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Te lo dije por Miho Nagisa

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Notas del fanfic:

Yu-Gi-Oh No me pertenece! Pero aprovechemos que nos prestan a nuestros queridisimos personajes ^^

Notas del capitulo: Personajes: Joey Wheeler, Seto Kaiba, Yugi, Yami, Mokuba y otros colados van a salir esa sólo que aún no encuentro forma de como poner a los que yo quiero en la lista de personajes





OJO: Este fic es de Dos capis que voi a actualizar en este mismo día, es decir que le daré fin también. Así que si quieren leer la historia completa pues esperence hasta que diga...FINALIZADO: sí
Y si no pues... empiecen a leer que yo no las detengo
Pero ya les dije, hoy se termina
¡Jodete Kaiba!-gritó aquel chico de rubios cabellos y ojos tan claros y puros como la miel



Sólo lo haré contigo-confesó y lo tomó de las caderas- sólo tú Cachorro, sólo tu puedes matarme… a gemidos-esto último lo susurró en su oído en el cual metió su lengua, dándole un fuerte escalofrío a Joey


Entonces muérete, imbécil-contestó y logró alejarlo para salir del baño en donde se había encontrado “incidentalmente” con Seto Kaiba, el chico de los ojos azules y el Ceo más poderoso del país.


De nuevo había sido una pelea planeada por el castaño y aunque no logró su cometido esta vez tarde o temprano lo haría. Así es, Seto Kaiba tenía un tremendo deseo por tomar a Joey Wheeler, o en otras palabras, hacerlo suyo, nombrarlo como posesión Kaiba y no dejarlo ir más que tenerlo atado en la cama, pues tras sentir una masturbación accidental por parte del rubio que ocurrió después de una pelea entre golpes, se propuso a capturar a aquel cachorrito rebelde y sin dueño, a lo que pronto se diría lo contrario; un bello cachorro domesticado y con un trasero censurado.

Decidió salir finalmente de la institución, de seguro ya se habían ido todos, inclusive el perro ya que tenía que llegar rápido a su trabajo, pero no le molestó en lo más mínimo, ya vendrían más oportunidades. Dio la vuelta y siguió su recorrido, pero se detuvo al escuchar una conversación que venía de su salón, el mismo con el cual compartía con Yugi y los demás bobos. En el salón se encontraba Joey, con gusto lo tomaría allí mismo sólo que a su lado se encontraba la tonta de Mimi, aquella noviecita que se había conseguido el perro. El sólo verlos juntos hacía una reacción sumamente explosiva en su interior, no eran celos… eran sólo la envidia de compartir sus cosas con los demás, especialmente con esa tonta. Conversaban acerca de reunirse en algún lugar, algo así como una cita, cosa que también lo obligaba a encenderse. Sus planes eran de ir con Yugi y los demás al parque de diversiones que se encontraba en la ciudad. Por lo que había escuchado entonces no irían solos, pero aún así no le gustaba la idea de compartir a Joey. Vio como se despedían y después de allí, sin ser notado salieron del salón. Mimi se fue por un lado y Joey tomó el rumbo hacia su trabajo, cosa que no desaprovecharía, lo bueno de Domino era de que había muchos callejones en donde disfrutar de una buena sesión de sexo.
Siguió al rubio, se encontraba como a unos siete pasos lejos de él y de seguro que ni el mismo Wheeler había notado de su presencia.
Se acercó más y recorrió toda su vista al horizonte, a unos cuantos pasos se encontraba el primer callejón, el momento exacto para actuar. Adelantó sus pasos y sin previo aviso tomó a Joey de la cadera y cubrió su boca para que no hiciera ningún escándalo sino hasta meterlo al callejón, lo más profundo que pudiere ser para no ser molestados. Lo acorraló por la espalda contra la pared y comenzó a morder el cuello de su presa, evitando que se opusiera. Bajó una de sus manos hasta la hebilla del pantalón del rubio y comenzó a halarlo hacia abajo, dejando a Joey en ropa interior.
Metió una de sus manos y comenzó a masturbarlo a lo que pronto el rubio puso resistencia, pero al sentir ese buen masaje por manos expertas su cuerpo pronto comenzó a debilitarse y seguir el juego del otro. Y joey sabía exactamente de quien se trataba



-¡Déjame en paz Kaiba!- dijo al soltarse del agarre



-Sé que no quieres que pare- confesó el castaño continuando con su labor, sólo que más rápido e intenso



-no…no…ya…para…-su cuerpo comenzaba a traicionarlo, comenzaba a sentir calor, en un enredo de llamas. Deseaba no parar, pero tampoco se dejaría hacer por Kaiba sabiendo que sólo quería humillarlo- Para… ¡ya!



