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"Nunca te olvidaré" por Nydga

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Notas del fanfic:

Los personajes de Slam Dunk pertenecen a un autor Inoue Takeshori

Notas del capitulo:

Te repito que los personajes pertenecen a Inoue Takeshiro.

Mis agradecimientos a Karura por haberme ayudado mucho.

Espero que les guste.

 

¡NUNCA TE OLVIDARÉ!

By: nydga

Prólogo: La separación

 

En la ciudad de Kanagawa, un niño de cabellos rojos, piel blanca, ojos mieles, compró dos helados de sabor chocolate y chicle, caminaba animado y feliz hasta llegar al parque donde lo esperaba su gran amigo de ojos azules que estaba sentado esperando en el pasto.

-¡Para ti, Kaede! - exclamó el niño y dio el helado de chocolate al otro niño.

-¡Gracias, Hanamichi!- exclamó más contento y tomó el helado.

El niño Kaede Rukawa de 7 años, piel blanca, ojos azules, pestañas largas y curvas, cabello negro y labios tan rojos, no tenía ningún amigo, pero ahora estaba muy feliz por ser primer amigo de Hanamichi Sakuragi que tenía la misma edad de él, desde que Rukawa fue molestado por algunos niños malos que lo trataron mal y lo hicieron llorar mucho, fue cuando de pronto apareció un niño pelirrojo que como todo un mini héroe les había pedido que dejaran en paz al niño zorruno, pero los niños se molestaron y se pelearon con él, sin embargo, el do´hao se ganó la batalla. Así pasaron los días, finalmente se hicieron buenos amigos, pero sin darse cuenta, que pronto el destino que llegaría iba a hacer algo malo.  Kaede se sintió algo extraño en su corazón, se dio cuenta que estaba queriendo muchísimo a Hanamichi al  igual que a sus padres.

-Kaede, voy a comprar dos paletas de chocolate, espérame ¿Síp >­_

-Pero no quiero que gastes tu dinero, Hanamichi - dijo Kaede preocupado con mejillas sonrosadas.

-No te preocupes, en mi casa tengo muchos billetes ja, ja, ja -

-Bueno, está bien, entonces aquí te espero -

-Síp n_n

Hanamichi corrió hacia a la dulcería.

Cuando llegaron unos niños que eran los mismos de aquella vez y volvieron a molestar al niño de ojos azules.

-¡Hey! ¿Qué haces aquí, Rukawa? ¿Estás perdido? Ja ja ja ja - burlando un niño que se llamaba Max.

-Piérdete... - ignoró el otro.

-Tengo que cumplir mi venganza - gritó Max furioso por haber perdido la batalla del pelirrojo.

-¿Qué?

En ese momento, el niño Max agarró con fuerza el brazo del otro.

-¡Ay, me duele! ¡¡DÉJAME!!

-Oh, R u k a w a... pero si estamos solitos, esta vez el estúpido pelirrojo no está aquí para salvarte, ja ja ja ja

-¡¡NOO!! ¡¡DÉJAME EN PAZ!!

-No lo haré, hasta quaaaaaaaggggrrhhh!!!! - fue recibido por el golpe de alguien.

-¡Kaede te dijo que lo dejarás en paz! - gritó el pequeño pelirrojo enojado.

-¡¡Tú!! ¡Idiota pelirrojo! -

-¡Lárgate de aquí!! ¡O si no te voy dar uno de mis mejores cabezazos! ¡Así que no volverás a molestar a Kaede!! - gritó el pelirrojo con los puños apretados.

El niño Max se marchó luego.

-Snif... snif...

-¿Estás bien, Kaede? - dijo el niño más alto tranquilizando a su amigo.

-......

-Ya no llores, amigo... Conmigo estás a salvo - dijo para luego abrazar al indefenso Kaede - No llores, Kaede.

-M-muchas gracias... Te quiero mucho, Hanamichi...

Hanamichi sonrió tiernamente y abrazó fuertemente a su amigo Kaede.

Al atardecer, llegaron al parque de juegos para niños y niñas.

 

-¡Kaede, ya nos vamos! - gritó el padre de Rukawa, Klaus Rukawa.

-¡Papá, por favor quiero quedar un ratito con Hanamichi! - dijo abrazando posesivamente el brazo del otro niño.

-Pero tengo que ir al trabajo, así que ya nos vamos - dijo Klaus.

-Señor, por favor deje a su hijo, yo lo voy a cuidar mucho hasta cuando salga del trabajo y lo lleve - dijo Natsumi Sakuragi adelantando.

