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Yira por Aphrodita

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Bleach y la canción que utilizo les pertenece a sus respectivos autores.

Advertencia: Spoiler del capítulo 383 y 385 del manga (Aunque es mínimo y casi pasa desapercibido)

Notas del capitulo: Tardé tanto, Dios, tanto en hacer este fic para que quede así. No, no era la idea inicial, de hecho ni siquiera lo estaría publicando de no ser por la participación de Gin (lo único que creo vale la pena) En fin, ya está escrito así que como regla general que tengo, debo publicarlo.

Quería hacer comedia porque Shinji se presta mucho para eso, además no quería centrarme en la traición, sin embargo surgió así… En primer lugar porque la idea que tenía ya la utilicé en un fanfic de Saint Seiya ¡cuac!

He de agradecer los “Abandonos” o “Abandonados” de Kitsune Gin que me inspiraron (aunque yo agarré la idea por otro lado), lejos el que yo considero su mejor trabajo (muy por encima de “Tirando muros”, “Cómo construir una bomba atómica” y “Consortes, suplentes”… tres fanfics estupendos y que me marcaron, aunque ahora Talk my nerdy compite codo a codo). Pueden leer el fanfic en cuestión en Fanfiction.net que hace poquito acabó de re subirlos xD: http://www.fanfiction.net/s/5563248/4/Abandonados

Me parecía oportuno comentar esto, ya que no hubo ni hay, a excepción del fic de Kitsune, fanfics sobre Hirako y Aizen (al menos Yaoi; Josefo tiene uno muy recomendable no shonen ai)

¡Mi primer Song Fic en Bleach! Soy malísima para esto, pero sigo intentándolo, siempre digo que hay una chica en la categoría de Saint Seiya cuyo nick casualmente es Songfic Maniak que maneja las canciones como ninguna otra persona… es todo un arte entrelazar la letra con la idea de tu fic y que encima quede bien.

La canción le pertenece por entero a Enrique Santos Discépolo (Uno de mis tantos ídolos)… Seh, es un tango, con todas las letras (creo que uno de mis favoritos, si no es el más, dado que “Mi Buenos Aires querido” es un tema muy grosso para mí) Debido a que se emplea lunfardo, al final prometo desglosar la letra para que se entienda (O sea, traducírselas al cristiano).


http://www.musica4all.com/343406/los-piojos-yira-yira.html

http://www.musica4all.com/53300/carlos-gardel-yira-yira.html


Les dejo el link de la canción, no pude conseguirla por el autor original, pero hallé dos versiones que dentro de todo me convencieron, la primera es más moderna, cantada por una banda de rock argentina llamada Los Piojos (Banda favorita cuando era niña, la primera canción que aprendí a cantar entera a los cinco años fue una de ellos) El segundo es cantado por otro grande: Carlos Gardel.
“Que el mundo fue y ser una porquera
ya lo s…
En el quinientos seis
Y en el dos mil tambin”
(Cambalache)


Haba aprendido que la extorsin era el pan de cada da; que el poder, ejercido sobre lo ms dbiles, absorba la vida de las personas que no posean los medios adecuados para defenderse.

De quin era la culpa? Se haba preguntado una y otra vez Quin estaba a cargo de ellos? Quin los gobernaba? Quin decida lo que era justo o injusto en el rukongai?

Delincuente… No quedaba ms que ser un ladrn para lograr sobrevivir un da ms en aquel sitio que no tena nada para ofrecerle pero siempre algo para quitarle.

Era su culpa? Desde ya que no, la raz del problema radicada en aquel ser desptico que los “rega”.

Cambiar… cambiar las cosas, por y para siempre, se prometa cada vez que vea agonizar frente a sus ojos a sus seres queridos, sea por hambre, crueldad, debilidad, dejadez o la misma desigualdad.

As, hastiado de simpatizar con personas para perderlas al instante, aprendi a no hacerlo ms… a enfriarse por dentro, tanto de llegar al punto de no valorar una vida por encima de todas las dems.

Cual Dios.

Porque Dios ha de ser equitativo cierto?

