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La Befana por EijiTonks

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Notas del fanfic:

Los personajes en The Prince of Tennis no me pertenecen y no creo que los Reyes Magos me den los derechos.

Aqui mi especial por ser el seis de enero, que como la mayoria sabemos es el Día de los Reyes Magos, pero pues investigando un poco me encontre con que en Italia no llegan los reyes sino otro personaje, ojala les guste.

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Notas del capitulo: Larga vida a la Strongest Pair!!!!!

Había pasado la víspera de año nuevo, donde habían compartido en familia las fiestas, tenían poco tiempo desde que habían vuelto de Italia y trataban de que el cambio fuera lo menos brusco posible para los niños, así Tezuka y Fuji trataron de tener una navidad con todos sus familiares, aunque los niños se mostraban algo extrañados por la forma en que el resto de su familia tomaba las festividades, ya que cuando vivían en Milán era muy diferente. Si durante el año la ciudad era maravillosa durante la navidad tomaban un encanto especial, con las calles iluminadas, si bien no excesivamente como en otros países era bastante encantador, las tiendas adornadas, los pesebres vivientes, los numerosos eventos que había por la ciudad además de los mercados navideños, que encantaban a los niños, estaban acostumbrados a pasear en el mercado de navidad de Milán en la plaza San Babila en pleno centro de la ciudad, el tenista solía llevar en sus hombros a Akira mientras que Kunihiro y Syuseiji jalaban las ropas del tensai para que los llevara a ver lo que les hubiera llamado la atención y sobre todo comer en navidad Panettone, un bizcocho típico de Milán, pero ahora era diferente si bien las calles estaban llenas de luces que llamaba su atención, era extraño no estar en el lugar que consideraban su hogar.

-Mitsu, ¿crees que los niños estén bien? –pregunto Fuji un tanto preocupado.

-Deben estar algo confusos, es más fácil para Aki-chan pero para Hiro y Sei debe ser algo nuevo –trato Tezuka de tranquilizarlo.

-A pesar de que organizamos el cenone con la familia parece que no es suficiente –dijo Fuji tomando algo de café –olvidamos el panettone les encanta a Hiro y a Sei, no puedo creer que lo haya olvidado.

-Suke tranquilízate que a este paso te dará un ataque –calmo Tezuka otra vez, abrazándolo por la espalda –les cuesta aceptar los cambios, dales tiempo para que se adapten.

-Se parecen a ti –murmuro Fuji dejándose hacer.

-Es cierto, por lo que se harán a la idea de vivir aquí –continúo Tezuka mientras besaba el cuello del tensai –no pueden vivir enfadados contigo mucho tiempo.

-Al menos les gusto la pasta con mariscos.

-Aman la pasta por culpa de Gia, aunque nuestras familias no estén acostumbradas lo hicieron bastante bien.

Tezuka volteo al fotógrafo para tenerlo de frente y besarlo, sin embargo se vieron interrumpidos por un ruido proveniente de la sala y luego una pequeña discusión le precedía, por lo que fueron hasta el lugar que era origen del problema, ante ellos se encontraban Kunihiro y Syuseiji echándose la culpa uno al otro por las fotografías que estaban en el suelo y con los marcos rotos, Akira se encontraba sujetando un balón de futbol, mientras que el fotógrafo casi se desvanece al ver el desastre sino es porque el tenista lo sujeto para que no cayera.

-Hiro, te dije que no debías jugar con el balón dentro de la casa.

-Lo que dijiste, Sei, es que no podía dominar el balón diez veces seguidas y me dijiste que te pasara el balón –se defendió Kunihiro.

-Y tiraste los cuadros de papá.

-Tú no recibiste el pase.

-Tiraste mal –respondió Syuseiji cortante.

-¿Qué paso aquí?

Ambos niños se quedaron mudos al escuchar detrás suyo la voz de el tenista, los dos voltearon lentamente para encontrarse con sus padres que los miraban con algo de severidad, inmediatamente señalaron a Akira que se encontraba riendo con la pelota en sus manos, ajeno a que sus hermanos trataban de inculparlo.

-¿Así que fue Aki-chan? –cuestiono Fuji con una sonrisa.

Los niños de inmediato cambiaron de opinión y se señalaron el uno al otro en un intento de que no los castigaran, los adultos solo negaron con la cabeza y el tensai suspiro resignado a tener que mandar a arreglar sus fotografías.

-Diez vueltas al jardín –sentencio Tezuka ajustando sus lentes.

-Pero vati, fue un accidente Sei no recibió el pase, no es su culpa ser malo en el futbol.

-¡Oye!, el que no sabe tirar eres tú.

-¿Qué les he dicho de jugar dentro de la casa? –pregunto Fuji poniéndose a la altura de los niños.

-Que si lo vamos a hacer no rompamos nada –recito Kunihiro.

-Y que si lo hacemos no dejemos evidencia –termino Syuseiji.

-¿Entonces cual fue su error?

-Ponernos a pelear en lugar de desaparecer lo que rompimos –dijeron Kunihiro y Syuseiji al unisonó.

-Ahora vayan a cumplir con las vueltas que vati les dijo –pidió Fuji mientras les alborotaba el cabello.

Los niños salieron al jardín casi arrastrando los pies, para cumplir el castigo que Tezuka les había puesto, Fuji cargo a Akira mientras que el chico de lentes recogía los destrozos provocados por sus hijos, el más pequeño aun traía en sus manos el balón que había sido causante de todo.

-Entonces lo que te molesta es que no hayan desaparecido la evidencia –reprendió Tezuka al tensai mientras recogía los cuadros –eres una mala influencia.

-¿Eso es malo? –pregunto Fuji de forma inocente haciéndole mimos al niño –hasta la fecha mi madre cree que su álbum de bodas se perdió en la mudanza de Chiba a Tokio.

-¿Qué le hiciste?

-Fue un accidente estaba viendo las fotos de su boda en el jardín con una lupa y pues se quemo, así que lo enterré, por ese entonces teníamos un perro y no era raro que el jardín estuviera escarbado –explico Fuji con calma.

-Eres una mala influencia –repitió Tezuka mientras entraba en su estudio.

-También era divertido meter los soldados de juguete de Yuuta al microondas, ver como se derretían era genial –conto Fuji con un aire soñador.

-¡No le des ideas a los niños! –grito Tezuka desde el estudio.

Tezuka acomodo los cuadros encima de su escritorio para que después pudieran llevarlos a arreglar, o más bien salvar las fotografías y ponerles un marco nuevo; días antes la victima de los juegos de sus hijos había sido una maqueta que estaba por terminar, lo que dio como resultado que el tenista persiguiera por toda la casa al par de demonios que tenia por hijos y les prohibiera que entraran en su estudio.

