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Crónicas de un amante por V-boy

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Notas del fanfic:

Lo más nuevo que escribo. Todo es producto de mi inspiración e imaginación...si ha de parecerse a algun otro fic, serie o realidad hacedmelo saber!

Notas del capitulo: La primera pareja: Louis & Laurent, como se conocieron, como se enamoraron, su primera vez y su resolución de permanecer juntos.
Louis & Laurent

Los rayos de sol golpearon luminosos mi rostro. La pereza se extendió por mi cuerpo desde el momento en que recuperé la conciencia. Otra semana en su comienzo, otro día de trabajo esperando por mi aparición. Cada vez que deseaba hacerme desentendido al primer día de trabajo de la semana el sol me traicionaba. Me viré para darme unos cinco minutos adicionales de sueño y mis ojos semiabiertos se encontraron con los suyos cerrados, se pasearon por su cabello cobrizo que caía como seda por su rostro bronceado por el sol. Alcé mi mano y paseé suavemente mi dedo índice por su ancho hombro, por su musculoso brazo hasta llegar a su mano y cerrar la mía sobre la suya. Era mi compañero desde hacía seis años, mi amante, mi amado, mi Laurent.

Nos habíamos conocido siete años atrás, yo era solo un estudiante de literatura para ese entonces. Nunca me hubiera imaginado que al graduarme conseguiría un trabajo en una editorial con nombre importante y viviría cómodamente haciendo lo que tanto me gustaba. Había un congreso de mitología griega en Atenas y fui elegido como representante de mi universidad para participar como oyente. Estaría cuatro días y tres noches en una de las ciudades más importantes del mundo antiguo. El tercer día teníamos la tarde libre y la utilicé para caminar por los alrededores. Las ruinas de la acrópolis de la diosa me llenaron de un éxtasis indescriptible: pensar que aquel lugar, miles de años antes, había sido la cuna del pensamiento, de la filosofía, del razonamiento. Mientras caminaba lleno de emoción contemplé como alguien permanecía con la mirada perdida hacia el crepúsculo, sentado, con la espalda apoyada en uno de los gruesos pilares. Por un momento robó mi completa atención, en mí silencio admiré su belleza: cabellos lacios que caían con gracia sobre su rostro pálido, unos ojos azules como las aguas profundas del mar mediterráneo y una lágrima que se escurría de su ojo izquierdo mientras recorriendo su mejilla. No pude evitar acercarme.

- Se siente bien? – Pregunté en ingles.

Pareció observarme con algo de asombro. Luego sonrió.

- No – Su acento era marcadamente francés – Muchas gracias.

- Bien. No se si nos volvamos a encontrar, pero si necesita algo y estoy cerca y en la capacidad de ayudarle permítame hacerlo.

Sonrió de nuevo. Ahora, más de cerca, noté algo más aparte de su belleza: las ojeras invadían su rostro, estaba bastante flaco y su palidez era casi anémica.

- Yo… - Pareció meditar unos instantes – Podrías ayudarme? – Con el rostro señaló hacia el otro lado del pilar.

Al extender la vista encontré una silla de ruedas. Era inválido. Una sensación de calor bajó por mi espinazo.

- Lo siento si sintió que me acerqué por el hecho de la silla de ruedas, quiero que sepa que no fue la lastima lo que me motivó yo sólo…

Extendió su mano y tomó la mía. Silenció mis pensamientos. En mi cabeza solo estábamos él y yo.

- Esta bien. Sólo pido que me ayudes a subir, entiendo lo que sientes pero no te preocupes.

Sonreí con algo de vergüenza. En silencio llevé la silla hasta su lado y le ayudé a subir a ella.

- Fue un placer conocerle - Dije mientras él terminaba de acomodarse en la silla – Espero tengamos la oportunidad de vernos de nuevo.

- También fue un placer para mi encontrarme contigo y yo quisiera… - Silenció con expresión divertida.

- Qué ocurre?

- Es que pensé en algo bastante improbable.

- Ahn…supongo que este es un adiós entonces.

- No espera! – Me sorprendió la voluntad en su voz – Tu aceptarías un café como agradecimiento por la ayuda?

Supongo que debí de poner un rostro de sorpresa porque inmediatamente se retractó y me pidió disculpas si sentí que su invitación era algo más que sólo eso.

- No te preocupes – Respondí con una sonrisa – Sólo no me lo esperaba, y claro que acepto el café. Mi nombre es Louis, parece francés, pero sólo soy un latino con nombre bonito – Sonrió ampliamente.

- Yo me llamo Laurent.

En el momento en que estreché su mano nunca hubiese imaginado que mi vida y la de él estarían enlazadas y que llegaría el momento e que me fuera imposible vivir sin saber de su existencia.

