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sueño de mis noches de verano por themizachan

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Notas del fanfic:

hola gente!!q hacen? (¬¬leyendo q pelot...)che estuvo alucinante poder escribir algo de kuramita y hiei(q se parten solos*¬*baba), les cuento q aki he leido fanfics grosisimos el mio es un intenti de fic pero  las mismas pilas de siempre y creo  q con ganas todo se puede...che este ultimo parrafo me quedo muy argentino jajaja, es que ya son las 4.30 de la madrugada O.o...
¬¬ esto me kedo mas cursi que de costumbre, soy una bolud@ importante en cuestiones romanticas, en fin ojala les guste aunq sea un pokitin!
chauuu!

Notas del capitulo:

Ah antes que lo olvide (¬¬ como si pudiera) ninguno de los personajes de yuyu hakusho me pertenecen (lamentablemente U_U), y son usados para entretenimiento solamente (por desgraciaO.o)

Advertencias: ninguna... ah! No apto para diabéticos jajá

  ¿Cómo podía estar nervioso? Era estúpido estarlo. Si, después de tanto tiempo iba a volver a verte. Pero aun así, en nuestra despedida nos  declaramos prometiéndonos amor hasta tu regreso, te fui  fiel todo este tiempo y podía jurar que tu también. Y hoy, a mis 15 años (en edad humana) por fin iba a estar contigo, se me aceleraba el pulso al pensarlo.

Nos habíamos citado el día que partiste del nigenkai (no había podido seguirte, tenía prohibido ir a tu mundo), pero yo lo recordaba como si fuera ayer, en la esquina de la plaza bajo la luz de un farol. La noche era inminente, ya casi era la hora y fui a tu encuentro.

Aun faltaban unos metros para la esquina, pero te vi, apoyado en el poste del farolito, tu cabello ya más largo caía como cascada sobre tu frente y se ondeaba al viento ,y tus carmesíes ojos brillaban intensamente... dicen que la belleza esta en los ojos de quien mira, pero por mi vida que estabas bellísimo, parecía un sueño. Te sorprendiste  al verme y un tenue rubor pobló tus mejillas, no era un sueño, Dios había perdido un ángel.

Aun recuerdo el farolito de la esquina

Tristemente alumbrando mis mentiras

No tenía dieciséis como decía

Era un niño en edad de golosinas

-Hola Kurama - saludaste tímidamente - Tanto tiempo.

-Si, tal vez demasiado - te conteste con aire de suficiencia - no has cambiado nada - mentí, adoraba hacerte rabiar - aun pareces un niño.

-¡No te hagas el  adulto! - Elevaste tu musical voz  - no eres mucho más grande que yo.

-Koorime ¿Cuántos años aparentas? ¿14 o 15? - me burle odie eso pero no pude evitarlo - yo ya tengo 16 años.

Estuviste a punto de replicarme, pero nos interrumpieron mi Yusuke y kuwabara.

-Hiei  te estábamos esperando - te acusaron.

  Deje de escuchar, para sumirme en mis pensamientos, había desperdiciado mi tiempo a solas contigo, ahora te irías y yo volvería solo a casa a estudiar o a jugar algún videojuego.

Me besaste ante la luna y mis dos primas

Sonrojando hasta la ropa que tenía

Labios tiernos que mataban mi vigilia

Se robaban los juguetes de esos días

-Me voy - anunciaste, aunque fue casi una pregunta, te acercaste a despedirme, besaste mi mejilla rozando la comisura de mis labios, me paralicé y el rubor de la timidez se hizo presente, luego susurraste en mi oído - ¿esta es la cercanía que debo tener para besarte?

Y  como si el farol fuera un cómplice, su luz comenzó a titilar hasta apagarse. Quedamos alumbrados solo por el cielo. Nuestros  corazones latían desbocados.

Nos quedamos  tan cerca que el aliento del otro rozaba en nuestra  piel. Estábamos  quietos casi sin respirar, mirándonos  fijamente a los ojos.

-S...Si - te conteste y te separaste de mi. Inmediatamente  te acorrale entre el farol y mi cuerpo. No te iba a dejar escapar. Pose mis manos en tus hombros,  simplemente las acariciaste. Me acerque lentamente hacia ti, no sabía bien que hacer, pero  no corriste la cara.

