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Sencillamente Inconciliables por Arisa

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Notas del fanfic:

Los personajes son del señor Masashi Kishimoto y han sido utilizados por mi desvariada mente sin fines de lucro.

Esta es una historia sencilla, como acostumbro. Sólo espero sea de su agrado.

Notas del capitulo:

Los primeros capítulos parecen no llevar a nada, en verdad hasta dudo que el fic lleve a algo xD

Sólo espero animar un poco a las lectoras después de algunas dramáticas historias con trágicos fines que puedan haber leído con anterioridad!

Gracias por la oportunidad!

Parecía que el corazón iba a salirse de su pecho, latía con tanta fuerza que presionaba con intensidad increíble todas las paredes musculares que le contenían. Su sangre hervía con adrenalina y transitaba quemándole todos los músculos. Su respiración era descontrolada e inestable, y llevaba un ritmo muy acelerado. Sabía que a esas alturas ya estaba demasiado cansado, pero no lo sentía. Toda esa emoción, esa alegría repentina le inundaba de fuerzas para hacer lo que se proponía. Estaban en el minuto 88 del partido y sólo a unos metros de la portería.

 

- ¡Aquí!.- Gritó con lo poco de aire que quedaba en sus pulmones.

 

Del otro lado de la cancha vio difusamente a Sasuke, que pasaba burlando la barrera de dos defensas, pero un tercero se acercaba y no había forma de que lograra anotar desde esa posición, por eso pedía el pase. Y como en el juego lo importante al final de cuentas es que el equipo gane, sin importar tanto los problemas personales de los jugadores, el otro accedió a la petición. Encontró el lugar exacto en que el balón debía pasar y llegar a manos -en este caso piernas- de su compañero.

 

Cuando la pelota estuvo ya con él, se dispuso a marcar el gol del partido. Tenía todo a su favor y una victoria completamente merecida al alcance.

Pasó al único jugador que tenía oportunidad de robarle el balón, y apenas tuvo la oportunidad correcta y la posición exacta, lo pateó con todas sus fuerzas.

 

El tiempo pareció detenerse, todo estaba en cámara lenta. El portero del equipo contrario se había lanzado en busca de la pelota y ésta seguía el trayecto que le había otorgado. La mano del número 1 del equipo "Arena" parecía haberla alcanzado. Su corazón se oprimió una milésima de segundo. Luego vio al chico caer al suelo, pero no vio la pelota en sus manos. Sólo tuvo tiempo de mirar cómo el balón era interrumpido en su curso por la malla de la portería antes de que sus oídos retumbaran por la fuerza de los gritos de sus compañeros y espectadores.

 

- ¡¡GOOOOOOL...!!

 

Sencillamente Inconciliables

 

Primer Partido: Todo parte por algo.

 

- ¡Bien hecho chicos!.- El entrenador pasaba felicitando a cada uno de sus jugadores en el vestidor que les correspondía.- ¡Sólo nos queda la final y la vamos a ganar!

- ¡¡Sí!!.- Gritaron todos a coro, con sonrisas anchas en sus rostros. Estaban muy felices por el reciente logro, animados para lo que se venía como nunca antes.

 

"Konoha" era un equipo de adolescentes que jugaba torneos sub18. Fundado hacía ya más de 50 años, el club no era de los mejores. Sin embargo, en el presente año el equipo estaba teniendo toda una racha de éxitos, uno tras otro, estando invictos incluso por más de 9 partidos seguidos. Todos los logros se lo debían, en gran parte, a los excelentes jugadores de los que disfrutaban en el momento. Sai, Shikamaru, Neji, Kiba era algunos de los nombres más famosos, pero aún quedaban otros dos que eran las verdaderas estrellas del equipo: Naruto y Sasuke.