-Lo haré hasta correrme en ti-le susurró al oído y lo recargó en la pared, a lo cual no hubo resistencia. Abrió un poco sus piernas y comenzó a lamer su entrada, ese pedacito tan suave y jugoso que tanto deseaba, especialmente entrar en él



No podía moverse, su cuerpo ya no reaccionaba, esas sensaciones que sentía lo hacían enloquecer, se sentían tan bien; no había más palabras que gemidos saliendo de sus labios, excitando al castaño el cual aumento la velocidad de la tímida invasión que hacía con su lengua, todo era tan exquisito. Llevó una de sus manos a los testículos de Joey y con la otra abría más esa cálida entrada. Pero ya no podía seguir, ya le dolía, necesitaba tomarlo en ese preciso momento.
Observó los movimientos del castaño y reaccionó, se libró de las caricias de Kaiba y con suerte pudo vestirse y alejarse del castaño.



-¡Te dije que te alejaras de mí! Yo no pienso ser tu juguete sexual, así que consíguete a una buena puta y aléjate de mí, nunca te me vuelvas a acercar- confesó y comenzó a alejarse, pero antes escuchó la voz del Ceo



-No lo creas así, Cachorrito, antes de que te des cuenta tu serás el que venga a mi. Me necesitas, me deseas y yo puedo darte todo lo que quieras, mi casa y mi cama estarán siempre para ti-respondió y observó como el otro se alejaba, más lento que antes, al parecer estaba meditando lo que le había dicho. Pero aún así por esta ves se rindió y lo dejó ir, o al menos eso pensaba Joey



Llegó a su trabajo y se puso el uniforme de mesero, el cual atendía a los clientes en aquel restaurante en donde trabajaba.



Llegas muy tarde Joey, suerte que el jefe no se dio cuenta-dijo Norman, un amigo de su trabajo, el cual siempre le daba la mano



Je lo sé, es que tuve algunos inconvenientes-confesó el rubio, preparando algunas mesas



¿Algunos inconvenientes con Mimi? je je – exclamó el otro con picardía



0///0 Bueno… no… no con ella-aclaró



¿Con alguien más? 0///0 Joey que atrevido-confesó el chico que sólo reía al ver la cara de corrección de su amigo, en verdad que le agradaba ser amigo de Joey, alguien tan alegre y valiente, además de apuesto, según decían las chicas- Bueno Joey, dejemos de reír, hay gente que atender-dijo al ver el restaurante casi lleno



Sí, tu por un lado y yo por el otro-contestó



De acuerdo-y se fue por el lado derecho, mientras que Joey tomo el lado izquierdo



Llegó a su primera mesa y atendió a su cliente- Buenas tardes, ¿desea ordenar algo?



-Sí, a ti-respondió Kaiba al mostrar su rostro después de bajar el menú que traía en sus manos



-¡Te dije que me dejaras en paz!-le dijo a la cara



-Este es un restaurante, todos pueden venir a comer aquí-dijo el castaño



-Hay restaurantes más lujosos que este, es irónico que vengas aquí-



-Lo sé pero no todos te tienen a ti, una mejor vista del lugar-contestó- Tráeme el mejor platillo que tengan



- ugp… ¡Joder Kaiba!-gritó y se dirigió a la cocina, cumpliendo las ordenes del castaño y preparando el platillo. Tardó sólo unos minutos y después se lo llevó a la mesa- Disfrute de su comida-dijo de mala gana y se alejó de él para dirigirse de nuevo a la cocina y observándolo de reojo, sólo lo veía comer tan elegante pero sin otras intenciones, al parecer esta ves venía en paz, pero aún así no le quitó los ojos de encima.