Amar a todos por igual, sin distincin.

Entonces corresponde lamentar una muerte cuando sta justifica la existencia y el buen destino de todas las dems?

Para Sousuke Aizen, no.


Cuando la suerte, que es grela,
Fayando y fayando
Te largue parao…



Y de qu le haba valido, durante todos esos aos en el distrito Rukon, quejarse al respecto? Nada, ya que nadie lo escuch ni lo haran jams. No desde ese lugar. Empero, a medida que progresaba ambicion en su corazn alcanzar un puesto que le permitiese ver aquello que enriqueca a las personas de altos cargos; tratar de entender con precisin porque existan necesidades y desdicha en un sitio que, en teora, simboliza el descanso y la paz eterna.

Nadie haca nada, porque en efecto, a nadie le interesaba lo que podra llegar a pasarles; no eran ms que un mero puado de almas aglomerados en un recndito y olvidado lugar en la sociedad de almas.

No se le debe dar ms poder a ste “monstruo” cuando ya tiene de sobra. Y l siempre recordaba la fbula de las hormigas numerosas que haban podido vencer a fieras tan temibles como leones. Ganaban por nmero. Sin embargo las aspiraciones del joven de cabellera castaa iban ms all de una pequea e insulta, trascendental si se quiere decir, revolucin anrquica.

Aprendi, asimismo, que deba emplear no slo su astucia para lograr sus cometidos, si no todo lo que estuviese a su alcance, sin importar el precio que se deba pagar… Fuese ste su cuerpo o su dignidad, con tal de alcanzar esa estrella que al principio pareca tan inalcanzable.

Sin embargo no gan un puesto en el gotei trece por sus habilidades amatorias (hablando con franqueza y sin rodeos); escondi su gran potencial, ese que haba nacido producto de su afn por entender algo que desde su llegada a la Soul Society no lograba comprender… Sobresali, como pocos estudiantes lograban hacerlo.

All, en sus albores de alumno estrella, no deba preocuparse por la comida como lo haca en el rukongai, ni se preguntaba si sobrevivira un da ms o acabara siendo degollado por algn cuatrero que buscase lo mismo que l: Subsistir.

Lo que entendi, en ese tiempo, fue que todos ellos, Shinigami incluidos, eran manejados como marionetas por hilos invisibles, actores improvisados en esa tragedia griega, a merced de “Dioses” llamados La central 46.

Ellos… ellos eran lo que eran a costa de todos esos desamparados que moran como ratas, sea en el distrito rukon como mseras almas, o en el campo de batalla como un Dios de la muerte.

Cuando ests bien en la va,
Sin rumbo, desesperado…


Slo una persona haba adivinado, o apenas vislumbrado el enorme potencial que posea el futuro integrante del quinto escuadrn, aquel que con una actitud despreocupada y disidente disimulara la seriedad con la que se tomaba todo aquel asunto.

El hombre con sonrisa de piano, su inminente Capitn… uno ms que no se detena a cuestionarse los porqu, como tantos otros.

Acaso Era el nico? Se lleg a preguntar Aizen; era imposible que fuese la nica persona en atravesar un duro camino en la Soul Society.

El resto, sencillamente Lo haba olvidado? O prefera hacer de cuenta que todo estaba bien as? Qu el paraso prometido era perfecto?

Sousuke saba que lo ms conveniente era tener al “enemigo” cerca y ganarse as su confianza; y justo quien ms desconfiaba de l, quien lograba ver a travs de sus ojos, vislumbrar su alma, lo haba elegido l mismo como Capitn.
Nunca haba manifestado en voz alta su sentir, cauteloso guard silencio, pero Hirako se las haba arreglado para conversar con l sin palabras.

Das previos a la eleccin de teniente, el mismo Shinji lo sorprendi hurgando en la biblioteca.

—Slo buscaba algo para matar el tiempo… —haba sido la respuesta al interrogante que los luceros del rubio le profesaban.

La mirada aguda de l sobre su persona no lo amedrent, Aizen era un buen actor.

