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Más que Amigos por AkiraHilar

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Notas del fanfic:

Dedicatoria: A Kime, Lola, AleChan, Athena_arianna, Karin y todos los que me leen.

Lo prometido es deuda chicas. ^^ ¡Espero lo disfruten!

¡¡Ganó en mi blog la encuesta!!

Notas del capitulo: Este capitulo tal vez no contenda mucho humor, pero es el que asient la historia!! los demás ya vienen más graciosos.
En un restaurant elegante, de estilo francés, se veía una situación muy familiar en relaciones de pareja. Y no, no hablamos de besos y declaraciones de amor… hablamos de otro tipo de escena.

Los mesoneros veían con dolor aquella devastadora imagen. Algunos con lastima al joven pelilla y esos mismos ojos consoladores dejaban una amenazante mirada incriminatoria al griego que lo acompaña. Saga ya estaba acostumbrado a la imagen. No en vano en esos 30 años que tiene de vida, ha salido con alrededor de veinte personas distintas, siendo su relación más larga de seis meses. En esa oportunidad, estaba rompiendo con su relación número veinte y a pesar de haber ensayado con sumo cuidado su discurso, intentando no hacerle mucho daño a su compañero, allí estaba, pasándole otra servilleta de tela al menor que lloraba desconsolado.

Saga, un ingeniero en sistema, especializado en una prestigiosa empresa desarrolladora de Software como analista de Sistemas, había conocido al joven Mu cuando este, empleado de una empresa publicista, le había solicitado el servicio a la empresa para el desarrollo de una web comercial que permitiera pedidos online. El griego había ido a visitarlo a la oficina de su pequeña empresa para buscar los requerimientos técnicos, contactar las necesidades de la empresa y demás datos protocolares pero, no pudo evitar ver lo lindo que era el joven. Agraciado, con un hermoso rostro nacarado y cuidado, 22 años, inteligente y joven publicista, creativo, sincero, amable y con algo de carácter encerrado que le encantaba, un chico fuerte y sensible.

Las salidas que iniciaron con fines meramente de negocios, empezaron a ser fuera de la oficina. El griego se la había arreglado para sacar al joven tibetano de esas cuatro paredes, buscando cines, restaurant y salones de juego, con excusas cada vez más convincente y conversaciones que iban muy lejos de lo que supuestamente era el negocio. Saga vio en él muchas cosas, sobretodo la facilidad que tenía de conversar y ser muy bien oyente. Y para el jovencito era un hombre mayor, con estabilidad, serio, muy conversador, inteligente y dado a tener siempre que decir sin importar que tema. Era si se podía decir su primera relación que se visualizaba seria y por como lo trataba Saga creyó que también el griego lo sentía igual. Sin embargo, allí estaba él, llorando cuando vio todos sus planes destruidos por la sinceridad del griego, terminando su primera relación con tan sólo tres meses de noviazgo.

¿Qué paso? Se preguntaba el joven. El sexo había sido muy bueno. A pesar de no haber tenido pareja formal, si contaba con cierta experiencia y era creativo. El griego y él congeniaron muy bien en la cama, teniendo intensas maratónicas de sexo que luego resentían al día siguiente. Por la parte de la comunicación eran excelentes, hablaban de todo sin problemas, nunca se quedaban sin tema de que conversar e incluso, el griego mismo le dijo que había superado la prueba de fuego, su compañero de cuarto…

El tibetano levantó su mirada esmeralda enrojecida y el griego sintió un respingo. No presagiaba nada bueno.

-ESE CUENTO DE QUE ES TU AMIGO ERA UNA FARSA ¿VERDAD? –espetó el menor golpeando la mesa y Saga tragó grueso.

¿En qué momento el niño lindo y tierno, la ovejita más hermosa… se convirtió en un cordero iracundo? Saga miró a ambos lados y los mesoneros estaban muy al pendiente de la escena. Se preguntó si por casualidad no había una cámara escondida que lo estaba grabando y descartó la idea. ¡DIOSES! ¡¡Odiaba cuando eso pasaba!!

