–¡Naruto! –Gritaba por cuarta vez Kushina, madre de Naruto.
–Tsk, ¡Ya voy! –Contesto desde su habitación. Se había dormido tarde y tenia que levantarse temprano.
Naruto, chico hiperactivo; cabellos rubios y ojos azules y brillantes; de complejo delgado y un poco alto, 18 años era su edad.
–Naruto siempre te levantas tarde para la escuela –Decía Deidara, hermano mayor de Naruto. Tenia el cabello largo y rubio, amarrado en una coleta alta y un mechón de cabello tapaba su ojo derecho.
–Gracias hermanito por el apoyo
–De nada hay cuando quieras –Dijo sonriendo
–Vete a la mierda –Susurro para que su madre no lo escuchara.
–Claro, pero tú primero –Sonrío con burla –Oye, ¿A qué hora entras a la escuela? –Preguntó
–¿Eh? A las 6:50 ¿Por qué?
–Porque son exactamente las 7:00
–¡Ah! ¡No! ¡Todo por pelear contigo! –Salió rápido de su casa y apenas logro tomar su mochila.
Naruto iba en una de las mejores universidades de aquella ciudad, todo gracias a las horas de estudio que tuvo con Sasuke.
Sasuke…
Ahora que lo pensaba Sasuke era un año menor que él y aun así lo logro ayudar a estudiar. No había duda que Sasuke era todo un cerebrito en el estudio.
Paro su andar por un momento. Le faltaba poco para llegar a su escuela, pero una mano lo jalo dentro de un callejón. Su cuerpo tembló, imágenes de lo que le paso cuando era niño llegaron a su mente, tenia miedo de que aquello se repitiera.
–Calma, no pasa nada –Esa voz… hizo que se tranquilizara, conocía a la persona que estaba frente a él. Ese olor, esa voz cautivadora y calmada. –Sasuke
Fue lo ultimo que logro pronunciar antes de que sus labios fuera atrapados por un beso, un apasionado beso.
–E-espera… Sasuke –Quería decir que esperara pero los labios de Sasuke no se lo permitían.
–Te veo en mi casa cuando salgas de la escuela –Tan rápido como apareció en ese momento, así de rápido se fue.
Se quedo pensando, sin saber el tiempo que consumía en hacer eso.
–¡No puede ser! ¡Es muy tarde! –Al fin pudo reaccionar, miro su reloj y vio que, efectivamente, se hacia tarde, muy tarde.
–¡Uzumaki! –Rugió Iruka, maestro en turno de Naruto, impartía en ese momento la clase de literatura.
–Ya lo sé, volví a llegar tarde –Conocía de memoria el sermón que le daría Iruka.
–Ve a dirección –Eso nunca se lo espero, sabia que le daría el regaño, pero a fin de cuentas lo dejaría entrar a su clase.
–Pe-pero… ¡¿Por qué?!
–Ya me canse de que siempre llegues tarde a mi clase
–¡Corrección! Llego tarde a todas las clases –En ese momento supo que la había regado.
–¡¡Naruto!! No lo repetiré dos veces
–Ya voy –Dio un portazo al salir. Escucho las risas de todos sus compañeros.
Definitivamente ese no era su día, llega tarde a clase, lo regañan y lo sancionan. Asco de día.
–Sí, mamá. Estoy en la casa de Sasuke –En ese momento hablaba por teléfono con su mamá –¡Claro que no vamos a hacer “nada”! ¡¡No seas mal pensada!! Si voy a llegar temprano –Colgó. Su mamá a veces podía ser rara y eso espantaba.
–¿Qué te dijo para que te pusieras así? –Cuestiono Sasuke mientras lo abrazaba por la espalda.
–N-nada –Respondía rápidamente –Ya vez como es mi mamá de exagerada
–¿Seguro? Se te ve nervioso –Avanzaba hacia Naruto, mientras que el rubio avanzaba hacia atrás.