Que maldita era la vida puesto que él sólo llegaría a enamorarse de ese maldito bastardo llamado Seto Kaiba, ¿por qué se enamoró de él? Ni él mismo lo sabía. Pero aún así debía olvidarlo, jamás llegaría a tocar su corazón, lo tomaría como un pasatiempo y después se desharía de él, cosa que no iba a permitir. Atendió a unos cuantos clientes más y después escuchó a Kaiba hablarle, se acercó a él y le tendió la cuenta. El castaño sólo sacó su billetera y dejó el dinero en la mesa, más aparte para el mesero



Gracias-dijo en un susurro ocultando su rostro con el flequillo de su cabello



Antes de tomar el dinero fue sujetado por Kaiba quien tomó su rostro y le plantó un beso en los labios, un largo beso que lo dejó sin aire-Gracias a ti-le susurró al oído y salió del restaurante



Tardó un poco en reponerse, pero ignoró el acto ocurrido y recogió el dinero; la cuenta y su propina la cual eran… ¿100…dólares?
Vaya tenía que admitirlo, ese idiota si tenía muchísimo dinero, lo suficiente como para arrojar por la ventana.











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A la mañana siguiente, después de ser regañado por llegar tarde y tener que soportar las aburridas clases de sus maestros finalmente llegó el receso y pudo juntarse con Mimi, en donde planeaban su cita del día. Cosa que también pudo escucharlo el Ceo, quien no le quitaba los ojos a la parejita, la cual lo cansaba.



Entonces nos vemos en el parque a las seis en punto-dijo la chica y salió primero del lugar, mientras que el rubio guardaba sus cosas, era lo malo de ser castigado por las tardes, pero aún así le ayudaba a pensar.
Después salió del salón de clases aunque un toque en su espalda hizo que se volteara, de nuevo el maldito de Kaiba



¿Te pensabas ir sin siquiera despedirte?-dijo el castaño



¡Por un demonio! ¡Te dije que me dejaras en paz, vete, aléjate de mi vida! ¡Deja de joderme!-le gritaba el otro



Lo haré hasta que te vea bajo mi cuerpo-contestó y en un movimiento rápido lo tomó de la cadera y lo pegó a su cuerpo- gimiendo y pidiendo por más



¡Ni creas que haré eso!-le respondió tratando de zafarse del agarre- ¡No tengo porqué estar a tu lado! ¡No pienso ser tu maldito pasatiempo! Así que déjame ya-le dijo al fin de quitárselo de encima- ¡Tengo novia, yo la amo, soy feliz a su lado y no necesito ni un maldito centavo tuyo como para irme a la cama contigo! Así que espero y te haya quedado claro-dicho esto dio media vuelta y se fue lejos de Kaiba. Por un momento pensó que había sido muy duro con él, pero sabía que había hecho lo correcto. En verdad amaba a ese maldito idiota de ojos azules, se enamoró de él desde el día en que lo retó, desde el día en que le demostró a un hombre orgulloso pero sensible por dentro. Pero no podía irse corriendo a sus brazos, pues sabía muy bien que Kaiba sólo lo usaría, además ya sostenía una relación con Mimi, su única alternativa para olvidarse de Kaiba. Hoy tendría una cita con ella y no debía dejarla plantada.



Mientras tanto, Seto se encontraba en silencio, pero ocultando una gran sonrisa maliciosa bajo sus labios, ese día sabría como traer a Joey a su cama, pues ninguno de sus planes fallaba. Salió del instituto, afuera ya lo esperaba su limosina, pues debía irse a la mansión a preparar su plan maestro.







