Estoy hecho mierda. En eso es en lo único en lo que puedes pensar cuando te han dejado por otro, y eso es lo que me acababa de pasar a mí. No sé qué había pasado, pero de repente se enfadó con migo y me dejó por alguien más joven, y tan joven, me había dejado por un chico de 18 años, pero si eso era todavía considerado un adolescente. ¿Qué es lo que tenía yo de malo?, ¿el qué no le gustaba de mi? “Me he cansado ya de ti”, ¿qué se había cansado de mi?, pero si solo llevábamos dos semanas, ¿Cómo se podía cansar alguien tan pronto de otra persona?, además la que insistió en que saliésemos fue ella. Después de la triste despedida había acabado, evidentemente, en un bar. Da igual lo que diga la gente, un bar es el mejor sitio para ahogar las penas y beber como un cosaco para olvidar las penas.
Mientras todos estos pensamientos divagaban en mi cabeza y el aguardiente se escurría por el interior de mi garganta, alguien se sentó en la silla contigua a la mía.
-Parece que has tenido un problema amoroso-me giré hacia la voz que me hablaba. Un chico rubio teñido (esto se veía porque sus cejas eran oscuras), con una cinta de tela en la cabeza, gafas de sol (cosa completamente absurda ya que estábamos en un local, y además era de noche), una camiseta azul ancha y unos pantalones pitillo negros, varios pearcing adornando sus orejas. Parecía un flogger, de hecho no dudaba en que lo fuera.
-¿y a ti que te importa?-el chico sonrió, seguramente esperaba una respuesta parecida a esa.
-la verdad es que me importa bastante-¿qué le importaba bastante?, de que iba ese tío, lo miré fijamente, era un chico atractivo, jovencillo y con un aspecto no muy varonil, no es que pareciese una niña, pero aún le quedaba bastante para poder decir que era un “HOMBRE” de pelo en pecho.-veras, es que yo también he tenido un desengaño amoroso hace poco, y quizás podíamos consolarnos juntos-¿consolarnos juntos? ¿se refería a lo primero que se me pasaba por la cabeza? No, seguro que no era eso.
-No comprendo que es lo que quieres decir-la sonrisa en el rostro del joven se intensificó aún más, vaya, estaba disfrutando bastante de la situación (al contrario que yo, que en ese momento solo quería un poco de soledad y mi vaso de aguardiente, pero estaba claro que aquel chico no me iba a dejar tranquilo).
-estaba diciendo que que tal estaría si lo intentamos nosotros dos-¿intentar?, ¿intentar el que?
-¿a qué te refieres?-el chico se había ido inclinando poco a poco sobre mí.
-¿no es obvio?, tengamos sexo.
La bebida se me quedó atragantada y empecé a toser como un loco, toda la gente que estaba en el establecimiento se giró hacia mí y me miraron como si estuviese loco o algo. (¿Nunca habían visto a una persona toser?). ¿Qué lo hiciese con él?, ese tío estaba loco si esperaba que aceptase hacerlo con otro tío, ¿me había tomado por un gay? ¿Acaso tenía aspecto de afeminado?
-¡pero qué dices homo!, a mí no me van esas cosas.-esta vez si se quedó un poco sorprendido con mi respuesta, menos mal, ya me estaba empezando a cansar de su expresión completamente confiada. Aunque esa expresión volvió a su cara rápidamente.
-¿cosas? ¿Qué cosas?-una de sus manos se posó en el respaldo de mi silla
-los tíos, solo de pensar en que un tío me toque me dan arcadas.-dije sin dejar de mirar la mano que se había situado en el respaldo de mi silla.
-¿odias a los gays?
-si así es.-la mano que aún le quedaba libre se deposito suavemente sobre la mesa cerca de las mias.
-eso ha sido muy cruel.-dijo el chico no pareciendo para nada afectado.
-¿crees que me importa?
-supongo que no, y es una pena, que te parece si apostamos algo.-
-¿a qué te refieres?-una sonrisa maligna cruzó sus labios para desaparecer rápidamente y sustituirse por una inocente sonrisa.