—En los archivos de la central? —Hirako supo que careca de sentido hacer pregunta tan obvia.
—Soy curioso.
—La curiosidad mat al gato sabes? —su sonrisa haba desaparecido, dando lugar a un rictus de seriedad que pocos lograban ver en la cabecilla del quinto escuadrn—esta seccin de la biblioteca est vedada.

Algo de lo que Aizen estaba al corriente.

—Lo s, pero… ya sabe como es el humano—plant su mejor sonrisa, esa que pasaba por inocente y amena—, cuanto ms prohben algo ms curiosidad da. Me dar un castigo? —investig escudriando con sus ojos la anatoma del otro hombre; una mirada que no pas desapercibida para el capitn.

…ste arque una ceja sonriendo de medio lado; acaso, el cro estaba filtreando con l?
De ser as, era todo un maestro en esas lides, dado que sus sutiles actitudes y gestos no eran suficientes para acusarlo por tentativa de corrupcin, pero que bien que le sala al bastardo.

—Un castigo? —volvi en s—Tu castigo ser ser mi fukutaichou—mencion a modo de broma—; creo que es castigo suficiente, no te parece?

La melodiosa y suave risa de Aizen se escuch tenue y elegante.

—No lo veo as, Hirako san.
—Hirako Taichou—dio apenas la vuelta para comenzar a marcharse—; vete acostumbrando, la semana que viene ser la ceremonia.
—Claro, Hirako Taichou —pronunci aquel nombre “acariciando” cada letra con recndito placer y lujuria—. Estoy ansioso.

La presencia de Sousuke haba alborotado algo en l; no descifr si por las miradas dedicadas a su enjuta persona, el tono seductor, o la doble intencin en las palabras, pero sin dudas algo lo llev a posar sus ojos en aquel cuerpo oculto por interminables pliegues de ropa.

No le preocupaba que la gente desconfiase de l, que Shinji lo hiciese, al fin de cuentas l tampoco se fiaba de nadie, ya no esperaba nada, ni mucho menos crea; todo eso lo haba dejado en el rukongai.


Cuando no tengas ni fe,
Ni yerba de ayer
Secndose al sol…



Misiones… una tras otra, la vida en el Seireitei, tan montona y aburrida cuando no haba nada para hacer. Un sueldo, que le permita vivir sin necesidades. Un lugar, donde poder descansar los huesos y el alma extenuados de tanto andar.

Y esa mscara de hipocresa que se deshaca en mil pedazos cuando su capitn lo vea de esa forma. Era deseo? Aizen no alcanz a interpretarlo bien al principio, no obstante con intentarlo no perda nada, al contrario, ganara mucho…

Es sabido que el sexo es poder. Y lo que l ambicionaba era precisamente ms omnipotencia; desde su lugar poco poda hacer ms que mover los hilos desde las sombras, planear, aguardar el momento preciso e idneo.

Hirako Taichou era “su” problema, de quien ms tena que cuidarse; y ste, sin buscarlo, sin sospecharlo siquiera, le estaba dando la maravillosa oportunidad de cegarlo, le estaba cediendo el lugar que Sousuke precisaba.

No poda ser ms perfecto.

Lo tomara, jugara a ese juego, lo buscara… miradas, palabras, roces, toques ligeros, susurros, sonrisas.

Qu hacer, cmo hacerlo, en qu momento… era algo que en evidencia Aizen haba aprendido a manejar con superioridad.

Su capitn lo deseaba, s… poda verlo a travs de sus pupilas color miel, que brillaban presas del deseo, como buscando con ahnco desnudarlo a travs de su kurogi. Era deseado, tanto como repelido… eso tambin lo tuvo en claro.

Que Shinji intentase disimularlo, era otra cosa, que no lo lograse, no le quitaba el sueo a ninguno de los dos.
Desde el inicio coloc una muralla invisible que los distanciase, puesto que no le tom mucho tiempo comprender el efecto que Sousuke originaba en l, empero el joven se las ingeniaba para derribar toda barrera y sublevar su mundo interno.

Le desagradaba la gente como Aizen, detestaba las apariencias, la gente hipcrita, desconfiada, pero que ganas tena, por momentos, de acorralarlo contra la puerta y morderle el cuello.