-Esa maldita pelota quisiera desaparecerla –murmuro Tezuka saliendo de su estudio –¿qué le ven al futbol?

-No seas tan severo, recuerda que en Italia es muy popular y ellos están acostumbrados a eso, no te preocupes también les gusta el tenis ya ves que son excelentes –dijo Fuji besando la mejilla del niño que tenía en brazos –además si no mal recuerdo te gustaba ir a los partidos del Milán.

-¿No tienes una sesión esta mañana?

-Es cierto se me hace tarde –contesto Fuji entregándole el niño al tenista –llegare algo tarde, no me esperen a comer.

-De acuerdo, llevare a los niños al parque creo que Kikumaru llevara a los suyos.

-Me parece perfecto, nos vemos en la tarde –se despidió Fuji.

Les dio un beso rápido a Akira y a Tezuka, tomo sus cosas y les grito a los niños que seguían corriendo que ya se iba, el tenista aun con el niño en brazos salió al jardín a supervisar que sus hermanos cumplieran con la pena que les había mandado. Cuando terminaron de correr Tezuka les dijo que irían al parque por lo que los niños se alegraron y se lanzaron sobre él, después de ponerles a los tres su sudadera y bufanda correspondiente los subió a la camioneta; llegaron al parque e inmediatamente Kunihiro y Syuseiji buscaron a sus amigos para jugar, Tezuka no tardo en localizar al pelirrojo que estaba sentado al pie de un árbol observando a sus hijos mientras jugaban, saludo alegremente al tenista mientras los hijos de ambos empezaban a jugar con el balón de Kunihiro y Syuseiji.

-Sí que tienen energía –comento Tezuka al ver correr al niño pelirrojo.

-Hoi, hoi, Airi es tranquila a comparación de Yoshiki, que tiene bastante pila nunca se cansa, creo que es algo hiperactivo.

-Me pregunto de quien lo habrá heredado.

-La respuesta es obvia, ¿no? –agrego Yukimura quien acababa de llegar –Ran, Kaedae vayan a jugar.

Los niños obedecieron al galerista y se unieron a sus amigos, mientras que Yukimura se sentaba al lado de Tezuka y Eiji, por su lado Noboru se acerco a Akira que estaba sentado en el regazo del tenista, los niños más pequeños se miraron por un momento entonces Akira le sonrió al niño de cabello negro y luego entre ellos comenzaron a jugar.

-¿Cómo sabias que estaríamos aquí? –pregunto Eiji al galerista.

-Fuji me llamo y me dijo que Tezuka traería a los niños al parque así que Genichirou me dijo que trajera también a los nuestros –explico Yukimura dándole a su hijo una pequeña pelota –Noboru al parecer quiere mucho a Aki-chan.

-Pensé que estarían jugando tenis.

-¡Oshitari!, ¿qué haces tú aquí? –pregunto Tezuka sorprendido.

-Atobe sabe que hoy es mi día libre y me llamo para trajera a Saito –dijo Oshitari mientras que su hijo corría hacia los demás niños.

-¿Y el cómo sabia que estaríamos aquí? –pregunto Eiji extrañado que todos se reunieran.

-Ore-sama siempre sabe –contesto Atobe que acababa de llegar.

Los adultos voltearon a ver la entrada triunfante de Atobe Keigo, a su lado venia su hijo mientras que uno de sus mayordomos los cubría del sol con una sombrilla, el millonario chasqueo los dedos y de inmediato otros de sus sirvientes instalaron una mesa y varias sillas alrededor para que Atobe y los otros se acomodaran, después le extendieron al pequeño un balón dorado para que jugara con los otros niños. Los adultos se acomodaron alrededor de la mesa y les sirvieron bebidas, mientras que Tenshi ya con los otros niños quiso imponer sus juegos y claro los equipos.

-Quiero en mi equipo a Seiji, parece que es el único que está a mi nivel –dijo Tenshi queriendo tomar del brazo al niño de lentes.

-¡No! –intervino Kunihiro interponiéndose entre el nuevo heredero y su hermano –ya estaban los equipos y no voy a dejar que Sei se vaya contigo.

-Hiro cálmate –pidió Syuseiji para después dirigirse al otro –el tiene razón los equipos ya están hechos, y falta uno en el de Airi, Ran y Saito, puedes estar con ellos.

-¡Yo quiero estar donde tu estés! –exigió Tenshi cruzado de brazos.

-Tenshi no te pongas así, hay que jugar ya –dijo Saito algo aburrido.

-Nya, si quieres cambiamos –ofreció Yoshiki para que no pelearan –así estoy con Airi.

-Si te sigues portando así la Befana te dejara un carbón –advirtió Kunihiro.

-Así es –coincidió Syuseiji.

-¿Quién? –preguntaron los demás niños.

-La Befana –repitió Kunihiro a los demás niños, pero estos se quedaron igual de confundidos –¿no conocen a la Befana?

-No –contestaron negando con la cabeza.

-Pues ella llega después de Babbo Natale –explico Kunihiro como si fuera lo más obvio del mundo.

-¿Nya?

-¿Quién es ese? –pregunto Ranmaru sin saber de que hablaba su amigo.

-Deben de conocerlo… es un señor de barba blanca, gordo… viste de rojo y viene en navidad –trato Syuseiji de explicarles a los demás.

-¡Santa Claus! –exclamaron Airi y Kaedae al identificarlo.

-¿Santa?... si ese…donde vivíamos le decimos Babbo Natale –confirmo Syuseiji tras ajustarse los lentes.

-¿Y quién es esa Fulana de la que hablan? –pregunto Tenshi con fastidio.

-Se llama Befana y viene el seis de enero –corrigió Kunihiro.

-¿Y eso qué? –dijo Tenshi con el mismo tono.

-Que ella viaja en su escoba y deja en las casas regalos –explico Syuseiji, y de inmediato los demás le prestaron atención –y dulces a los niños buenos…

-Y carbón a los malos –termino de decir Kunihiro mirando a Tenshi.

-Nunca había oído hablar de ella –dijo Saito en voz baja.

-Es porque se la está inventando –refuto Tenshi altivamente.

-¡No inventamos nada! –dijeron los hermanos al unisonó.

-Claro que si –dijo Tenshi seguro de sí mismo.

-Pregúntale a vati, el se sabe la historia –propuso Kunihiro perdiendo la paciencia.

Toda la tropa de niños se dirigieron hacia la mesa donde estaban los adultos, los mayores ya los habían estado mirando con curiosidad cuando dejaron de jugar y al parecer estaban discutiendo, vigilaban que las cosas no fueran más lejos y estaban listos para intervenir si era necesario, los niños con Kunihiro, Syuseiji y Tenshi a la cabeza se detuvieron frente a Tezuka que los miraba con cierta expectación, mientras se mantenían jugando los niños más pequeños bajo la supervisión de Yukimura.