El café fue sólo el principio. Pasamos toda una noche hablando sobre nuestras vidas, nuestros pensamientos y posiciones filosóficas, políticas, éticas y morales. Me contó como en un accidente automovilístico perdió la sensibilidad y el movimiento de sus piernas. Me habló de que su padre había acumulado propiedades por toda Europa y él, quien ya se había graduado en derecho, nunca había ejercido y se dedicaba a pasear por todo el continente. Yo hablé de mi vida, de locuras de la infancia y le hice reír tanto como pude, en aquel momento sentí que lo necesitaba.

Nos despedimos en el aeropuerto con promesas de no perder el contacto, pero como ocurre siempre por las obligaciones de cada persona, las veces que hablábamos eran muy esporádicas.

Así pasó un año y fue cuando conseguí un mi primer trabajo en Texas cuando volvimos a encontrarnos. …l estaba bastante emocionado con la idea de visitarme y yo hice todos los preparativos. Arreglé el apartamento de una sola habitación que había comprado vendiendo las pertenencias que dejé atrás en mi país natal para su llegada. Yo dormiría en un sofá en la sala y el en la cama de mi cuarto. Planes que sólo quedaron como planes. Recuerdo que llegó al ocaso y tenía planeado llevarlo a cenar a un restaurante y luego a pasear por una plaza junto al lago antes de ir a la casa. Nuestro segundo encuentro me dejó mucho más embelezado que el primero. Que tanto podía cambiar una persona en tan sólo un año? El había cambiado mucho. Sus facciones eran las mismas y sus largos cabellos cobrizos también pero ya no tenía aquel tono pálido sino uno un poco más vivo. Los músculos llenaban sus brazos su espalda y su pecho, sobre todo su pecho. Se había dejado la sombra de barba en su rostro y sus ojos brillaban con una intensidad que al Laurent de un año atrás le habría parecido imposible concebir. Cuando lo vi sonreír mientras se acerba permanecí atrapado en sus ojos.

- Pareces algo sorprendido – Se burló.

- Y tu pareces algo cambiado! – Exclamé dándole la vuelta – Compraste una silla nueva verdad? – Sonrió y quedó sin palabras y con una mirada nos dimos cuenta de cuanto nos habíamos extrañado y la felicidad que nos producía aquel reencuentro.

Fuimos a comer y no paramos de hablar. Hablábamos sin detenernos, como si tuviéramos que decirnos todo en aquel momento. No me cansaba de escucharlo hablar, no sólo había cambiado físicamente, sino internamente. Estaba lleno de positivismo, de esperanzas, de unas ganas de vivir que se me contagiaban con sólo verlo sonreír.

- Veo que no has perdido el tiempo – Habló en español una persona a mis espaldas mientras apoyaba su mano sobre mi hombro. Me viré reconociendo su voz. Alto de piel morena y cuerpo perfecto. Su músculos se marcaban en su ligera ropa, sus cabellos cortos estaban cuidadosamente despeinados y me miraba con picardía.

- Santiago – Dije y mi cabeza se llenó de recuerdos: mi juventud, mi inocencia, mi primera vez. Santiago había sido la primera y la única persona con la que había estado y hacía en ese momento tres años que nos habíamos separado. Poco después él se mudó a Nueva York y habíamos perdido toda conexión.

- Mucho gusto – La voz de Laurent me sacó de mi ensimismamiento – Mi nombre es Laurent delacourt, supongo ustedes se conocen – Habló inglés con su marcado acento francés.

- Si, nos conocemos bien – Santiago me miró y luego a Laurent – Mucho gusto, Santiago Santilla.

No entendí la mirada que intercambiaron, pero parecieron hablar silenciosamente por un instante.

- No planeo molestar más – Dijo de repente Santiago – Un gusto volver a verte Louis y un gusto más grande conocerte Laurent espero nos podamos reunirnos en alguna oportunidad.

- Espero lo mismo – Respondió Laurent y sonrió con cierta malicia, gesto que atrapó mi atención más por su belleza que por su significado.

- Santiago! – Se acercó a toda velocidad un joven, tal vez dieciocho años, con gesto molesto. Tenía el cabello dorado como el oro y el rostro pálido con las mejillas inyectadas de sangre. Sus ojos azules celestes ardían en furia. Parecía un angelito molesto – Santiago! Vamos de una vez a la reunión! Tu padre te espera…no entiendo como no entiendes que es tu responsabilidad estar presente en estas reuniones! – Le jaló del brazo y se lo llevó.

- Yo… - Pensé un momento las palabras adecuadas – Lo siento mucho por la interrupción de Santiago.

- No te preocupes, creo que es lo mejor que pudo haber pasado.

