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El Principe de los Demonios por Paz

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Notas del fanfic:

Me había prometido a mi misma no escribir ninguna historia nueva durante este año, porque me quedaron muchísimas inconclusas del año pasado, sin embargo no he podido resistirme a la tentación y este fic quiero que forme parte de una serie titulada El Príncipe de los Demonios. Tengo veintidós archivos preparados con sus respectivos títulos, un poquito de la trama y los personajes que van a intervenir. Diré que la maldad será la tónica de todos ellos, no se salva nadie.

El único inconveniente es que nunca antes he subido una serie y no se si acertaré a subirlos como corresponde. En fin, si no lo logro irán como fics independientes. Iré subiéndolos a medida que los escriba y aunque tienen un orden correlativo en las diversas situaciones, pueden leerse sueltos.

Por de pronto, tengo escritos dos, este primero y el que hace el número 20. Desde este momento, os aclaro que como desconozco el tema de cielo e infierno en el budismo o taoismo será algo parecido, novelado por supuesto, a la religión católica. Se que tienen unos demonios llamados "onis", pero no estoy segura si proceden de su mitología o de su religión.

 

Por cierto, saliendo del tema principal, tengo un fic para San Valentín, pero me inspire tarde y me quede frenada en el lemon, aún así lo subiré apenas lo termine de escribir.

Notas del capitulo:

Los demonios andan sueltos por el mundo haciendo de las suyas....

El príncipe de los demonios

 

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

 

By Paz

 

Capítulo Único

 

 

 

Colosales columnas de fuego se elevaban majestuosas para sostener una cúpula de ígneo fuego,  llamaradas rojizas y anaranjadas como laminas danzantes delimitaban los distintos ambientes que formaban la regia morada del Señor de los Demonios.

 

-¿Alguien puede decirme porque hace tanto frío? –bramó una voz potente, estentórea que salía de una garganta con una impresionante capacidad para tragar, con un diámetro acorde al resto de su corpulento tamaño. El conjunto en si de toda su persona era colosal.

 

Se trataba de una criatura de dimensiones colosales, su aspecto era imponente, de fuerte complexión, media más de tres metros y su tamaño empequeñecía a todos sus súbditos que serviles se arrastraban por el suelo rojizo, la enorme cabeza se sostenía sobre dos hombros en los que podía decirse que cabían dos personas, un torso de descomunal tamaño, una cabellera larga como lenguas de fuego caían sobre sus anchos hombros, unos ojos de rojizo resplandor, donde las llamas adyacentes se reflejaban en ellos, una nariz puntiaguda, cuyas aletas temblaban con su respiración, una boca ancha de labios gordezuelos, con una dentadura  nívea que contrastaba con el fulgor que le rodeaba, dientes capaces de dar una fuerte dentellada y arrancar un brazo si ese era su deseo, un torso bestial, unas fuertes caderas cuyas piernas enormes tenía la fuerza y la consistencia necesarias para sostener aquella mole de huesos y músculos.

 

A su alrededor sus súbditos eran como hormiguitas, que se movían a sus pies apresuradamente cuando le veían moverse, temerosos que una de sus plantas cayera sobre ellos, lo que ya había pasado en numerosas ocasiones.

 

Estaba sentado en un alto asiento a su alrededor las llamas crepitaban y se alzaban perdiéndose de la vista de los que allí estaban, contemplando como su rey llamaba a gritos a sus allegados, aquellos sirvientes de mayor rango, encargados del bienestar de su Señor, quien en aquel instante se encontraba bastante molesto, por no decir que todos evitaban acercársele en exceso, porque si uno de aquellos brazos se estiraba y su mano alcanzaba a alguien podía decirse que su cuerpo quedaba estrujado y convertido en papilla en cuestión de segundos.

 

-¿Dónde están todos? Es que nadie puede explicarme que es lo que sucede… –miraba iracundo hacia todos aquellos que serviles se inclinaban ante él, con las miradas fijas en cualquier punto menos en los ojos enrojecidos por la furia de su Amo y Señor.