Y es que el tibetano tenía razones de sobras para sacar esa terrible acusación. Shaka, el compañero de apartamento de Saga era también un joven de 22 años, programador independiente porque para él la programación era un arte que se debe realizar cuando hay inspiración y los horarios de las empresas –al menos que hablemos de grandes corporaciones como Google donde te dan cuarto, tina, gimnasio y la capacidad de escoger cuando te da la ganas de trabajar-, no se amoldaban a su visión. Un hindú de hermosos cabellos dorados y largos, piel blanca y cuidada, dado al ejercicio, hacía yoga, bailaba diferentes ritmos con una facilidad impresionante, inteligente, organizado, tenía la capacidad de estar al pendiente de diez cosas a la vez sin perderle la pista a ninguna, responsable y buen conversador. Además, a nadie se le pasaba el hecho que su estatus de extranjero también lo hacía ver muy sensual.

Shaka y Saga se habían conocido seis años atrás, cuando juntos estudiaban la carrera universitaria, pesé a la diferencia de edad. Shaka había quedado huérfano 5 años atrás, antes de conocerlo y eran sus tíos quienes pagaban sus estudios. Pero, el hindú no gustaba mucho de la situación de depender de alguien más siendo una carga, así que se las arregló con sus calificaciones para obtener una beca en su universidad y estudiar de noche, lo que le permitió buscar un trabajo como transcriptor de informes y así empezar a pagarse una habitación estudiantil. Para ese tiempo, Saga trabajaba ya en la empresa y estudiaba porque para obtener el aumento necesitaba una carrera universitaria completa y la que tenía era una técnica media. Así que el gemelo entró también en el turno nocturno dispuesto a conseguir el maldito titulo que le permitiría ascender, cosa que sólo necesitaba el papel, porque ya la experiencia en el campo laboral lo había.

De cualquier forma, para alguien como Saga que ya tenía seis años trabajando en el medio, ponerse a perder tiempo haciendo los proyectos de clases, sobretodo del área que no dominaba ni pensaba dominar: la programación, no era una opción. Y cuándo estos empezaron entonces le hablaron de un jovencito que hacía todo tipo de programas en cualquier lenguaje que pensaras del computador. Y así, conoció a Shaka y llegaron a un jugoso arreglo. Uno necesitaba dinero, el otro el dichoso papel y como si fuera un trato lo celebraron con la comida favorita del rubio: pizza.

En fin, el cuento es que ese amigo ahora vivía con Saga y una de las condiciones para seguir con él era precisamente caerle bien al fulano rubio, cosa que vale resaltar no era para nada fácil. Si alguien era crítico, era Shaka. Shaka era capaz de criticar hasta la forma de caminar y decirlo de una forma tan odiosamente franca que muchos, para no decir todos, no le tenían mucha estima. Y a pesar que Saga lo sabía, simplemente no daba el paso a torcer, por lo cual la pareja debía forzosamente, así sea por cortesía, dirigirle la palabra a ese rubio que si de sus ánimos se trataba, podía ignorarte tan directamente como si fuera solo una mosca que le está pasando por al lado. Sí, Shaka no era sencillo y sólo alguien como Saga se lo aguantaba.

Y allí estaba, de nuevo en el escenario, donde Mu había unido algunos cabos para llegar a esa cuestión que puso a temblar a Saga. El griego no había mentido en eso. Ellos realmente eran amigos, sólo amigos y no había intenciones de cambiarlo. Simplemente no era viable cambiar la situación de ellos dos por muchas razones que no quería pensar en el momento. Así que simplemente se limitó a dirigirle una mirada terriblemente sincera a su compañero, mirada que bajó los ánimos del tibetano.

-No, no se trata de Shaka. Sólo somos amigos y además, ¡¡¡le caíste de maravilla!!! –le dijo muy franco. El tibetano se quedó entonces contrariado buscando argumentos para justificar tan repentina ruptura-. Escucha, sé que te sonara esto como un cliché pero… no eres tú, ¡soy yo!

-No entiendo… realmente no entiendo…-le dijo el menor, angustiado, secándose otra lágrima que muy molesto consigo mismo aún derramaba.

-Mu, tu eres una excelente persona, agradable, sincero, hablar contigo es entretenido, eres divertido y ¡sobre todo muy buen amante!

-¿Y entonces? ¿Si soy todo eso por qué terminar?