Sousuke no entraba en la clasificacin de “hermoso” sin embargo no se necesita serlo para conseguir agitar todas las clulas del cuerpo, erizar la piel, clavar ideas pecaminosas en la mente.

La belleza escapa de ese don, gracia que no se vale de la perfeccin, en lo absoluto.

Aizen aprovech cuando aprendi a demoler los muros que su Capitn haba impuesto. El amor es el arma ms letal; y la llave del poder: el deseo.

Crey que sera fcil enamorarlo ya que con anterioridad nunca haba fallado en ese cometido.
En el distrito rukon, donde todo era apata, la gente se encontraba vida por escuchar palabras reconfortantes y de gritar con todo el aire de sus pulmones, no obstante permanecan en esa dejadez incondicional, en una abulia constante y desesperante; para Sousuke, entonces, no le resultaba difcil mellar en el cuerpo y el espritu de quien l quisiese.


Cuando rajs los tamangos
buscando ese mango
que te haga morfar…
La indiferencia del mundo
que es sordo y es mudo
recin sentirs.



Pasado… quera que su capitn fuese slo eso: “Pasado”.
Trabajaba para l, en apariencias, aunque en realidad fuese por completo al revs.
Un t, un informe, la ropa… tareas que solan realizar los escuderos, Hirako prefera que lo hiciese su teniente, tal vez por el hecho de que prefera tenerlo cerca, observar sus movimientos.

Sin embargo, nunca lo “vea”, nunca le prestaba autntica atencin, y hasta pareciese ser que cuando le hablaba, ni se molestaba en mirarlo.

Ignorarlo, para no darse cuenta de que ese deseo creca de manera inconmensurable. Tema que al posar sus ojos en su figura amena todo se fuese al mismsimo averno… y as fue, o al menos slo bast una contemplacin para que los dos se entrelazasen en una lucha cuerpo a cuerpo, esa que agota, que agita, que conmueve cada tomo del cuerpo y clama por ms.

Lejos. Lo quera bien lejos a su segundo al mando, pero a la vez cerca… muy cerquita de sus brazos.

Al final se quit las ansias que abrigaba de acorralarlo contra la pared, morderle el cuello, hundirse y perderse en esa boca… “lengua de serpiente”.

Solo; quera estar solo… no sentirse perturbado por la presencia del castao, no aorarla, no extraarla; pese a que no se tratase de cario, no… en lo absoluto, y es que cuanto ms lo detestaba ms lo quera jadeando bajo su cuerpo, con sus piernas entreabierta, rogando, gritando, callando, suspirando.

Un blues solapando los gemidos, las manos recorriendo irrespetuosas aquellas zonas de la anatoma humana que permanecen ocultas por considerarse indecorosas; palabras obscenas, promesas que auguraban un orgasmo sublime.

Aizen cre que ya lo tena, sin embargo en eso qued, en slo deseo, mientras que l senta derretirse entre sus extremidades, entre sus labios, escuchando su nombre prendido de la boca de su capitn, hombre al que admiraba por mucho que intentase evitarlo.

Una tarde gris, tan gris como su alma, Aizen repar en que su superior, en realidad y ms all de hacerlo literal, nunca lo miraba, nunca lo tocaba, nunca lo besaba… ni mucho menos lo quera como se haba propuesto.

Resulta ms fcil manejar los hilos de una marioneta que, encantada, sigue los pasos, pero termin siendo l un ttere. Se encontraba dependiente, ansioso, esperanzado, ambicionando que aquel hombre requiriese una sesin ms de sexo desenfrenado.
No era amor, era necesidad de l, que es mucho peor y peligroso para alguien que tiene un claro propsito en su vida.

Una tarde soleada, cuyo Astro Rey baaba todo de un color tan impetuoso y vivo como el largo cabello de su Capitn, repar en que as era mejor, en que de esa forma las cosas seran mucho ms sencillas… adems, l no estaba preparado para estimar a alguien, ya haba olvidado cmo hacerlo, otra de las tantas cosas que dej en el distrito Rukon: la capacidad para abrir su corazn y volver a confiar.