-¿Qué pasa? –pregunto Tezuka preocupado de que se tratara de algo serio.

-¿Verdad que existe la Befana? –cuestionaron Kunihiro y Syuseiji.

-¿Qué? –dijo Tezuka sorprendido pues no se esperaba esa pregunta.

-Ven, no sabe de lo que están hablando –dijo Tenshi satisfecho.

-Vati, ¿verdad que la Befana le da regalos a los niños en Italia? –interrogo Syuseiji con sus esperanzas puestas en su padre.

-¿La Befana?, claro ustedes ya lo saben, llega el seis de enero –confirmo Tezuka acariciando la cabeza de hijo.

-¿Ves?, te lo dijimos y por no creernos te dejara un carbón –sentencio Kunihiro triunfante.

-¡No existe!, ¡la Befana no existe! –insistió Tenshi molesto.

-¿La Befana?, nya, ¿de qué hablas Tezuka?, ¿quién es esa? –pregunto Eiji curioso.

Sin embargo Tezuka no le respondió de inmediato al pelirrojo, pues se fijo que el menor de su familia estaba sollozando y tenía sus ojos verdes llenos de lagrimas, se levanto de inmediato para ver que tenía el pequeño, mas otro se le adelanto, pues Noboru estaba a su lado y le estaba dando palmaditas en la cabeza tratando de calmar a su compañero de juegos, Yukimura vio con ternura a los niños.

-No hay duda Noboru es igualito a Genichirou –opino Yukimura enternecido –necesita alguien a quien proteger.

-¿Qué te pasa Aki-chan? –pregunto Tezuka tratando de ignorar la molestia que le provocaba que ese niño de cabello negro estuviera tan cerca de su bebé.

-¿La Befana no ecshiste? –pregunto Akira entre sollozos –tío neko no sabe quién es.

-¿Tío neko? –exclamo Eiji señalándose a sí mismo.

-No hagas caso, claro que existe y te traerá tus regalos como el año pasado –aseguro Tezuka con ternura.

-¿Si nos va a encontrar aquí? –pregunto Kunihiro algo inseguro, por primera vez.

-¡Por supuesto! –volvió a asegurar Tezuka abrazando a Akira para calmarlo –ya los ha visitado y ella siempre los va a encontrar.

-¿Y nosotros? –pregunto Yoshiki con curiosidad –¿no nos va a dar regalos?

-Ella reparte regalos a los niños buenos, así que si has sido un buen niño no tiene por qué no venir –dijo Tezuka a los demás –ella va a venir por Hiro, Sei y Aki-chan y como son sus amigos puede visitar sus casas.

-¡Bien! –exclamaron Ranmaru y Kaedae con entusiasmo.

-¡Regalo! –dijo Saito saltando hacia su padre.

-¿Tezuka y cuando llega la Befana? –pregunto Yukimura tratando de ser discreto –tu sabes hay que “prepararnos” para su llegada.

-La noche del cinco para amanecer seis –informo Tezuka cayendo en cuenta de lo que acababa de hacer.

-¿Mañana? –dijo Oshitari con una ligera alteración en la voz, mientras se trataba de quitar a su hijo de encima –estamos a cuatro.

-Tengo que hablar con Syuichiroh –dijo Eiji sacando su celular.

-Lo siento –se disculpo Tezuka en voz baja.

-Lo hecho, hecho esta, le tengo que decir a Genichirou de la visita de mañana –tranquilizo Yukimura con celular en mano –al menos los niños están ilusionados.

-¿Papá la Befana me dejara un carbón? –pregunto Tenshi llamando la atención del millonario.

-Eres un Atobe y eso jamás sucederá, ¿me oyes Atobe Tenshi?, eres un excelente niño, eres hijo mío no puede ser de otra manera –contesto Atobe calmando al niño.

Fuji llego a su hogar algo cansado pero satisfecho con su trabajo, tenía un nuevo asistente a quien torturar, el pobre Izuru se había quedado atrapado en el ascensor por más de dos horas y luego el fotógrafo lo regaño por su tardanza, cuando él había sido el culpable por ello. Al entrar en la casa reinaba el silencio, esperaba que Tezuka le hubiera guardado algo de comida pues tenía mucha hambre pero al salir de su estudio lo único que quería era volver a ver al tenista y a sus hijos… ¿silencio?, en su casa había silencio, lo usual era escuchar cosas caer cuando los niños corrían por la casa o risas tras su ultima travesura y Kunimitsu o el detrás de ellos, el silencio era casi desconocido para ellos, el silencio no podía ser si sus hijos se hallaban en esa casa; fue al piso superior y entro en el cuarto de Kunihiro y Syuseiji, las camas se encontraban destendidas pero los niños no estaban, lo mismo en el cuarto de Aki-chan, se preocupo ante esto y entro presuroso a su habitación en busca del chico de lentes.

-¡Mit…!

Se quedo sin palabras ante lo que estaba contemplando delante de él y sonrió con infinita ternura, todas las personas que se encontraba buscando estaban en la cama, Tezuka estaba al centro con las gafas torcidas, a su izquierda estaba Kunihiro y a su derecha Syuseiji, sin sus lentes, los cuales lo estaban abrazando y usaban de almohada los hombros de Kunimitsu, finalmente Akira estaba acostado sobre el abdomen del tenista, todos profundamente dormidos. Fue con rapidez pero sin hacer ruido al cuarto oscuro para coger una de sus cámaras, aquel era un momento invaluable que bien merecía la pena el capturar esas imágenes, después de un rato un flash de la cámara consiguió despertar al adulto.

-Suke…

-No te muevas los despertaras –dijo Fuji sin dejar de tomar fotografías –no sé cual de ustedes es mas adorable.

-Ayúdame a salir de aquí –pidió Tezuka en voz baja.

-Me recuerda a la vez en Milán cuando Aki-chan no quería dormir, cada vez que se calmaba lo dejaba un segundo y comenzaba a llorar así que para que no despertara a sus hermanos me tuve que meter a su cuna y dormir con el –relato Fuji ajustando el zoom.

-Fue más o menos lo que me ocurrió, creo que el baño los relajo –dijo Tezuka.

Después de un rato finalmente Fuji ayudo a Tezuka a quitarse a los niños de encima y los dejaron durmiendo en su cama, mientras la pareja bajaba a la cocina a calentar algo para el fotógrafo, calentaron un poco de pasta con mariscos y terminaron por comer los dos, ya que el chico de lentes se abstuvo de comer las hamburguesas que le había comprado a los niños, y mientras comían Tezuka le dijo a Fuji del incidente del parque y que ahora todos sus amigos se hallaban en problemas buscando los regalos para sus hijos.

-Lo bueno es que nosotros ya tenemos los regalos –dijo Fuji recogiendo los platos.

