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VAMPIRO por Alhen Lawliet

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Notas del fanfic:

Espero que les guste, es mi primer fic de esta cater¡goria.

Notas del capitulo: Espero que les guste, One piece no me pertenece a mí, si no a su autor original.
   Era una noche oscura y fria, la brisa salada era agradable, el cielo estrellado daba un toque mágico y romantico al ambiente. Un pelinegro, miraba hacia arriba, cuando, sin haber notado sus pasos, su amigo, un hombre de cabellos verdes, se sentara junto a él, cubriendo su cuerpo tembloror por el viento helado.

- Gracias, Zoro.
- De nada, además, creo que de vez en cuando deberías de cubrirte cuando te toca hacer guardia.
- Exageras, pero aún así te lo agradesco.

Le sonrió dulcemente, con esa inocensia de la que es poseedor un niño. El hombre, se sonrojó levemente ante la sonrisa de su amigoo y compañero de aventuras, Luffy. Los ojos de ambos, se encontraron.

Otra vez, una noche más, deseando sangre, aquel precioso líquido rojo, escencia vital. Cada noche, mi sed aumenta. Llevo mucho tiempo encerrado entre estas cuatro paredes de fría losa. Es momento de salir, debo comenzar y realizar mi pequeña "cazería", buscar a alguien que deseara "donarme" un poco de su sangre. Solo una gota, una sola. Buscó a alguien que quiera darme un poco de sangre, solo un poco, no la necesita, yo si.

Mi sed esta atormentandome enorme mente, no lo soporto, es demasiado. De alguna forma, conseguiré que aquel fluido vital llege hasta mis labios, deseosos de probarla. Es la hora, la noche es perfecta, oscura y hermosa, estoy listo para salir de mi prisión y ser libre, aunque sea solo por unas horas.

La brisa era fresca, el viento mecía los cabellos de ambos jóvenes. Las nubes se agrupaban y el mar se embravecía, las olas golpeaban el barco y en una de esas embestidas, Luffy cayó al mar, la lluvia golpeaba el mar y los vientos soplaban con violencia. Zoro saltó al rescate de su amigo, pero horriblemente no lo encontraba. Nadó hasta donde pudo, deseando aún poder rescatar al pelinegro antes de que se ahogara sin remedio.

Zoro trataba con todas sus fuerzas encontrar a Luffy, pero parecía que por más que lo intentase, sus esfuersor fueran en vano, no lo podia perder así de facil, debía encontrarlo y ponerlo a salvo. El espadachín, se negaba rotundamente a la posibilidad de perder a su amigo, no lo podía dejar morir así de facil, debía hacer algo y pronto.

Pasó mucho rato y no había rastro del chico de goma. esto no podía estar pasando, no, su mente se negaba a creer que el chico se había ahogado sin posibilidad de salvarse, su mente luchaba contra esos pensamientos, no podía ser cierto, debía permanecer fuerte y despejado, sin barreras que le hicieran perder la cabeza. Varios segundos, minutos... nada, el chico había desaparecido. No quería pensar en lo que sus compeñeros dijeran cuando descubrieran que dejo que el chico se ahogara y no pudiera salvarlo.

Derrotado y lleno de gran pesar, regresó al barco, estaba desepcionado, no oslo por lo que estaba seguro que le dirian sus compañeros al perder al chico de goma, estaba triste y se sentía fatal por dejar que el pelinegro... se ahogara, sin saber por que, su corazón se sintió destrozarse.

En otra parte, un hombre, de cabellos negros largos y lacios, miraba hacia el mar, en eso, su vista se centra en algo parecido a un tronco que flotaba en el mar, se fue hacercando y al estar más cercase dió cuenta de que en realidad se trataba de una persona, que permanecía a flote por un delfín. Se acercó y lo saco del agua, cargandolo como si fuera una novia recien casada. Miró su rostro, fino y con un toque de inocencia pura. El hombre se llevó al chico pelinegro hasta un lugar que él consideraba seguro, el sol estaba por salir y debía darse prisa. La noche acababa.

El chico, abrió un poco sus ojos y pudo divisar a un hombre alto y al parecer apuesto, pero su rostro era cubierto por la mata de cabello que servía de cortina.

- ¿Quién eres?

Dijo apenas audíblemente, pues su voz estaba rasposa y sus párpados le pesaban. Aquel misterioso caballero, tan solo respondió.

- Zhetis.

El chico pelinegro, no soportando más el cancancio, cerró sus ojos y se undió en un profundo sueño. El hombre, vestido de negro, tan solo mensionó una última vez.

- Te llevaré a donde puedas estar asalvo, te salvaré la vida.

El sujeto avanzó recorriendo toda la playa para llegar a una especie de castillo en ruinas, de toque tenebroso y elegante a la vez, hecho totalmente de piedra.
Notas finales: Espero que les haya gustado.

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