Ni mías, ni tuyos, sino nuestros
Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen
By Paz
Prólogo
Lo que pudo ser el inicio de una amistad, tras la lesión de Sakuragi, se vió truncada cuando un ojeador de talentos le propuso Rukawa trasladarse a su país para jugar. El sueño americano de Rukawa comenzó a ser una realidad y sin dudarlo fue tras él.
Contra todo pronóstico, eso no entraba en sus planes, Kaede se casó en Norteamérica con la caprichosa hija del dueño del equipo de basquetball, que se empecinó en conquistarle desde el instante mismo de conocerle, cuando comenzó su carrera deportiva en América, atraída por el atractivo de Rukawa, sin pensar que eran caracteres opuestos, el matrimonio, ante la sorpresa de muchos, se mantuvo durante diez años. Luego la casquivana mujer fue tras otro hombre totalmente opuesto a su esposo.
Tras el abandono de su esposa, Kaede tuvo que criar a sus hijos él solo y luchar contra la intrusión de sus suegros que pretendían quedarse con ellos, diciéndole que él no era un buen padre porque nunca estaba en casa. El tira y afloja con sus suegros se mantuvo durante seis meses, durante ese tiempo estuvo en tratos con un equipo en su país natal y antes que pudieran impedírselo, ante la sorpresa de sus fans, dejo Norteamérica y volvió a la ciudad que le vió nacer, llevándose consigo a sus hijos. Tiene cuatro chicos que aunque físicamente tienen rasgos suyos, en carácter son por completos opuestos, solo uno de ellos, suele tener un comportamiento sereno y callado.
Su regreso a Japón fue muy comentado, porque su fama como jugador de basquetball le precedía, sin embargo, dos temporadas después una inoportuna lesión le apartó del juego definitivamente. Pensó que había llegado el momento de desempolvar su diploma y comenzar a trabajar en serio.
Respecto a Hanamichi aunque tuvo muchos amores y rechazos, solo una chica fue su novia, la conoció durante su segundo curso universitario casándose con ella apenas concluyó la carrera. Salió de la universidad con un trabajo fijo, lo que le permitió formar un hogar que prosperaba en hijos y en amor, más esa felicidad se truncó cuando un conductor arrolló una tarde a su esposa, quien debido a la gravedad de sus heridas murió camino del hospital. Hanamichi no tuvo tiempo para llorar a su esposa, cuatro niñas y un crío de tres años necesitaban a su padre entero y él se dedicó por completo a criarlos a tiempo completo para que no notaran la ausencia de su madre, sobre todo sus hijas, que estaban en una edad en la que necesitaban tenerla a su lado.
Planteó su deseo de dejar su trabajo, buscando uno que le permitiera hacerlo desde casa porque sus hijos solo le tenían a él. La empresa fue comprensiva con sus deseos, pero conociéndole, sabiendo su valía le plantearon una solución en la que él no había pensado. Realizar el mismo trabajo desde su hogar.
Y así, tanto Rukawa como Sakuragi, llevaban vidas diferentes, el destino parecía jugar con ellos, porque, si bien, seguían viviendo en la misma ciudad pasaron años antes que volvieran a reencontrarse.
Veinte años sin verse.
Por motivos de trabajo, Sakuragi y Rukawa se reencuentran y es a partir de entonces cuando sentimientos que siempre estuvieron en sus corazones despiertan con fuerza, por lo que se plantean vivir juntos, solo hay un inconveniente o mejor dicho cuatro o tal vez nueve inconvenientes: sus respectivos hijos.
¿Serán capaces de sobrevivir como pareja en contra de los deseos de los chicos Rukawa? ¿Podrán las hijas de Sakuragi resistir el acoso al que son sometidas?
Continúa en el próximo capítulo...
Paz