–Sí, completamente seguro –Caminaba cada vez más hacia atrás cuando sintió que sus piernas topaban con algo: la cama; vio como Sasuke sonrió con un poco de malicia –N-no, ¡Espera! –Movía sus manos energéticamente, intentando que así parara a Sasuke.
–¡Jump! Eso no bastara, dobe –Empujo levemente a Naruto, provocando que cayera en la cama.
–¡E-e-espera! ¡Sasuke! –Intento incorporarse, pero Sasuke se posiciono encima de él, evitando que se levantara.
–Na-ru-to –Susurro su nombre en su oído, separándolo por silabas, pudo notar como el cuerpo de Naruto se tensaba.
En ese cuarto solo se escuchaban gemidos de placer. Dos personas se entregaban con pasión uno al otro. Demostrando todo el amor que se tenían y tendrán, pero no sabían que aquel acto de amor traería consecuencias no muy buenas para ambos.
Dos meses ya habían pasado desde aquel día. La preocupación era muy grande. Las palabras de su madre resonaban en su cabeza.
“Recuerda Naruto, eres hermafrodita, eso quiere decir que tienes los dos aparatos reproductivos y, por lo tanto, puedes quedar embarazado”
–No, no, no –Se tapaba los oídos, quería que así desapareciera es voz. Dejo que el agua cayera por su cuerpo.
“Puedes quedar así desde la primera vez, entiendes Naruto, así que cuídate mucho por favor”
–¡Basta! –Gritó moviendo su cabeza de un lado a otro.
–¿Naruto? –Llamaba a la puerta su madre
–Sí
–¿Estas bien? Llevas más de media hora encerrado en el baño –Cuestiono preocupada Kushina.
–Ahora salgo.
Su mente aun recordaba todo lo que había pasado.
Seco su cuerpo y amarro una toalla en la cintura; se arreglo para ir a la escuela.
–Ahí viene el flojito de la familia –Dijo Deidara al ver como Naruto bajaba por las escaleras –¿Mmm? –Vio que su hermano no le respondía el “insulto” como normalmente hacia
–¿Naruto? –Miro como Naruto se sentaba frente a él y miraba su pan tostado.
–Naruto –Volvía a llamar Deidara pero esta vez aventaba pequeñas boronas de pan –¡Naruto! –Una cuchara salio volando cayendo en la cabeza del rubio.
–¡Ah! ¡Deidara! ¡¿Quieres matarme o qué?! –Gritó. Se puso de pie y azotó sus manos en la mesa acercando su rostro hacia Deidara.
–Solo es una cuchara –Respondía calmado mientras bebía un sorbo de café.
-¡¿Y si hubiera sido otra cosa?!
–No te pongas así –Nunca creyó que su hermano se pondría así por una cuchara.
–¿Cómo quieres que no me ponga así si casi me matas? –Ok, eso ya era una exageración por parte de Naruto ¿Qué demonios le pasaba? Siempre habían jugado así y nunca Naruto se enojaba. –Ya no me quieres eso es lo que pasa.
–¡Naruto! ¡Cállate ya!
–¡Ahora me gritas!
–Naruto –Respiro hondo Deidara –Te llame tres veces y ninguna me contestaste.
–¡Mentiroso! –Lo apunto con su dedo índice --¡Nunca me hablaste!
–Cree lo que quieras creer –Se volvió a sentar en su silla –Además ya se te hizo tarde.
–¿Eh? –Parpadeo repetidas veces y miro el reloj –¡¿Qué! ¿Y donde esta mamá?
–Se fue a trabajar. Te estuvo esperando pero nunca bajaste así que se fue.
–¡Ah! ¡Ya me voy! –Como siempre salía corriendo de su casa, esa parecía ya una rutina del rubio.
En silencio vio como desaparecía su hermano por la puerta, la situación en verdad le preocupaba –“Te pasa algo Naruto, no puedes ocultarlo” –Eso solo en sus pensamientos se quedo… no sabia que algo grave estaría por suceder muy pronto.
–“Debo dejar de pensar en eso” –Caminaba Naruto hacia la cafetería. No tenia ganas de comer nada, pero aun así fue, quizá solo para encontrarse a sus amigos.
