EL CHICO ENAMORADO
by: nydga
Capitulo único:
¿Qué murmurará la duquesa Mary al oído de su hija mayor?
-¡Haruko querida! ¡Tengo una gran noticia para ti! ¡Tía Naoko te ha elegido para que seas la esposa de Hanamichi Sakuragi y te conviertas en la emperatriz de Japón! Pero debemos guardar el secreto y decir simplemente que tú primo Kaede y tú están invitadas al cumpleaños de Hanamichi Sakuragi…
Al saberlo, Rukawase sonrió tiernamente contento:
-Voy a volver a mi querido amigo Yohei Mito.
Después un largo viaje, el carruaje se detiene en la pequeña y hermosa ciudad Kanagawa, done tendrá lugar el encuentro de los novios.
-¿Rukawa, dónde estás? Tía Naoko y Yohei Mito han venido a darnos la bienvenida.
-¡Aquí estoy! – responde una voz que llega de las caballerizas.
Rukawa esta dándole de beber a los caballos, sus zapatos y su ropa están empapados. Tía Naoko frunce los labios.
Entraron a la casa de la duquesa Mary.
-Rukawa hace muchas tonterías – piensa la duquesa Mary – No lo llevaré a la merienda que ofrece Naoko. ¡Se quedará encerrada en su cuarto toda la tarde!
Pero Kaede no ha dicho su última palabra. En cuanto su tía y su prima se van, él prepara sus avíos de pesca y ¡se escapa por la ventana!
-¡Adiós, merienda aburrida! ¡Hola pececitos!
Hanamichi Sakuragi, que se dirige al palacio para encontrarse con Haruko, pasa cerca del río donde Kaede se dedica al placer de pescar…
-Encantador aparición. ¡Y qué gracioso se ve cuando lanza el anzuelo! – piensa Sakuragi quedando asombrado al ver tan hermoso ese joven pelinegro, su pelo negro como la noche, piel blanca como la leche, ojos azules como el mar y labios tan rojos como sangre. Realmente se ve muy hermoso casi se parece a una mujer por el físico.
Gracioso, tal vez; pero… ¡Rukawa acaba de enganchar su anzuelo en la chaqueta del emperador!
-¡Discúlpame, Majestad! – exclama confuso al reconocerlo - ¿Puede permitirme tomar mi anzuelo?
-Se lo ruego, querido señorito – responde Hanamichi Sakuragi, que no ha reconocido a ese joven que era primo de Haruko - ¿Ha pescado algo que valga la pena?
-¡Claro que sí, puesto que pesqué a Su Majestad, el emperador de Japón! – dice con una sonrisa más hermosa que nunca había visto.
Hanamichi Sakuragi se ríe a carcajadas.
-¿Quiere cazar conmigo esta tarde?- pregunta Hanamichi con una sonrisa encantadora.
-¡Con mucho gusto! – responde Rukawa contento y tímido.
Luego en la casa de la duquesa Mary.
-¡Hanamichi Sakuragi, por fin has llegado! ¡Estaba muy preocupada por ti! – exclama la archiduquesa Naoko – Ven a saludar a Tía Mary y a tu querida prima Haruko.
El joven emperador suspira: Haruko ha cambiado mucho desde las últimas vacaciones que pasaron juntos hace tres años… Ahora está bella. ¡Pero se ve tan seria y algo enojona! Ella no tiene la encantadora alegría del joven que encontró en el río pescando…
-¿Podrían disculparme, señoras? La caza me espera… - retira el emperador.
¡Pobre Haruko! ¡Su novio apenas le dirigió una mirada!
Haruko bajó la mirada, enojada y triste.
¿Y el baile de esta noche?
A toda prisa, el joven emperador se pone su ropa de cazador. ¿Acudirá a su cita con el misterioso joven?
¡Claro, Rukawa, está allí!
Ambos sentados juntitos en el tronco, mirando al bosque tan hermoso y al cielo tan azul.
-Hermoso desconocido. ¿Puedes decirme, al menos, lo que más le gusta? – dice el pelirrojo tan caballeroso.
-Me encanta la equitación, la pesca, la caza, los paseos por el bosque, las rosas rojas, la crema batida, los perros… - contesta Kaede con una sonrisa bonita y tímida.
-¡A mí también! – exclama Hanamichi Sakuragi – Si pudiera escuchar a mi corazón… ¡Pero qué lastima! Mi compromiso con Haruko Akagi será anunciado esta noche…
Al oír el nombre de su prima, Rukawa se sorprende, no sabe qué hacer y huye desesperado. Y Sakuragi se queda confundido por la huida del joven pelinegro.
Rukawa llega a la casa de su tía Mary.