Naruto iba a la escuela "kaneshon", tenía 17 años y una personalidad muy peculiar. Alegre e hiperactivo por naturaleza, se podía esperar cualquier cosa de él. Siempre salía con algo nuevo al último minuto y sin duda había nacido para ser el mejor futbolista de todo Japón -según él mismo-. Además, no sólo su personalidad era interesante, sino también hablando de aspectos físicos: Tenía el cabello rubio y algo rebelde, ojos azules penetrantes y sonrisa contagiosa. Tenía una buena estatura y, después de haberse convertido en toda una personalidad entre los de su edad, ya tenía bastantes admiradoras, cosa de la que presumía constantemente. Y es que nunca antes las chicas se habían fijado en él, por lo menos no de esa forma.

Por otro lado teníamos a Sasuke, estudiante del instituto "Reisei". También tenía 17 años y su personalidad tampoco era de las más comunes que podemos encontrar. Todo lo contrario a Naruto, Sasuke era un joven callado, calmado y bastante antisocial, por decirlo de algún modo. Según todos, tenía un gran talento en este deporte y debía llegar a ser de los mejores. Físicamente también era de los más guapos: Cabellos negros, al igual que sus ojos, que inquietaban a cualquiera si le miraba fijamente. Constaba con un gran grupo de fans, aunque poco caso les hacía a las chicas.

Dos grandes estrellas, dos enemigos por naturaleza. Resultado final: Desastre.

 

Ningún entrenamiento en que ambos jugadores estuvieran presentes se podía hacer con calma. Siempre terminaban peleando por cualquier estupidez.

Según ambos, se odiaban a muerte. Y no era algo que estuviese en discusión para nadie, pues se notaba a leguas como ninguno de los dos se soportaba mucho tiempo.

Sasuke siempre intentaba ignorarle, pero eso era sencillamente imposible... Su voz chillona, su hiperactividad, todo en él hacía que llamara la atención. En especial el color naranjo fluorescente de todas sus ropas, que ya parecía no tener otro color para vestir.

 

Peleaban por ser el mejor, por la ducha que utilizar, por el puesto en la fila, por el balón para usar, por el asiento en el autobús, por tantas cosas absurdas que parecía que no lo hacían con verdadera intención, sino que era la forma de comunicarse. ¡Pero no, ellos se odiaban! O por lo menos, sino era "odio" específicamente de lo que se hablaba, entonces debía ser "desagrado" el que se sentía al estar cerca el uno del otro. Eran tan diferentes, tan incompatibles... Sencillamente Inconciliables.

 

Pero ese día... ¡Oh, Dios...! Ese día algo sorprendente había ocurrido...

 

- Naruto, fue increíble. Al principio fue como algo normal, pero luego nos dimos cuenta de lo que hacías... ¡Lo abrazaste!.- Comentaba Kiba, como si esas palabras fueran tan difíciles como decir que él regalaría a Akamaru -su perro- o que era sólo el anticipo del fin del mundo, al estilo del rumor del calendario Maya.

- Lo sé, lo sé.- Repetía el rubio como frustrado, con las manos sujetándose la cabeza y tirando suavemente de los hilos dorados.- ¡Fue la emoción del momento! ¡¡Ni lo pensé!!

- Como todo lo que haces, jajaja.- Rió el otro, Naruto amenazaba con asesinarlo con la sola mirada que le enviaba.- OK, supongo que es normal tomando en cuenta que sólo quedaban unos minutos y nadie había anotado aún. Pero...

- ¿¡Por qué a éll!? ¿¡Por qué!? ¡A cualquiera menos a él!.- Se reprendía en voz alta.

 

Sí, tal y como lo leen, a pesar de su infinito odio mutuo, habían hecho una típica celebración futbolística y se habían abrazado como si fuesen la dupla perfecta. ¡Abajo, que el techo sobre sus cabezas se caerá en cualquier momento!

Pero lo que de verdad temía Naruto era que esa simple acción pudiera hacerles cambiar aunque fuese un poquito en su relación, porque él no quería eso, para nada. Nunca sería su amigo, lo había prometido: que  no podía ser amigo de una persona tan presumida y arrogante como lo era Sasuke Uchiha.

Tenía terror de imaginar que el día de mañana pudiesen conversar como gente civilizada y ser amigos. ¡Amigos y un cuerno! ¡¡Jamás!!

 

- Muévete, idiota.- Reclamó alguien detrás suyo, hablando del Rey de Roma.

