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La ultima vez...por favor por sabaku no curse

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Notas del fanfic:

Este fic es el de mi antigua cuenta en Amor yaoi, es viejisimo, pero me ha gustado por el final XD.

Notas del capitulo: Es solo un one-shot, si no te gusta la necrofilia, no lo leas, aunque no es muy furte el contenido, pero se entiende =_=
La ultima vez, antes de la locura.

Ya hacia varios meses que el maestro del Taijutsu había perdido la vida en una misión, dejando corazones rotos, almas sufriendo, y mentes que no terminaban de aceptar lo que acontecían esos últimos meses. Para su equipo fue devastador, ya no tendrían otra vez los calidos y amigables consejos de su sensei, ya no volverían a reír con sus locuras…pero lo que mas les dolía, era que junto a su maestro, el prodigioso genio del trabajo duro moría con el, lentamente, no de cuerpo, no de fuerza…si no de alma y mente.



- ¡¡Detente Lee!! – Un castaño chico de ojos blancos trataba de calmar a su pelinegro amigo, quien en un arrebato de locura quiso terminar con su vida, aventándose desde lo alto de un puente - ¡¡Para ya por favor Lee!! – le rogaba.



- ¡¡Le prometí a Gai-sensei morir juntos, fue una promesa... ¿por que diablos no lo entienden?!! – el ojinegro habían calmado un poco sus fuerzas, al no poder zafarse del agarre del ojiblanco.



- Y tu crees que a Gai le hubiese gustado ver que su mejor alumno tirara todo su esfuerzo por la borda…solo ponte a pensar en eso Lee…- El castaño aflojo el agarre al sentir mas relajado al pelinegro – tanto esfuerzo que empleaste para llegar a ser un gran ninja…¿lo escupirás como cualquier basura?...en ese caso, no merecer llamarte a ti mismo ninja -. Termino para salir del lugar, más calmado de haber tranquilizado los nervios de su mejor amigo.



Lee regreso pronto a su morada, y se recostó sobre el mullido colchón, reflexionando sobre las palabras que Neji horas antes le dijese, se formo un ovillo sobre la cama, para el le era imposible no llorar, no sufrir… ¿nadie podía entender el dolor que sentía en esos momentos?, no…seguramente no lo entendían.



- Gai-sensei… ¿Qué debería hacer? – el ojinegro dejo caer libremente aquellas lagrimas que reflejaban la agonía por la cual pasaba, manchando su rostro, tratando de olvidar, pero cuando olvidaba recordaba…simplemente le era imposible.

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La mañana siguiente Lee salio a dar un pequeño paseo, para tranquilizar sus nervios, por que aunque no quisiera admitirlo, su apariencia era deplorable, su energía característica ya no le llenaba el alma, su sonrisa destellante ya no se mostraba para brillar, sus ojos expresivos ya no tenían vida…todo aquel ser estaba siendo devorado por la tristeza y el dolor de perder a una persona en demasía importante.



Todos en la aldea le miraban con lastima, aquel niño que una vez fue llamado genio del trabajo duro ya no volvería a ser el mismo...nunca mas, sus amigos solo podían mantenerse a raya y esperar que lo superara…pero de verdad podría hacerlo?...solo el tiempo lo diría. Se percato de que dos personas se le acercaban, diviso que una de ellas era ese rubio energético e inocente, y el otro que le acompañaba con notable fastidio en el rostro, se trataba del dueño de sus sentimientos…aquel chico que cambio su manera de ser para convertirse en una persona respetada y admirada…aquel pelirrojo llamado



Sabaku no Gaara.



Naruto le saludo con un gran abrazo, preguntando insistentemente por su condición, el pelinegro solo asentía o negaba cual fuera la pregunta que el rubio le disparara, pero en su mente solo cabía esa persona y ese nombre, “Gaara”…Lee veía esa piel pálida que le hacia enmudecer, aquellos ojos verdes que le poseían, y esa figura imponente que se cargaba al caminar, podría ser que el le sacara de la locura…esa persona por la cual siempre sintió atracción de todo tipo, el pelirrojo le atraía sexualmente, emocionalmente y físicamente…todo en Gaara era perfecto.



- Entonces nos vemos después Lee…Gaara y yo iremos a comer ramen, entrenar y después el me enseñara a controlar mejor el chakra de Kiubi… ¿verdad Gaara? – Naruto le dio un pequeño codazo amistoso en el hombro al pelirrojo, quien asintió mirando al rubio algo serio – bueno, nos vemos después cejas encrespadas -. El rubio jalo del brazo al pelirrojo, para dirigirse a cometer sus actividades de ese día.