Y es allí donde el gemelo griego tenía problemas para darse a explicar. ¿Cómo decirle a ese joven que simplemente se aburrió? Porque no había otra razón más que esa, Saga se había aburrido de su pareja, de la relación y vio necesario cortarla. Y no era la primera, todas sus relaciones estaban condenadas a llegar el mismo punto y simplemente era porque venía con él. Al principio estaba emocionado, pensando que había conseguido al amor de su vida, emocionado como quinceañero enamorado y luego de varias semanas se encontraba con la monotonía de una incipiente “rutina” que terminaba aburriéndolo. Lo triste del asunto es que Shaka había tenido razón: No iba a durar más de cuatro meses con él y además, le había advertido que no lo hiciera. Pero era Saga y si algo tiene nuestro griego es que es terco como una mula.

Viendo que el muchacho seguía esperando una respuesta sincera y él no tenía que más decir, decidió decir la verdad. Confiaba que el joven tibetano comprendiera.

-Veras… Mu, el asunto es que… Bueno, yo… me aburrí.

Las esmeraldas del menor se abrieron desorbitadas.

Entre tanto, en aquel espacioso apartamento de dos cuartos, con un baño, una espaciosa cocina cuidada, un comedor y sala con una excelente vista, muy a pesar de ser ya las diez de la noche, un rubio estaba sentado en la PC de la sala, concentrado en su nuevo proyecto. Se trataba precisamente de la web del publicista, a la cual le faltaba los últimos retoques para terminar dicho proyecto. Con música disco de fondo, un movimiento de cuello que denotaba el ritmo de la batería y una mano tecleando decenas de caracteres alfanuméricos para decirle al computador que hacer, mientras que con la izquierda tomaba su botella de Coca Cola, tomando un sorbo mientras ejecutaba el código y certificaba el resultado; ejecutaba su trabajo.

Un estirón de manos y de piernas. El rubio estaba vestido de forma sencilla, un pantalón sintético negro, una camiseta negra y su cabello recogido en una coleta alta algo despeinada. Miró la hora y le extrañó que Saga no hubiera regresado, por lo general cuando iba a cortar una relación ya estaba a esa hora allí, quizás y se arrepintió o quizás tener una última noche…

Resopló con algo de fastidio al constatar que había algunos errores en su código fuente y realmente para el momento se sentía algo cansado ya. Había sido ocho horas pegado de lleno en el proyecto ese día y ya su cabeza resentía un poco de luz natural. Se levantó entonces estirándose de nuevo para buscar algo en la cocina, sacando del refrigerador dos piezas de pizza que había guardado el día anterior y que ahora parecían un buen aperitivo. Lo metió en el microondas y esperó que se cumpliera el tiempo correcto mientras se calentaba. Justo allí llegó el mensaje en su teléfono celular, el cual leyó, reclinado de espada en el mesón, con sus codos usados de palanca. Aspiró aire hondo, se trataba de Mu.

“ES UN ASQUEROSO, PATAN, BUENO PARA NADA, GRIEGO ENGREIDO Y ESTUPIDO Y…”

Había terminado el primero cuando llegó el segundo. El hindú enarcó la ceja.

“… IDIOTA MALNACIDO, DESGRACIADO, ODIOSO, IMBECIL Y… ¡¡DIABLOS, LO AMABA!!”

Vaya, el hindú estaba contrariado, por lo general las parejas de Saga ninguna le gustaba pero el muchacho había sido la excepción. Eran muy parecidos, congeniaron bastante y había sido sincero cuando le dijo que si le agradaba y fue por ello que le advirtió al griego que no empezara una relación con él. Ya conocía esos finales… ¡¡al menos los insultos no eran para él!! La regla era que cuando las rupturas ocurrían, nacía un nuevo enemigo para Shaka. Ya estaba harto del mismo asunto cada vez.

“Lo sé, es un grandísimo y reverendo idiota que no sabe qué hacer con su propia vida y sólo piensa con su entrepierna –que admitámoslo que tiene con qué pensar allí-, ¿pero que se le va a hacer? ¡Lo dejaron caer de chiquito!”

Envió el mensaje sonriéndose a sí mismo. Al menos la experiencia era distinta, ahora él estaba alentando a la pobre pareja abandonada por el griego y eso le llegaba a preguntar, si ya Mu sabía ¿dónde estaría Saga? Pensaba en ello muy concentrado cuando llegó el otro mensaje.