Ninguno de los dos cerró los ojos, porque a pesar de estar oscuro podíamos ver nuestras expresiones. Tú, delicadamente posaste tus labios en los míos, y nos fundimos en un beso. Una sensación cálida nos recorrió a ambos, y mis labios fueron más insistentes, me abrazaste firmemente. Era increíble la sensación de felicidad que nos invadía, mientras nos besábamos casi sonreíamos. Mis  labios (según tu) eran suaves, cálidos y llenos de amor. Los de tuyos eran de delicados, tiernos y besaban tímidamente. Era  nuestro primer beso desde que habías partido y era perfecto. Nuestros bocas entusiasmadas disfrutaban del sabor del otro, me abrazaste de manera tan cercana que sentía el palpitar de tu corazón nervioso al igual que el mío. Pasaba el tiempo y parecía que no nos cansábamos de besarnos, y así era. No nos importo cuando escuchamos las risitas de nuestros amigos, curiosos espectadores.

Apenas separamos nuestros rostros para contemplar la mirada del otro, esa mirada brillante y ciega. Con una sonrisa sincera en cada expresión.

Nos despedimos en silencio,  el farolito había sido testigo de nuestro primer beso. Esa noche no pude dejar de pensar en ti. Me martirizaba el hecho de que al otro día tenía un partido  con los unos compañeros del instituto, y no podría verte.

Los encuentros de futbol con mis amigos

Los cambie por besos y unos cigarrillos

Yo fui un dios que hizo verano en tu mejilla

Un astronauta entre tus pechos de afrodita

Llego el amanecer y con el mi nueva convicción. Era el famoso día de "San Valentín", y era la primera vez que lo pasaría con alguien a quien quería, era la primera vez que lo pasaría contigo. Cambie mis botines, por unas zapatillas, el conjunto deportivo por unos jeans y una camisa, y la pelota por un ramo de flores y mis cigarrillos, estaba ansioso...

  Cuando llegue a donde te hospedabas, el auto de los chicos no estaba. Cuando abriste la puerta tu rostro se ilumino de alegría, todavía no me acostumbraba a tu belleza.

-Hola Koorime, ¡feliz día!- te salude como un estúpido y pícaramente sonreí - ¿y los chicos?

-Feliz día para ti también, aunque para mí siempre es el día de los enamorados cuando estoy contigo... y los otros tuvieron una misión y no van  a  volver a  hasta el lunes - te mordiste el labio inferior, a ti también te gustaba la idea - ¿para mí? - preguntaste mirando las flores, te las entregue y sonreíste dejándome sin aliento - gracias, muchas gracias.

Nos sentamos en el sofá del interior. Te observe, llevabas unos jeans y una camiseta negra  por supuesto.

-Kurama, yo no tengo nada para ti, pero lo conseguiré - casi rogaste - pídeme lo que quieras.

-¿Lo que quiera?¬¬ - intente mostrarme suspicaz, pero no funciono - me da vergüenza...

 -Nh... zorro  pídeme lo que sea - te mostrabas serio - juro no reírme.

-Bueno solo quiero un beso, un beso tuyo - solté las palabras atropelladamente, otra vez estaba nervioso ¡que estúpido! - como el que nos dimos bajo el farol, como nuestro primer beso.

No contestaste, te limitaste a sonreírme, estabas nervioso, pero no lo hacías notar. Con exagerada lentitud acercaste tu rostro al mío, me tomaste entre tus manos, y pausadamente, me besaste.

  Al comienzo fue un beso lleno de amor, romántico en cada roce, saboreábamos el dulce sabor del otro, la calidez nos embriagaba, así comenzaron las caricias, suavemente despeinabas mis cabellos rojos, yo dibujaba círculos en su espalda. El beso fue tornándose más apasionado a medida que nos acariciábamos. Yo, te atraje por la cintura para acercarte más a mi pecho y tú me rodeaste con tus piernas. Lentamente nos acostamos en el sofá, yo estaba encima de ti, pero sin hacerte sentir  ni un gramo de mi peso, mientras te cubría de caricias, te llenaba de abrazos y te recorría con besos. En aquel dormitorio, solo se escuchaba, nuestra respiración acompasada, y los latidos de dos corazones desbocados.

  Con una de mis manos, recorría tu espalda, tus piernas, tu pecho, y con la otra te atraía cada vez más hacia mí, quedábamos tan cerca, tan juntos que sentíamos nuestros latidos. Con mis labios y mi lengua jugueteaba con tu boca, tu cuello, tus hombros. Dejándonos  llevar, abrumándonos en un momento de deseo. Me besabas intensamente, con rubor en tus mejillas, y me abrazabas  con fuerza por debajo de la camisa, llenándome de tu calidez. A pesar de la baja temperatura, para nosotros era imposible sentir frio.