-muy sencillo, tú dices que solo de pensar en que un hombre te toque te da asco, ¿me equivoco?
-no, no lo haces.
-bien, pues si soy capaz de hacer que te corras me dejaras vivir en tu casa durante un mes y no podrás echarme bajo ningún concepto.- ¿alojarlo en mi casa?, que pasa, ¿no tenía una casa donde vivir?
-ni lo sueñes.- já, si pensaba que aceptaría una estupidez como esa era un auténtico gilipollas.
-vaya, entonces admites que te correrías en la mano de un hombre y tienes miedo a perder.-miedo a perder, menuda tontería.
-jamás me vendría debido a un hombre.
-entonces si no tienes ninguna duda de que puedas perder ¿porqué no aceptas?
-simplemente me parece absurdo.
-a lo mejor incluso eres gay y por eso no aceptas...-no voy a caer…
-acepto.-mierda, ¿Por qué lo he dicho?
-¿en serio?-el joven acercó su rostro aún más de lo que lo llevaba haciendo en toda la velada (que no era poco).
-cuando y donde.
-ahora mismo.-dijo el muchacho velozmente.
-¿ahora mismo?, ¿aquí?-si pensaba que iba a hacer alguna cosa rara delante de todo el mundo estaba muy pero que muy equivocado y no dudaría en demostrárselo.
-si, en el baño, ¿algún problema?
-no, claro que no, terminemos con esta gilipollez.-un baño no es un lugar público al fin y al cabo, así que estaría bien, total, íbamos a acabar pronto ¿venirme en las manos de un hombre?, que tontería.
Me levanté del asiento y caminé detrás de él, caminamos entre la gente sin hablar nada hasta que llegamos a las puertas del baño de hombres. El se hizo a un lado y con el brazo me hizo una reverencia.
-las señoritas primero.-dijo sarcásticamente.
-entonces deberías apresurarte y pasar delante de mí.-nos quedamos un rato mirándonos tensamente. Al final pasamos los dos prácticamente a la vez, pero pude apreciar que el entró un poquitín antes que yo, por lo tanto era el vencedor de ese round.
En cuanto hubimos entrado en el servicio, el chico me empujó dentro de un bañito y cerró la puerta tras de sí. Yo como no esperaba el empujó caí sobre la tapa del wáter cerrada.
-Bien-me miró fijamente-ya podemos empezar.
Antes de que yo pudiese articular palabra su mano ya estaba en la bragueta de mi pantalón y bajaba la cremallera lentamente. Enseguida si mano entró en el interior de mis pantalones y empezó a palpar mi miembro.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Su cabeza se deposito sobre mi cuello y empezó a besarlo apasionadamente mientras que con la mano que le sobraba acariciaba mi pecho lentamente.
Esto era nuevo para mí, podía sentir tantas cosas, su aliento sobre mi cuello, su lengua recorriéndolo de arriba abajo, su mano acariciando mi pecho y su mano rozando mi miembro. Eso no podía estar pasando, me estaba poniendo duro ante el contacto de un hombre, no, eso no podía ser.
Su mano agarró al fin mi pene por completo y empezó a masturbarme suavemente. Otro escalofrío recorrió mi cuerpo haciendo que mis pezones se endureciesen. Mierda.
Al poco tiempo de estar masturbándome mi polla se puso rígida y dura como una roca. El joven rió por lo bajo complacido por mi reacción, dios mío, que humillación era aquello. ¿Tan pronto iba a perder la apuesta? Por cómo estaba ya parecía que si, iba a durar más bien poquito. La mano que acariciaba mi pene rodeo mis testículos y los masajeó produciendo que unos débiles gemidos saliesen de mi boca. La mano volvió a agarra mi sexo y a acariciarlo solo que esta vez con mucha más intensidad y fuerza, llegaba a ser incluso un poco rudo, pero por alguna extraña razón eso me puso incluso más duro y….
-Ahh…
El chico se alejó de mí y se miró la mano.
-Gané.
CONTINUARÁ...
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