-Bueno, está bien, mira hijo, que te portas bien con ellos ¿sale? - aclaró Klaus.

-¡Claro, papá! - exclamó Rukawa.

-Nos vemos, gracias - retiró el señor Rukawa.

Los niños saltaron de alegría, al fin quedarían todo el día hasta la noche. Así pasaron jugando, platicando, comiendo, viendo la tele, estudiando los dos juntos, que ya van al segundo año de primaria, lo más raro fue que ellos se sonrojaron violentamente cuando la señora Natsumi les pidió que se bañaran juntos.

Hasta que cayó la noche y regresó el señor Rukawa para llevar a su hijo. Los niños se despidieron con un abrazo, prometieron que los fines de semanas volverían a pasar todo el día.

Llegó el fin de semana...

-¡Anda! ¡Te va a gustar mucho! ¡Está rico! ¡Me gusta hacer hot cakes! -

-Hum... ¿E- en serio? - el pequeño Rukawa estaba viendo los hots cakes destrozados, no se formaron redondos.

-¡¡Sí!!

-Bu-bueno... - tomó el diminuto tenedor y tomó un pedazo de hot cake, lo llevó a la boca tan sonrosada, mientras el pequeño Sakuragi nervioso lo veía comer.

Cuando el pequeño Rukawa estaba tenso masticando el hot cake, de pronto se sonrió dulcemente.

-¡Wow! ¡Es delicioso! - exclamó continuando comer el hot cake.

-¡¿De veras >¬

-Muchas gracias, Hanamichi

-¿Eh?

-Muchas gracias - repitió Kaede alegremente - por regalarme estos hots cakes, están ricos.

-Naaa, siempre has sido mi mejor amigo - el pelirrojo abrazó a Rukawa y luego le dio un beso tímido en la mejilla.

El pequeño Rukawa se sonrojó tímidamente y bajó la cabeza jugando los dedos blancos.

Al atardecer, Hana y Kaede salieron de la casa para ir de nuevo al parque, empezaron a jugar basquetbol, era su deporte favorito. Un rato más, empezó a llover y jugaban contentos. Se sentaron en el suelo haciendo bolas de lodo, cuando el pequeño pelinegro vio a un recién nacido cachorrito, era pastor alemán, se encontraba aullando y estaba empapadísimo, no estaba a su lado su mamá ni su papá, parecía que se había perdido o sus padres lo habían abandonado.

-¿Kaede? - llamó el pequeño pelirrojo al darse cuenta que su amigo ya se quedaba quieto y tenía una mirada triste.

Pero el pequeño Rukawa no contestó, se limitó a caminar hacia el cachorrito recién nacido, tan pequeñito y solito. Se acercó al perrito y lo cargó en sus brazos blancos, pero el perrito no paraba de llorar desconsoladamente e hizo que a Rukawa se le llenaran los ojos de lágrimas y se puso a llorar con el perrito como si fuera la vida fuera miserable.

-Snif... Kaede... snif - el pequeño también se puso triste al ver llorar el perrito y su gran amigo, se levantó del lodo, caminó hacia a Rukawa y el perrito, ya que no tenía otra cosa que hacer para consolarlos.

El pequeño Hanamichi los abrazó a ambos pero Kaede seguía llorando tristemente, escondió su cara en el pecho del otro pequeño sin soltar el cachorrito en sus brazos suaves. Y cuando el perrito se calmó, lamió la cara del pequeño pelinegro haciéndole  entender que ya estaba un poco mejor, sacándole una sonrisa alegre e hizo lo mismo que Hanamichi.

-¡¡Waa!! ¡Ya no está triste! - dijo con voz alta de alegría.

-Me alegro... - susurró Kaede contento abrazando el cachorrito.

-¡Vamos a jugar otra vez!

-¡Sí!

Los dos pequeños y el perrito comenzaron a jugar muy alegres en el lodo, ya no le importaba la lluvia.

-Amigo ¿Qué nombre le vamos a poner al perrito? - preguntó el pequeño moreno.

-Mmm... - se puso a pensar ansiosamente - ¡Se llamará Lobo!

-¿Lobo? Pero no es un lobo, es un pastor alemán - dudó el pequeño Kaede.

-Guau, guau, guau - ladró el perrito moviendo la colita.

-¡¡Genial!! Al perrito le gustó su nombre - dijo Hanamichi mientras saltaba de alegría.

-¡Síp! Llamemos "Lobo" - sonrió Kaede.

-¡Guau, guau, guau! - ladró enérgicamente muy contento.

Ambos regresaron con el perrito a la casa del pequeño Rukawa.