“¡Jajajajajaja eres un condenado idiota, Shaka! ¡Creo que no podrá pensar mucho con ella en estos días!”

Y allí el rubio tuvo suficiente información. La carcajada que soltó no tenía nombre y terminó secándose una lágrima que le había salido por el gracioso asunto. ¡Ahora sabía que inconveniente había retrasado la llegada del mayor al apartamento! Sólo imaginárselo le provocaba lanzar otra carcajada de risa. ¡¡Es que cuando lo viera no lo iba a dejar tranquilo!!

“¡¡Espero que se la hayas dejado inflamada!! Aunque ahora me tocará aguantarme su mal humor ¡¡Que malo eres conmigo, MU!!”

Le escribió y sacó la pizza del microondas para sentarse en el sillón de la sala, encendiendo el televisor mientras buscaba algún canal entretenido. No había nada bueno que ver y eso pensaba cuando daba otro mordisco a la jugosa pizza que al otro día quemaría con una intensa sección de baile y yoga.

“¡¡SOLO TU TE LO AGUANTAS!! No entiendo… si dice que se aburre siempre de la relaciones, ¿por qué contigo es diferente?”

Y el rubio casi se atragantó con el pedazo que mordía cuando leyó el mensaje, poniéndose de todos colores. Se dio un golpe a sí mismo en el pecho, tratando de salvar su vida cuando varios granitos de maíz se les atragantaron por la sorpresa, poniéndose rojo con un tomate. Tomó un buen sorbo de Coca Cola para meditar en que respuesta darle. ¿Qué decirle? ¿Qué era un reverendo idiota enamorado de él desde hace 5 años y que simplemente no quiere tener una relación con él? Eso sería lo más idiota y humillante que podría decir aunque fuera la pura y cruenta real. Echó su cabeza hacia atrás, viendo el techo, con el teléfono entre sus piernas flexionadas, pensando en lo que fue esa declaración. ¡Jamás se había declarado a nadie pero pensó que si podría intentarlo! Y eso fue justamente el día de su graduación.

La noche no podía ser más adecuada. Estrellas hermosas, luna llena, ambos vestidos de trajes -alquilados pero al fin, eran trajes-, con su toga de grado, su birrete, el título en mano, el día de su triunfo… Shaka tenía una cronometrada agenda de que hacer y decir ese día donde al final se confesaría. Saga, lo había hecho dos años atrás pero para ese tiempo el rubio lo había rechazado, diciéndole que ya había visto a tres parejas pasarle por encima y que él no quería ser una de ellas. En ese momento se arrepentía de su decisión, porque efectivamente Saga siguió teniendo parejas variadas pero ellos seguían siendo amigos, y muy buenos.

Una relación que comenzó con plenos intereses académicos los había convertido en más que simple compañero de clases, eran amigos, los padres de Saga conocían a Shaka y lo querían como un hijo. Incluso, Saga lo había presentado ante sus padres como su pareja, para que ellos no le reclamaran su vida promiscua, entonces tenía la coartada de su rubio, que como buen amigo que era –y luego de vender su conciencia con una semana entera de pizza gratis-, terminó accediendo a tan jugoso teatro. Lo cierto es que eran más que compañeros y Shaka veía momento de avanzar a otro punto. ¿Quién quitaba y quizás el karma de Saga aburrirse de todas las parejas terminarán con él? Quería creer en ello y por eso aprovechó la oportunidad.

-¿Sabes Saga? –le dijo aquella vez, con la mirada en su título mientras evitaba mirarlo a los ojos.

Aquel griego con su cabello sujeto en la parte de la nuca, el birrete negro, la toga negra que caía a sus pies y la medalla con listón azul que lo acreditaba como ingeniero se veía hermoso. Shaka estaba vestido con la misma toga, pero de color blanco, graduándose con los máximos honores de la misma carrera, teniendo además de la medalla de listón azul, una de listón rojo por el reconocimiento y siendo él quien representara al estrado a sus compañeros, con un emotivo y sincero discurso. El color blanco del traje resaltaba sus mejillas sonrojadas ante lo que sería su declaración.

