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La maldición de un demonio aburrido por Paz

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Notas del fanfic:

Los capítulos de esta serie se pueden leer independientes aunque no sigan el orden cronologico, por lo que aquí tenéis este.

Notas del capitulo:

Estos son los hermanos que pertenecen al equipo de Sannoh.

La maldición de un demonio aburrido

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo Único

 

Brest no puede salir del cuerpo que ha elegido, sin embargo, podía enviar parte de su energía hacia quien él eligiera como blanco. En aquellos instantes estaba aburrido, ni siquiera la inevitable cercanía de su Príncipe era capaz de sacarle de la apatía en la que estaba sumergido. Además su Príncipe estaba ensimismado mirando a ese pelirrojo que solo sabe llorar, aunque en ese instante está muy tranquilo, se ha encontrado con unos amigos y está conversando con ellos, su rostro irradia una alegría que su Príncipe no consigue que exprese.

Estar obligado a permanecer ahí dentro es desquiciante, el aburrimiento va a acabar con él.

De pronto, observa que uno de los muchachos, una mole de músculos dirige miradas de soslayo hacia otro de los chicos, llevado por su abulia comenta mentalmente.

-Esos son los hermanos Kawata…

-Y qué… -responde del mismo modo.

-He visto como le mira…

-¿A quién? –no hace intención de moverse, se está a gusto con los ojos cerrados, intentando dormir si no fuera por ese molesto de Brest.

-A su hermano…

-Está enamorado de él….

-¿En serio?

-Lo noté durante el partido que jugamos contra el Sannoh…

-Con esa mole de músculos puede cogerle.

-Son hermanos…

-Y qué… –es ahora él quien se muestra imperturbable, ese detalle a él no le hubiera detenido.

-Está mal visto… la sociedad y su religión se lo prohíbe… una tontería… -todavía recordaba los juegos amorosos que tenía con sus hermanas y hermanos, su padre nunca les impidió entretenerse como quisieran. Excepto cuando le sacó de casa para ir a corromper el mundo. ¡Qué fastidio! Lo único bueno que había conocido, era ese pelirrojo, lástima que le destruyó antes de comprender su valía, ahora todo lo más que podía hacer era conservarlo a su lado y hacerle comprender que le amaba. Una tarea difícil le esperaba, pero él nunca se rendía.

-Ah…, será divertido verles juntos.

-No podrás… -disfrutaba lanzando desafíos, era un modo de conseguir lo que su padre le había ordenado, aunque lo había adornado con bonitas y almibaradas palabras.

Brest no respondió, nunca rechazaba un reto y aquel lo era, envió una minúscula parte de su energía hacia….

-Cómo dijiste que se llamaba?

-No lo dije… el pequeño es Kawata Mikio…

-Me refiero al grandote… -especificó.

-Ese es el pequeño, el otro Kawata Masashi es el mayor.

Visualizó en su mente, a Kawata Mikio al tiempo que apenas una mota de energía se le metía por una de las aletas de la nariz. Le vió frotársela con energía, como si quisiera quitarse de encima el roce que había sentido en su interior, no lo consiguió, en segundos se había instalado en un punto de su cerebro, desde allí dirigiría sus actos.

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-Esta noche te ves extraño… ¿te preocupa algo? –inquirió Masashi mirando con inquietud a su hermano pequeño, que estaba jugueteando con los palillos mientras intentaba comer.

-No… solo que no tengo apetito.

-Es raro…, siempre comes todo lo que te pongo delante…. –se levanto y acercándose a su hermano apoyó la palma de su mano sobre su frente- Estas ardiendo… porque no me dijiste que tienes fiebre.

-Estoy bien… -todo su cuerpo se estremeció al contacto de su mano.

-No… no lo estas. Necesitas compresas de agua fría para bajarte la temperatura. Iré a buscar lo necesario.

-Déjalo… se me pasará… -solo necesitaba apartar la mirada de su hermano, dejar de sentir ese sentimiento que le agobiaba, esa obsesión en la que se había convertido su hermano.