 

-Mi Señor vuestro hijo Brest ha desaparecido… -dijo uno de sus mejores acólitos, cuyos servicios en el pasado le habían dejado muy satisfecho, dándole un mayor rango.

 

-Que me importa ahora… tengo cientos de hijos, uno menos para alimentar –dijo levantándose de su  trono, sobresaltando con un estatura a todos sus arrastrantes siervos, incapaces de reparar el daño que habían hecho en vida, allí se consumían, allí estaban para servirle- Quiero saber porque se esta enfriando todo, -sus músculos se sacudieron temblorosos, un temblor que sacudió a todos los que allí estaban.

 

-Mi Señor…. –no sabía como expresar lo que se comentaba fuera de aquel entorno privilegiado.

 

Su mirada llameó colérica.

 

-¡¡¡Habla…!!! – exigió y su voz atronadora se extendió por todo sus confines, llegando incluso hasta las profundidades más abismales de su Reino.

 

-Vuestros depósitos se están vaciando, no queda combustible para mantener encendido vuestro Reino, mi Señor –dijo temeroso sin atreverse a levantar la cabeza del suelo, por el temor que su mirada llameante le atraviese fundiéndole.

 

-¡¡¡¿Queeeeé!!! ¿Cómo es posible? ¿Quién se ha descuidado? –preguntó mirando fiero hacia aquellas serviles criaturas, nadie osaba miraba, todos se retorcían con el dolor que les provocaba con su ira, de las puntas de sus dedos escapaban descargas de fuego capaces de envolver en un dolor eterno a todas aquellas inútiles criaturas, a aquellos reptiles que solo sabían arrastrarse bajo la planta de sus pies.

 

-Mi Señor, arriba todo esta en calma –dijo atreviéndose a levantar solo un dedo por encima de su cabeza gacha para señalar hacia arriba,  moviéndolo tembloroso queriendo indicar que más allá de la cúpula, más allá de los confines conocidos, más allá de sus propias fronteras, más allá de la única existencia que recordaban tener. Solo sabían que había un arriba y un abajo, y que él estaba en el peor lugar, aunque su posición estaba por encima de otros desgraciados.

 

-¡¡Qué venga mi hijo mayor!! ¡¡Que venga mi primogénito!! –rugió.

 

-Mi Señor…, vos le echasteis de vuestro lado, ¿lo recordáis? Nadie sabe donde esta.

 

-¡¡Encontrarle!! -rugió, estaba tan alterado que pasó por alto aquella impertinencia.

 

-Me buscabas, padre… -apareció ante él erguido, orgulloso, mostrando una belleza sin igual.

 

No se sorprendió que estuviera al tanto de todo lo que acontecía allí, por eso su rápida presencia.

 

-Nos estamos congelando…

 

-Ya me parecía que hacia un poco de frío.

 

-¿Solo un poco? –Rugió exaltado- Necesitamos almas, millares de almas y tú serás el encargado de conseguírmelas, quiero que promuevas guerras o guerrillas, que los mortales se maten entre si, si es necesario corrompe almas, quiero que los malvados o los inocentes por igual lleguen a nuestra casa, cuantas más mejor, aprovecha o provoca desastres naturales, incita a los humanos hacia la maldad porque nos son muy necesarios.

 

-Comprendo…, me darás el poder necesario para llevar a cabo esta empresa? –preguntó, porque aún siendo el Príncipe de los Demonios, su poder era relativo, solo su padre ostentaba el poder absoluto sobre los elementos o sobre los mortales.

 

-Tendrás todo lo que necesites –accedió a su solicitud porque le convenía.

 

-Entonces salgo ya para arriba…

 

-Apenas llegue te abriré el acceso de salida -o de entrada, según la perspectiva desde la que se mirara pensó para si el Señor de los Demonios.

 

El Príncipe de los Demonios se retiró con una reverencia de acatamiento.

 

Su salida es inmediata.