-Shaka…-le interrumpió el griego y él subió su mirada-, estaba pensando en que hace dos años te había pedido que fuéramos parejas-y en ese punto el hindú se puso rojo en las mejillas, emocionado y nervioso, con su corazón latiendo a mil-. Recuerdas que me dijiste esa noche ¿verdad? –el griego hablaba mirando el cielo, concentrado recordando-. Me dijiste: “También me gustas mucho Saga, créeme, pero eres mi mejor amigo, y no quiero cambiar eso. Sé que en cuanto empecemos una relación te aburrirás de mí y perderemos nuestra amistad.” –la garganta se le cerró al rubio, contrariado recordando esas palabras. Si, eran justamente las mismas que le dijo, pareció habérselas aprendido de memoria-. ¿Y sabes qué? ¡Tenías razón! –Shaka sintió que le clavaron un puñal en el corazón, desarmando todo su elaborado plan-. No valía la pena arriesgar a un amigo por una aventura ¿no? –le dijo, volteando hacía él para sonreírle sinceramente. Shaka subió la mirada para sonreírle de forma escueta, derrotado. Ciertamente esos eran los términos-. Me sigues gustando mucho Shaka, pero tienes razón, ¡no mereces andar con un tipo tan indeciso como yo! Y al oírte hoy en el discurso me di cuenta de eso, ¿algo lento no? –preguntó con una risita amena.

-Lerdo a decir verdad-le espetó con falsa molestia. El griego se sonrío con efusividad-. Pero qué más da, así también me gustas y así también eres mi mejor amigo.

-¡Bueno! Pero al menos te saque las patas del barro con los errores que dio el programa en la tesis ¡Allí quien estaba paralizado era otro!

-¡¡¡No me lo recuerdes!!! ¡¡¡Que me entra la depresión otra vez!!! Si no fuera que sacaste la excusa más idiotamente convincente que había escuchado en mi vida, ¡¡¡hubiéramos reprobado!!!

-¿Y gracias a quien tuvimos mención publicación, querido colega? –preguntó con gesto dramático, llevándose la mano al corazón mientras Shaka reía con el gesto.

-Sí, sí, ¡¡ya lo sé griego vanidoso!! ¡Fue por su magnífica y eficiente intervención! ¿Jamás me lo dejaras de sacar?

-¿Tengo algo con que molestar al impoluto Shaka y lo dejaré de usar? ¡Nunca! ¡Eso es pecado capital!

-¡¡Idiota!! –espetó antes de sentir la mano del griego quitarle el birrete de la cabeza y salir corriendo, lanzándole su birrete negro que con dificultad lo había atajado- ¡OYEEE!

-¡¡Al menos en la foto saldré con birrete blanco!!

Y así fue como terminaron en las fotos de la graduación, con los padres de Saga contentos, tomándose las fotos los cuatro mientras Saga hacia muecas y pellizcaba desde atrás a Shaka para que este también hiciera las propias y así “amenizar” el momento, Saga con su toga negra y birrete blanco y Shaka con la combinación inversa. Como siempre, Saga siempre lograba desbaratarle sus controlados planes y hacerlos más divertido con su jocoso sentido del humor y forma más desenfadada de ver la vida. Y no, no era que Shaka fuera muy estricto con la suya, pero cuando eran cosas importantes como declararse al hombre que amaba, las cosas debían ser perfectas. ¿Y la declaración? Pues al final no hubo ninguna. El caso estaba así, ambos se gustaban, ambos lo sabían, y aún así, eran tan buenos amigos que habían decidido no arriesgarla en una relación donde al final Saga podría fastidiarse y terminarlo destruyendo todo lo que habían alimentado durante años.

Pero entonces llegaba la acertada pregunta de Mu. ¿Era acaso él algo diferente? Ya tenían tres años viviendo juntos, desde la graduación que Saga lo convido porque, de nuevo, había intercambio de intereses. Shaka necesitaba una casa, Saga, alguien que estuviera al pendiente de no perderse en su propio desorden y así terminaron viviendo juntos, bajo el mismo techo, dos amigos que se gustan, se quieren y sin de paso, cómplices de travesuras incluso bajo las sábanas, porque demás está decir que hubo algunos deslices “del momento”.