-No seas tonto… eres mi hermano pequeño… no voy a dejarte en esas condiciones.

Mikio no respondió, pensó que estaba en su mano el calmar el ardor que invadía su cuerpo, pero no con compresas frías, sino con él, dejándole que le probara. Haciéndole sentir su hombría dentro de él, dándole la seguridad que necesitaba para salir adelante.

Pero no, tiene miedo y calla lo que siente por él.

Esa noche no es diferente, solo que él insiste en atenderlo y finalmente se rinde a sus deseos.

Le deja que le aplique paños de agua fresca en la frente hasta que se calienta, sustituyéndolo por otro mientras deja que el primero se enfríe. Sus cuidados no solo alivian el calor de su cuerpo, también entibian su corazón, dejándose llevar por lo que siente, cierra los ojos y se abandona a sus solícitos cuidados.

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El sopor del sueño le alcanza enseguida y comienza a soñar.

Es un sueño extraño. Sabe que es un sueño, y no quiere despertar, quiere seguir cogiendo a su hermano, escucharle gemir por la fuerza de sus embestidas, oírle suplicar para que pare, se siente incapaz de detenerse, se lo ha metido de una embestida mientras le masturba con fuerza, a pesar de sus gritos de dolor, a pesar de su resistencia solo es aparente, sabe que le gusta porque lo tiene duro como él, con la fuerza de sus embestidas consigue llegar más profundamente hasta que alcanza su próstata y enseguida el dolor cede y sus gemidos son placenteros y de su boca solo salen exigencias y él le complace porque aunque es un sueño lo siente muy real, la calidez de su piel, la estrechez de su cuerpo que se abrió a él. Todo le resulta como si fuera su primera vez sin separarse de él, cambia de postura, quiere ver la expresión de su rostro, sus parpados están muy apretados, sus mejillas sonrojadas brillan con un rastro de lágrimas, su boca entreabierta deja escapar gemidos, sus manos empuñadas, se inclina hacia él y se apodera de sus labios con energía, ve como abre sus ojos que le contemplan con asombro, su lengua invade con fuerza su boca y se mueve dentro con lujuria, con ansia, con la misma fuerza con la que le está penetrando, su mano se mueve rápida alrededor de ese tronco hasta que comienza a sentir como su cuerpo se estremece, se sacude bajo él y su mano se embadurna con la esencia de su hermano que brota como si de un manantial se tratara, enardecido, exaltado de deseo, imprime un ritmo más acelerado a sus embates hasta que el alcanza la cima del placer y se vacía dentro de su hermano y derrumbándose sobre él con la respiración agitada.

Cuando se tranquiliza, se gira, apoyándose sobre su espalda en el futón, vuelve la cabeza para mirar hacia su hermano, sin embargo, en lugar de Masashi, hay otra persona, sobresaltado, por su aspecto retrocede sin darle la espalda hasta que la pared le impide seguir evitándole.

-¿Quién… quién eres? –es un ser demoníaco, sus ojos unas pupilas rojas, en la frente se ven unas protuberancias a modo de cuernos, el resto de su figura es normal, pero lo que ve es suficiente para impresionarle.

-Soy tu amigo…, quien va a satisfacer todos tus deseos. -tras esas extrañas palabras prosigue- Ha sido placentero, ¿verdad? ¿Lo has disfrutado? ¿Te gustaría seguir haciéndolo? –le interroga con una expresión divertida.

-Sí..., a todas sus preguntas… -exclama sin preguntarse como puede saber.

-¿Me darías tu alma o la suya a cambio de seguir haciéndolo?

-Sí, llévatela.

Una carcajada fue su respuesta, luego lo miró serio y preguntó.

-¿Sabes lo que me estas ofreciendo tan impulsivamente?

-Si puedo tenerle a él no la quiero.

-¿Y la suya? –miró hacia un costado, allí estaba Masashi, pero no parecía verlos, ni siquiera se movía- ¿Vas a disponer de su alma como si te perteneciera?