Sousuke saba muy bien que en la vida nadie regalaba nada, ni ofreca ayuda sin algo a cambio, y a veces esto tena un alto precio que l ya no tena ganas ni estaba dispuesto a pagar… haba perdido demasiado, y su espritu ya se encontraba en banca rota para esas alturas.

Morir, para volver a morir en vida… eran tan irnico que a veces senta unas inmensas ganas de llorar y rer al mismo tiempo como el cnico que era.

Pero no, mejor seguir as, simulando que iba a favor de la corriente, que era uno ms del montn, que crea en esas cosas que el mundo entero suele creer para no caer en la angustia y en la desesperacin que da el ver la verdad: “Que estamos solos desde que nacemos, hasta que morimos… e incluso despus”.


Vers que todo es mentira,
vers que nada es amor…
que al mundo nada le importa…
Yira… Yira…



Y cansado de tanto andar, de tanto aguardar, apareci ese nio, que tena la misma mirada desahuciada que l, oculta tras sus prpados cados. Un joven mil veces ms inteligente que Aizen, ya que haba entendido desde el inicio aquello que a Sousuke le haba tomado tanto tiempo.

Su pequeo zorro era sumamente ladino, incluso se atreva a juzgar, ms que l mismo y ms que todos los capitanes juntos. Era primordial, por ende, tenerlo vigilado, como Hirako haba previsto hacer con l, pero... no cometera el mismo error, por el contrario, creara un lazo indestructible con el nio genio, se acercara a l, buscara conocer todos sus secretos, sus sueos, ambiciones y miedos.

De esa forma se aseguraba algo ms importante que la lealtad: servidumbre.
El error que causara la muerte de Shinji para Aizen era claro: que jams se haba molestado en conocerlo.
Y eso le haba servido para con Gin.

No quera traiciones, y la clase de sujetos como Ichimaru eran los ms peligrosos... representaba un arma de doble filo, que poda emplear para sus planes o que podra llegar a acabarlo.

Era eso o destruirlo... prefiri quedarse con la primera opcin; no podra, aunque se viese en la necesidad, hacer desaparecer al jovencito; su lozana piel, su perfume infantil, su melodiosa voz, llenaba cada recoveco vaco de su espritu.

Al menos hasta que creci, ya despus slo lo observaba como un rey observa a sus sbditos; pero no olvidara jams que en un pasado, ya algo lejano, haba despertado todos esos sentimientos a los cuales, cauteloso, no cedi.

Y ese estpido cientfico con tica y cdigos sera la llave que necesitaba.

—Que hace, Aizen Taichou?

El aludido dio la vuelta, algo sorprendido por no reparar antes en la presencia del cro.

—Gin... no me llames as —le sonri con candor—an.
—Otra vez est espiando a ese capitn?
—Es necesario —aclar sin dar demasiadas explicaciones, dejando de lado el no insignificante hecho de que Ichimaru, a su corta edad, haba podido vencer la barrera que lo ocultaba, con relativa facilidad—. Puedes realizar conjuros complejos?
—Como cuales? —investig curioso y ansioso, como todo nio, por aprender cosas nuevas.
—Ocultamiento —puntualiz—, como ste.
—Fcil!

Sousuke lanz una pequea risilla apagada al ver la seguridad y confianza que se tena el pequeo:

—Bien, entonces hazme un favor... por empezar —pidi jocoso—ten cuidado, no deberan verte merodeando por aqu.

Cielo Santo! a l le costaba horrores lograr llegar sin contratiempos, sin que Hirako lo pescase en los lindes del laboratorio, mientras que el jovencito, cual rata, se las haba ingeniado "Dios vaya a saber como" para aparecerse sin ningn problema.

—Est bien —concedi levantndose con premura la hakama que comenzaba a deslizarse por culpa de un nudo mal hecho.
—Antes realiza un conjuro para ocultar tu reiatsu —se encorv apenas para ajustarle la cinta y acomodarle la ropa; not como el otro asenta con efusividad y agreg—: ocltate y ve a buscarme aquello que te coment el otro da Lo recuerdas?
—S, la piedra esa... —seal con su dedo.