Lee quedo viendo el camino por el cual los chicos se perdían, sintió una gran opresión en el pecho al ver lo bien que se llevaban Naruto y Gaara, acaso sentía ¿celos?...volvió a mirar, por donde los dos chicos se marchaban, antes que otra cosa…pudo notar como Gaara giraba el rostro para mirarlo fijamente, con aquellas orbes cargadas de inocencia, una inocencia que solo Gaara podía mostrar.



- Gaara-kun… ¿Por qué no estas conmigo?, ¿Por qué prefieres a Naruto antes que a mi?...- Esos pensamientos no eran propios de Lee, aquel chico que jamás se enfadaba, que jamás perdía la cordura en ninguna situación, fuera de peligro o no…pero su paciencia y bondad se estaba negando a salir, Lee ya estaba cansado de siempre guardarse todo dentro del corazón – yo fui quien te toco primero, quien casi te vence…tu debes ser mió Gaara-kun…me perteneces… por que mis golpes marcaron tu cuerpo, y con ellos “tu existencia” -. Lee dejo de mirar, dándose la media vuelta para salir disparado del lugar, directo a su hogar ahora vació y frió.
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Un rubio jaloneaba y alardeaba de lo buen ninja que era y lo mucho que se la paso entrenando todos esos años, pero Gaara parecía ausente, no es que le molestara la compañía de Naruto…si no todo lo contrario, le encantaba estar con el rubio, de cierta forma con Naruto se sentía identificado y a salvo…pero no amado, no podía sentir el impacto de su corazón cuando se acercaba, o le dirigía la palabra el amo del taijustu, se quedo algo pensativo al notar la mirada de Lee cuando se marchaban, el pelinegro le veía con unos ojos rencorosos, dolidos… ¿su imaginación? Tal vez así lo era.



- Si tanto te preocupa por que no vas a verle – Naruto apoyo una mano en el firme hombro del shinobi pelirrojo – estoy seguro de que le hará muy bien tu visita -.



- ¿Cómo lo sabes? -. Dijo con un ligero tono sorprendido.



- Es obvio Gaara…la forma en como lo miras, como tu respiración se entre corta cuando cejas encrespadas se te acerca, y te has quedado algo preocupado por su comportamiento anterior ¿no? -. El rubio tomo asiento en una de las bancas del parque, pues el calor que Konoha despedía era sofocante y fastidioso – el lo esta pasando muy mal, aun no se recupera por la perdida del cejas encrespadas-sensei, seguramente tu apoyo le vendría bien -. Sonriendo el Rubio se levanto del lugar, para salir corriendo a toda prisa de ahí.



- ¡¡Oee Naruto, ¿Cómo sabes que Lee siente lo mismo que yo?!! -. Le gritaba el pelirrojo pues Naruto era rápido y apenas si se veía si cabecita rubia, pero no hubo respuesta…el muchacho desapareció completamente de la visión del pelirrojo.



- “A Lee le hará bien tu visita”….eso espero -. Dicho esto se encaminó directo a aquella casita verde en la aldea Konoha.

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Fuertes ruidos se escuchaban en aquel hogar, una vez alegre…ahora decorado por sombras, y una lúgubre aura, mas nadie se preocupaba por ello, sabían de la condición de Lee y confiaban en que saldría adelante. Un ojiverde se quedo mirando la ventana superior de la casa, una tenue luz salía de ella, mientras que toda la casa estaba en penumbras, mas esto no logro asustarlo…era Lee, y Lee era bueno.



Se encamino a paso lento hacia la puerta de madera, toco con débiles golpecitos, debido a lo tarde de su llegada, tal vez el pelinegro ya dormía, se quedo parado un buen rato, al notar que la perilla giraba lentamente, su mente se nublo, su cuerpo se tenso y su corazón se paralizo…pues ahí frente a sus ojos, se encontraba el pelinegro de sus sueños, mirándole de una manera fría y desconcertante para el dueño del Shukaku. El ojinegro traía puestos solo unos pantalones negros, y su pecho al descubierto dejaba notar serias heridas auto inflingidas, pero retiro de inmediato la vista de ahí, puso la mejor cara de “chico frió” ante Lee y se atrevió a hablar.