Su comentario quedó sin respuesta y por unos momentos quedamos en silencio mientras comíamos. El escrutaba mi rostro y se reía al ver que me sonrojaba bajo sus miradas.

Salimos del restaurante y fuimos a pasear al lago. La luz de la luna bañaba nuestras pieles y nos daba un brillo plateado poco natural. De no ser por el frío invernal nos hubiéramos quedado más tiempo.

Al llegar al apartamento bajamos su equipaje de mi pequeño auto y subimos hasta mi piso. Quedó maravillado con la simpleza acogedora de mi hogar. Mi apartamento constaba de una sala junto a una pequeña cocina y un cuarto con su baño. En la sala sólo había espacio para un sofá y un equipo de sonido, lo demás estaba lleno con montañas de libros. La cocina y la sala estaban separadas por un mesón con butacas. El cuarto sólo tenía una cama individual y una mesa pequeña también llena de libros. …l insistió en que yo podía dormir en la cama, pero me negué tanto como él en hacerlo. Al final llegamos a un acuerdo: llenaríamos un sector del alfombrado suelo de la sala con sábanos y mantas y dormiríamos ambos allí. Le advertí que debía ir a trabajar y que regresaría después del mediodía. …l respondió que utilizaría ese tiempo para su nueva e autoimpuesta rutina de ejercicios.

Todo pareció transcurrir con normalidad durante las primeras semanas. Luego ocurrió algo que encontré sorpresivo: en las noches después de habernos acostado él tomaba mi mano y dormíamos de esa manera. Esto no dejó de pasar, no hasta la actualidad.
Pasaba su estadía leyendo los libros que yo tenía desordenadamente ordenados en la sala. Y me di cuenta que utilizaba un marca libros muy particular. Parecía una foto y la curiosidad me mataba por dentro por saber de quien o que era. Una noche, después de haber ido a pasar la tarde en una plaza, aproveché que se quedó atrás y dejó el libro a la vista para abrirlo. En el momento en que me vio tomando el libro aceleró la silla de ruedas hasta que chocó contra mí. El libro quedó atrapado entre dos pares de manos que luchaban por poseerlo. Con un fuerte jalón provoqué que el cayera y luchamos un rato en el piso hasta que chocamos con una pared. Yo quedé boca abajo y él sobre mi y el libro lo tenía él pero la foto había quedado en mis manos.

- Jaque! – Exclamé y vi la foto. El silencio dominó. Una sensación cálida recorrió mi cuerpo naciendo en mi nuca y provocando que todos los vellos de mi cuerpo se erizaran. La foto era mía con él. Era una foto que nos habíamos tomado con su cámara hacía un año, una foto que yo había olvidado. La foto tenía escrito algo en francés que entendí como “por siempre”.

- Yo… - Comenzó a decir pero sus palabras no llegaron a su boca.

Sentí los palpitos de su corazón acelerado, no por el nervio de la foto ni por la lucha, sino por la cercanía física. Mis brazos comenzaron a temblar. No podía hablar, no estaba seguro de nada en el momento.

A la altura de su pelvis sentí que su deseo y pasión iban tomando forma y entonces apretó todo su cuerpo contra el mío. Como hacerse el desentendido a la pasión? Cómo ignorar el deseo? Cómo evitar lo inevitable?. Me giré bajo él y dimos varias vueltas atrapados en un violento beso. Atrapado entre mis piernas y apretando su deseo contra mí susurró:

- Te amo.

No se en que momento nos quitamos la ropa y volvimos a la posición original. Sólo recuerdo que la pasión no cabía en nuestros cuerpos. …l se impulsaba con sus brazos y se apretaba constantemente contra mi. La unión era algo dolorosa pero el placer y el amor que sentía eran cegadores e impedían a cualquier otra sensación dominar. Lo sentí en mí, fundirse en mí, unirse a mí queriendo nunca separarse. Viré mi rostro y le besé en el último éxtasis de la unión antes de la inevitable separación. Desde entonces habíamos vivido juntos. Llevábamos una vida simple pero era suficiente para nuestra felicidad.

Abrió los ojos, sin darme cuenta había colocado mi mano sobre su rostro.

- Hola extraño – Dijo sonriendo con voz aún soñolienta.

- Hola mi extraño – Respondí y me abalancé al encuentro de sus labios y de su cuerpo desnudo para disfrutar de mi Laurent aquella mañana antes de tener que ir resignado a trabajar.
Notas finales: -...cuando planeas contarme quien fue Louis en tu vida? - Mathias parecía un ángel con sus ojos celestes y sus mejillas sonrojadas.

- Parece que no hay de otra... - Siempre ha tenido elcontrol sobre mi...nunca logro escapar de él.

-Siguiente cap: La historia de Louis y Santiago!!!!!-

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