Haba tenido el Hougyoku en sus manos ms de una vez pese a los retos de Aizen; y es que poda quedar algn resquicio de reiatsu impregnado si posaba sus delicados dedos, Urahara no era idiota, empero la ventaja con la que corran era que el pequeo no levantaba mayores sospechas.

—Bien, Kaname te estar esperando en el sitio de siempre —Sousuke le ech una ltima mirada al jovencito quien, antes de verlo partir, investig:
—Puedo matar a quien me vea?
—No Gin, la idea es precisamente que no te vean —percibi un mohn de decepcin en el rostro siempre sonriente del nio—; ya habr tiempo para jugar.

Se alej del lugar, con todo el sigilo que pudo emplear, no obstante Shinji se las ingeniaba, siempre para "olerlo" a kilmetros de distancia. Una mirada acusadora que cuestionaba las razones que albergaba el teniente para estar en aquella zona que no le corresponda en absoluto.


Aunque te quiebre la vida
aunque te muerda un dolor,
no esperes nunca una ayuda,
ni una mano, ni un favor...




Hubiese deseado un ltimo beso, un ltimo abrazo... la ltima sesin de piernas entrelazadas, gemidos y palabras escabrosas. Verlo a su Capitn como slo en esas circunstancias lo vea, dejando de lado el innegable hecho de que se repelan mutuamente, que se traicionaban, que se desconfiaban. Pero que bien que se senta aquello, cuando el veneno corra por la sangre, mezclando el sudor con el semen.

No pudo despedirse de l como quiso, sin embargo tampoco le import demasiado. Era hora de demostrarle a su Capitn lo abandonados que estaban en ste mundo.

No obstante, en su momento, tuvo que admitir que se apoderaba de l un sentimiento similar a los celos al ver con que afn luchaban unos a otros por mantenerse con vida. Amistad, compaerismo, benevolencia, quienes los nombraron mrtir?
Envidi a ese grupo de "muestras" por presenciarlos tan aferrados a ese vida inmunda que los mantena en pie. Morir sin tener ningn motivo, eso era aterrador.
Por una vez anhel fallar en sus planes, que Urahara no fuese el hombre que l crea que era, para ver como su propio Capitn mora en soledad. Pero sus planes, como vaticin, se dieron tal como se esperaba. Y no, no crey estar equivocado: al fin de cuenta el ser humano se mueve motivado por la culpa.

"No lo hago por ellos, lo hago porque de no hacerlo la culpa me carcomera" Eso arrastr a Kisuke Urahara?

Pero malditas sean esas palabras que resonaban en su cabeza.

Vio al hombre con sus pupilas inyectadas del odio, de un aborrecimiento tan profundo y personal que slo le poda tener a l, oculto bajo un disfraz de suspicacia. Am a su capitn slo ese nfimo instante, quiso, por ese micro segundo llevrselo de all y pedirle que le hiciera el amor como cada da de primero de mes, momentos fugaces, fatuos, que pasaban enclaustrados en el cuarto personal de Shinji... todo por una mezquina jornada, para hacer de cuentas, el resto de los das, que todo eso nunca haba pasado, que el error no se haba cometido.

Se cuestionaba Hirako Taichou el gran detalle? Aizen no lo supo, y aunque se lo pregunt a si mismo, no dej que lo perturbase por dems.

Y all, pronto a convertirse en un hollow, con pretensiones de matarlo lenta y tortuosamente, se estaba yendo por y para siempre; y junto al quinto Capitn todos sus temores y sus primordiales debilidades.

Mejor as.

Mejor enterrar lo que no se puede olvidar o controlar. Lo que duele o confunde.

Sumido en la ignorancia diaria, sin que su comandante le prestase ms atencin que esos cuarenta y cinco minutos que le llevaba arrastrarlo al orgasmo con sus caderas... haba sido a la vez, su salvacin.

La ltima vez que le dijo "Hirako Taichou" lo sabore en su paladar, acarici cada una de las letras que componan esa frase.