-Eso es porque nosotros ya sabíamos de esa tradición –aclaro Tezuka haciendo su silla hacia atrás.

-Me hubiera gustado ver sus caras –se lamento Fuji dejando los trastes en el lavabo.

-Pues Oshitari parecía que me quería matar por otra parte Kikumaru y Yukimura lo tomaron bastante bien –explico Tezuka las reacciones de sus amigos, y luego añadió molesto –el niño de Sanada pareció que quería calmar a Aki-chan, pero a fin de cuentas tuve que hacerlo yo.

-¿Estas celoso? –pregunto Fuji divertido.

-¿Celoso?, no digas tonterías –dijo Tezuka molesto.

-Yo creo que si lo estas –opino Fuji sentándose en las piernas del tenista –estas celoso de un niño de dos años.

Tezuka iba a reclamar pero justo cuando abría la boca fue presa de los labios de Fuji, este se acomodo para que el tenista quedara entre sus piernas, las manos del chico de lentes se deslizaron bajo la playera para acariciar lentamente la suave piel del tensai, este jadeo débilmente al sentir su tacto y comenzó a marcar su cuello mientras que sus manos jugaban con el cabello del otro. Pronto un gemido ahogado salió del la boca de Tezuka cuando el hombre encima suyo comenzó a mover sus caderas creando cierta fricción en una parte muy sensible de este.

-Suke… ¡uuuhggg!... deja de hacer eso… los niños…

-Están dormidos… ¡aaahhh!.... además otra cosa ya está despertando –dijo Fuji restregándose más contra su entrepierna.

-¿Y cómo… aaahhh… quieres que no?... acabo de comer no sé cuantos… mariscos y tú no eres de mucha ayuda –reclamo Tezuka a punto de perder la razón.

-Al contrario… creo que soy de mucha ayuda –contesto Fuji desabrochando el cinturón de su pareja.

Un gemido ronco escapo de la boca de Tezuka al sentir la mano de Fuji, en ese momento mando a volar todas sus preocupaciones y reclamo con furia los labios del tensai, la temperatura de ambos subía a cada segundo, la playera del fotógrafo estaba hecha bolas en la mesa, parecía que cada uno de los poros de la blanca piel del tensai reclamaba por la atención del chico de lentes y este atendía los deseos no expresados de su amante, pronto el chico de lentes se hallaba sumergido en la desesperación de hacer suyo el cuerpo de Syusuke que correspondía con la misma intensidad a sus caricias.

-¿Papá, vati, que hacen?

Ambos se quedaron de piedra al escuchar la voz de uno de sus hijos, Tezuka en ese momento abrazaba con posesión a Fuji hizo más fuerte su agarre, lastimando un poco el hombro del tensai el cual se había quedado a mitad de un beso, este ladeo la cabeza y miro hacia el umbral de la cocina para ver cuál era el niño que los había sorprendido, encontrándose con un niño rubio de ojos azules, que parecían zafiros, el cual miraba a sus padres con algo de sorpresa pero aun así sonreía.

-¿Es Hiro verdad? –pregunto Tezuka que estaba de espaldas a la puerta.

-Sip, es Kuni-chan –confirmo Fuji levantándose de las piernas del tenista y arrogándole sobre su regazo su playera para ocultar su estado –¿y tus hermanos?

-Sei ya está despierto pero sigue con Aki-chan –contesto Kunihiro viendo con curiosidad al tenista que seguía sentado y encorvado casi recargándose en la mesa –yo baje a ver si nos ponían una película, ¿qué le pasa a vati?

-Pues… comió algo que está haciendo efecto y quise ayudarlo –respondió Fuji sonriente.

-Vati tiene una elección.

-No, no, no, estas confundiendo las palabras, elección es otra cosa –corrigió Fuji, algo divertido, al niño –lo que tiene vati es una erección.

-¡Syusuke!

-¿Iban a tener sexo? –pregunto Kunihiro con un aire inocente.

-¡Kunihiro!

-Pues eso parecía pero nos interrumpiste –admitió Fuji tranquilamente.

-¡Syusuke!

-¿Nos ponen una película?, y así ya no los molestamos –propuso Kunihiro que no había olvidado por que estaba en busca de sus padres.

-Me parece un trato perfecto –acepto Fuji gustoso caminando al lado de su hijo para ir a la sala –¿no quieren ver alguna de El Señor de los Anillos?

-Esas duran tres horas –contesto Kunihiro.

-Por eso mismo.

Tezuka recargo su frente en la mesa mientras escuchaba los pasos de su pareja e hijo alejarse de la cocina, estaba totalmente avergonzado por la situación en que el pequeño los había sorprendido y más aun cuando el tensai corrigió al niño por confundir una palabra y luego la pregunta del mayor de sus hijos, pero algo le quedo muy claro y eso era que Kunihiro se parecía demasiado a Syusuke, ninguno de los dos conocía la vergüenza, tenía que hacer algo antes de que Fuji corrompiera completamente a sus hijos.

Minutos después Fuji regreso a la cocina para decirle que ya los niños estaban en la sala viendo la película que querían y que la habitación ya se hallaba desocupada, y aunque su orgullo le dictara que ignorara al tensai, la verdad era que necesitaba alivio por lo que tomo a Fuji de la muñeca y se dirigieron sin perder un segundo a su habitación.

Una vez que ambos se hubieron tranquilizado, Fuji recibió una inesperada llamada, después de colgar llamo a su hermano, luego de amenazarlo Yuuta dijo que llegaría en quince minutos; Tezuka y Fuji tomaron sus abrigos y les dijeron a los niños que tenían que salir por un rato, justo cuando se cumplieron los quince minutos el timbre sonó y Tezuka dejo entrar a Yuuta que venía acompañado de Mizuki, el cual mostraba que prefería estar en el infierno antes que ahí, aunque ese era el infierno personal del chico de cabello rizado, además detrás de ellos venia Yuusuke, que fue saludado por sus primos con mucho entusiasmo.

-Yumiko también me pidió que cuidara de Yuusuke –explico Yuuta viendo que el hijo de su hermana se ponía a ver la película con sus primos –espero que no te moleste que lo haya traído.

-Al contrario, sabes que amo a Yuusuke y es más que bienvenido –dijo Fuji contento por ver a su sobrino –además fue lindo de tu parte traer entretenimiento para los niños.

-¿Entretenimiento? –pregunto Yuuta sin comprender.

-Les trajiste una botarga de Barney, aunque debo decirte que a ellos no les agrada mucho esa cosa purpura –explico Fuji malévolamente, un gruñido por parte de la cosa lo hizo voltear a verlo –lo siento me confundí, pero viene siendo lo mismo eres una cosa purpura de mal gusto.

-¡Aniki!

