Estaba agotado, se acerco a la ventana lentamente y comenzó a observar aquel paisaje de Seul cubierto de nieve, era una tarde fría, igual que en la que acabo todo. Aún sentía aquel vacío en su corazón, un sentimiento que no lo dejaba avanzar un solo segundo sin volver a caer en el, en el dolor de haberlo perdido, de no haber podido aprovechar todos los momentos que tuvieron juntos. Ya habían pasado 2 años desde aquel accidente en el cual su compañero, su amigo, su pareja, su todo había muerto.
Changmin retiro su vista del hermoso paisaje de Seul cubierto de nieve, sabia que pensar en el pasado no le hacia bien, todos le decían que debía ser fuerte, que JaeJoong no hubiera querido que sufriera por su partida pero simplemente no podía, cada segundo en aquella casa en la cual ambos habían convivido hermosos, más bien magníficos momentos lo hacia feliz, realmente extrañaba al mayor más que nada y aún lo amaba, como jamás había amado.
Comenzó a andar hacia la cocina, y se sirvió un café, estos últimos años era lo que más consumía, era lo ultimo que había bebido la ultima mañana en la cual estuvo con el mayor, aquel día en que JaeJoong falleció.
- Minnie, por fin despiertas - Sonrio el mayor, acentuando sus finos rasgos.
- Oh, si hyung - El menor se acerco y le beso la mejilla - Hyung.. tengo hambre.
- Min ahora debo ir a la empresa -Dijo el mayor, sirviéndole un café con un par de tostadas - No tengo tiempo para hacerte algo más.
A cada momento se atormentaba más, como pudo desaprovechar aquel último momento, aquellas últimas sonrisas, aquellas últimas palabras. Algunas lagrimas se colaron por los ojos del menor, recorriendo sus mejillas rápidamente, algunas llegaron hasta el café que tenia en sus manos, lo dejo en la mesa y volvió a su habitación, aquella habitación que compartía con el mayor.
Changmin se recostó en la cama, aun desprendía aquella esencia que poseía el mayor, tan dulce, tan embriagante, aquella que era como una droga para el menor. Cerro los ojos, simplemente dejándose llevar por aquellos recuerdos, por los momentos en los cuales fueron uno como aquella ultima noche.
Marco nuevamente el cuerpo del mayor con su esencia, igual que otras muchas veces, ambos intentando regular sus respiraciones alteradas por el acto recién cometido, sus cuerpos sudados.
El más alto atrajo al otro con sus brazos hacia su pecho, ocultando su rostro en los cabellos del otro.
-Hyung, te amo.
Sintió como el mayor se levantaba levemente y juntaba sus labios con los propios, dándole un suave beso. Ambos se separaron sus rostros por unos leves centímetros.
-Tu sabes que yo tambien te amo mi pequeño Changmin, más que a nada.
Se levanto de la cama, aquello le hacia más daño pero no lo podía evitar. Miro a su alrededor y vio una foto de 5 chicos, era DBSK; Pensó en los otros chicos, DBSK había llegado a su fin con la muerte de JaeJoong, ahora JunSu tenia una espectacular carrera como solista en Corea, sabia que Yunho y YooChun habían intentado lo mismo, pero con el tiempo todos fueron desapareciendo del mundo del entretenimiento. Changmin simplemente se había sumido en la depresión, en los recuerdos, en el JaeJoong. Se limitaba a pasear por el departamento, donde había compartido los últimos 5 meses de vida junto a Jae, a su querido Jae.
- Que dices hyung? No te gusta, es amplio, cómodo y solo para nosotros dos - Rió el menor, cogiendo de la mano a Jae.
- Es muy grande para nosotros dos - Decía sorprendido el más bajo - Pero es lindo.
- Yo sabia que te gustara, desde ahora viviremos aquí cuando estemos en Corea
Salio de la habitación, y decidió ir a la azotea del edificio, hacia frío. Observo el paisaje una vez más, y nuevamente comenzó a llorar, los sollozos de Changmin eran más fuertes tras cada momento, y es que realmente ya había echo mucho aguantando dos años sin el otro, ya había sufrido mucho y realmente no quería hacerlo más, se acerco a la baranda y observo nuevamente el paisaje, miro hacia abajo, eran 26 pisos lo que lo separaba del suelo.
Todo fue muy tentador, y no lo dudo, se subió a la reja y pudo sentir aquel aroma nuevamente, la esencia que naturalmente desprendía el mayor, quizás lo esperaba, quizás si habría un final feliz para ellos dos, no ahora, no este mundo, pero si en otro. Cerro los ojos fuertemente y salto al vacío, sintió aquel dulce aroma envolverlo a medida que caía. Sintió un fuerte golpe y todo se volvió negro.
FIN
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