- Hace varias horas, me has mirado de una forma terrible…como si te hubiera echo algo, ¿es por lo de los exámenes chunin?... ¿por eso me miras así? – El pelirrojo trato de esconder la melancolía que sentía en ese memento, otra vez esa mirada con la que le veían los aldeanos de su país, aquella que dejaba ver el miedo, el desprecio de todos.



- No te he visto de ninguna forma -. Le contesto algo cabreado.



- Entiendo…bueno, yo solo vine para saber como te encontrabas, pero al parecer estas bien….nos vemos luego – Gaara dio la media vuelta para irse de ahí lo mas rápido posible, pero un brazo le detuvo al momento.



- No te vayas…lo siento mucho, es solo que, me siento muy mal por lo de mi sensei…y yo…yo pues -. Su garganta y voz se trababan – perdóname, últimamente me desquito con la primera persona que se me ponga enfrente…de verdad te pido una disculpa Gaara-kun -. Dijo soltándole del agarre.



Gaara suavizo un poco sus facciones al notar que las de Lee entristecían, coloco una de sus manos en el hombro del ojinegro, dio tres palmaditas consoladoras, y se dio a el mismo el permiso para entrar en la casa del pelinegro.

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Lee llegaba con tres tazas de te caliente, las coloco en la mesita y se dispuso a prepararlas, claro que ahí una sobraba, pero Gaara se limito a preguntar, después de todo no era asunto suyo…una de esas tazas fue tomada por el pelinegro, quien la coloco frente a una fotografía del sensei fallecido, junto sus manos en forma de rezo, dio una pequeña reverencia y volvió hacia donde se encontraba Gaara.



- Lo siento…pero a Gai-sensei le fascinaba el te caliente que yo le preparaba -. Lee dio un trago a la otra taza, pero noto la insistente mirada del pelirrojo en el - ¿Qué sucede? – frunciendo el ceño ante la atenta mirada del ojiverde, quien pareció captar el mensaje, desviando su vista para otro lugar.



- No ocurre nada – El pelirrojo se enrojeció al ser descubierto, ¿que cosas estaría pensando sobre Lee al verle beber de aquella taza? Solo el lo sabe.



- Si tu lo dices…- Lee estaba cansado, todo el día se la paso entrenando y quería dormir, pero tampoco quería echar de su casa al pelirrojo, así que se le ocurrió una buena idea para retenerlo todo el tiempo que fuera necesario – disculpa Gaara-kun – dijo el ojinegro captando la atención del pelirrojo – ya es muy tarde…y no me gustaría que regresaras solo ¿Por qué no te quedas a dormir esta noche en mi casa? -.



- Yo no duermo – Rápida y cortante contestación por parte del sabaku.



- Bueno…entonces ¿Por que no solo te quedas por esta noche? – Lee le dirigió una sonrisita nerviosa, que fue acallada por el semblante pensativo en el rostro de Gaara.



- ¿Por qué quieres que me quede? – le respondió con otra pregunta - ¿acaso no me temes?... no temes que pueda perder el control y matarte mientras duermes – soltó una sonrisa burlona.



Lee comenzaba a fastidiarse, no tenia mucha paciencia en esos momentos, parece que Gaara no lograba captar las indirectas que en ese momento Lee le arrojaba, estaba perdiendo la paciencia, la simple presencia del Sabaku le hacia perder la razón…por que el amo del Taijustu deseaba poder tocar ese cuerpo, quería que Gaara gimiera su nombre cuando lo poseyera, acariciar y besar esa tersa y blanca piel, ¿podía contenerse? ¿Podía controlar sus deseos carnales sobre el pelirrojo?



- Naruto me confeso algo muy importante esta tarde – La voz de Gaara saco al pelinegro de sus pensamientos, pero al escuchar el nombre de sus rubio amigo se encolerizo aun mas por dentro – me dijo una cosa que es muy importante para mi -.



- ¿Qué fue lo que te conto? -. Le incito a seguir el ojinegro.



Por un lado Lee quería saberlo, y por otra parte no lo quería, ¿Qué le habría confesado el rubio esa tarde que los vio partir juntos? Que más podría ser, si no los sentimientos del rubio hacia el pelirrojo, Naruto había ayudado en muchas ocasiones al ojiverde de sus sueños, mientras que el se quedaba mirando detrás de su amigo, dejando que siempre se le adelantara un paso en todo…y era lo que mas le molestaba, cuando sentía que ya no podía aguantar mas la rabia, su maestro estaba ahí para ayudarlo y mantenerlo firme…pero ahora que no estaba, se descargaría por completo.