-Sera mejor que nos vayamos –dijo Tezuka tomando la mano del tensai.

-¡No tardamos, no hagan travesuras! –se despidió Fuji mientras era arrastrado por el chico de lentes –¡y tienen mi permiso si van a matar a la cosa purpura solo no dejen evidencia!

Mizuki solo miro con algo de temor a la sala donde las miradas de los niños presentes ya no estaban fijas en la televisión sino más bien sobre su persona y todos sin excepción sonrieron de una manera muy parecida a su adorable cuñado por lo que un estremecimiento recorrió todo su cuerpo, rogando que Tezuka y Fuji llegaran pronto a rescatarlo, aunque lo más probable fuera que el tensai se uniera a la horda de niños que lo torturarían.

Llegaron a la casa después de unas horas, por culpa del tráfico que había en las calles de la ciudad, sin embargo no se les hizo pesado ya que venían charlando amenamente en el auto después de haber pasado al aeropuerto; al entrar en la casa esta se hallaba en penumbras y las únicas luces provenían del arbolito de navidad en el salón, dejaron las maletas de su acompañante en el vestíbulo y se adentraron en el salón ya preparados mentalmente con lo que fuera que se encontraran. En medio de la sala se hallaba Mizuki, con la extravagante camisa purpura con flores verdes abierta, atado a una silla y amordazado y los niños danzaban alrededor de él, Yuusuke traía en sus manos la manguera de la aspiradora y el chico de cabello rizado tenía varias marcas rojas en su cuerpo, en la cabeza traían como penachos algunas hojas que Tezuka reconoció como las de la planta que hace uno días había comprado y que ya era más que evidente que había pasado a mejor vida, en un rincón se encontraba Yuuta mirado toda la escena que se presentaba frente a él al parecer algo tranquilo mientras se tomaba una bebida.

-¿Qué está pasando aquí? –pregunto Tezuka no del todo sorprendido.

-Estamos jugando a los salvajes y capturamos a tía Mizuko –explico Syuseiji divertido a su padre –tío Yuuta es el jefe de la tribu.

-Y vamos a presentar nuestros respetos con un sacrificio –termino Kunihiro con una sonrisa digna del tensai.

-Tío Syu, lo vamos a meter a la chimenea –añadió Yuusuke sonriente al igual que su primo.

-Y va a hasher… ¡puff! –dijo Akira dando palmaditas.

-¡Yo juego, yo juego! –exclamo Fuji emocionado levantando la mano –¡quiero jugar!

-¿Y se supone que tu…? –pregunto Tezuka al hermano del tensai.

-Yo supervisaba que no se les fuera a pasar la mano –contesto Yuuta con tranquilidad –es mejor no ir en su contra.

-Parece divertido –dijo una voz femenina.

-¡Gia! –exclamaron los niños emocionados.

Los niños se lanzaron sobre una mujer que estaba al lado de sus padres, su cabello dorado caía sobre sus hombros con elegancia, las facciones finas de la mujer enmarcaban unos hermosos ojos verde esmeralda que resplandecían de alegría al abrazar a los niños que habían heredado algunos de sus atributos.

-Bambini (I) –saludo Gia besando a los niños.

-Déjenla descansar acaba de llegar de Milán –pidió Tezuka a sus hijos.

-Déjalos, Kunimitsu, hace tiempo que no los veía –dijo Gia restándole importancia –que grandes están, estoy segura que crecieron… espero les quede lo que les traje.

-¿Qué nos trajiste? –pregunto Kunihiro emocionado.

-Juguetes –dijo Syuseiji.

-¡Dulshes! –aseguro Akira abrazando a la mujer.

-Piccolo (II) eres tan adorable –dijo Gia besando su mejilla.

-Iré por las cosas –se ofreció Fuji saliendo de la sala.

-Syusuke, ya sabes que bolsas son grazie (III) –dijo Gia mientras seguía abrazada por los niños.

Sin embargo un ruido los hizo distraerse ya que Mizuki aun se encontraba atado a la silla y se movía desenfrenadamente tratando de soltarse, Tezuka y Yuuta fueron en ayuda del chico, el chico de lentes lo desato mientras que el hermano menor del tensai le quitaba el pañuelo que estaba usado como mordaza.


-Ya era hora, no te perdonare esto tan fácilmente Yuuta –amenazo Mizuki una vez libre de sus ataduras –te quedaras tres meses sin “eso”.

-Te vas a cansar antes que yo –aseguro Yuuta tranquilo.

-Así se habla, Yuuta, le deberías de hablar a Saeki harían una bonita pareja –comento Fuji de nuevo en la sala cargando unas bolsas.

-Estoy presente –reclamo Mizuki abrochándose la camisa.

-Por desfortuna –agrego Fuji dejando las bolsas al lado de la mujer.

-Esa camisa, ¿no era parte del juego? –pregunto Gia señalando despectivamente la prenda.

-Tiene una colección de esas atrocidades –informo Fuji con cierta lastima –es un atentado a la vista.

-Sin mencionar al buen gusto –agrego Gia por tan horrenda prenda.

-Esta camisa es carísima, dudo que tú sepas de moda –espeto Mizuki ofendido –¿qué vas a saber tu?

-Tienes razón, ¿qué voy a saber yo?

-Es una de las diseñadoras más populares de Milán, Gia DiBari y trabaja en una casa de moda con la que tu solo podrías soñar –explico Fuji con una mirada siniestra.

-Suke, por favor ya basta –pidió Tezuka.

-De acuerdo, pero Haramillo no aguanta nada.

Tras la pequeña discusión la diseñadora abrió las bolsas y le enseño a cada uno de los niños la ropa que les había llevado, incluso a Yuusuke le toco un distinguido abrigo, una suave bufanda, unos elegantes guantes y una fina gorra además de muchos dulces, por lo que los niños estaban encantados; un rato después llego Yumiko para recoger a su hijo, ya había conocido a la diseñadora en una ocasión que la mayor de los Fuji visito a su hermano y se habían llevado muy bien, la italiana le regalo las prendas que le había comprado.

-Considéralo un regalo adelantado de la Befana –dijo Gia entregándole una bolsa repleta de ropa –è davvero molto bello (IV).

-Esta divina la ropa –agradeció Yumiko tras examinar con rapidez el contenido –le había dicho a Teru que quería un vestido así.

-También hay algunos accesorios de la próxima colección y un perfume que te encantara.

-Deberías venir más seguido a Japón –comento Yumiko emocionada.

Yuuta, Mizuki, Yumiko y Yuusuke, ya ataviado con lo que le habían regalado, se despidieron y abandonaron la casa, mientras la mayor de los Fuji aun comentaba lo mono que se veía Yuusuke con ese abrigo y bufanda. Después de instalar a Gia en la habitación de huéspedes, Fuji en compañía de Tezuka prepararon la cena mientras la diseñadora seguía jugando con los niños, que estaban muy contentos por su visita; tras cenar entre los tres adultos prepararon a los niños para dormir.

