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Un año mas... por LirinSanzo

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CAPITULO I.
“¿Qué es la navidad?”

Era una mañana como cualquier otra, o al menos todos la tomarían tan común y corriente como todas. Aunque ese día había amanecido nublado, con muchísimas probabilidades de lluvia, razón de mas para que aquel joven de cabello rubio se encerrara en la habitación sin pensar salir. Cerro sus ojos color violeta intentando pensar, algo interesante, algún motivo por el cual estas fechas le provocaban un mareo incesante.
De pronto un sonido seco interrumpió sus cavilaciones. Alguien tocaba a la puerta.

-¡¡Sanzo!!, ¡¡Sanzo!! –gritaba, una voz ya conocida por el, detrás de la puerta.

Genjo Sanzo se llevo dos dedos a su sien, intentando no salir con aquel Shourejyu (su pistola) y darle un tiro al chiquillo.
Abrió la puerta despacio asomando su cabeza con una mirada de muerte en su rostro.

-¿Qué quieres molesta sabandija? –pregunto desganado el joven rubio.

Unos centímetros mas abajo, se hallaba un niño de cabello café chocolate, recogido con un pequeño listón que dejaba caer una larga cola de cabello, mientras, sus enormes ojos dorados miraban a Sanzo con algo de sorpresa.
-¡Sanzo! ¡Tienes que venir! ¡Ay algo, allá afuera, muy extraño! ¡Los monjes se están volviendo locos! ¡están poniendo cosas curiosas allá afuera!. ¡Ven Sanzo, ven! –la inocente voz del niño estando tan alarmada hizo que el entrecejo del joven rubio se frunciera.
-¿Cosas extrañas dices? –repitió las palabras del pequeño para después ser guiado por este, que le había tomado suavemente las manos hasta llevarlo hacia las afueras del templo de Kinzan

La tarde estaba gris, pero había que admitir que los arreglos navideños que adornaban el templo lo hacían lucir tremendamente bello. En el frente un enorme árbol de cerezo estaba decorado con distintas luces y varias esferas y estrellas.
Góku lo miraba todo asustado, detrás de la suave túnica blanca que identificaba a Genjo como un “Sanzo”, la clase mas alta de sacerdotes.

-¿Tu crees que estén todos poseídos, Sanzo? –murmuro el niño desde atrás del joven con los ojos dorados muy abiertos y su rostro sonrosado. Desde que le conoció ese Baka Saru no era muy grato a soportar el frío.
Genjo le miro incrédulo y volvió su cabeza hacia otro lado intentando no reír frente al chiquillo.
-Baka Saru, no están poseídos, creo que no sabes bien que es la navidad y que son los festejos de año nuevo... –menciono Sanzo observando los curiosos ojos del niño y después le lanzo una débil sonrisa. –vamos adentro, te explicare... –

-¡¡Sanzo-Sama!! –interrumpió entonces un hombre, vestía un atuendo de monje y su cabeza estaba completamente calva. –¡Sanzo-Sama espere! –
Genjo detuvo su paso y espero hasta que el monje quedara frente a el. –Sanzo-Sama le he estado buscando ¿en donde se había metido? –
-en mi mente, creo... –murmuro Sanzo mirando de reojo a Góku, quien capto el comentario con una sonrisa. –¿Que sucede Kaiikun? –
El monje le miro fríamente, ese rubio que no respetaba reglas tenia la mala costumbre de llamar por nombres a todos, no respetando el Titulo que otorgaba el “Sama”

-Veras, Kouryuu... –inicio este llamando a Genjo por un nombre que le hacia recordar variados momentos, cuando ese fue el primer nombre que su maestro le había dado. Ante esto, tanto Genjo como Góku miraron duramente al monje que dio un despistado paso atrás y con fingido acto de arrepentimiento, sonrió cínicamente –¡oh perdón...! se me salió, disculpa, ahora bien. Como veras Sanzo-Sama, este “ser” que hace meses trajiste –Kaiikun volvió la vista hacia Góku que le miraba confundido – a estado provocando disturbios entre los demás monjes, este día a insistido por entero que estamos poseídos por quien sabe que demonio... –

