El sirviente de Kaede
Por: Nydga
Capitulo: Necesitamos un sirviente
En Japón...
Se ve un joven de 18 años, cabellos negros, ojos azules profundos como el cielo, la piel blanca como nieve, bastante atractivo y alto -mide 1.88-. Éste, que se llama Kaede Rukawa, vive con sus padres en una casa enorme de color blanco, con ventanas grandes junto al hermoso jardín repleto de rosas de diferentes colores. Tiene varios sirvientes. Estos son: chofer, cocinero, alguien que limpia los muebles, otro que lava la ropa, otros más para diferentes trabajos… Pero pagan muy bien; además, lo único que a Kaede le gustaba mucho, era jugar básquetbol, por eso quiere ir a los Estados Unidos, para jugar en la NBA. Pero tiene un problema ¿quién lo va a servir cuando se vaya a vivir allí? Pues ningún sirviente aceptó ir con él porque tienen familia en Japón. Entonces, los padres pensaron en buscar un sirviente que vaya a vivir con él a los Estados Unidos.
Los padres de Rukawa se fueron a un restaurante para platicar que necesitan un sirviente para ayudar a Kaede. Estos se llaman Sr. Jack Rukawa y Sra. Esmeralda.
-Bueno, necesitamos un sirviente para nuestro hijo para cuando se vaya a vivir a Estados Unidos-dijo Jack.
-Claro, pero nuestro hijo siempre se negó, sólo puede vivir solo, dice-le contestó Esmeralda.
-Pero no estoy acuerdo, temo que pase algo malo… por eso necesito un sirviente para ayudar a Kaede si se encuentra mal, enfermo o herido… o si tuviera cualquier accidente-expresó con convencimiento.
-Lo sé...
En ese momento, aparece un mesero alto y ofrece la carta a los señores Rukawa. El mesero vestía un pantalón negro, camisa blanca con mangas largas pero dobladas hasta el codo en ambos brazos, chaleco negro, un moño al tono y los zapatos limpios; de verdad era bastante guapo.
-Buenos días, señores... ¿qué desean para comer?
Ambos se sorprendieron por la estatura del muchacho, parecida a la de su hijo Kaede… pero éste también era muy atractivo, pensaron.
-Ah, bueno... quiero un nescáfe y un huevo estrellado, por favor-pidió la mujer.
-Esteee... quiero un nescáfe y unas tres memelitas, por favor-dijo Jack luego de pensar que deseaba.
-Si, señores – dijo el mesero mientras anotaba- regresaré pronto.
-Claro, gracias.
Cuando el mesero se fue, Esmeralda no dejaba de mirar a aquél muchacho.
-Oye, mira… creo que tiene la misma estatura que nuestro hijo Kaede-le dijo en un murmullo bajo a su marido.
-Parece que sí... pero qué extraño su pelo... ¿por qué es rojo?
-Tal vez lo pintó... ¡Pero se ve muy guapo!-exclamó Esmeralda entusiasmada.
Jack volteó para mirar con celos a su esposa.
-Ja, ja, ja no te enojes, tú ya sabes que te amo.
-Yo también te amo-le retrucó aplacándose.
Se dieron un beso tierno, y cuando aparece el mismo mesero, llevaba la charola con una sola mano y la dejó en la mesa; luego cogió un plato redondo -el huevo estrellado- y lo puso frente a la señora, para luego coger el otro plato y ponerlo frente al señor. También dejo las tazas con mucho cuidado de no tirarlas.
Ahora acaba de poner la comida y estaba a punto de retirarse, pero escuchó la voz de la mujer, entonces volteó y regresó a donde estaban los señores Rukawa.
-¿Sí, señores?
-Bueno… ¿Sólo quiero saber cómo te llamas?-preguntó la mujer
-Ah... bueno, me llamo Hanamichi Sakuragi – dijo, y sonrió.
La pareja se sorprendió por el nombre que les era conocido. Claro, éste era el mismo del que les contó Kaede. Así, guardaron el secreto.
-¡Oh! Tu nombre es bonito... ¿Cuánto tiempo hace que trabajas aquí? –preguntó con curiosidad Jack.
-Dos años... Pero después de un mes me voy a retirar porque quiero ir a los Estados Unidos para estudiar Arquitectura-contestó serio Hanamichi.
Ambos se alegraron por la buena noticia; pensaron que irían a contratar a este muchacho como sirviente, pero se asegurarían de pagarle bien.
-¿En serio?-inquirió Esmeralda.
-Sí, en serio... pero ¿por qué?
-Antes de que contestemos primero dime ¿tienes dinero suficiente para pagar los estudios?