- ¿Te compraste el piso acaso?.- Aún así se movió un poco. El otro pasó y ni un "buen juego" se dijeron.

 

Por lo visto todo estaba igual que siempre. Ufff... qué alivio significaba saberlo.

 

Lunes por la tarde, después de clases.

 

Naruto caminaba por una de las calles comerciales de la ciudad junto a su amiga Sakura y Sai, quien también era compañero de curso. Conversaban y reían mientras caminaban en busca de una tienda a la que Sakura quería pasar antes de volver a casa.

Cuando la encontraron se dieron cuenta que era una famosa perfumería.

 

- Hace frío, ¿porqué no entran y me esperan adentro mejor?.- Preguntó la chica, cuando estuvieron en la puerta de vidrio de la tienda.

- Sí, mejor.- Dijo el rubio, quien nunca había sido capaz de soportar el frío, como sí lo hacía con el calor.

 

Al entrar a la tiendita fue toda una experiencia explosiva para sus sentidos del olfato. Había combinaciones de fragancias que incluso les hacían recordar momentos de sus vidas. La pelirrosa buscó entre los perfumes con letra "D".

 

- ¡Aquí está!.- Exclamó muy alegre. Luego, con el frasquito de tester se puso un poco en la muñeca.- ¡Ven, Naruto! ¿Te gusta?.- Naruto relacionó esas palabras llevándole a recordar otros asuntos, porque él sabía que entre él y Sakura nada podía pasar. Pero era muy difícil resistirse a los encantos de su amiga de ojos verdes. Y... ¿y en qué estaba pensando? Si la pregunta que la chica le había hecho no tenía absolutamente nada que ver con lo que estaba pensando. Últimamente le estaba dando mucha vueltas al asunto y pensaba en ello sin siquiera decidirlo. No era posible que se estuviera volviendo tan loco... Mejor le respondía luego.

- Eh... sí, Sakura-chan. Es un olor agradable.- Le sonrió como siempre. Ella le devolvió el gesto inmediatamente.

 

Entonces la muchacha tomó una cajita nueva de "Diamond Tears" y fue hasta la caja, bajo la atenta mirada de Naruto.

 

- ¿Jamás se lo vas a decir?.- Preguntó el chico a su espalda.

- Se lo dije unas veces cuando éramos más pequeños, pero siempre me rechazó de forma cortés. Bueno... no mucho en un principio.- Recordó cómo antes su amiga le trataba. Ella tenía otra de idea de cómo era Naruto, así que sólo hasta que le conoció de verdad mantuvo una imagen bastante fea de él.

- Pero ha pasado tiempo de eso, ¿no?

- Sí, pero...

- El tiempo cambia las cosas, sé directo.- Hablaba como si eso en realidad cambiara algo, él sabía que nada podía pasar, por mucho que lo deseara. Ya era tiempo de buscar a alguien más.

 

De pronto una fragancia le sacó de sus pensamientos. Ese olor... le recordaba algo, aunque no podía recordar qué. Se giró y encontró a una chica que pasaba muy cerca probando una colonia que llevaba por nombre "Shinjitsu".

 

- Vamos Clarie, ¡decídete ya!

- Ya, ya, le llevaré ésta a Jouji-kun.

 

Casi sin pensarlo aspiró profundamente el aire a su alrededor, en el cual la fragancia aún permanecía. ¿Qué sería? En realidad que un montón de sensaciones contradictorias le invadían al oler esa fragancia. Sentía un cosquilleo en el estómago y luego se sentía muy solo sin saber por qué. También de pronto le era desagradable el perfume, pero nuevamente recaía en la sensación de anhelo. ¿Sería que se estaba volviendo loco?

 

- ¿Te gusta el perfume del Uchiha?.- Preguntó Sai, muy cerca de él.

- ¿¿¡¡Quéeeee!!??.- Todos en un radio de tres metros se voltearon a verle.

- Naruto, ¿estás bien?.- Preguntó preocupada Sakura, cuando volvía con un paquetito en las manos.