Sanzo le escuchaba atentamente, sin quitar los ojos de aquel monje, causando cierta intimidación entre este.
-...Por eso te pido que por favor Sanzo-Sama, controles a ese ser... –
-Son Góku... –interrumpió entonces la seria voz de Genjo.
Kaiikun alzo las cejas y miro al rubio con curiosidad. –¿Perdón? –
-¡SON G”KU! –Sanzo alzó la voz tan alto que algunos Monjes cercanos volvieron su mirada hacia el. –ese es el nombre de aquel a quien llamas “Ser”, y si los ve así de extraño no es de esperarse, el no conoce de la navidad ni tampoco de los festejos que hacemos cada que se festeja un nuevo año, y justo le iba a explicar ahora, cuando llegaste a entorpecer con tus quejas “Kaiikun-Sama”, tengo bien entendido que esta temporada es para mantener el espíritu de la paz y amor en alto ¿miento? –ante esto Kaiikun negó rápidamente con los ojos muy apenados. –En ese caso, ¿No pueden pararse a comprender porque un niño le teme a la navidad? O mejor dicho, porque les teme a ustedes, y no era de esperarse... –Sanzo miro a su alrededor, un monje anciano le veía tranquilamente – No se ofenda Kaishi-Sama pero su voz cantando a veces da un poco de miedo... –
Como respuesta al comentario, el benévolo anciano simplemente sonrió amablemente y siguió su labor, silbando coros navideños. Sanzo emitió una sonrisa débil también y volvió a ver a Kaiikun.
-Yo me encargare de que no vuelva a perturbar TU ambiente, disculpen. –
Y tras esto, Sanzo entro al templo acompañado de Góku.

Genjo entro a su habitación, la chimenea ya había sido encendida desde la mañana, Góku respiro profundo al sentir el calor del fuego y se sentó frente a las llamas, avivando las flamas con el atizador.
-Deja de hacer eso Saru, te vas a quemar. –murmuro Sanzo de mala gana mientras tomaba la cajetilla de cigarrillos, sacaba uno de esta y encendiéndolo se acercó a Góku, sentándose a su lado.
-Es lo que necesito, calor, mucho calor... –musito Góku temblando un poco.
-Realmente no te beneficia mucho esta temporada ¿cierto mono? –pregunta Sanzo observando al chico.
El niño bajo la mirada, su largo cabello color chocolate cayo sobre su hombro con naturalidad, mientras el abrazaba sus piernas y recargaba su rostro en estas.
-La nieve se llevó a un amigo... –
Genjo frunció el ceño mientras le veía, había encontrado a Góku tan solo hace 5 meses, pero el sabia como ganarse a la gente a pesar de ser tan maleducado. Recordó aquella ocasión cuando llegó al templo de Kinzan acompañado de Góku, muchos monjes le veían con curiosidad, y otros, con temor al comprender el significado de tan heréticos ojos.
Sin embargo, el chico no sabia mucho respecto al budismo. Se podría decir que Genjo tampoco lo sabría, pues pocas veces cumplía con las leyes que los monjes deben tener. Fumaba, bebía, juraba, hacía apuestas, muchas veces blasfemaba y en especial, era un vil ateo. Y aun así, a pesar de todo, el pertenecía a uno de los niveles mas altos de los Budistas, “Sanzo” nombre otorgado a aquellos mas cercanos a los Dioses, Koumyou le había condescendido ese nombre, Genjo no pudo haber creído en nada, en dios alguno, en nadie mas que en su maestro y es por eso que ahora se encontraba en tal lío, soportando día tras día a aquellos monjes y sus normas estúpidas.