–¡Naruto! –Gritaba Kiba balanceando de un lado a otro su brazo en lo alto para que el rubio ubicara donde estaban todos.
–¡Hola! ¿Qué pasa? –Cuestiono una vez estuvo cerca de sus amigos: Sakura, Hinata y Kiba.
–Te tenemos una sorpresa –Respondía Sakura a la pregunta.
–¿Sorpresa?
–Hemos traído Ramen para el desayuno –Explicaba Kiba
–¿Enserio? ¿Dónde está? –Preguntaba emocionado. Sakura le acercó un bol de Ramen a Naruto, este al olerlo sintió nauseas, intento contenerse para no vomitar pero no pudo.
Todos miraban asombrados la escena, la cafetería de un momento a otro quedo en completo silencio.
Una vez termino de vomitar se fue corriendo al baño.
–“¿Qué paso?” –Pensaba Naruto mientras apoyaba sus manos en la orilla del lavabo y miraba su rostro –“No, esto es pura casualidad” –Dejo que el agua cayera. Respiraba agitado debido al esfuerzo que hizo. Sintió de nuevo las nauseas y volvió a vomitar.
–S-Sakura… –Llamaba Hinata
–No lo sé, quizá se enfermo del estomago –Respondió Sakura a la pregunta que sabia, Hinata le haría. Se encontraban en la cafetería, todavía.
–Kiba ya puedes voltear, ya esta limpio –Avisaba Sakura.
–Que bueno que ya esta limpio todo –Dijo Kiba mientras volteaba.
–Eres un exagerado, no aguantas ver a alguien así. Ya ni yo que veo cosas peores –Reclamo Sakura.
–Si soy exagerado ¿Y qué?
–Kiba eres un… –Sakura iba a pegarle a Kiba, pero vieron como Naruto entraba al lugar. Los tres fueron hacia él.
–Naruto ¿Estas bien? –Preguntaba Hinata.
–Claro –Contestaba con una sonrisa.
–Lo mejor seria que te fueras a tu casa –Proponía Kiba.
–No, yo estoy bien, solo fue algo pasajero.
–Si te sientes mal dínoslo –Dijo Hinata.
–¡Claro no hay de que preocuparse!
Los tres miraron a Naruto sin creerse lo que dijo. El sonido de la campana indicaba que ya tenían que regresar a sus clases.
Lo que restaba de clases siguio normal. Naruto ya no tenia nauseas y eso le alegraba.
–Oe Sasuke –Llamaba Naruto. Estaban en su casa ya que no había nadie más en ella porque su madre trabajaba y su hermano estudiaba en la tarde.
–Mmm –“Respondía” Sasuke. Estaban sentados en el sillón. Naruto recargaba su cabeza en el pecho de Sasuke y el lo abrazaba.
–Hoy vomite –Lo decía como si de algo normal se tratara.
–¿Y te alegras de eso? –Preguntó mirándolo.
–¡No! Pero me preocupa.
–Me vas a decir que es por lo de aquella vez ¿Cierto?
–Si –Susurro –Me aterra pensar que pueda pasar algo así, tenemos mucha planes para el futuro y “eso” no esta en ellos.
–Yo estoy contigo –Sin pensarlo dos veces lo beso, tratando de transmitirle confianza, algo que no logro, en cambio ese beso significaba más dudas y preocupación.
–N-No –Miraba aterrado aquel aparto.
Después de que Sasuke se fuera, Naruto salio de su casa; la simple idea de que aquel síntoma fuera por eso le asustaba. Llego a la farmacia y con pena pidió una prueba de embarazo. Luego fue a su casa y se encerró en el baño, no espero más y realizo la prueba, rogándole a Dios que el resultado fuera negativo.
El resultado fue positivo…
–Ahora ¿Qué haré? –Se preguntó. Es sus ojos se reflejaba el miedo y las ganas de llorar que tenia –Todo termino –Susurro notando como las lagrimas bajaban por su mejilla.
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