 

Pero el blondo parecía no responder a nada, tenía cara de morirse. De pronto se había puesto azul, o plomo, era difícil reconocer el color. Estaba paralizado, como si tuviera un cubierta de cemento sólido y parecía estar sumergido en una pesadilla, porque tenía cara de horror.

 

¿Era el aroma de Sasuke? ¿Por eso sintió esas cosas raras? ¡¡IMPOSIBLE!! Él nunca se había molestado en saber si utilizaba una colonia o no, ¿qué no recuerdan que lo odiaba? Era obvio que sólo era una coincidencia... Además, nunca ¡¡nunca!! estuvo tan cerca del presumido ése como...

Un momento, ahora que lo recordaba, sólo una vez. El abrazo del sábado...

Sí, ahora lo recordaba. Fue un impulso sin sentido, pero cuando estaban tan juntos fue cuando reconoció un aroma muy extraño, que no tenía definición, y fue allí cuando salió de su momentánea locura y se separó del otro, al mismo tiempo que el moreno le miraba horrorizado de la misma forma en que él lo hacía en preciso instante.

 

Pero no, sencillamente no, no lo aceptaba. ¡Era una absurda coincidencia muy descabellada!

 

- ¿Naruto?.- Lo llamó su amiga algo asustada.

- Tantos olores... creo que me hacen sentir mal.- Se excusó, sabiendo perfectamente que eso no tenía nada que ver con el color que su rostro había adoptado.

 

Sai sonrió de la forma antipática de siempre. Parecía que tendría algo más con qué molestar al rubio por un tiempo.

 

Salieron de la tienda rápidamente y caminaron en dirección a la parada de autobuses más cercana. Los tres vivían relativamente cerca, así que siempre volvían juntos a sus casas.

 

Entonces le vio... al principio pensó que se había equivocado, seguro y ahora le daba con alucinar. Pero no, sabía que era él, y no estaba solo. Iba acompañado por una chica muy linda, de cabellos azulados y ojos violáceos que rozaban la blancura absoluta. Era, indiscutiblemente, la prima de Neji. ¿Pero qué hacían esos dos juntos? Nunca fueron siquiera amigos.

 

 

 

Caminaba junto a Hinata por la gran avenida comercial. La muchacha a su lado era tan tímida que, por suerte, no le hablaba de casi nada. El, por su parte, pocos deseos tenía de entablar una conversación, así que todo iba bastante bien. Hinata era una compañera de clases y el profesor de Química había hecho parejas de estudiantes con el fin de hacer el trabajo más fácil y rápido. Estaban allí con la intención de comprar todos los materiales necesarios para la clase del miércoles.

Pareció ver la cabellera rubia y los ojos azules sobre él. Sin duda se estaba volviendo loco... sí, porque era la única explicación que tenía para haber recibido un "casi-abrazo" por parte del Uzumaki sin partirle la cara en el acto y ahora verle en la calle, cuando nunca se topaban si no era por los entrenamientos. A cada minuto se recriminaba el no haberlo golpeado en ese momento, ¿en qué había estado pensando? Peor aún, ¿por qué no sentía la usual repulsión al recordarlo?

 

Se odiaban, no había modo de que se convirtieran en amigos, no tenían nada en común. Se llevaban pésimo y nada lo cambiaría, la aversión mutua era como un sagrado documento indiscutible, ¡así era y así seguiría por los siglos de los siglos!

 

 

Sí, aquello fue sólo un error.

No sé por qué, pero tampoco me retractaré.

No tomes en cuenta mis miradas,

Nada ha cambiado, te lo aseguro.

Todo seguirá así,

porque así lo deseo, así me gusta.

Aunque hay veces en que me pregunto:

¿Qué pasaría si cambiáramos?

¿Lo notas?

Me confundes y eso es lo que odio.

Por eso y mucho, mucho más:

 

Te odio.

Notas finales:

Primera vez que agrego una imagen! -^^-

Son recortes de páginas del Doujinshi "And We". (Muy bueno, por cierto)

Gracias por haber leído (si leen esto es lo que supongo hicieron xD)

Adiós, Arisa.


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