-Sanzo... –interrumpió el silencio Góku mirando al chico con esos enormes ojos dorados que sabían arreglárselas con esos ojos violetas tan fríos como la misma nieve. –¿Sanzo que es Navidad? –
-Un festejo que las personas hacen alabando el nacimiento de uno de los Dioses mas preciados por todos aquellos fervientes.. En el budismo no es muy ameno festejar la navidad, pero los monjes de este templo no pasan por alto hacer adornos navideños, que fue lo que viste al salir de aquí, y tampoco se olvidan de cantar como idiotas esos villancicos... –Genjo se detuvo para tomar aire y dejarse caer en el suelo con las manos extendidas, observando el techo con calma, el humo del cigarrillo danzaba mientras el cigarro permanecía oprimido en los labios del chico. Se llevo una mano a la boca para sujetar el cigarrillo entre sus dedos y aspiro un poco de aire cerrando sus ojos.
De pronto una pequeña cabeza se asomo desde arriba, Góku se hallaba de rodillas a un lado de Sanzo mirándolo a la cara. –¿Y cuando se festeja eso? –
-Me supongo que los días 24 y 25 de este mes es cuando se festeja la navidad Saru, y el 31 de Diciembre por primera vez el calendario chino coincidirá con los demás calendarios, festejando así la llegada de un nuevo año... este año se conmemora el año del ... ¡Oye! –Sanzo se levanto sentándose al lado de Góku con una mueca sarcástica en su rostro. –¡Es tu año! –exclamo divertido.
-¿Mi año? –repitió Góku confundido mirando al joven.
-El siguiente año se festeja “el año del Mono” –contesto Genjo con lo que parecía ser una etérea sonrisa en sus labios.
Por respuesta a eso Góku miro terrible a Sanzo y se puso de pie caminando hasta un pequeño escritorio. –¿Y que vamos a hacer ese día Sanzo? –pregunto de nuevo Góku tras una sonrisa.

Ese niño era un “espécimen exótico” en palabras de Tashikun-sama, uno de los monjes mas antiguos del templo, el solía apreciar a cada forastero que llegaba al santuario, fue uno de los primeros en ver por Kouryuu después de la muerte de Koumyou. Este anciano dijo muchas veces que Góku era una divertida criatura enternecedora, que solía olvidar las cosas que le hacían enojar, enfocándose en un presente lleno de diversión y sonrisas. En especial si ese presente lo vivía al lado de quien apreciaba.
Sanzo estaba de acuerdo.
-Yo creo que lo mismo que hago todos los años Baka, recostarme en mi habitación a esperar que el año pase como quiera que guste pasar... –explico Genjo secamente.
Góku suspiro fuertemente recostando sus manos en el escritorio de Sanzo y en ellas apoyando su cabeza, observando el empaque de cigarrillos que el moje había dejado ahí. –Debe ser muy divertido festejar un nuevo año... ¿Nunca lo has festejado, Sanzo? –
-Si.... –dijo Genjo con un tono amargo en su voz –...lo hice, festeje año nuevo y navidad en muchas ocasiones, pero deje de hacerlo hace muchos años Saru... –
Góku desvío su mirada hacia otro lado, a pesar de conocer a ese joven hace tan poco, sabia que dentro de el existía un pasado triste y que en ese momento el había tocado una parte de su vida que el rubio de ojos violetas no quería recordar.
-Oye ¿y porque ay muchas cajas de colores en uno de los árboles allá afuera? –Otra pregunta, tal ves la única forma de hacer pensar a Genjo cosas tristes era hacer mas preguntas aun a cuestas de que el chico podía irritarse.
-Tradición navideña, suelen dar regalos simples entre los seres queridos y demostrar su alto espíritu de paz y amor bla, bla, bla... –
Góku sonrió y tomo la cajetilla de cigarros en sus manos y dejo ir una risilla espontánea que hizo voltear a Sanzo.
-¡Te haré un regalo! –comento sonriendo y agitando la caja de cigarros vacía. –¡Te regalare otra cajetilla de cigarros! –
Una sonrisa se dibujo en los labios de Genjo, se dirigió hacia Góku y tomo la cajetilla sola entre sus manos y le observo detenidamente, no había duda, ese niño solía hacerle no pensar en tristezas.
-Claro, se te será agradecido... pero primero asegúrate que te quieran vender cigarros a ti, porque pareces un niño de 10 años, ¡ah! Y también que marca fumo, y cuanto dinero necesitas... y sobre todo, intenta bajar al pueblo y regresar sin perderte –Sanzo sonrió malévolamente una vez mas dirigiéndose hacia la puerta de salida, pero se detuvo al tocar la perilla de la puerta. –Y por cierto, logra hacer todo eso en un día pues mañana es navidad...-
Y diciendo esto salió dejando al chico mirándolo desorganizado.
-12 horas, ¡tengo mucho que hacer! –grito Góku saliendo unos minutos después de Genjo para dirigirse hacia una parte del templo en busca de una persona muy conocida por el.

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