-Sí. –pensó que solo era un mal sueño y cuando despertará vería que nada de eso había sucedido.

-De acuerdo. Si ese es tu deseo, cogerás a tu hermano hasta el fin de tus días, lo harás bajo ciertas condiciones, tú no recordarás hacerlo y él no recordará quien le coge, aún así su cuerpo mostrará las señales de inequívocas de lo ocurrido y la desconfianza hacia ti crecerá en su corazón y  buscará vivir lejos de ti, pero no importa lo lejos que se vaya, siempre le encontraras. Para hacerlo más entretenido, una fuerza invisible impedirá que esa distancia sea grande, no diré cuanta, vosotros mismos lo sabréis y lo aceptareis como algo normal, si por cualquier causa uno de vosotros se distancia más de lo permitido el otro morirá y me llevaré tu alma.

-Me estás diciendo que los dos moriremos…

-Me satisface tu inteligencia… -dijo con una sonrisa sardónica- Si, pero antes de morir, quien quiera que sea de los dos, será consciente de cuanto ha pasado entre vosotros, pero no temas o él o tú morirá sin dolor. Ese es el inconveniente de romper nuestra alianza. No deseo que pienses que soy perverso, te daré una pista. En tu mano esta el poder escapar de esta maldición, porque al cumplir tu deseo es lo que obtienes, a partir de ahora tu vida será como un laberinto perpetuo, muchas veces creerás encontrar la salida, pero solo darás con ella cuando seas tú mismo.

-¿Qué quiere decir? –preguntó.

-Eso tienes que descubrirlo tú…, tienes toda una vida para averiguarlo.

Despertó con sobresalto.

-Tranquilo… todo está bien… solo era un mal sueño –dijo Masashi intentando tranquilizarle.

-Un mal sueño…, -se quedo pensativo- no recuerdo nada.

-Debe ser debido a la fiebre… has estado hablando mientras dormías.

-¿Que dije? –sin saber porque le inquietaba saberlo.

-No lo sé… -sus mejillas tenían un brillo inusitado- farfullabas y no se entendía lo que decías. Ahora tranquilízate y descansa. –dijo posando su mano en su pecho empujándole para que volviera a recostarse.

-¿Qué hora es?

-Hace unos minutos pasó de medianoche. –Le quitó el paño de la frente que se había enfriado por completo- Ya no tienes fiebre. Podrás descansar. –dijo levantándose para retirar los paños mojados y el cuenco con agua fría que había ido cambiando a medida que entibiaba.

Le siguió con la mirada y le pareció que sus pasos no eran muy seguros. Cuando volvió al dormitorio que compartían estaba de pie quitándose el yukata con el que solía dormir.

-¿Qué haces? –Preguntó sorprendido- ¿Por qué te has levantado?

-Lo que siempre he querido –se acercó a él dejando caer al piso el yukata y mostrando su cuerpo sin rubor- voy a cogerte.

-No hagas ese tipo de bromas –dijo dando un paso atrás y en su mirada asomó el temor.

-No bromeo… -y antes que pudiera decir más, lo tenía inmovilizado contra el suelo, con movimientos apresurados, le levantó su bata para cogerlo, cuando vió como su ano chorreaba restos de semen que se habían escurrido por sus muslos y ahora en esa postura se deslizaba hacia sus testículos- ¡¡Ah… ya sabes lo que te espera!!. –se inclinó hacia su oído- Te gustará… lo sé… no es tu primea vez –y sus dientes le dieron un mordisco en el lóbulo hasta arrancarle unas gotas de sangre….

Su grito de dolor se intensificó cuando le penetró. Ahora sabía que no fue un sueño y mientras se sacudía dentro de su hermano, sonreía satisfecho porque todas las noches podía hacerlo con él.

Su deseo se estaba realizando. Mejor aún, ya lo había realizado, cuando le cogió por primera vez.

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-¿Qué has hecho que? –bramó dentro de su cabeza.