-Bueno, ahorré mucho dinero para poder pagar mis estudios… también para una habitación donde dormir-dijo Hana un poco confuso por la pregunta.
-¡Oh! Te admiro porque eres un muchacho fuerte para salir adelante-lo felicitó Esmeralda.
-Si… Gracias señora... Todas las mañanas estudio en la preparatoria Shokoku, y luego por las tardes entreno básquetbol. Por las noches trabajo aquí, pero me faltan dos semanas para terminarme la prepa, y después de dos semanas más iré a los Estados Unidos para estudiar la carrera.
-Pero si llegas a vivir en Estados Unidos… ¿trabajarás ahí?-indagó Jack.
-Si, porque el dinero que ahorré no es suficiente como para pagar los siguientes 5 años de estudios…
-Ya veo...Quiero saber porqué quieres estudiar allá…-le exigió saber Jack mientras lo miraba fijo.
-¡Ah! Porque también quiero jugar en la NBA-exclamó Hanamichi poniendo su mejor sonrisa.
-¡Oh! Oye, joven... mi hijo también quiere ir a los Estados Unidos porque también quiere jugar en la NBA… eres igualito a mi hijo-le dijo orgullosa.
-¿Cómo? ¿Su hijo también juega básquetbol?-preguntó sorprendido.
-Así es-intervino Jack- Bueno, mira, estoy pensando que... bueno… tú dijiste que después de un mes te retirarás, pero estoy pensando que… ¡Trabajarás como sirviente para mi hijo!-dijo con firmeza.
-¿C-cómo? No entiendo…
-Mira, Sakuragi…-trató de explicarse la mujer.
En ese momento, se acercó el dueño del restaurante.
-¡Hey, muchacho! ¿¡Qué tanto estás haciendo!? ¡¿Por qué no trabajas!? –reclamó.
-Ah, lo siento-se excusó con prisa.
-Discúlpeme-dijo Esmeralda dirigiéndose al hombre-fue culpa mía porque yo fui quien quise hacer unas preguntas al muchacho. Por favor deme unos minutos para platicar un poco con él.
-Bueno... está bien...-y mirando al mesero- mira, Sakuragi, cuando acabes de platicar regresa a trabajar.
-Si, señor–dijo y agachó la mirada.
El dueño se fue y Esmeralda vuelve a tratar de explicarle.
-Mira, joven... te voy a explicar... mi hijo también va a ir a los Estados Unidos para jugar en la NBA, así que mi esposo y yo estuvimos buscando un sirviente para ayudarlo, ya que ningún otro sirviente nuestro aceptó ir… Pero también porque no tenemos familia allá. ¿Quién le va a hacer la comida, o a ayudarlo? Estamos pensando que si quieres trabajar para ganar dinero para tus estudios…
Hanamichi quedó sorprendido por esta explicación, y al fin reaccionó cuando escuchó la voz del señor Rukawa.
-¿Aceptas o no? Nosotros te pagaremos bien. Aunque no importa, puedes convertirte en amigo de mi hijo para que vivan juntos, porque para nosotros no hay problema.
-Bu-bueno... este...
Hanamichi no sabía qué decir, si estaba bien o no, pero no importaba; se decide.
-Está bien… Acepto señores...
-¡Muchas gracias, joven! Estoy agradecida contigo –exclamó Esmeralda.
-Bien, te pagáremos 30.000 pesos cada mes ¿qué opinas?-le dijo Jack para dejar las cosas claras.
-¿¿¡30, 000 pesos??! Es mucho dinero-se sorprendió Hanamichi.
-Ja, ja, ja… Claro, porque somos dueños de muchas empresas.
-¿En serio! No sabía que son empresarios-comentó ingenuo el mesero.
-Bueno, ¿a qué horas sales?-le cortó Jack.
-A las 11 de la noche.
-¿Cuándo descansas?
-Los domingos.
-Muy bien, te daré la dirección donde vivimos y cuando llegue el domingo irás a mi casa para conocer a mi hijo.
-Si, está bien. ¡Muchas gracias, señores!-exclamó agradecido y entusiasmado el pelirrojo.
Hanamichi se retiró. Los señores Rukawa están mirando como se va; ambos sonrieron por el muchacho... sabían que era bueno para Kaede. Además, ambos descubrieron que Kaede estaba enamorado de alguien, pero aún no saben quién es.
Ya eran las 11:10, y el pelirrojo salió del restaurante, pero muy cansado. Luego pensó en los señores, quienes le pidieron trabajar como sirviente para su hijo. ¿Quién era ese muchacho? Al fin, llegó a la casa, se metió a la cama y se durmió.
Pero sin saber quién era el muchacho de los señores adinerados que iba a conocer...
CONTINUARÁ....