Al final, Shaka tuvo la respuesta correcta para responderle a Mu semejante mensaje y por ello decidió contestarle, en especial para no dejarle una mala impresión. De verdad le agradaba Mu y le lastimaba que Saga, de nuevo, haya dejado botada una relación con alguien que de paso se parecía mucho a él. Y con ello, se reforzaba la teoría del: si nos unimos, Saga se aburrirá y perderemos lo que tenemos. Cosa que al final, no era para nada negociable. Para Shaka, Saga era un gran amigo, la única persona que tenía y con quien había compartido largos años. Y sabía que para Saga, desde que su hermano se fuera a la marina, Shaka también había sido el mejor cómplice de travesuras. El mejor para sacarse molestias en la fiesta, para taparle las travesuras a su pareja, coartada de sus padres, medidor y catalogador de parejas y de paso, pronosticador de relaciones. Su amistad era demasiado importante para ambos como para decidir arriesgarla.

“Creo que el secreto es mucha confianza y nada de compromiso de por medio. Es decir: un amigo”

Lo envío y suspiró un tanto de aire al oír que las llaves sonaban para abrir la puerta. Dejó el plato en la cocina esperando la llegada del dueño de la casa, quien efectivamente llegó pero, algo más maltratado de cómo imaginó. Además de la visible incomodidad por caminar que no le pasó desapercibida al hindú tenía un ojo morado. ¿Primera impresión? ¡Preocuparse!

-¡Dioses Saga! ¿Qué te paso en la cara? –preguntó Shaka mientras lo veía cerrar la puerta con un portazo sonoro y tirarse en el primer mueble que encontró a su paso.

-¡Maldita sea Shaka! ¡Mu tiene un gancho izquierdo envidiable!

Los primeros segundos que estuvo razonando la información se mantuvo en silencio, tiempo suficiente para que Saga se preparara mentalmente para la carcajada que venía, tapándose los oídos justo a tiempo cuando Shaka soltó su risa melodiosa.

-¡¡SHAKA!! –reclamó el mayor con una mueca de enojo y Shaka seguía riéndose en el comedor de pie, divertido imaginando toda la escena. Y es que ver la imagen del tierno y dulce Mu dándole una patada en la entrepierna y un gancho en el ojo derecho no tenía nombre.

-¡¡Esto es… lo más… gracioso que… te ha pasado… en meses, Saga!! –decía entrecortada por la carcajada, necesitando apoyarse en el comedor. El griego se medio reincorporó enojado y en cuando Shaka vio esa mueca con el moretón, de nuevo se volvió a reír.

-¡¡Mal amigo!! ¡¡Síguete burlando de mi suerte!!

-Ya va… es que… es… ¡¡por Dios!! ¡¡MIRATE!! –soltó otra risa ya algo ahogado. Saga le tiró entonces uno de los cojines del mueble pegándole directamente en la cara de rubio y ahora fue el mayor quien soltó la carcajada cuando vio la expresión de Shaka sorprendida.

-Ahora quien es que se ríe ¿eh?

-¡No es justo!

Con una sonrisa en el rostro, el rubio se fue hasta el congelador donde sacó una compresa de hielo para ir a aliviarle el dolor a su compañero, quien lo vio acercarse con gesto agradecido. Apenas se acercó a él le restregó la compresa a la cara con toda la intención del mundo, haciendo que Saga soltara un quejido antes de ser tirado al mueble por el rubio y su compresa de hielo en la cara.

-¡SHAKA! ¡ERES UN ANIMAL!

-¡¡Animal eres tú!! ¿Le dijiste a Mu que lo cortaste porque te aburriste? –le preguntó mientras se sentó a un lado del mueble, con un cojín en sus piernas. Saga entendió la visible invitación y se recostó entonces en el regazo de Shaka, con el cojín y dejando que el mismo amigo le colocara la compresa en el ojo que ya se veía bastante infamado, deformándole el contorno griego de su rostro-. Ya me dijo por teléfono.

-¿Te insulto? –indagó preocupado. Sabía que siempre sus rupturas terminaban pagándolo con Shaka.

-Por fortuna no-suspiró un momento antes de proseguir-. Mu te quería en serio, por eso te dije que…

-Lo sé, lo sé…

-No tienes remedio…

En ese momento, notó que su teléfono tenía otro mensaje de Mu, y cuidadosamente se puso a leerlo, evitando que el mayor viera el texto. Lo que le escribió lo dejó pasmado.

