Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tiempo de gozar por Musaga

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

En respuesta al reto "El bishonen dice..."

Jirou said: Quiero que las escuelas Seigaku - Rikkaidai y Hyotei esten en una fiesta en la Mansion de Atobe, donde todos estaban en pareja en las habitaciones asiendo cositas malas, y yo me quede dormido en la habitacion de Atobe y lo deje con las ganas (1000 palabras)

Notas del capitulo: Advertencia: algunos personajes considero estan en OoC

Contemplar como Jiroh tomaba la iniciativa en sus juegos de toqueteos y roces ¡en serio era excitante! No supo en que momento fue  que el muchacho lo había tumbado sobre el asiento trasero de la elegante limusina, de lo único que tenía consciencia era de los cálidos y efusivos besitos del menor. Se encontraba gratamente soprendido sujetando con incredulidad la estrecha cintura de Akutagawa, el liviano peso del niño revolviéndose con inexperiencia sobre su cuerpo lo hacían arder y pensar seriamente la idea de tomarlo ahí mismo.

-Pasemos esta noche juntos ¿si?- murmuró bajito muy cerca de su oído ¡holgazán lujurioso! Bueno que más daba, ¿cómo negarle algo tan simple a su novio?

-¿De qué hablas?- la pregunta era ridículamente innecesaria, pero juguetear un rato era delicioso.

-Ya sabes, dormir juntos- si le hiciera una petición más descarada seguro no lo dejaba bajar del auto, usarían de cama el asiento y así haría realidad los deseos del dormilón.

-Hecho- mordió con sensualidad el lóbulo derecho de su pareja.

Eso había sucedido hace no mas de cuatro horas, ahora se encontraba buscando al incitante muchacho de chispeante mirada, sin embargo su búsqueda se frustraba ante la multitud de personas que permanecían en su “humilde” mansión ¡maldita la hora en que se le ocurrió ofrecer una fiesta para celebrar el torneo del que el Hyotei iba ser anfitrión. Gracias a eso tenía a varios integrantes de escuelas de la región, todos esos plebeyos metidos en su hogar… ¡todos estorbaban! Lo único que deseaba en aquel momento era concluir lo que  Jiroh había iniciado en el auto.

La elegante e imponente mansión da alojo a fulanos berreando canciones de moda,  payasos intentando no tropezar con sus propios pies, vagos jugando billar y bueno los más decentes platicaban amenamente bebiendo un colorido y fresco clericot. Pensándolo bien debió contratar un salón de fiestas infantiles, preferible a que esos prosaicos estuvieran en su casa. Caminando por los pasillos del lugar fue a dar al jardín que adornaba el exterior de su casa, seguro encontraba al dormilón tumbado por algún rincón de ese lugar.

¡Pero que demonios! Indecentes poco finos, besándose con lujuria desbordada y restregándose sin pudor alguno sobre el pasto; de acuerdo los besos y “arrimones” ya eran lo de menos, lo preocupante era la manoseada cínica que se estaban acomodando.  De acuerdo no sería el quien los despegaría de su apasionado encuentro, después de todo cada quien era libre de hacer lo que quisiera, es más el también le hacía cosas como esas a su castaño pero no en publico y ese par estaba dando un show ¡en el respetable hogar de Ore-sama!... dejaría en paz a ese castaño y al joven de mirada ártica ¿Quién pensaría eso de dos respetados miembros del Seigaku? Lo que es no estar acostumbrados a un poco de vino tinto.

Camino al interior de la casa con dirección a la cocina, necesitaba agua con hielos para bajar ese bochorno que sentía luego de haber visto a ese par y de paso tomaría algunas fresas y jarabe de chocolate para usarlos con Jiroh. Mientras avanzaba seguía pensando en el paradero de su extraviado novio. Estando cerca de la cocina comenzó a escuchar sonoras risas acompañadas de ¿jadeos?, desvió su ruta original para ir a echar un vistazo a una de las lugubres salas de su palacio, grave error.

¡Ese jarabe de chocolate lo iba usar él con Jiroh! promiscuos inmorales, gozándola en su carisimo divan de corte barroco. ¡Hipoglucémico  y bipolar desvergonzados! Tragándose sus fresas… ¡por dios! Apenas notaba que Bunta tenía las piernas enroscadas en la cintura de Akaya mientras este lo embestía con locura y lamía los residuos de chocolate que quedaban sobre el pecho de Marui para después subir y besarle con algo muy parecido al salvajismo… ¡esos dos en serio eran unos pervertidos! Uno sonriendo cual demonio poseído por la lujuria y el otro gimiendo extasiado.

Mejor se largaba y dejaba ese papel de vouyerista que había adquirido en los últimos minutos. Tenía la vergonzosa necesidad de “saciar” su libido por culpa de esos degenerados del Rikkaidai. Tendría que ir a su habitación y ahí darse “una ayuda”. Avanzó por las escaleras de mármol escuchando a lo lejos risas, música y los jadeos de Bunta y Kirihara “Tsk… estar en esta penosa situación por su asquerosa culpa” se reprendió  mientras miraba su entrepierna.

Cuando estuvo cerca de su habitación suspiró fastidiado encontrándose asqueado por la falta de respeto a la casa de Ore-sama y por otro lado ansioso por las escenas vistas. Al adentrarse en su  habitación se topó con el durmiente cuerpo del castaño descansando boca abajo sobre su cama. ¡El control volvía a sus omnipotentes manos! Ahí estaba el cuerpo de su deseo, se acercó con una sonrisa coqueta hasta el cuello de Akutagawa, respirado pesadamente sobre el y depositando besos húmedos en la bronceada piel.

-Jiroh, despierta- el perezoso muchacho reaccionó ante las incitantes caricias que atendían su espalda y cadera y ante los besos y suspiros tentadores del mayor.

-Te estaba esperando ¡lo prometiste!- dijo levantándose de golpe siendo recibido por un ansioso beso de Atobe. Después de minutos besándose, comenzó a retirar la playera y pantalón de Akutagawa ante la sorpresa de este.

-Has lo mismo Jiroh- sugirió Keigo mientras seguía desvistiendo a su pareja.

-¿Esto es necesario…Aaatobe?- jadeó al sentir el miembro del otro rozado una muy sensible área de su parte baja.

-Las parejas que pasan la noche juntos se desnudan- el niño sonrió contento separándose de Atobe y acomodando las cobijas para meterse entre ellas.

-¡Sugoi es mejor de lo que pensaba! durmamos de una vez siempre quise pasar la noche abrazado a ti- dicho eso abrazó con fuerza a su capitán para meterse ambos entre las cobijas sin percatarse de la frustración en Keigo.

¡Qué! ¿El hablaba de sólo dormir? ¡Imposible!… ¿Qué demonios haría con toda la ansiedad que había acumulado en la noche!

¡Clásico de Jiroh! Quedarse dormido cuando menos debe hacerlo… ya la pagaría.

FIN


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).