Era un día extraño, llevaba desde que se había levantado bebiendo y no lograba embriagarme, ya había pasado por varios bares y era casi media noche, miré el reloj viendo que apenas quedaban dos minutos para que se hicieran oficiales mis treinta años, y no había bebido lo suficiente, hacía tres días que había cortado con mi prometida y hasta ese no había estado sobrio ni un segundo, entonces sentí una mano recorrer mi espalda por encima de la sencilla y apretada camisa, después una boca se situó muy cerca de mi oído –Feliz cumpleaños- después la mano bajó hasta mi trasero acariciándome las nalgas de forma descarada, furioso me giré encontrándome de frente con la cara sonriente de Yoshiki-sama que sin embargo pese a ver mi enfado no había retirado la mano del lugar del que estaba, tan cómoda al parecer –Yoshiki-sama, le hacía en los Ángeles, a propósito, ¿puede quitar su mano de mi trasero?-dije, mientras el veterano músico y compositor simplemente rió apretando su cuerpo fuerte contra el mío sin ningún tipo de vergüenza, como si lo hubiera hecho cientos de veces, yo me revolví incómodo hasta que el mayor me inmovilizó contra la barra con una sencillez que me desconcertó –Puedo, pero no quiero- no conseguía entender qué me estaba ocurriendo, mi cuerpo parecía reaccionar a las descaradas caricias del otro hombre, algo que jamás me había ocurrido antes.
Nunca me había excitado al ver o sentir la desnudez de otro hombre y eso que compartía camerino con otros tres, uno de los cuales se exhibía delante de su novio a cada segundo que pasaba, no obstante Hizaki, pese a su evidente atractivo, nunca había logrado ponerme como lo hacía el pianista que volvió a susurrar en mi oído -¿Por qué no dejas que te de mi regalo de cumpleaños en vez de resistir tanto? Sé que te gustará.-
Nunca sabré que me llevó a aceptar pero al cabo de un rato estaba en la habitación de un hotel gritando mientras el grueso y duro pene del dueño de Extasy Records me penetraba una y otra vez, estábamos semidesnudos en sobre la cama, ni siquiera nos habíamos quitado toda la ropa, yo tenía el pantalón bajado y la camisa abierta mientras que Yoshiki que en aquel momento mordía mis pezones solo se había quitado la prenda superior tras abrir su bragueta, en un determinado momento el legendario músico levantó mis piernas, yo solo era una marioneta entre sus manos, y las abrió lo máximo que el pantalón le permitía hasta que se hartó y rompió mi prenda, traté de protestar pues era mi pantalón favorito el que yacía echo jirones en el suelo, pero no me dejó al besar y morder mis labios posesivamente.
Cuando intenté separarme para coger aire apretó fuertemente mis muñecas por encima de mi cabeza y continuó hasta que casi nos ahogamos, en ningún momento había dejado de empujar con todas sus fuerzas contra mis paredes, y apenas podía respirar, era la primera vez que me ocurría eso, jamás me habían dominado, y de pronto quería que siguiera subyugándome con su mirada ardiente de azabache.
De pronto noté una mano en mi hombro y levanté la mirada que había estado perdida en mi batería mientras me perdía en mis memorias, hacía casi un año desde aquella noche, desde entonces ambos mantenemos algo parecido a una relación cuando estamos en el mismo país y no envueltos en nuestros respectivos proyectos, sacudí mi cabeza de nuevo porque me había vuelto a perder en mis pensamientos, al fijar mi vista en la mano pálida e ir subiendo hasta encontrar los ojos de Teru que tras las lentillas mostraban toda su profundidad azabache, el chico me preguntó si estaba bien pero al mirar el bulto que se había formado en mis pantalones se echo a reír y a comentar a voz en grito con los demás sobre qué podía haberme causado la erección provocando que me sonrojara, corrí hasta el baño donde con solo acariciarme un par de veces pensando en Yoshiki conseguí la ansiada liberación, sin embargo cuando volví sus bromas no habían terminado y tuve que aguantar los comentarios maliciosos de Kamijo junto con las risitas de Hizaki y Teru durante el resto del ensayo, cuando salíamos la noticia que el vocalista nos cayó como una bomba a todos, nos íbamos a los Ángeles en tres días, me alejé oyendo a Hizaki regañar a su pareja por no haberle dicho antes, sin embargo no me preocupaba la integridad física de los futuros hijos de la pareja, tenía que hablar con Yoshiki de inmediato.
Cuando llegué mi apartamento le envié un correo que de inmediato me contestó, nos veríamos en su casa el día de mi cumpleaños que era el que llegábamos, y así estaba sin poder parar quieto ni un segundo después de revisar mi equipaje tres veces, aunque ya no sabía ni para qué porque para lo que íbamos a hacer no era muy necesaria la ropa que digamos, cuando por fin llegó la hora, cogí mi bolsa de ropa, y salí por la puerta caminando hasta la camioneta donde estaban todos, me monté y el vehículo nos llevó al aeropuerto, después de facturar y de las interminables horas de espera a causa del retraso del maldito aparato por fin pudimos subir y mientras el príncipe y la princesa se hacen arrumacos en sus asientos pegados, Teru trataba de sonsacarme, sin éxito de quien se trata el que me provocó la erección, aunque él creía que era ella, cuando desperté, advertí que su animada conversación solo ha logrado hacer que todo mi cansancio saliera a flote, aunque por suerte quedaba poco para que tomemos tierra y por lo tanto para que me pudiera duchar.
