¿Podría morir de esta forma…? ¿Ser lanzado al infierno… De esta manera…?
-Si niegas una vez más tener fe… Ya nunca podrás volver a Dios
-Las personas que creen en Dios ¿Son las que te juzgan? – Esa risa malvada y ese negro cuervo se deleitaban ante la hermosa presencia de un recién llegado
-Si te retiras una vez… El contrato no se realizará
-¡Que pesado! ¡Apresúrate en aceptar mi deseo!
El viento sopló hacia arriba, haciendo que esa roja manta volara también junto a las plumas… Cuando el viento se detuvo, Ciel pudo caer suavemente al suelo sobre las plumas, el lugar estaba cubierto en niebla y este logra incorporarse
-Serás Sebastián… Mi mayordomo… - Habla Ciel en tono imperativo ante ese hermoso ángel que se presentaba con una diabólica sonrisa y una fina reverencia delante de el
-Como ordene… Mi joven amo… Ahora dígame… - Sus ojos rojos se iluminan por completo - ¿Cuál es su primera orden? – Ciel sonríe ferozmente
-¡Asesina a los malditos que me enviaron aquí!
Dicho y hecho… El cuerpo del pequeño estaba chorreado en sangre, la sangre de aquellos que lo humillaron y arrebataron su inocente felicidad… Se acerca a su nuevo camarada, caminando por sobre los cadáveres, completamente desnudo, con una mirada perdida y desorbitada
-Con haber cumplido su primer deseo… El pacto se hace oficialmente legal, por lo cual yo debo dejar mi huella en usted… - Levanta su brazo derecho para dejar que el símbolo de un demoniaco sello se clavara en su ojo derecho, haciendo que al principio sea normal, pero a los instantes, muy doloroso, su ojo derecho lloraba sangre, el muchacho seguía siendo un niño de nueve años, aquello molesta de sobremanera a su nuevo mayordomo – Ahora… Bocchan… Una vez firmado el contrato… Será imposible escapar del demonio…
Sonríe perversamente ante el recién llegado
-Sería bueno que me explicara cuál es su deseo, my lord…
-Yo… Soy un Conde… El Conde Phantomhive… - Termina mientras secaba la sangre que corría por su ojo – Mi familia fue asesinada… Me hicieron esta marca – La señala – Y me mataron… Mandándome hasta aquí
El pacto fue sellado con sangre y muertes… Una muerte dignamente merecida para aquellos que se atrevieron a tocar el cuerpo fino de un pequeño niño de la nobleza, que sin saber nada de la vida fue condenado a un futuro de tristeza y obsesión por la venganza
Esos ojos que algún día reflejaron esplendor y felicidad de una perfecta y hermosa sonrisa inocente… Ahora sólo mostraban la tristeza, la desilución… Su única compañía para los próximos años sería sólo la de su “Simple mayordomo” a quien bautizó como Sebastián… Era guapo y perfecto… Digno de ser propiedad suya… Quien sabe si algún día se terminará entregándo a el… Pero ese no era su objetivo por ahora… Ahora lo que el quería era sólo… Venganza…