-¡Aay, dios mío! ¡Están sucios! ¡Qué bárbaros!- exclamó el padre uke de Rukawa, Taki Rukawa, mirando de arriba abajo a Rukawa y a Sakuragi cubiertos de lodo por todo el cuerpo.

-Ja, ja, ja... váyanse a bañar y después vengan a comer - dijo el otro padre seme de Rukawa comiendo el arroz con una sonrisa divertida.

 

Kaede y Hanamichi solo asintieron como una respuesta "sí".

 

-Esperen, ¿Qué traes en tus brazos? - preguntó Taki.

 

-¡Ah, es un perrito que encontremos en el parque! - dijo Kaede alegre alzando los brazos para mostrar el indefenso perrito

 

- Papí, este perrito se quedará con nosotros ¿Síp?

 

-Ay, no... este perrito es---

 

-¡¡Papáaaa, por favor!! - interrumpió chillando el pequeño Kaede, no queriendo dejar de nuevo a su perrito.

 

-Ya, ya, ya... está bien, pero debes enseñarle a respetarnos, no quiero que ensucie nuestra casa, ¿Sale? - dijo Klaus.

 

-¡Gracias, papá! - gritó corriendo hacia a su padre Klaus y lo besó en la mejilla, luego regresó a donde estaba Hanamichi y lo agarró la mano, y lo jaló a meter a su habitación.

 

-Estoy preocupado por mi pequeño - confesó Klaus.

 

-¿Por qué dices esto? ¿De qué hablas? - preguntó Taki sorprendido.

 

-Me estoy dando cuenta que nuestro hijo se está enamorado de Sakuragi pero aún no se dan cuenta de sus sentimientos, son muy pequeños, pero cuando sean grandes se darán cuenta del amor que tienen ambos.

 

-¿En serio? ¡Wow! Pero no entiendo ¿Qué problema hay? - Preguntó el padre uke sentándose en la silla de madera junto con su esposo para empezar una conversación.

 

-El amor no es malo, así como nosotros nos amamos y di a luz a nuestro hijo -

 

-Lo sé, pero...

 

-Dime - demandó Taki que ya estaba empezando a preocuparse.

 

-Le confesé a los padres de Sakuragi que somos padres hombres de Kaede, y que eres como "madre" porque tú le diste a luz a mi hijo, pero en realidad eres padre porque eres hombre uke... E-ellos se quedaron sorprendidos y me reclamaron muy feo, porque no estaba bien que dos hombres se amen y se casen, era una vida basura... Temían que su hijo podría enamorarse del nuestro y me pidieron que nunca dijéramos a Sakuragi que sus padres y yo discutimos muy fuerte porque podría llegar a hacer daño a nuestros hijos.

 

Mientras Taki escuchaba muy atento a su esposo, quieto y sorprendido. Bajó la cabeza, mordió sus labios y evitaba salir las lágrimas de los ojos, no sabía qué hacer. Recordaba que hace muchísimo tiempo cuando ambos eran jóvenes, se enamoraron y se casaron, pero sus familiares no los aceptaron nunca, decidieron alejarse de ellos. Ha pasado mucho tiempo desde que se casaron no volvieron a hablar con sus familiares...

 

Al anochecer, el señor Sakuragi llegó a su casa donde compartía con su esposa Natsumi y su hijo Hanamichi.

 

-¡Estoy cansado! - dijo molesto.

-Traeré un vaso de agua para calmar tu sed - dijo Natsumi.

-Sí, por favor...

El señor volteó a mirar a Hanamichi que estaba viendo la caricatura.

-Hijo mío... tengo que decirte algo importante - dijo el padre del pequeño pelirrojo.

-¿Sí, papá? - dijo Hanamichi confundido.

-Nos vamos a vivir a Estados Unidos -

-¿Qué? ¿Estados Unidos? ¿Por qué? - preguntó Hanamichi sorprendido.

El padre de Hana suspiró levemente, ese niño todavía era muy pequeño y sería muy difícil hacerle entender.

-Porque allá me ofrecieron un buen trabajo - explicó el señor Sakuragi.

-P-pero yo no quiero ir allá - dijo el pequeño que caminó tres pasos atrás - ¡Yo no quiero porque aquí tengo un gran amigo, es Kaede Rukawa, lo quiero mucho!

-¡No puedes! - gritó el señor Sakuragi molesto - ¡Allá tendrás muchos amigos! Estoy seguro que pronto los querrás mucho como a tu amigo Rukawa. ¡De veras!