Cuando salimos el sol me deslumbró pero conseguí enfocar mi mirada y lo que vi me dejó anonadado, era un impresionante deportivo descapotable blanco, su tapicería roja parecía brillar y apoyado en el capó estaba él, con su brillante cabello rubio peinado hacia atrás, sus piernas perfectas envueltas en un pantalón de cuero y la camisa transparente negra, sus ojos los tapaban unas enormes gafas que se quitó cuando se acercó a mi que continuaba sin poder reaccionar dándome un beso en los labios ante las miradas y exclamaciones sorprendidas de mis amigos.
-Vamos, monta en el coche, tengo una sorpresa de cumpleaños para ti- luego se volvió hacia los chicos y les dijo –Os lo devolveré para el concierto de mañana en perfecto estado.-
Tomó mi mano arrastrándome hacia el deportivo y me obligó a montar pero solo cuando arrancó y pude escuchar el ruido del motor y entonces le grité -¡Qué narices acabas de hacer!! ¡¡Me has secuestrado frente a mis amigos!!- Yoshiki me miró de una forma que me hizo temblar, no sabría decir de que, si de excitación o de miedo, tal vez de ambos, aunque lo que me puso la carne de gallina fue su susurro posesivo –Eres mío gatito, es hora de que todos lo sepan.- Lo miré mientras conducía a toda velocidad -¿Gatito? Vale que sea tu uke, pero llamarme gatito es pasarse- Se rió esbozando esa sarcástica sonrisa que he aprendido a odiar por lo que significa, que me hará suyo hasta que no sepa ni mi propio nombre. Al llegar bajamos del coche y comenzó a besarme según cruzamos la puerta pero yo le paré –Aun no me he lavado, ¿no puedes esperar cinco minutos? No tardaré mucho más.-
Me miró con interés quitándose la camisa –Creo que puedo enseñarte mi Jacuzzi personalmente.- Después tomó mi mano llevándome al lado del hermoso piano que acaricié, hasta las escaleras que nos condujeron a su habitación, o más concretamente al gigantesco baño que había en ella, entramos hasta el fondo ya desnudos y nos metimos en el agua templada, al parecer lo había preparado todo, tras acostumbrarme a la deliciosa temperatura y sumergirme un par de veces sentí como tiraba de mi, otras veces había tratado de hacerle frente sin éxito, y para que lo iba a negar, yo también necesitaba ese contacto.
Noté el borde del jacuzzi contra mi espalda mientras correspondía al beso y abría mis piernas antes de que él pudiera hacerlo, me gusta que saque su lado posesivo, pero soy un hombre con orgullo y no me gusta que me dominen como una marioneta todo el tiempo, cuando me penetró fuertemente como castigo por mi resistencia grité abrazándole contra mi cuerpo deseando sentir más su cuerpo contra el mío, el rió en mi oído por mi reacción y continuó envistiendo con todas sus fuerzas hasta que llegamos al clímax, nos quedamos un rato en esa posición hasta que notamos que el agua se había enfriado, salimos de ella y Yoshiki me guió hasta su cama empujándome sobre el colchón con fuerza exponiendo mi entrada por completo, sin embargo cuando iba a volverme se sentó sobre mi espalda haciéndome notar que de nuevo tenía una erección y me ató las manos al cabecero de la cama, después bajó lamiendo mi columna hasta que sentí su lengua en mi entrada saboreando su propio semen, no me contuve, comencé a gemir sin pudor porque sabía que era lo que él deseaba, ese era el castigo por haberme resistido y aunque en cualquier otra situación le habría dado una buena paliza con él me gustaba un punto de dominación, aunque por supuesto también amaba resistir pero el placer que me hacía sentir con sus manos y su boca en aquel momento era demasiado como para pensar siquiera en rechazarlo.
Al cabo de un rato de hacerme tocar el cielo con los dedos me penetró de nuevo tras darme la vuelta mientras, encima de él, le cabalgaba. Grité al sentir su mano en mi pene, lo acariciaba suave, torturándome, hasta que apreté su miembro obligándole a llenar mi interior de nuevo y por orgullo me dejó llegar al orgasmo, supongo que no quería durar menos que yo.
Finalmente recostó su cabeza en la almohada incitándome a hacer lo mismo con mi cuerpo –Descansa, mañana a estas horas estarás tocando gatito, por cierto –vi que sacaba de una bolsa que estaba en el suelo al lado de su lado de la cama un paquete envuelto en papel de regalo- feliz cumpleaños.-
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