 

**************************

 

El príncipe de los demonios y miles de acólitos son enviados al mundo terrenal con la misión de corromper almas y es a partir de ese instante que la maldad se señorea por todo el mundo de la mano del único ser capaz de destruirlo.

 

Y es entonces cuando las cruentas guerras entre naciones, grandes o pequeñas se reanudan, las guerrillas o disturbios se disparan, cuando los terroristas actúan con total impunidad y la violencia crece, llegado epidemias y muertes, o desastres naturales como terremotos, tornados, maremotos o tsunamis, habiendo hambre y pobreza, o las luchas clandestinas entre mortales, o fatídicos accidentes de mortales, llevándose sin distinción de sexos o edades a todos por igual, incitando a proxenetas, a traficantes de drogas o humanos o de armas, ni la muerte ni la desolación son suficientes para llenar el averno, por ello su presencia allí se prolonga, solo que para él el tiempo es relativo y sus poderes también, sabe que su padre tiene que estar satisfecho porque ha cumplido fielmente con su encomienda, por ello, cuando su poder comienza a disminuir sabe que estaba agotando su energía vital y que necesita tomar posesión del cuerpo de un humano para entrar en un semi estado de hibernación hasta reponerse.

 

**************************

 

Aquel era su primer día de clase y se había quedado dormido, iba pedaleando con energía intentado no llegar retrasado, sin embargo, no conseguía mantenerse despierto, de vez en cuando daba una fuerte cabezada, abría los ojos con sobresalto y miraba a su alrededor.

 

Intentar no dormirse mientras conducía era su prioridad, sin embargo, la mayoría de las veces despertada cuando se llevaba por delante, un coche, una farola, un gato que se le cruzaba.

 

Aquella mañana no era diferente a muchas otras, al menos eso pensaba hasta que escuchó un chirriar de frenos y un golpe que lo separó de su bicicleta, enviándolo con brutalidad contra el asfalto, su cabeza impactó contra el bordillo y todo su cuerpo se desmadejó, la negrura le invadió y durante unos segundos toda su vida pasó por su mente, se convulsionó como si un hálito de vida volviera a su cuerpo. Su respiración se fue normalizando y aunque se sentía aturdido, pudo sentarse y mirar a su alrededor con desconcierto.

 

Se llevó la mano a la cabeza, allí donde el golpe había sido más brutal, sin embargo, solo distinguió una hinchazón, se miró los dedos sin rastros de sangre,  sentía una inquietud porque en el fondo de su mente le parecía como si algo grave había ocurrido y sin embargo, no tenía aparentes lesiones.

 

El conductor del camión estaba más pálido que él. Se fijo que solícitos transeúntes estaban rodeándole para ayudarle despreocupándose de él al verle levantarse sin lesiones a la vista.  Su bicicleta, eso si, estaba destrozada, la apartó del asfalto, dejándola apoyada sobre una farola, no tenía ninguna utilidad. No podía saber que un poder oscuro anidaba en su cuerpo agazapado, esperando el momento de poder salir para continuar con la tarea encomendada, porque desde allí solo podía realizar pequeñas acciones que eran como si cayera una gota de agua en el océano, no se notaría su efecto.

 

Cuando la policía llegó al lugar del accidente, todos quedaron bastantes sorprendidos al ver que el accidentado se había marchado, nadie pudo dar datos de su afiliación, solo recordaban que era un chico alto, de cabellos negros, muy pálido que vestía gakuran.

 

No se le pudo identificar, tampoco pusieron mucho empeño, porque si se había marchado por su propio pie no debía estar lastimado. Su bicicleta, único rastro de su paso por allí no tenía ningún indicativo que pudiera llevarles hasta el chico.

 

Acabé el 24 de febrero de 2010

 

Paz

 

 

Notas finales:

Gakuran: uniforme de los chicos, es de influencia china, son uniformes negros con botones de cobre y cuellos altos tipo mao.

Por de pronto en las advertencias he metido casi todo, porque con toda seguridad pasaran por muchas cosas cada uno de los personajes.


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