- El me conto que…que tu….¿Lee? -. El pelirrojo no pudo seguir hablando, pues noto como el ojinegro se acercaba peligrosamente a el.



- No me interesa lo que te haya dicho Naruto, pero no voy a permitir que el y tu estén juntos…no mientras Rock Lee este con vida -. Lee tomo a Gaara entre sus brazos, rodeándolo por completo con estos, atrapándolo en un abrazo casi asfixiante.



Gaara no entendía muy bien, ¿que habrá querido decir con eso?, un pensamiento como el rayo surco su mente, ¿seria que Lee lo había mal interpretado?…pues al parecer esa especulación era correcta, pues Lee comenzó a llorar como un niño pequeño, susurrándole al oído que no se alejara de el, que vería la forma de hacerlo feliz…Gaara entrecerró sus hermosas orbes, escuchar esas palabras de afecto por parte de la persona a la que amaba le llenaban el alma de vida. El pelirrojo correspondió el abrazo, sorprendiendo al pelinegro quien se aparto un poco, dejando ver su rostro lleno de lágrimas.



- Lee, yo al que amo es a ti…jamás dije que Naruto – El pelirrojo recostó su cabeza en el pecho del mayor – por eso vine, para decirte mis sentimientos y lo mucho que me duele verte así…este no es el Lee del que me enamore -.



- ¿Estas…de verdad me quieres Gaara-kun? – Lee sintió como esa piel pálida le acariciaba la mejilla.



- Si -. Dijo el ojiverde antes de unir sus labios en un casto y tímido beso.



Lee experimentaba muchas sensaciones en ese momento, alegría, rabia , tristeza, triunfo, demasiadas juntas como para ser controladas, pero se dejo llevar, ahora tenia lo que tantos años deseo, el cuerpo y el amor de aquel pelirrojo, y nadie se lo quitaría de las manos, la muerte le arrebato algo muy preciado para el y casi lo termina…pero ahora la vida le enviaba el amor de ese precioso ser, la existencia de Gaara, le imponían a su parecer una prueba, la cuál tenia que pasar siendo el mismo valiente y fuerte chico de antes.



- Yo también te amo Gaara-kun, gracias por venir a verme – Dijo este abrazando el cuerpo del pelirrojo – si tu estas a mi lado, seré capaz de superar cualquier cosa, jamás volveré a estar triste – Lee acaricio los cabellos pelirrojos con cariño y éxtasis, la fragancia que despedía el pelirrojo era sumamente agradable.



- Pues mas te vale…no vine de tan lejos solo para que te dejes caer…- Gaara se acurruco entre el pecho y el hombro de Lee – yo también te prometo algo -.




- ¿Qué cosa? -. El pelinegro noto como el chico del Shukaku entrelazaba su pálida mano con la de el.



- Que jamás te dejare solo, yo tratare de llenar el vació que dejo tu maestro -. Beso la morena mano del chico con ternura, para luego cerrar sus orbes aguamarinas.



Lee giro al pelirrojo, recostándolo en el sillón para besarle con más soltura, recorriendo todo ese bello cuerpo, aquel ser que con tan solo el sonido de su voz, lograba conseguir que el chico maestro del Taijustu se sintiera nuevo y feliz. Esa noche y muchas otras la pasaron juntos, disfrutando siempre de la compañía del otro, un amor que parecía imposible de terminar hasta que…
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Varios llantos se escuchaban en ese lugar, muchas personas se encontraban ahí, amigos, familiares, extraños, todos estaban ahí, cierto rubio dejaba caer lagrimas silenciosas, sintiéndose culpable por no poder haber echo algo para ayudarlos, reprimiéndose a el mismo por su situación, un pelicafe también lloraba, aquél que hubiera dado lo que fuera por haber amado a su pequeño hermano desde niños, ahora se encontraba abrazado a Naruto.


Un ataúd negro bajaba por aquella cripta, lentamente, llevándose lagrimas y sufrimiento con el, pues aquel ataúd no correspondía a ningún otro inerte cuerpo que el de Sabaku no Gaara. Aquel pelirrojo, ahora ya no caminaba por las calles como todas la mañanas, ya no mostraba esas sonrisas débiles que solo unos pocos tuvieron el gusto de conocer, aquel ser que rompió una valiosa promesa para un pelinegro devastado por su partida. Naruto se acerco por última vez al ataúd, ya depositado en ese hueco de tierra, empezaron a cubrirlo con tierra, y poco a poco la multitud fue retirandose del lugar.