-No me hagas repetirlo… ya te lo he contado todo.

-¿Por qué?

-Ya te dije… me aburría…

-No estás aquí para jugar.

-¡¡Oye… oye… no me incluyas a mí en tu trabajo!! Recuerda que yo me escapé de casa mucho antes que vinieras tú.

-Eres un atolondrado… -rastreo la energía de su medio hermano hasta alcanzar el punto justo donde terminaba, en aquel mismo preciso instante, Mikio estaba cumpliendo su sueño.

-No es real…, les has inducido a creer que está pasando… -quería convencerse que era así.

-Bueno… si….

Su titubeo le puso en alerta.

-¿Lo están haciendo de verdad?

-Esa fue mi primera idea… pero eso no me divertiría. Ahora sé que cuando quiera distraerme solo tengo que conectar con ellos, seguro que Mikio con ese corpachón no se quedará satisfecho con una sola vez. La gracia está en que le engañado.

-¿Qué le has hecho creer? –ante su silencio insistió- ¡¡Brest!!?

-Le dije que ninguno de los dos recordará lo que hacen, pero no es cierto, Masashi sabe lo que le hace su hermano, y por ello comenzará a odiarlo, Mikio no sospechará nada y continuara cogiéndole hasta que un día su hermano sobrepase su propio límite y decida terminar con él. De ese modo yo tendré dos almas perversas en mi haber.

-Es diabólico. –exclamó sorprendido.

-Papá se sentirá orgulloso de mi… siempre decía que soy muy blando. ¿Quieres que lo ponga en sonido estéreo y envolvente para que lo oigamos mejor?

-De acuerdo… -esa noche no tenía mejor cosa que hacer.

Al instante, en sus cabezas, comenzaron a oírse los gemidos y los gritos de los hermanos Kawata.

La tensión de ambos se incrementaba por encima de su cabeza, era como si a su derecha se escuchara los gritos de Masashi y hacia su izquierda los gemidos agónicos de Mikio, hasta llegaba a escucharse a su espalda los plops cuando le embestía y sus nalgas chocaban contra su cuerpo. Aquello era mucho mejor que ver una película porno, eso era en vivo y en directo.

Verles y oírles resultó muy excitante, tanto que en pocos minutos comenzó a masturbarse, su placer era el placer de su hermano,  pues sus mentes conectadas entre sí se dejaban llevar por lo que estaban experimentando.

-¡¡Ha estado genial!! –su voz resonó en su mente apenas se diluyó su orgasmo.

Los Kawata todavía seguían gritando y gimiendo, hasta que Brest rompió la conexión para tranquilizar la excitación que esas escenas habían conseguido en ambos, si continuaban oyéndoles volverían a caer en la tentación.

-Brest… cuando volvamos a casa te cogeré. –le avisó rotundo.

-Bueno… -dijo sin mostrar excesivo interés. No quería regocijarse y que él supiera hasta que punto lo deseaba.

-A lo mejor no espero a llegar a casa, apresúrate a dejar este cuerpo.

-Déjalo tú, yo le encontré primero.

-Brest?...

-Qué…

-Dejemos de pelearnos entre nosotros.

-Bueno…, pero conste que tú tienes que encontrar otro cuerpo. –dijo dispuesto a decir la última palabra.

-Brest… -no pudo decir más, porque sintió un roce en sus labios. Abrió los ojos y vió que allí, inclinado sobre su rostro estaba Hanamichi.

-Me pareció que me llamabas…

-Terminaste tu trabajo? –preguntó.

-Sí, amo.

Le tomó de las muñecas, donde todavía se distinguía la señal de los cortes  y le hizo caer sobre él, luego se giró dejándole debajo. Esa noche él tampoco estaría solo, ya hablaría con su hermano en otra oportunidad, tenía que saber como había conseguido salir, alguna vez podía necesitar él también hacer alguna escapada, estaba descubriendo que el mundo de los mortales era muy entretenido.

Acabé el 21 de febrero de 2010

Paz


 


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