-¡Kaede! ¡Apresúrate a cambiarte! ¡El baile va a empezar! – regaña la duquesa.
En el suntuoso salón de baile, Hanamichi Sakuragi recibe a los invitados mientras el maestro de ceremonia va anunciando su llegada.
-Su Alteza la duquesa Mary Akagi y sus Altezas Haruko y Kaede…
-¡Kaede! ¿Eres tú el misterioso joven del río? – dice Hanamichi sorprendido y contento.
Kaede Rukawa esboza una sonrisa tímida.
El baile está en su apogeo. Hanamichi Sakuragi aprovecha el momento en que Kaede Rukawa se queda solo para confesarle sus sentimientos.
-¡Te amo, Kaede! ¡No puedo vivir sin ti! ¿Aceptas ser mi esposo y el emperador de Japón? – agarra la mano de Kaede y la besa.
-¡¿Pero cómo puede ser esto?! ¡Somos hombres! – dice Rukawa triste.
-No soy gay, pero me gustas mucho ¡Por favor, Kaede! – suplica Hanamichi.
-¡Pero Haruko se moriría de tristeza! –
-¡Nunca amaré a Haruko como te amo a ti! ¡Ni tampoco como ella se merece! – dice Hanamichi besando a la boca de Kaede, quien se esfuerza a separarlo pero no puede porque realmente deseaba besarlo.
-Olvídame, Hanamichi Sakurag. Yo no quiero ocupar el lugar de mi prima.
Kaede sale rápidamente y encuentra a su tía Mary.
-Tía, no me siento bien. Quiero irme… - dice el joven desesperado.
-Vamos, Kaede, debes ser paciente. El baile terminará pronto. El cotillón ya va a empezar.
Más… ¿Qué hace el emperador? ¡Con una preciosa canasta de rosas rojas, Hanamichi Sakuragi se acerca a Kaede Rukawa!
Su voz se eleva entonces sobre el silencio que de pronto invade el gran salón.
-Les presento a mi prometido; ¡Saluden a su futuro emperador!
Hanamichi Sakuragi sale del balcón. Lleva a Kaede de la mano… La noticia corre de boca en boca:
¡El emperador está comprometido! ¡El emperador va a casarse!
-¡Vivan los novios! – exclama la gente.
La joven pareja responde sonriendo a las aclamaciones entusiastas de la multitud. Sobre la mejilla de Haruko rueda una lágrima, una sola…
-¡Mi pobre niña! ¡Tan preciosa! Ya llegará tu turno, te lo prometo – murmura la duquesa Mary.
Y Haruko, a pesar de su furia, sale furiosa del salón y maldice a Kaede Rukawa.
Mientras llega el día de la boda, Kaede regresa a su ciudad natal para prepararlo todo. Cada día, Hanamichi Sakuragi le hace llegar un nuevo regalo:
-¡Oh, mira, tío! ¡Un periquito rosa! Es el único que conversaré… Dejaré salir de la jaula a todos los pájaros para que sean libres y felices en el bosque, como lo fui yo.
Por fin llega el día de la partida: Kaede sube el barco que debe llegar a Kanagawa, donde le espera su prometido.
-Vamos, Kaede – dice el duque Max – Tenemos que dejar nuestra querida ciudad…
Desde las dos orillas del río la gente aplaude, no le importaba que ambos son hombres, pero al ver a este jovencito Kaede era tan hermoso casi parece una mujer por su físico.
-¡Qué hermoso es nuestro emperador! – grita un muchacho.
En el otro lado, el emperador no puede esperar a que instalen la pasarela. ¡De un brinco llega al barco para besar a su querido Kaede!
El día de la boda repican todas las campanas.
-¡Japón está de fiesta! ¡Su emperador se casa!
El novio llega en su carroza dorada…
-¡Ahí está! ¡Ahí está! ¡Qué joven tan lindo!
Con su traje blanco bordado en oro, parece un ángel bajado del cielo.
Kaede Rukawa entra en la iglesia junto a Hanamichi Sakuragi.
Todas las miradas la siguen: pero él sólo ve a su prometido, que le sonríe tiernamente.
-¿Majestad, quiere tomar por esposo al príncipe Kaede Rukawa de Kanagawa?
-¿Príncipe Kaede Rukawa, quiere tomar por esposo a Su Majestad, el emperador?
Los dos “Sí” resuenan en el solemne silencio de la catedral.
Cuando la ceremonia termina surge un inmenso y ferviente clamor:
-¡Vivan los novios! ¡Que sean felices para siempre!
Nueve meses después, Kaede Rukawa da a luz a un hijo tan hermoso…
FIN
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