-Buonanotte piccoli (V) –dijo Gia dándole un beso en la frente a Akira.

Salió de la habitación del pequeño en silencio para no despertarlo después de lo que le había costado que se durmiera, Tezuka y Fuji salían de la habitación de Kunihiro y de Syuseiji, suspirando de alivio.

-Al fin están dormidos los tres –comento Fuji cuando la italiana se reunió con ellos.

-Cada uno de ellos es tan adorabile (VI), aunque son un poco traviesos.

-¿Un poco? –cuestiono Tezuka incrédulo.

-¿Acaso la Befana les dejara un carbón?, no me digas que me tengo que quedar con todo lo que les traje.

-Bajo los estándares de Suke son unos ángeles –dijo Tezuka tras un suspiro –mientras hagan el menor caso a sus ideas me basta y me sobra.

-Hablas de Syusuke como si fuera el diavolo (VII) –comento Gia.

-Paren ya, harán que me ruborice –dijo Fuji fingiendo estar apenado –pero ya tenemos los regalos de la Befana mañana en la noche los pondremos.

-Bueno yo me voy a dormir, estoy agotada por el vuelo, fino a domani (VIII) –se despidió Gia ingresando en su habitación.

-Hasta mañana –dijeron Tezuka y Fuji antes de entrar en su habitación.

La noche parecía tranquila nada parecía interrumpir la paz que reinaban nada que la perturbara, hasta que se escucho un ruido sordo en una de las habitaciones y luego un sollozo, Fuji se detuvo en seco con lo que estaba haciendo y se separo bruscamente de Tezuka al escuchar el ruido.

-Creo que es de la habitación de Hiro y Sei –dedujo Fuji levantándose de la cama –ahora vengo, voy a ver qué paso.

-¡Hmmm!

-No tardo –dijo Fuji antes de salir.

-¡Fughii!

El tensai se dirigió al cuarto de los gemelos, la puerta se encontraba abierta y dentro de ella ya se encontraba Gia sentada en la cama, abrazando a Syuseiji en un intento de consolarlo, Fuji entro la habitación e interrogo con la mirada a la italiana, para saber que había ocurrido.

-Se cayó de la cama y se pego en la cabeza –dijo Gia abrazando al niño.

-¿Hiro?

-Sigue dormido.

Fuji se acerco a la cama de Syuseiji y se puso en cuclillas para estar a la altura del niño, que seguía en brazos de la mujer, pero aun así volteo a ver al tensai, sus ojos verdes estaban inundados por las lágrimas debido al golpe, el fotógrafo acaricio el cabello del pequeño tratando de calmarlo también.

-¿Te duele mucho, Sei? –pregunto Fuji preocupado.

-Sip –asintió Syuseiji sollozando.

-Déjame ver –pidió Fuji al niño.

Syuseiji accedió y se separo un poco de la diseñadora para que su padre pudiera observar el golpe, el fotógrafo examino la cabeza de su hijo y pudo sentir un pequeño chichón, a lo cual el niño se quejo cuando lo toco.

-Un poco de hielo te haría muy bien –dijo Fuji finalmente.

-Yo iré por el –se ofreció Gia dejando al niño con el tensai.

Fuji se acomodo en la cama del niño que se había refugiado en sus brazos y trato de calmarlo, el pequeño siguió sollozando un poco mas mientras el tensai acariciaba su cabello, unos minutos después llego Gia con una bolsa de hielo y la puso suavemente en la cabeza del niño para bajar la hinchazón.

-¿Quieres ir al hospital a que te revise Yuushi? –pregunto Fuji sabiendo la respuesta.

-No ya estoy bien –se negó Syuseiji de inmediato.

-Entonces vuelve a dormir –pidió Fuji recostando al niño, sosteniendo la bolsa con hielo.

-Syusuke quería preguntarte, ¿por qué estas vestido así? –interrogo Gia en voz baja al tensai –¿Kunimitsu está dormido?

-Mitsu, no él está en la hab…

Fuji la miro confundido, pero es que si era raro que vistiera únicamente un pantalón de cuero negro además de un collar, fue entonces que cayó en cuenta de que se había olvidado de Tezuka, todavía seguía en su habitación y seguramente estaría furioso con él, se levanto de la cama con rapidez y salió del cuarto de sus hijos, mientras que el niño y la italiana lo miraban con curiosidad. Llego a su habitación y la abrió de golpe encontrándose con Tezuka justo como lo había dejado, completamente desnudo atado de las muñecas a la cabecera además de amordazado, en su cuello se alcanzaba a distinguir un collar con una cadena, finalmente al pie de la cama estaba el látigo que momentos antes estaba usando el tensai en el chico de lentes y claro le dedicaba una mirada furiosa.

-Lo siento, lo siento, Sei se cayó de la cama y lo estaba cuidando –se disculpo Fuji rápidamente.

-¡Fughii ye mallaghe! –amenazo Tezuka tratando de soltarse.

-Sé muy bien que quieres matarme no es necesario que me lo digas –dijo Fuji tratando de deshacer los nudos de la mordaza.

-¿Papá?, ¿vati?

-¡Non vedere! (IX) –exclamo Gia tapándole los ojos al niño.

-¡Fughii! –dijo Tezuka con terror al ver al niño en el marco de la puerta.

Gia sonrió tímidamente antes de cerrar la puerta mientras mantenía cubiertos los ojos del niño, Fuji termino de deshacer los nudos de la mordaza y finalmente el chico de lentes estuvo libre de despotricar contra el tensai, al que le exigía que fuera a hablar de inmediato con el niño, Fuji en un intento de calmar a su amante obedeció de inmediato pero lo dejo atado pues era más seguro para él; regreso al cuarto de sus hijos, en el cual la diseñadora aun estaba con el niño y lo abrazaba firmemente pues la asustada ahora era ella. Tras unas palabras el niño dijo que no había alcanzado a ver nada pues Gia le había cubierto los ojos apenas se asomo y además como no traía puestos sus lentes no veía no total claridad, por lo cual tanto como la diseñadora como el fotógrafo suspiraron aliviados, después de asegurarse de que finalmente Syuseiji estaba dormido abandonaron la habitación y sin decirse palabra alguna cada quien se dirigió a su respectiva habitación.

A la mañana siguiente todos sin excepción se levantaron tarde, aquella noche había sido memorable y los adultos querían olvidarla lo más rápido posible, los niños por su lado se encontraban emocionados pues en unas horas llegaría finalmente la Befana, aunque cuando Tezuka vio el golpe que se había dado el niño insistió en llevarlo a que lo revisaran, tanto Fuji como Tezuka tenían el día libre por lo que una vez que los todos estaban abrigados con las nuevas prendas que les había llevado la chica italiana, incluidos el tensai y el chico de lentes, toda la familia incluida Gia se dirigió al hospital para que Oshitari revisara el golpe del niño de lentes.