“Shaka, sé sincero conmigo. Te gusta Saga ¿cierto?”

-¿Qué pasó? –preguntó el mayor al verle el rostro con clara sorpresa y sonrojado. Shaka de una vez cerró el mensaje, nivelando sus pulsaciones-. ¡Dime!

-Nada… sólo…-buscaba una buena escusa para desviarle la atención al griego-, ¡te estoy tomando una foto para ponerla en Facebook!

-¿QUE? ¡DEVUELVEME ESO SHAKA!

El griego se levantó tratando de atajar el teléfono, mientras Shaka se lo quitaba del alcance, forcejeando en el mueble y dejando que la compresa de hielo cayera al suelo. Manotadas, patadas, los dos ya jóvenes adultos jugaban como niños para finalizar tirándose todos los cojines que tenían disponibles y corretear por el comedor, mientras Shaka –quien si tenía foto a la vista en el móvil- amenazaba con enviarla a todos sus amigos y Saga vituperaba mil maldiciones.

Al final terminaron igual tirados en el mueble, cansado con la carrera, ahogados por la falta de aire y riéndose como niños.

-¡Esto era lo que necesitaba! –comentó el menor con una sonrisa-. ¡Ahora si podré al computador a terminar la web!

-Deja la maquina y ve a dormir, te apuesto que ya estuviste las ocho horas reglamentarias.

-Pues sí pero…

El griego no necesitó más para saber que debía hacer y tomó al joven por su cintura, levantándolo del suelo ante el refunfuño del rubio hasta llevarlo a su cuarto siempre ordenado y tirarlo a su cama.

-¡¡Ya es hora de dormir!! –le regañó el mayor, viéndolo el rubio con gesto incrédulo. Sabía que Saga no le gustaba que trabajara de más-. Y nada de pero, si no duermes ya, ¡¡no pago el Internet!!

-¡Con el Internet no te metas! –reclamó Shaka visiblemente asustado ante la “terrible” amenaza. Saga se rió triunfante. Era bueno ser el único que podía pagarlo, así tenía a línea al rubiecito.

-¡Entonces duerma! –apagó la luz como si fuera el padre de un hijo ante Shaka que lo miraba divertido en la cama-. ¿Te dejo la puerta entre abierta para que no venga el coco? –preguntó con un gesto burlón. Shaka le lanzó la almohada y aquel cerró la puerta con una risa de por medio.

-¡¡Payaso!!

Ya sólo en su habitación, Shaka fue a recoger su almohada, encendiendo la luz para ver al lado de su cama la fotografía que se habían tomado el día de su graduación, los dos sonriendo y la cual, según él, los dos si salían bien. Saga tomaba por el cuello a Shaka, pegando muy cerca sus rostros, sonriendo triunfantes, con sus birretes intercalados. El rubio miró la fotografía con una sonrisa melancólica, recordando las palabras que Mu le envió. La respuesta seguía siendo la misma que hace tres años.

Y al mismo tiempo, el griego ya en su cuarto tomó el móvil con la foto que le había tomado a Mu de fondo de pantalla y decidió que ya era hora de quitarlo, buscando entre su galería de fotos y consiguiendo precisamente la misma foto que Shaka tenía en su mesa de noche. La observó detenidamente, con una tierna sonrisa recordando ese día y el cómo se había intercambiado los birretes. El se había dado cuenta que Shaka intentaba declararse, lo conocía muy bien y sabía que ese nerviosismo sólo se le presentaba en momentos claves como esos. Pero, al final, él mismo se había dado cuenta que nunca duraba con nadie y no quería herirlo, no a él.

Mu tenía razón, Shaka no era sólo un amigo… pero entonces ¿Cómo se podría definir esa situación en donde ambos se gustan, lo saben y han decidido mantenerlo al margen? No sabía la respuesta pero decidió que quería usar de fondo de pantalla la foto de esa noche, cuando juntos lograron su meta.

Estaba bien así, después de todo, era su mejor amigo.
Notas finales: Espero les gyste, espero sus comentarios!!

Gracias a los que fueron al blog y votaron!!

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