Con la respiración entrecortada e interrumpido por tus besos  un:

- Te...te amo... - escapo de mis labios.

-Y para mí es tan fácil amarte - me susurraste al oído.

Nos  miramos durante unos segundos que fueron eternos. Manteníamos la vista directa y casi sin parpadear, ambos estábamos despeinados debido a las caricias, completamente ruborosos, agitados... pero a la timidez le gano el amor, y los besos no se hicieron esperar recorriendo nuestros cuerpos, reíamos tontamente en algunos momentos, perdiendo la noción del tiempo.

Fuimos tarde a mirar la luz del día

Se nos iba el tiempo en tanta tontería

Yo pintaba nuevas pecas a tu vientre

Tú inventabas una forma de quererme

 

  En nuestros labios se perdían de las horas, y a nuestros cuerpos los abandonaba la razón, haciéndose uno solo. Sofocados en nuestro propio frenesí. Nos  estremecíamos y temblábamos al tacto del otro.

Aun así demasiado pronto, demasiado rápido, el destino nos dijo que no. En medio de nuestro  arrebato de pasión, siempre llegaba la mañana, haciendo eco en el comedor, y de esta manera interrumpiendo nuestra demostración de amor. Al principio ambos, fingíamos no verlo. Pero al final era inevitable terminar con nuestra desenfrenada demostración de amor. Debía regresar a micas, tendría una cena familiar y no podía faltar. Pero como me dolía dejarte, aunque fueran solo un par de horas, y aquel día fue peor.

-¿Quieres ir conmigo al cumpleaños de Yukina? - preguntaste tímidamente ¿Cómo era posible que aun me tuvieras vergüenza? No te conteste, no quería rechazarte - está bien si no quieres, ve con los chicos yo...

-No es eso... nada me gustaría más que ir contigo, con tal de estar a tu lado - te abrase por la cintura y te sonrojaste - pero tango que cenar con mi familia, no podre salir... pero tu ve a la fiesta y diviértete mucho.

-No podre sin ti - correspondiste al abrazo y me besaste en la mejilla

 - Nunca olvides cuanto te amo, siempre lo hare... - ¡por Dios! cuanto te quería

-No seas dramático será solo una noche,  lo compensaremos todo el verano - estabas raro, me abrazabas como si me fuera para siempre

-sabes una cosita pensare en ti toda la noche, siempre lo hago.

Y van, van por dentro Tus recuerdos son estrellas que no paran de llover Conjuraba con Neruda y sus palabras Un hechizo pa que nunca te marcharas  

 Ya  era pasada la medianoche cuando me fui a dormir. Mientras estaba en mi cama recordaba a mi demonio de fuego, y reflexionaba sobre mi  amor-amistad con él. Allí recostado toda nube de duda se despejó, por fin veía claramente las cosas: ¡El me quería!, era un sentimiento más fuerte, el estaba realmente enamorado de, Hiei, el frio y solitario demonio estaba apasionado y locamente enamorado de mí, de Kurama, un demonio de corazón humano (un defecto, según tu).

  Estaba eufórico, me sentía liberado, y feliz, muy feliz, porque sabía que yo también te quería.

  Repentinamente, un golpe en la ventana del living me interrumpió de mi ensoñación, mire la hora, eran casi las dos de la mañana y mi familia ya dormía, me levante sigilosamente, y mire por el cortinado que daba a la calle, mi corazón comenzó a latir ruidosamente al ver que allí en la calle, bajo el velo de la noche, alumbrado solo por la luna como si fuera un ángel estaba Hiei, mi ángel. Abrí lentamente la ventana y Salí por allí para no despertar a nadie, me acerque a ti precipitadamente sin decir nada y te bese fugazmente, pasaste del blanco de tu piel a un rojo intenso, bajaste la mirada, sentía nuevamente en mi  estomago mariposas muy revoltosas.

- Quería verte, te extrañaba  - fue lo único que pronunciaste.

- Pensé mucho en ti... - la voz se me iba, te había extrañado. Decidí bromear para romper el hielo - tal vez debería alejarme, así me extrañes más seguido...

-¡No, no lo hagas!-La exaltación en tu voz me sorprendió y te mire perplejo - no lo hagas... por favor, no me dejes, yo...- tu voz se fue apagando, hasta ser un susurro indescifrable.