Y Urahara Kisuke, cual pieza de rompe cabezas, encajaba perfecto.


Cuando estn seca las pilas
de todos los timbres que vos aprets,
buscando un pecho fraterno
para morir abrazao...


No tena amigos, puesto que no crea en esos lazos, ni en el amor… slo crea en l y por eso su plan fue perfecto hasta el da en que lo revel frente a los ojos sorprendidos de todos los ilusos que incesantes se dejaban caer en las redes de esos sentimientos humanos; sentimientos que a la larga o a la corta tornan vulnerable al alma.

Que atontan y atrofian… que confunden y amargan.

El ser humano debe decepcionarse del resto una y otra vez, debe desencantarse de las persona mil veces ms, debe tropezar con esas piedras tantas ocasiones como sean necesarias antes de descubrir con dolor que si no se tiene a uno mismo, no queda nada de que aferrarse.

Al menos de eso se vali Sousuke para no sucumbir en la locura en el ltimo tramo de su designio, tan elemental que todo saliese segn sus clculos.

Y, cual tablero de ajedrez, todos ocupaban un lugar esencial.

No titube ni al involucrar a la Central 46, ni durante la sentencia de Kuchiki o la irrupcin de los Ryoka. No le diverta de la misma manera, que era evidente, le diverta a Gin, pero sin dudas era lo ms emocionante que en su lineal, aburrida y sosegada vida haba hecho. Por fin su verdadero propsito vea la luz.

Pero haba algo ah, en todo eso, que le inquietaba, el imprevisible shinigami sustituto. Albergaba en su corazn la esperanza de que ste no supiese ni tuviese conciencia de una nfima parte de todo el potencial recndito.
Hasta el momento slo l lo saba, y eso le importunaba... no poder deducir con precisin los pasos de Kurosaki. No deba subestimarlo pero tampoco ponderarlo ya que con eso slo lograra hacerle ver lo que para l era ms que evidente.

Aos de trabajo para llegar a ese punto en particular.


Cuando te dejen tirao
despus de cinchar
lo mismo que a mi...


Abandon el seireitei sin ningn remordimiento, seguramente con el tiempo alguien ocupara su lugar, como a su vez l lo hizo apenas desapareci Hirako. Ellos no eran ms que fragmentos de un gran engranaje, reemplazables… un producto que resultaba ser mezcla de un riguroso adoctrinamiento.

No los valoraban como “entes” si no como armas de guerra. No eran personas, no eran alma, ni espritu, eran “cosa” y l se rehus toda su vida a serlo, desde el distrito Rukon hasta el presente.

Pero que fcil que le result aplicar esta filosofa en sus Espadas… ellos s eran “algo”, un producto, una muestra, un intento fallido. Se supona que tenan que ser armas letales, empero no sirvieron ni para retrasar los pasos de sus enemigos.

Enemigos?

No, ellos no eran el adversario principal. De hecho no tena nada en contra de los restantes capitanes, al fin y al cabo eran figurillas patticas como solan serlos todos en el Gotei Trece… su enemigo estaba mucho ms arriba y se haca llamar “Rey”.

Y le gustaba la mirada que el otrora capitn le dedicaba. Por fin comenzaba a despertar de ese letargo en el que tanto detestaba verlo.
Pronunci su nombre, sonriendo deleitado por volver a hacerlo.

—Me odias? —pudo leerlo en su mirada, no necesit de sus palabras para confirmarlo—. Si me odias entonces ven —lo ret, pacifico, aguardando.

Haba aprendido, con el tiempo, lo fcil que le resultaba provocar a las personas.
Y de hecho lo nico que logr en Hirako fue la ms honda y absoluta irritacin.

Cuando el otro dej el cuerpo de la menuda Vizard, desenvain; algo en l rebosaba, emocionndolo. Tal vez, nada ms, quera morir a manos de su antiguo Capitn y as poder descansar —como se suele decir— en paz.
No imaginaban, los dems, que agotador resultaba ser el villano en toda esa historia.
Nadie entenda a Sousuke Aizen, pero a l no le importaba, ya, que lo entendiesen.