-Parece que fue un golpe algo fuerte pero nada de qué preocuparse –dijo Oshitari tras revisar el golpe –solo le daré algo para bajar la hinchazón y para si llega a dolerle la cabeza.

El niño salió para reunirse con sus hermanos y con la italiana, mientras que Tezuka y Fuji se quedaban dentro del consultorio mientras Oshitari les daba la receta indicando que medicamentos tenían que comprar.

-Gracias Oshitari –dijo Tezuka más tranquilo.

-No hay nada que agradecer, con lo de la consulta le puedo dar otro regalo a Saito, mira que Gakuto anda desesperado en las tiendas buscando que comprar –comento Oshitari dándole la receta al tenista –imagino que Sanada, y Oishi han de estar igual.

-Ya dije que lo lamento –se disculpo Tezuka una vez más –solo trataba de calmar a mis hijos.

-No te lo tomes tan apecho, sera una nueva tradición que seguiremos, me gusta ver a Saito tan entusiasmado.

-¿Quién lo diría? –añadió Fuji.

En cuanto surtieron la receta salieron del hospital para pasar el resto del día paseando por la ciudad, ya que los niños no dejaban de arrastrar a Gia a cuanto lugar conocieran para que lo viera, aunque se tratara de jugueterías y dulcerías, finalmente dieron a parar a un parque de diversiones y la diseñadora subió en compañía de los niños y el tensai a cuanto juego vieron, mientras que Tezuka se quedaba cuidando de Akira que se encontraba muy divertido viendo los juegos desde los hombros del tenista, aunque cuando subieron a la noria le dejaron los niños a Gia, para que ellos pudieran subir solos a la capsula y disfrutar de un momento de privacidad, finalmente fueron a cenar al restaurante de Taka-san donde su ex-compañero les sirvió con gusto y le sorprendio conocer a la madre biológica de los niños que jugaban con la hija del chef, después de la cena regresaron a su hogar, los niños estaban muy cansados por tan agotador día y ya se hallaban dormidos, aun dormidos los cambiaron y les pusieron sus pijamas antes de meterlos a sus camas, cuando cada niño estuvo bien cobijado y se aseguraron que en verdad estuvieran profundamente dormidos, Tezuka y Fuji fueron a su habitación y sacaron de su armario los regalos de sus hijos, mientras que Gia hacia lo mismo en la habitación de huéspedes, se reunieron en la sala y acomodaron todos los regalos bajo el árbol para después subir y por fin descansar un poco.

-¡Vati, vati, vati!

-¡Papá despierta!

Ambos se vieron despertados cuando sintieron que algo caía en el colchón y no dejaba de saltar, Fuji entre abrió los ojos y aun se encontraba oscuro, empezaba a amanecer y los que saltaban en su cama sin parar eran los tres niños que se suponía que deberían de estar durmiendo, por lo que trato de cubrirse el rostro con la sabana.

-Mitsu, tus hijos están despiertos –murmuro Fuji tratando de volver a dormir.

-En la madrugada son tus hijos –contesto Tezuka llevándose la almohada al rostro.

-¡Despielten! –exclamo Akira lanzándose al estomago del tenista.

Tezuka abrió los ojos de golpe cuando recibió el peso del más pequeño sobre él, provocando que se quedara sin aire, una vez que hubo recuperado el aliento se incorporo y se puso los lentes, todavía algo confuso por el duro despertar, por su parte los otros dos niños estaban saltando alrededor de Syusuke provocando que este se elevara unos centímetros a causa de los saltos.

-Por favor, quiero dormir –suplico Fuji al abrir los ojos.

-¡Ya llego, ya llego! –corearon los tres niños.

-¿Quién llego?, es muy temprano para visitas –dijo Fuji adormilado.

-La Befana, si nos encontró aquí –respondió Syuseiji contento.

-¡Vamos a ver! –pidió Kunihiro emocionado.

-Ya vamos, ya vamos –dijeron al unisonó Tezuka y Fuji levantándose de la cama.

Fueron arrastrados fuera de la habitación por los niños más grandes, mientras que la puerta de la habitación de huéspedes se abría y de ella salía algo adormilada Gia con una bata puesta encima del pijama y seguía la comitiva al primer piso en busca de los regalos, cargo a Akira cuando bajaban las escaleras para que el niño no se fuera a tropezar, al entrar en la sala bajo el árbol había al menos una docena de cajas de regalos.

-¡Regalos! –exclamaron los niños antes de lanzarse sobre ellos.

Cada uno se puso enfrente de un montículo de diferente color, por alguna razón que no conocían, para que supieran diferenciar ya que aun no sabían leer, sus regalos siempre venían envueltos de diferente color, los azules era de Kunihiro, los de color verde de Syuseiji y finalmente los turquesa eran los de Akira, los que Gia les había llevado seguían esta regla aunque ella añadía un listón plateado, pero claro esto no lo sabían los niños, Fuji ya tenía su cámara lista para cuando empezaran a abrir los regalos, los niños empezaron abriendo los que tenían el listón plateado.

-¡Genial! –exclamo Kunihiro sacando una playera de la caja.

-Yo también tengo una –dijo Syuseiji mostrando la misma playera.

-Parece que la Befana sabe que le van al Milán –opino Gia sonriente.

-Son los uniformes como locales y de visitante –dijo Tezuka al ver las playeras –también les trajo los pants.

-Y las bufandas, en si la tienda del Milán –añadió Fuji tras ponerle la suya a Aki-chan.

-¡Mira el balón del Milán! –mostro Syuseiji su nuevo balón con los colores rojo y negro.

-¡El balón de la champions! –dijo Kunihiro feliz.

-No puede ser –se lamento Tezuka al ver otras dos peligrosas pelotas.

-Mitsu creo que la Befana dejo unos regalos en el jardín –dijo Fuji asomándose al jardín.

Tezuka se levanto para seguir al tensai al jardín y meter dos pequeñas bicicletas, una azul cobalto y otra verde, además de un triciclo turquesa, los niños no pudieron esconder su emoción al ver sus regalos y cada uno se subió a la suya para que el tensai pudiera fotografiarlos, luego volvieron a terminar de abrir las cajas que quedaban, encontrando varios juegos para su consola y peluches para el más pequeño, el cual estaba encantado con un enorme oso blanco al cual no soltaba, finalmente abrieron unas cajas delgadas.

-Una raqueta de tenis –murmuro Kunihiro observándola con detenimiento.