- Acaso... ¿Crees que podría?- ahora la perplejidad de tu rostro se había transformado en la más tierna de las miradas, bajaste tus largas pestañas, tus ojos brillaban intensamente, y en tus labios se dibujaba una irresistible media sonrisa, estabas más perfecto que nunca - estoy aquí, y voy a permanecer el tiempo que tú quieras, o que me necesites.

  Estas palabras parecían partirte el corazón, tu expresión lo denotaba.

-Kurama, yo te quiero pedir perdón, perdón por no decirte todos los días lo que siento por ti - las palabras te salían atropelladas y muy apresuradas, te mire confundido - no te merezco... perdón por no decirlo antes...pero creo, ¡no! Sé, que estoy enamorado de ti, yo te amo Kura... - no pudiste continuar, porque puse mi dedo en tus labios en señal de que callaras.

-Es todo lo que quería escuchar, lo que siempre he querido escuchar de ti - con mi mano aun en tu boca, te mire con la más pura sinceridad - he estado enamorado de ti desde que te conocí, y también te amo.

Hubo un largo silencio, pero no era incomodo. Deslicé mi mano desde tus labios hasta tu mandíbula y murió en tu mejilla y te apoyaste sutilmente en mi mano.

-Tengo miedo - musitaste y te acaricie los cabellos.

-No te preocupes,  cuando debas regresar encontraremos un solución - te conteste  no dejaba de contemplarte.

-No, no es solo eso - te mostrabas dubitativo en tus palabras -es nuevo para mí, jamás había sentido esto por nadie...

- Tú también eres mi primer amor Hiei- te miraba con intensidad, te sentiste incomodo y desviaste la vista.

Caminamos tomados de la mano hasta la plaza hasta nuestro farol, y durante los últimos momentos de la noche nos besamos, con urgencia, con necesidad, como si fuera el último beso.

-Sabes hoy leí un poema que me recordó a nosotros - me miraste curiosa mientras te sostenía en mis brazos - decía algo así... A nadie te pareces desde que yo te amo, Ah déjame recordarte cómo eras entonces, cuando aún no existías...

Tú estás aquí. Ah tú no huyes. Tú me responderás hasta el último grito. Ovíllate a mi lado como si tuvieras miedo. Cuanto te habrá dolido acostumbrarte a mí, mi alma sola y salvaje, a mi nombre que todos ahuyentan...Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote. Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado. Quiero hacer contigo lo que la primavera hace con los cerezos...Es complicado, pero es de Neruda, y no se...

-Fue muy...mmm... verdadero  - me encantaba verte feliz - creo que ya es hora de irme, hoy vienen los chicos y ya amaneció.

-Vamos - dije tendiéndote mi mano, no la tomaste ¿pasa algo?

-Gracias...pero no tenes que acompañarme, puedo ir solo - agregaste - no sería la primera vez.

-Está equivocado señor si cree que lo voy a dejar marchar solo - hice una reverencia y te tome del brazo - nunca más te vas a sentir solo, y mañana vamos a pasar el día juntos.

-Jajá mañana ya hice planes Kurama- hablaste diplomáticamente - Tal vez otro día.

-A la noche entonces -estaba más efusivo que nunca, te cubría de pequeños besos en la nariz la frente y las mejillas - vamos a ir a tomar un helado o nieve dulce, luego caminaremos en la plaza y más tarde veremos una película.

-¿Sera como una cita? - Preguntaste sarcástico - ¿una cita oficial?

-¡Por supuesto! - Me mostré con fingida indignación  - somos novios.

-¿Novios? - ahora tu fingías cierta sorpresa y enfado - nunca me lo pediste, por lo menos no de la manera convencional, además nunca acepte.

-Tienes razón - salí disparado hacia el rosedal de la plaza, y de allí  corte unas rosas, me seguiste.

-El cuidador  va a matarte por andar cortando las flores - bromeaste, pero ignore el comentario.

  Volvimos al farol, donde me arrodille y te ofrecí el ramito improvisado: -Hiei ¿te gustaría ser mi novio?

-Kurama, estamos en la calle levántate -  estabas algo avergonzado pues ya era de mañana y los vecinos madrugadores nos miraban - parece una propuesta de matrimonio, ¿hace falta que te conteste?

  Ni me inmute, y mantuve la mirada expectante. Tú  al ver que no daría el brazo a torcer, dulcificaste la voz, y tomando el ramito, por fin hablaste: - Si, si Kurama, me gustaría ser tu novio.

  La alegría rompió en mí, con ojos encandilados, te alcé y giramos en un tierno abrazo, sellado por el más dulce de los besos.

