamos el timbre ya había sonado, yo aun tenia que recoger la mochila y cuando entre solo quedaba una persona, un chico, estaba de espaldas, miraba por la ventada y los rayos del sol realzaban y estilizaban su silueta dejándola negra, no distinguía quien era, a medida que me acercaba podía apreciar que tenia el pelo rubio y llevaba una sudadera verde y unos jeans. Cada vez tenia mas claro quien era, Ángel mi archienemigo, con el cual nunca me quiero encontrar, allí estaba, pero no me pare, no tenia porque ser él quien me puso la nota en la mochila, así que me limite a poner mis cosas dentro de mi bolsa de mano.
-Creí que ya no vendrías a buscar tus cosas.
-Ah… –Dije sin interés, seguí con lo mío.
-Te he citado para hablar. –Dijo de golpe, casi no lo entendí.
-Yo: ¿Perdón?
-Que fui yo quien te puso la nota en la mochila.
Empecé a asustarme, a caso me quería dar una paliza de las gordas ¿o que?
-Yo no tengo nada de que hablar contigo…
-Espera, yo si.
-¿Qué?
-Me gustas.
Me pare en seco, no podía dar crédito a lo que había acabado de oír, el que me insultaba cada día, me mandaba fotos de tíos follando por internet y en clase no paraba de incordiarme haciendo gestos molestos, hacia fotomatones de mi cara haciendo…, el que destrozo mis últimos tres años…
-¿Dónde de esta el gilipollas que esta gravando esta jodida escena?
-Julián… no hay cámaras.–Dijo mirando al suelo.-
-Lo siento pero no te puedo creer.
Me disponía a marcharme cuando me cogió por la muñeca y me atrajo hacia él.
-¿Qué haces? –Dije sin poder reaccionar-
-Abrazarte…
Pues puedes parar de hacerlo.
Me dejo ir y salí corriendo de allí, mi corazón se había acelerado y mucho, hacía tiempo que no notaba esa rara sensación. Hacia tanto tiempo que no me había abrazado nadie, básicamente hacía tiempo que no me dejaba pero esta vez fue sin pedírmelo, además por un chico, se siente diferente al abrazo de una chica, te sientes mas protegido.
Moví la cabeza, ¿en que estaba pensado? Era una puta broma de Ángel, una de sus muchas bromas pesadas, malvadas, sin escrúpulos donde tus sentimientos pueden sentirse realmente repercutidos.
A la mañana siguiente pude comprobar como mi teoría era cierta, Ángel se estaba liando con una de las de la clase en el pasillo
¿Qué se pensaba? ¿Que delante de toda la clase le diría algo para hacerme ver gay? Esta vez no había caído en su trampa.
Pasaron las semanas y todo seguía como siempre, bueno, creo que todo no, yo no seguía igual, sentía una sensación rara cada vez que veía a Ángel.
Pedí a una amiga que me abrazara pero no sentí lo mismo, el de la chica era un abrazo suave pero a la vez con energía, un abrazo amistoso pero el de Ángel parecía que quisiera que nos uniéramos, era diferente, no sabría describirlo.
Sabiendo perfectamente que era una broma no podía para de ponerle escusas a lo que había pasado.
Ya había pasado dos semanas de lo sucedido y yo seguía igual de confuso o aun más y cada vez que se burlaban de mi me dolía mas… seria porque… ¿era verdad? Y un día, ¿el bendito día? en que me dolió tanto que pedí para ir al baño y desahogarme allí llorar, pero no llore solo porque al cabo de un rato entro alguien en el baño.
-¿Julián?
No conteste, sabía perfectamente de quien era la voz, pero guiado por mis sollozos llego hasta delante de la puerta del lavabo donde estaba, olvide de poner el cerrojo y pudo entrar.
Se quedo mirándome un rato y luego se inclino a mi altura para ver mi cara, y al instante me beso, fue un beso casto pero lo suficientemente largo para poder notar el calor de sus labios, sentí electricidad.
Mi reacción después del beso fue insultarlo.
-¡¿Cómo coño te atreves?!
-Me gustas.
-No te puedo entender.
-No puedo perder mi reputación.
- ¿Cómo puedes ser tan… tan… -no encontraba la palabra-
Ángel solo me volvió abrazar y estaba vez recostó todo su peso en mi.
Sabia que estaba mal pero mis brazos no lo empujaban simplemente estaba quietos dejando que mis lágrimas cayeran mejillas abajo. Cuando me tranquilice él se separo de mi y iba para irse cuando lo pare cogiéndole de la muñeca.
-Me abrazas, me besas y después te vas sin decirme nada… ¿A que clase de juego estas jugando?
-Soy débil, yo no podría aguantar lo que tu… por eso yo no puedo…Se calló.
- Decir que eres homosexual.
No contesto.
-No te vayas aun… si esto va en serio… quiero saber ¿Por qué ahora?
-Porque no quería perderte… después de pasar el bachillerato no nos volveremos a ver nunca mas y creo que no lo podría soportar… me gustas desde el primer día en que te vi si te soy sincero. -Dijo con una media sonrisa vergonzosa.
-Pues te reías mucho cuando me jodías cada día.
-Lo siento.
-Lo que me hiciste no te lo podre perdonar y por eso creo que por mucho que te duela tendrás que olvidarte de mí y dejar de lado tus estúpidos amigos y buscarte a otros que te aprecien por lo que eres.
Ahora el que se iba fui yo. Me dolió, lo que dije, me dolió porque en el mismo instante en que Ángel me abrazo por segunda vez me di cuenta que empezaba a quererle.
Pase un mal fin de semana, pensado en muchas cosas, en Ángel, en que me quería decir el viernes, en que quería… quería volverme a sentir protegido, y en mas Ángel.
Ya me había acostado en la cama cuando mi móvil sonó, ponía “desconocido”.
-¿Si?
-Saca la cabeza por la ventada.
Ángel me saludaba desde la calle, iba vestido con una sudadera negra con capucha.
Baje.
-Buenas noches.
-Buenas… quiero hablar contigo… y ya no me quedaba mas tiempo.
-¿Por qué? -Me asuste un poco.-
-Quiero que salgas conmigo.
El corazón me dio un vuelco, sentía ardor en mi cara.
-Pero… y tu reputación – dije en todo burleta-
-A la mierda la reputación, me da igual, no me gusta tener amigos a los que les tengo que ocultar cosas.
Me cogió la mano.
- ¿Aceptas?
Sonreí, y le cogí la otra mano.
-¿Eso es un si?
-Desde que me abrazaste empecé a sentir algo, y creo que es verdadero…
-Julián…
Nos besamos por segunda vez, y esta vez las leguas no se quedaron quietas ya que al igual que nuestros brazos abrazaban el otro cuerpo ellas también lo querían hacer.
Mis padres estaban durmiendo, así que le invite a pasar, dormimos toda la noche abrazados, después de tanto ignorarse era lo que necesitábamos.
Estábamos ya delante de la puerta del instituto, ángel se veía nervioso.
-¿Preparado?
-Contigo siempre.
Me dio la mano y nos dispusimos a entrar, delante de todas las miradas que nos empezaron a rodear, solo me importaba una y esa era la de Ángel.