- ¿Oye Naruto? -. Le llamo el hermano Sabaku - ¿en donde se encuentra Lee? -.



- El esta descansando en su casa…no quiso venir – dijo cabizbajo - ¿Kankuro? -. El rubio tomo la mano del pelicafe, atrayéndolo consigo – no me dejes tu también ¿si? -. El rubio abrazo al amo de las marionetas, quien correspondió el gesto.



- No te preocupes, no lo haré -. Dijo llevándose a Naruto de ese cementerio, caminando juntos.

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Un pelinegro salio de entre las sombras, con un rostro sombrío, denotaba sus continuos desvelos y que pasaba los días llorando en secreto, pues ya hacia varios días que no salía de su casa, la muerte de Gaara dejo su corazón mas destrozado que el día en que perdió a su maestro. Lee se paro frente a la tumba del pelirrojo, se arrodillo al lado de esta para poder sentarse, y comenzó por tomar una de las flores que adornaban esa lapida, arrojando pétalo por pétalo al vació, se abrazo las piernas escondiendo su rostro en ellas, meciendo su cuerpo con lentitud.



- Esto jamás debió pasarte Gaara -. Lee alzo el rostro – jamás debí dejar que te pasara esto -. Con una de sus manos acaricio la fría lapida.



Las horas transcurrieron, solo en ese cementerio, junto a aquella lapida, sentado en la tierra esperando a que el ser que descansaba bajo metros de lodo, saliera de su tumba.
Lee después de la muerte de su sensei, creyó derrumbarse, que su vida ya no tenia sentido…pero entonces llego Gaara, para hacerle vivir de nuevo, para estar con el, y el lo protegería…promesa que ninguno cumplió.
Desde el día en que Gaara fue capturado y asesinado, Lee perdió la cabeza, ya no lograba distinguir la realidad de lo irreal, sus amigos trataron de ayudarlo, pero no quería recibir nada de nadie, el solo deseaba ver y tocar de nuevo a su pelirrojo.



- Prometiste que estarías siempre junto a mi Gaara, y yo te prometí protegerte…- Lee se levanto del lugar y comenzó a quitar la piedra tallada que obstruía la entrada para ver al pelirrojo – y eso es lo que voy a hacer -.



El moreno escarbaba con sus propias manos aquella cripta, no se detuvo, kilos y kilos de tierra húmeda salía lanzada por todas partes, pero el chico cedio, hasta ver que algo duro se interponía entre el y su trabajo, comprendió entonces que estaba mas cerca de ver a Gaara que nadie. Con sus maltratadas manos, termino de destapar el ataúd negro que poseía a la persona mas preciada en su vida, quito los candados y lentamente abrió la tapa.



- Oh Gaara…mi precioso Gaara – unas lágrimas empezaron a brotar irremediablemente por los cristalinos ojos del chico – mira lo que te hicieron…- dentro del ataúd se encontraba el chico pelirrojo, esa blanca piel lucia mas pálida de lo normal, bestia un traje negro, y sus manos reposaban sobre su vientre, entrelazadas, sus parpados permanecían cerrados, y un semblante sereno adornaba su rostro – ahora te saco de ahí -.



Lee tomo el inerte cuerpo del chico, lo envolvió en una sabana blanca que había dentro, y lo tomo en brazos, salio con ese cuerpo de la cripta profanada, se quedo sentado un rato meciéndose junto con el cuerpo del ojiverde, acariciando sus mechones rojos, luego de varios minutos, se levanto del lugar aun con Gaara en brazos, y salio del lugar.

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Ese casa ahora era mas fría que antes, ya no había calor en ella, nada, solo oscuridad y soledad, pero no fue suficiente para que cierto pelinegro la abandonara.
Lee llego de ese lugar, metió el cuerpo del pelirrojo entre las limpias sabanas, y se dispuso a dar un baño, no sin antes darle un tierno beso en las mejillas pálidas del chico.



- Ahora regreso Gaara…no te vayas a dormir, me duchare rápido y vendré a hacerte compañía – Lee cerro la puerta del baño, se hacia a la idea de que el pelirrojo aun seguía con vida, ya no le importaba nada.



Al salir se alisto, se coloco una pijama seca, y enseguida se metió entre las sabanas con aquel muerto, trato de mover el brazo del pálido chico, pero su cuerpo estaba tieso y duro, y comenzaba a despedir un olor desagradable a cusa de la descomposición, pero todo esto no le importo al moreno, para el, Gaara seguía siendo hermoso, su piel seguía conservando aquel calor, y esas bellas orbes estaban abiertas…mirándole.