-¡Él ha sido mi primer amigo para siempre! - habló en voz alta sin querer.

-¡Todavía eres muy pequeño! ¡No entiendes nada! Pero cuando seas grande ya comprenderás - dijo el señor Sakuragi - ¡Qué testarudo es!

-¡No! ¡No, no, no quiero ir! - contraatacó el pequeño.

El señor Sakuragi se levantó rápidamente del sillón como un resorte, por la terquedad de su hijo.

-¡Tienes que ir con nosotros! ¡No te vamos a dejar solo! ¡Ya vete a tu cuarto! ¡Ya me cansé de tus berrinches! - ordenó el señor señalando al cuarto.

Sin pensar dos veces, Hanamichi corrió velozmente llorando y llegó a su cuarto, cerró la puerta con un portazo, se acostó en la cama, agarró con sus pequeñas manos las sabanas blancas y continuó llorando desconsoladamente, iba a perder a su querido Kaede.

Al día siguiente, Hanamichi se escapó de su casa al enterarse que su amigo Kaede se enfermó de tos y fiebre, así que fue a visitarlo sin dejar el sufrimiento ni avisar a sus padres. Los padres de Rukawa lo cuidaban amorosamente, mientras su hijo estaba durmiendo tan profundamente que no se dieron cuenta que Hanamichi llegó llorando a visitarlo.

-Kaede... ¡Perdóname! - susurró Hanamichi llorando tristemente-... no me quiero separar de ti... porque te quiero muchísimo, eres el único amigo que he conocido en mi vida...

Hanamichi no paraba de llorar observando al pequeño tan tierno y tranquilo.

En la casa del señor Sakuragi...

-¡¿Dónde está Hanamichi?! - gritó enfadado tras buscar a su hijo.

Ya en la noche, el pequeño Rukawa se encontraba mejor, pero estaba confundido al ver llorar su amigo pelirrojo.

-No llores, por favor - el pequeño de ojos azules le posó su mano sobre la cabeza del pequeño de ojos chocolates.

El niño pelirrojo levantó la mirada y encontró la mirada tierna del otro niño, pero de sólo recordar sus palabras lloraba más fuerte, lo abrazó y lo besó en su mejilla.

-Me alegro que estés mejor - dijo Hana sin soltar el abrazo, pero le dolía mucho, no por estar enfermo su amigo, sino porque iba a dejarlo.

-Sí - Rukawa estaba sonrojado, le gustaba mucho el abrazo que ofreció su amigo pelirrojo.

-Kaede, t-tengo que decirte algo importante - reveló Hanamichi muy triste separándose de Kaede.

El pequeño moreno asintió levemente con la cabeza.

-Yo... yo... yo te seguiré queriendo mucho... ¡Por favor, no me olvides nunca! - confesó el pequeño de cabellos rojos.

-¿Eh? P-pero... ¿Qué te pasa? Me estas asustando - preguntó el pequeño de cabellos negros para luego abrazarlo - Yo nunca dejaré de quererte - quería dar un besito en la mejilla del otro niño pero por un descuido besó en la boca del pequeño tensai, era un beso firme.

Hana y Kaede se sonrojaron violentamente, ese cuarto fue testigo del primer beso, dejando a Hanamichi con el corazón enamorado y salvaje, pero sin embargo las lágrimas amenazaron a salir de nuevo de los ojos cáfes.

-¿H-Hana...? - llamó Rukawa perplejo - ¿Qué pasa?

-Yo... yo me voy lejos... -

-¿Qué?

El niño Sakuragi no respondió, volvió a abrazarlo fuertemente para darle a entender que no quería separarse de su gran amigo y amor. Volvió a dar un segundo beso firme en la boca del pequeño moreno. De pronto escucharon los fuertes reclamos de alguien, se separaron rápidamente y reconocieron que esta voz era el padre del pequeño Sakuragi, y esté sintió temor.

El señor Sakuragi abrió abruptamente la puerta del cuarto de Kaede, pero quedó en shock al ver como ese niño asustado estaba abrazando a su hijo. Se enfureció bastante ya que no le gustaba mucho esta situación.

-¡Vámonos, Hanamichi! - ordenó el señor Sakuragi que agarró el brazo de su hijo para separarlo de su amigo y también para deshacer el abrazo.

-¡No! ¡Suéltame, papá! ¡No quiero ir contigo! - gritó el pequeño pelirrojo que intentaba de soltar el agarre.

-¡Maldición! ¡Tienes que ir conmigo! ¡Deja de chillar! - reclamó Sakuragi mayor jalando el brazo del pelirrojo para salir de ahí.