-Parece que les gusto mas los balones –dijo Tezuka algo decepcionado.

-No hagas caso –trato Fuji de consolarlo.

-Hiro, tiene nuestras iniciales la mía tiene una “S”.

-Es cierto la mía tiene una “K” –dijo Kunihiro al revisar su raqueta nueva.

-¿Vati podemos ir a practicar? –pregunto Syuseiji al chico de lentes.

-¿Podemos ir al parque practicar contigo y papá? –pidió Kunihiro blandiendo su raqueta.

-¿Les gusto? –cuestiono Tezuka sorprendido.

-Claro, están geniales, ¿verdad Sei? –contesto Kunihiro sonriente.

-Hiro y yo queríamos ya nuestras propias raquetas –secundo Syuseiji abrazando al tenista.

Tezuka abrazo al niño con ternura y pronto se le unieron los otros dos niños y el tensai, le chica italiana estaba conmovida por la imagen y ella fue la encargada de capturar tan hermoso momento, entonces Akira abrió una de las ultimas cajas por abrir, y vio encantado su contenido.

-¡Panettone!

Los demás niños voltearon de inmediato y vieron que su hermano menor había tomado el panque de una caja donde había mas, dejaron a sus padres y se apresuraron a tomar uno, disfrutando de aquel bizcocho, el tensai volteo a ver a la diseñadora que lo miraba sonriente pues sabia lo mucho que a los niños les gustaba aquel pan, sin decir una palabra se lo agradeció, pues era lo único que faltaba para que fuera perfecto, pronto los niños le ofrecieron a los adultos la caja que estaba repleta de panettone; después de desayunar aquellos bizcochos con algo de leche los niños se cambiaron y se pusieron sus playeras nuevas del Milán para ir al parque, solo que los nuevos balones de futbol tendrían que esperar a ser estrenados, los niños esperaban ansiosos poder practicar con Tezuka y Fuji, encontrándose a sus amigos en el mismo parque y se mostraban los regalos que les había traído la Befana.

Yukimura y Sanada acompañaron a la otra familia ya que el muchacho de cabello negro también les había comprado raquetas a sus hijos, ya en las canchas se pusieron a practicar, los dos adultos trataban de enseñarles algunos golpes, los cuales los niños los asimilaban rápidamente, y cada niños disputo un partido de dobles acompañados por uno de sus padres, aunque el partido realmente lo desarrollaban Tezuka y Fuji procuraban que los niños pudieran devolver algunos de los golpes; la alegría se reflejaba en el rostro de los pequeños al jugar en compañía de sus padres, mientras que Akira se hallaba bajo el cuidado de Gia jugando con Noboru, al final los niños quisieron jugar un partido ellos solos para que sus padres pudieran ver lo que habían avanzado mientras los supervisaban.

-Mitsu también tienes un regalo de la Befana –dijo Fuji abrazando por la espalda al tenista y entregándole una cajita dorada.

-Gracias, Suke –contesto Tezuka dándole un beso en la mejilla.

Tezuka abrió la pequeña caja y lo que encontró en ella provoco que se sonrojara y que contara mentalmente del uno al cien para no matar a Fuji, pues dentro de la caja, envueltas en un lienzo de terciopelo rojo se encontraban unas brillantes y relucientes esposas.

-Prometo cerrar la puerta con seguro esta vez –susurro Fuji sensualmente en su oído.

-Me parece bien… solo que esta vez tú estarás esposado a la cama –contesto Tezuka volviéndose para quedar frente al tensai.

-¿Qué? –cuestiono Fuji sorprendido.

-Que esta noche estrenaremos mi regalo –contesto Tezuka con una picara mirada –y el que tengo para ti en nuestra habitación.

-Cuando pienso que te conozco del todo siempre me sorprendes –comento Fuji a punto de besarlo.

-¡Papá, vati!

-Es Hiro –murmuro Tezuka ante la interrupción.

-Sip –confirmo Fuji en la misma posición.

-Pueden hacer eso en la casa –reclamo Syuseiji por la falta de atención –estamos jugando.

-Pues vati y yo también queríamos jugar pero algo de adultos –contesto Fuji a su hijo.

-¡Syusuke!

-¿Qué?, siempre nos interrumpen –se quejo Fuji haciendo puchero.

-¿Puedes cuidar a los niños cinco minutos?, tengo que calmar a Syusuke –pidió Tezuka a la diseñadora, para que su pareja no se pusiera a discutir como un infante con sus hijos.

-¡Que sean quince! –rectifico Fuji mientras el chico de lentes lo arrastraba fuera de las canchas.

Por otro lado en la pista de tenis, Kunihiro y Syueiji habían optado por ignorar a sus padres y mejor jugar con Ranmaru y Kaedae mientras los instruía Sanada, fuera del terreno de juego estaban Yukimura y Gia supervisando a Noboru y Akira mientras jugaban.

-¿Siempre han sido así? –interrogo Gia al galerista.

-Desde que tengo memoria –contesto Yukimura observando al menor de sus hijos compartir sus nuevos juguetes con Akira –solo Tezuka es capaz de soportar a Fuji y viceversa, son perfectos el uno para el otro.

La chica italiana permaneció una semana mas en el país oriental, feliz de que los niños a los que quería tanto estuvieran en tan buenas manos, pues era innegable para cualquiera que los mirara que el par de adultos amaban mas que cualquier cosa al trió de niños traviesos y que estos eran felices en su nuevo hogar, ella obtuvo su regalo de la Befana al saber que esa familia era feliz donde fuera que se encontraran.

-Sono felice di essere felice (X).

Notas finales: (I): niños. (II): pequeño. (III): gracias. (IV): te veras muy bella. (V): buenas noches pequeño. (VI): adorable. (VII): el demonio. (VIII): hasta mañana. (IX): no veas. (X): me alegro que sean felices.

Es segun un traductor que use por que no se Italiano. Según cuenta la leyenda de la Befana, los Reyes Magos al perderse de camino a Belén para llevar sus presentes al niño Jesús, pidieron ayuda a una anciana para que les guiase en el camino. A pesar de las súplicas de los Reyes Magos para que les ayudara, la anciana no accedió y se quedó en su casa. Después de pensárselo mejor, la anciana se arrepintió de no haber acompañado a los Reyes Magos y preparó una cesta con varios dulces y se fue en busca de los Reyes Magos. Al no conseguir encontrarles, la anciana se iba parando en cada casa que encontraba y regalaba los dulces que había preparado a los niños, confiando en que alguno de ellos fuera el niño Jesús.

Bueno espero les haya gustado es no se si es un one-shot, por que esta bien largo, pero ojala les haya agradado, andare por aqui el nueve con otro one-shot pero este completamente aparte de este y Juego de cuatro. Pasenla bien este día y denme mis reyes dejando reviews, nos vemos.

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