Cuando manys que a tu lado
se prueban la ropa que vas a dejar...
Te acordars de este otario
que un da, cansado,
se puso a ladrar!


FIN
Notas finales: Muchas gracias por leer =)

Ya sé que Gin no es taaaan chico, pero me gustó plantearlo entre cándido y perverso, tiene mucho de eso incluso de grande… aunque no es tanto “candor” si no “soltura”

¿?

Yo me entiendo.

Espero que Ichigo no llegue a interrumpir la pelea Aizen vs Hirako (aunque como es el protagonista casi seguro que sí u_u) me emociona pensar en que esos dos van a sacar todos los trapitos al sol xD:

“”Tu te bebías todo el jugo en la mañana y no eras capaz de ir a comprar más”
“”Y tú te tirabas gases cuando la regla siempre fue: No dentro de la carpa ni mientras comemos”

Bueno, no creo que sea así, pero en fin... Hasta la próxima. Cálculo que con la continuación del Renji x Ichigo para Yageni quien cumplió años el 9 de diciembre (regálenle si quieren un Ren x Ichi que ella estará feliz con ese presente)




Yira (desglosemos la canción)

Cuando la suerte, que es grela,
fallando y fallando
te largue parao...


(Podría ser: "Cuando la suerte, que es mala", "fallando" "te largue de pie". Creo que esta estrofa es bien clarita, cuando la suerte es tan mala, cuando la suerte falla, te deja tirado)

Cuando estés bien en la vía,
sin rumbo, desesperao...


(En la Argentina, estas expresiones, sin similares a decir: Cuando estés en la lona, es decir, tocando fondo, en el abismo)

Cuando no tengas ni fe,
ni yerba de ayer
secándose al sol...


(Largo de explicar por eso resumo. La yerba mate es una infusión de mi país, muy popular y codiciada -también en otros- la gente muy pobre, que no tiene para comprar todos los días un paquete de yerba, suele secar la vieja al sol para volver a utilizarla. Entonces, también queda claro: Cuando ni siquiera tengas fe ni yerba de ayer secándose al sol -éramos tan pobres xD-)

Cuando rajés los tamangos
buscando ese mango
que te haga morfar...


(Los tamango son una marca de zapatos muy populares en ese entonces, cuando salió el tema... así que vendría a ser un sinónimo de zapato, o hace alusión a lo mismo. Mango es dinero, morfar es comer. Se puede traducir a: Cuando desgastes los zapatos buscando ese dinero que te dé de comer)

la indiferencia del mundo
que es sordo y es mudo
recién sentirás.


(Nada que aclarar)

Verás que todo es mentira,
verás que nada es amor...
que al mundo nada le importa
Yira...Yira...


(Yira... Yira viene de "Girar", es decir: Girando, girando, o dando vueltas una y otra vez)

Aunque te quiebre la vida,
aunque te muerda un dolor,
no esperes nunca una ayuda,
ni una mano, ni un favor...


(Nada que aclarar)

Cuando estén secas las pilas
de todos los timbres
que vos apretás,
buscando un pecho fraterno
para morir abrazao...


(Esta es bien clarita, pero por las dudas lo explico. Cuando estén secas las pilas de todos los timbres que tu aprietas, buscando un pecho fraterno para morir abrazado)

Cuando te dejen tirao
después de cinchar,
lo mismo que a mí...


(Cinchar es trabajar... Cuando te dejen tirado después de trabajar tanto como yo)

Cuando manyés que a tu lado
se prueban la ropa
que vas a dejar...


(Manyés en este caso se utiliza como "darse cuenta". Cuando te des cuenta que a tu lado se prueban la ropa que vas a dejar)

¡Te acordarás de este otario
que un día, cansado,
se puso a ladrar!


(Creo que mi frase favorita. Te acordarás de este humilde servidor “este tonto- que un día, cansado, resaltó este detalle. Se puso a ladrar: A quejarse, a decir, a expresar. Cual verdad)


Esto es todo, ahora sí, ¡chau!
Merlo Norte, Buenos Aires, Argentina.
14 de diciembre de 2009

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