- Parece un sueño estar así contigo, es casi increíble - comente con mi rostro entre tu pelo.

-Te juro que yo tampoco me lo creo, es irreal ser tan feliz - agregaste.

De esta manera caminamos  como dos locos de la mano. Casi en silencio, nos dirigimos hasta la casa de la maestra genkai donde terminamos  la jornada con un largo beso de despedida.

Conjuraba con Neruda y sus palabras un hechizo para que nunca te marcharas

Y lo hiciste sin aviso esa mañana En que el mundo fue el corral de mi desgracia Y me juraste regresar algún verano Al farolito juro me quede pegado Nunca un hombre te extraño de esta manera Nunca un niño te adoro de esta manera Ese lunes estuve ansioso todo el día, contaba los segundos para volver a verte. Hasta que llego la noche, me puse mi mejor ropa, y de camino compre cigarrillos, los nervios me consumían. Por fin llegue a la casa y comenzó mi pesadilla. En la entrada un camión de mudanza, la sangre me rehuía del rostro, mis piernas apenas respondían, corrí hacia adentro de la casa, únicamente la maestra y unos empleados  empacando. -¿buscas a Hiei? - Me pregunto la mujer, yo asentí, temiendo su respuesta -  se marcho esta mañana,  tuvo que regresar a su mundo... Nos pude seguir escuchando y Salí corriendo mi cabeza no sabía hacia donde,  pero mi corazón sí. Llegue a nuestro farol, allí en el poste atado con una hosca cinta estaba un papel doblado,  solo tenía un párrafo escrito "te juro regresar a ti algún verano, pero no te pido que me esperes, no soy tan egoísta... Por favor no me olvides, no olvides que te amo y que siempre lo hare...Cuida de mi corazón lo dejo contigo.  Hiei". Las lagrimas cubrieron mi rostro pero ¿qué podía hacer si la persona que me hacia llorar era la única capaz de consolarme? Te habías ido, y te habías llevado mi corazón contigo. Te amaba más de lo normal. Me sentía morir.

Esa noche me quede allí, tirado a la par del último recuerdo. Los días pasaron ¿Quién dijo que solo el dolor físico puede matarte?...estoy seguro que afirmo eso porque jamás ha sentido su corazón roto, quebrado, desangrándose en carne viva. Dijo eso porque nunca ha sentido un hueco en el pecho, esa herida abierta que te consume, de adentro hacia afuera, esa ausencia que es la razón porque la que sigues vivo, por lo que tu corazón sigue latiendo.

Tres largos años pasaron desde que partiste. Espero que si hoy me estas escuchando, vuelvas, yo aun te sigo esperando. Y esta canción la escribí para ti.

Aún recuerdo el farolito de la esquina

Tiernamente alumbraba mis mentiras

No tenía 16 como decía

Era un niño en edad de golosinas

Me besaste ante la luna y mi dos primas

Sonrojando hasta la ropa que tenía

Labios tiernos que mataban mi vigilia

Se robaban los juguetes de esos días

Los encuentros de futbol con mis amigos

Los cambie por besos y unos cigarrillos

Yo fui un dios que hizo verano en tu mejilla

Un astronauta entre tus pechos de afrodita

 

Y VAN POR DENTRO

TUS RECUERDOS SON ESTRELLAS QUE

NO PARAN DE LLOVER

 

Fuimos tarde a mirar la luz del día

Se nos iba el tiempo en tanta tontería

Yo pintaba nuevas pecas a tu vientre

Tu inventabas una forma de quererme

Conjuraba con Neruda y sus palabras

Un hechizo pa que nunca te marcharas

Y lo hiciste sin aviso esa mañana

En que el mundo fue el corral de mi desgracia

Y me juraste regresar algún verano

Al farolito juro me quede pegado

Nunca un hombre te extraño de esta manera

Nunca un niño te adoro de esta manera

Ay niña linda me dejaste en los bolsillos

Triste aroma de besos y cigarrillos

Yo fui un dios que hizo verano en tu mejilla

Un astronauta entre tus pechos de afrodita

 

Notas finales:

Fue mi primera vez...¬¬ publicando, cabe la aclaracion. De corazon espero q les haya gustado aunq sea un pokititito...

Muchisimas grecias por leer, Muchos exitos a todos y me despido hasta la proxima!!?

pd: use una frasecita en el fic q pertenece a un libro es una dedicación no un plagio, solo para entendidos^-^

pd2: este fic originalmente lo escribi para gravitation, pero como me encanta leer los de yuyu hakusho, keria ser parte 


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