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Cinco cuarenta en punto y Joey ya había salido del trabajo, le había pedido a su jefe la oportunidad de salir de su trabajo más pronto con la condición de que otro día haría trabajo extra, pues no podía llegar tarde a su cita. Llegó a su casa, se buscó algo cómodo para ponerse, desenredó un poco sus cabellos, tomó las bellas flores que le había comprado a su novia y salió directo al parque.
Seis en punto y ya se encontraba en el parque esperando a Mimi.
Seis dies y no había señales de su novia, pero aún así seguía de pie, Mimi era una chica por lo que siempre una mujer tarda en llegar a una cita (¡¡¡hay que lucha por que nos quitan ese dicho!!!) después de todo mujeres son mujeres.
Seis y media y el parque se veía con gente a su alrededor, lindas parejas, familias y un rubio aún esperando a su cita, esta ves algo cansado
Seis cincuenta y Joey se lamentaba por no tener un teléfono celular para llamar a Mimi y preguntarle el porque no le había dicho que no asistiría, el porque había cancelado la cita.
Siete en punto fue directo a la casa de su amigo Yugi:



¿Joey? ¿Qué haces aquí? Y no digo que sea incomodo tu visita pero pensé que estarías en una cita con Mimi-dijo el pequeño de Yugi



Es por eso que he venido a pedirte tu teléfono Yugi, si no es molestia, Mimi jamás llegó a nuestra cita-confesó el rubio



De acuerdo, adelante pasa, estás en tu casa ^^-dijo



Joey con gusto aceptó la invitación, tomó el teléfono y marcó a la casa de su novia, las primeras veces nadie contestaba y otras veces había contestado sus padres quines le decían que ella no estaba, había salido con unas amigas por la tarde. Eso decía que se había cancelado la cita sin saberlo.
Colgó el teléfono y se quedó en silencio



¿Está todo bien, Joey?-preguntó Yugi



Sí amigo ^^ hable con Mimi y me dijo que se había sentido mal, iré a visitarla-confesó el rubio- Gracias por prestarme tu teléfono Yugi, te debo una, adiós-dijo y salió de la casa Muto



¡Espera Joey!-gritó el pequeño, pero el rubio no se detuvo. Yugi por algún instante se sintió preocupado por Joey, al igual Yami que de la nada salió a lado de Yugi



Comenzó a caminar sin rumbo, no deseaba ir a casa aún, era muy temprano, además de que podría pasarla bien él solo. Se guió de nuevo al parque y se sentó en una de las bancas, al parecer ahora se encontraba despoblado el lugar y el cielo no anunciaba muy buenas noticias, se veía nublado y triste, como el corazón del rubio. Pero no por eso se dejaría vencer, después de todo sólo fue una decepción, toda persona podía evadirlo ¿o no?
Sintió algo frío en su cabeza y miró al cielo, las gotas de su dolor comenzaban a caer y lo hacían por lentitud a rapidez. Pero aún así se quedó en el parque por un rato más, viendo como la gente corría de un lugar a otro y los puestos cerraban. Los pájaros se ocultaban en los árboles y protegían a sus crías, su rostro comenzaba a reflejarse en los charcos que se hacían en el suelo y el viento fresco le decía “será mejor que te vayas o te resfriarás”. Después de unos minutos decidió pararse de su asiento y alejarse de allí, teniendo un lugar fijo a donde ir




Mientras tanto en la mansión Kaiba;
El castaño veía por la ventana la lluvia caer y los cielos oscurecer, algo le decía que sería un buen día después de todo, su sorpresa no sería tan lejos. En este día se veía más elegante, más apuesto, más tranquilo y relajado, terminó su trabajo en un santiamén y el tiempo restante se lo dio a su hermano, jugaron un rato hasta ver al pequeño dormir después de cenar, ahora se preparaba para lo mejor. Sonreír no era malo después de todo, a veces tenía sus ventajas y le agradaban. Se sentó en su asiento de cuero que todo buen magnate tenía y siguió observando el recorrido de la sonora lluvia que alertaba no parar.
Sonó su comunicador y era un mensaje de Roland; el mensaje que siempre había esperado



-Señor, el Joven Wheeler desea hablar con usted



-Dile que pase, Roland



-Como usted ordene



La puerta de su despacho se abrió y se dejó observar aquel chico que tanto deseaba a su lado, a su lado en la cama y a su lado por todos los días que tendrían de vida. Al verlo aquella sonrisa retorcida apareció de nuevo en su rostro y observó al rubio con su cabello húmedo y desordenado.



-Puedo hablar contigo- le dijo al cerrar la puerta tras sí y mirarlo



Lo había logrado
Notas finales: Ahora vamos con el siguiente capi que ya es el final como yo les habia dicho

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