-¡Pero, señor Sakuragi! ¡¿A dónde van a ir ustedes?! - preguntó el pequeño pelinegro confundido para luego bajar de la cama.

-Mira, tú niño no sabes hacer bien a mi hijo, no estoy de acuerdo que tus padres sean homosexuales, así que nos vamos a vivir lejos de ustedes - reveló de golpe al pequeño pelinegro, quien se quedó en shock - Y otra cosa, tengo un buen trabajo en los Estados Unidos.

-¡¡No hables mal!! ¡¡Suéltame, papá!! - gritó el niño pelirrojo llorando sin dejar de aferrarse.

-¡¡Cállate!! Tu amigo me ha decepcionado mucho, creí que él sería un buen amigo para ti, pero me equivoqué porque este jovencito también es homosexual, no voy a permitir que te acerques con él.

-¡¡Ya estoy enamorado de Kaede!! - confesó en voz alta haciendo que su padre palideciera al igual que Kaede y sus padres.

-¡¡Eres un estúpido niño!! ¡Me has decepcionado tú también! ¡¡Te lo prohíbo que te acerques a este niño!! - gritó más enfurecido sin soltar el brazo de su hijo que dolió mucho.

-¡¡No, no, no!! ¡¡No se lo lleve!! ¡¡Por favor!! ¡¡Yo lo quiero mucho!! - gritó el moreno llorando.

-¡¡Jamás volverás a verlo!! ¡¡Nunca!! -

-¡¡No insultes a mi hijo!! - gritó Klaus furioso que protegía a su hijo.

-Déjalo, Kaede, el señor Sakuragi es un idiota y no entiende nada - dijo Taki.

-¡¡No, papá, no, no, no!! - gritó Kaede llorando.

Pero el señor Sakuragi sin dejar su furia, cargó a su hijo a la fuerza para llevarlo a su coche, mientras el pequeño pelirrojo lloraba ahora fuerte y pateaba, hasta que logró meterlo a su coche. Y el pequeño pelinegro se dio cuenta de esto.

-¡¡No se lo lleve!! ¡¡Por favor!! ¡¡Se lo suplico!! ¡¡Que no se lleve a mi amigo!! -

El niño Kaede logró soltarse de la protección de su padre seme, corrió llorando hacia el coche para impedir que se lo lleve su amigo lejos de él, pero fue atrapado de nuevo por sus padres.

-¡¡Hijo!!

-¡¡No, no quiero!!

-Mira, chiquillo... esta era mi decisión... ¡Hasta nunca! - finalizó el señor Sakuragi que dio la vuelta, subió el coche y se marchó.

El pequeño Hanamichi se acercó la ventana trasera del coche. Y el pequeño pelinegro corrió para alcanzarlo pero tropezó con la piedra y cayó, así que sólo le quedó despedirse de él.

-¡¡No me olvides!! ¡¡No me olvides!! ¡¡Yo nunca te olvidaré!! - le gritó Kaede sentado entre lágrimas mientras agitaba su mano en despedida, seguía mirando el coche, hasta cuando el coche desapareció, pero aún así pudo escuchar el último grito quien le repetía.

-¡¡NUNCA TE OLVIDARÉ!!

Lo único que hizo Hanamichi fue quedarse llorando tristemente con el corazón partido y sentado la silla trasera del coche. Mientras tanto, Kaede se quedó llorando y sentado en el suelo, a ambos sólo le quedaba decir en voz baja nombres, a quienes habían prometido recordar para siempre y dijeron al mismo tiempo.

-Kaede...

-Hanamichi...

Seis horas después, los padres de Kaede lo acostaron en la cama estrecha. El pequeño pelinegro estaba cansado, tenía los ojos hinchados de tanto llorar, le dolió mucho la partida de su amigo pelirrojo, y pensaba en esto mientras sus padres creían que dormía.

-Nuestro hijo ama a Hanamichi - dijo el padre uke.

-Sí...  se amaban muchísimo... - respondió el padre seme.

Mientras el pelirrojito que ya estaba en el avión con sus padres, miró al cielo negro con las estrellas amarillas y brillantes y dijo en la mente: "Nunca te olvidaré, Kaede".

Y el pelinegrito estaba acostado mirando al cielo negro por la ventana y dijo en la mente: "Nunca te olvidaré, Hanamichi"

Al mismo tiempo, ambos pequeños dejaron que una lágrima saliera de sus ojos y se deslizara en la mejilla.

Fin del prólogo.

CONTINUARÁ.

Notas finales:

Gracias...


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