- Gaara…yo te daré calor, ya veras que te gustara – El amo del taijustu deposito un beso en la mejilla del pelirrojo.



Lee se posiciono encima del tieso cuerpo, comenzando a besar el pálido cuello, dejando mordiscos y besos por toda la extensión de este, pero por mas caricias que diera, aquélla piel ya no se tornaba rojiza con sus toques, ni el chico bajo el se retorcía de placer. Sin evitarlo comenzó a llorar de nuevo, pero no paro sus cariños en el pelirrojo, lo acariciaba, lo abrazaba, junto sus labios con los fríos del chico, introduciendo su lengua para explorar aquella helada cavidad, Lee sintió un escalofrió recorrerle la espalda, de verdad que estaba frió, pero aun así no le importo.



- Gaara…abre los ojos…quiero ver tus ojos – por mas que el moreno le llamara, sabia que Gaara no los abriría, ni saldría de su garganta ese “te amo” tan característico en el.



Lee ya había despojado de toda su ropa al pelirrojo, quien mantenía sus ojos aun cerrados, dos dedos del pelinegro se introdujeron a la entrada de Gaara, aquella que siempre estaba calida, ahora parecía que los metía a un congelador, aun así los movía y besaba el pecho, mordisqueaba y marcaba cada rincón del pelirrojo, sin ninguna expresión que dar para Lee.



- ¿Te duele amor?...siempre que metía mis dedos aquí te quejabas – Lee siguió moviéndolos, hasta que decidió pasar a segundo plano – resiste un poco por favor Gaara
-.



El pelinegro tomo las piernas del pálido muchacho, sin evitar escuchar como esos tiesos huesos al ser movidos crujían, pero aun así introdujo toda su hombría en el frió interior, dando pequeñas y lentas envestidas, pues Lee no quería “lastimar” a su Gaara, comenzó a moverse con un poco de rapidez, pasados ya los cinco minutos, Lee se le quedaba viendo embobado a ese rostro, pues a cada embestida los ojos de Gaara parecían abrirse tal vez la imaginación del pelinegro le estaba jugando malas pasadas, pero aumento el ritmo de sus embestidas, logrando sacar un poco mas de calor en aquélla fría entrada.



- Gaara…perdóname, no pude protegerte, yo debí haber muerto…no tu -. Lee abrazo al cuerpo frente a el – en serio perdóname…-.



El pelinegro dio la ultima embestida sobre ese cuerpo que se entumía cada vez mas, logrando terminar y caer sobre Gaara, Lee alzo el rostro, y pudo notar como las orbes del pelirrojo estaban entre abiertas, aquellos ojos cristalinos aguamarina, ahora lucían secos, ya no brillaban, pero parecían mirarle…y el pelinegro se sintió feliz.



En su perturbado corazón significaba que Gaara le perdonaba, pues Lee abrazo más a su pelirrojo, acariciando sus mechones rojos, toda la noche se la paso admirando ese bello cuerpo.



Al amanecer Lee regresaba de seguramente su ultima misión, y las noticias de que el cuerpo de Gaara había sido profanado se dispersaban por la aldea, el pelinegro había decidido ir con su ojiverde esa noche, subió las escaleras y entro a su habitación, acaricio las mejillas del pelirrojo, la sangre coagulada de ese cuerpo comenzaba a salir, por los oídos, los labios, la nariz, inclusive los ojos y la entrada de Gaara, pues su cuerpo ya no aguantaba y la descomposición tenia que seguir su curso.



Lee tomo unas velas de su cajón, las coloco de tal forma que pudieran estar cerca de la tela de su cama, y se acurruco abrazando fuertemente a ese chico de cabello rojizo, le beso los labios por última vez, mientras que lograba quedarse profundamente dormido. La vela hizo su parte, encendiendo las sabanas con el fuego, toda la cama se incendio, quemando aquellos dos cuerpos sobre el colchón, borrando lo que una vez, tuvo lugar ahí…



El amor de una pareja..



El fuego se encargo de borrar la existencia de los que fueron llamados amigos y enemigos, de los que alguna vez fueron Rock Lee y Sabaku no Gaara.


A veces la muerte…es mejor.
Notas finales: =____= no es mi mejor fanfic. Pero lo que sea para apoyar al pobre Lee-seme XD

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