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Acosado por Lune

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Notas del capitulo:

Fanfic basado en los personajes de Saint Seiya. Espero lo disfruten. Prometo finalizarlo y subir actualizaciones todas las semanas.



Prólogo


 


Radamanthys, ese era el nombre del mejor amigo de su primo Hades. Un rubio con unos hermosos ojos dorados y un cuerpo de infarto. La primera vez que lo vio fue en una visita que habían hecho a la familia real de Giudeca, es decir a sus tíos y primos. Tenía cinco años, y recordaba claramente como su hermano mayor y su primo Hades no lo dejaban jugar con ellos a la guerra.


 


*****Flash Back*****


 


-Yo también quiero jugar Ikki-


 


-No insistas, mamá te ha dicho que no puedes correr-


 


-Pero ya estoy mejor- se quejo el pequeño mientras se ponía uno de los cascos de las armaduras de juguete de Hades -Además a ustedes no les queda la armadura de Andrómeda, ya están muy grandes-


 


-Por qué no vas a jugar por allí con Pandora- lo insta un Hades de doce años


 


-Pandora es una chica, además solo tiene muñecas- se queja el pequeño -Hay tres caballos y ustedes solo son dos- señala los caballitos de madera


 


Ikki y Hades se miraron consternados. Muy aparte de la prohibición de correr del pequeño, estaba también el hecho de que era un tanto tedioso jugar con un "niño", ellos ya tenían doce años, eran grandes.


 


-Reunión- soltó Hades e inmediatamente todos los niños que estaban en el patio se reunieron en un círculo, dejando fuera al pequeño conejito -Lo siento Ikki, pero tu hermano es un tanto aburrido-


 


-Ya lo sé, pero mamá me ha dicho que no lo puedo dejar solo-


 


-Entonces vete tú a jugar con él- le tiro jocoso un niño peli azul -Total, a ti también te gusta jugar con la muñecas de Pandora-


 


-Idiota- Ikki le patea la canilla al niño -Mejor vete tú-


 


-Auch, que salvaje eres- se queja el niño mientras se soba su canilla -Le voy a decir a mi mamá-


 


-Dile lo que quiera...-


 


-No se peleen- les recrimina Hades -Estamos planeando deshacernos de Shun, no de Kanon...eso lo planeamos después- le sonríe maliciosamente


 


-Que malos son, por qué mejor no botan a Saga-


 


-A mi no me metas- se queja su gemelo -En fin como nos vamos a deshacer del conejo-


 


"Conejo" Ese es el apodo que le habían puesto al menor de los Fénix, quién desde el momento que había llegado a Giudeca no dejaba de saltar y husmear por todos lados.


 


-Las escondidas- sugirió Hades -Qué opinas Rada- pregunto a su mejor amigo


 


-Por qué le preguntas a él, yo también estoy aquí- se quejo Kanon


 


-Será por qué él dice mejores cosas que tú- le responde Ikki


 


-Malos amigos, siempre que vengo me tratan mal-


 


-No seas mentiroso- le saca la lengua Hades


 


"Oigan, ya vamos a jugar" les llama Shun


 


-¿No es más fácil decirle que no queremos jugar con él?- sugiere un escueto Radamanthys


 


-Hay que tener tacto Rada- explica Saga -Si le decimos eso, se va a ir a quejar con los adultos y nos van hacer jugar dentro de palacio con él-


 


-Como la otra vez- agrego Hades -Pero tú no estabas, fue horrible-


 


-Bueno- acepta no muy convencido el rubio


 


-Ya, que Kanon cuente- sugiere Ikki


 


-¿Por que yo?-


 


-Por qué eres el menor-


 


Después de refunfuñar un rato el niño acepta. Los cinco regresan al lado del pequeño Shun.


 


-Cambiamos de idea Shuni, puedes jugar con nosotros-


 


-¿En serio?- pregunta ilusionado el pequeño -Genial-


 


-Pero cambiamos de juego- los demás niños se ríen quedamente mientras Hades explica -Vamos a jugar a las escondidas-


 


-Genial, me gustan las escondidas- el niño se quita el casco -¿Quién cuenta?-


 


-Kanon va ha contar-


 


-Okas-


 


Y así los niños comenzaron a jugar. Kanon comenzó a contar, mientras los demás se escondían. Un entusiasmado Shun buscaba por todo el amplio jardín un buen escondite, sin imaginar que los mayores ni hacían el mínimo intento por esconderse, ya que al pequeño descuido del conejito se fugarían a otro lado a jugar entre "grandes".


 


Ya habían pasado aproximadamente 3 horas desde que habían comenzado a jugar a los piratas en el lago artificial del jardín. Y ya aburridos regresaron al palacio para comer unas galletas y tomar leche en las cocinas, donde las amables cocineras los llenaban de mimos.


 


-Donde está Rada- pregunto Ikki


 


-Fue a recoger su cinturón, se lo saco mientras jugábamos-


 


-Vale-


 


-El último es un huevo podrido- grito Kanon para salir corriendo a toda velocidad seguido de sus amigos


 


Mientras tanto un preocupado Radamanthys buscaba su cinturón, su madre le daría una buena regañada si llegaba sin el mismo. Busco y busco entre los arbustos del jardín, hasta que encontró el cinto de cuero con el logo de los Wyvern. Ya estaba apunto de regresar para unirse a sus compañeros, cuando unos sollozos llaman su atención.


 


-Snif...snif...-


 


Se acerca lentamente al lugar para encontrarse al menor de los Fénix llorando metido entre las enormes raíces de un viejo roble. Hubiera sido un mentiroso si negaba  no haber sentido algo de remordimiento al engañar al pequeño. Ahora lo encontraba allí, solo, llorando...y...y escondido.


 


Shun se había mantenido durante todo ese tiempo escondido, pensando que era un genio al haberlo hecho tan bien. Pero después de unas horas comenzó a pensar que lo habían dejado solo. Lo que no sabía es que no estaba muy lejos de la verdad.


 


Radamanthys se imaginaba lo que le ocurría al niño, por lo que fingiendo asombro y camaradería se acerco...


 


-Te encontré- soltó "alegre" o bueno trato de sonar así -Te escondiste muy bien-


 


-...- el niño dejo de llorar para mirar al rubio amigo de su primo -¿Me estabas buscando?- pregunta ilusionado


 


-Claro, estábamos jugando-


 


-Genial- soltó inocente al tiempo que se abrazaba a las piernas del mayor -¿Podemos volver a jugar?-


 


-Ya es tarde, vayamos con los demás a comer unas galletas- le responde sorprendido por la muestra de cariño del niño -Vamos- le extiende su mano


 


-Vamos- responde animado Shun, mientras que coge la mano de su héroe...Radamanthys de Wyvern.


 


*****Fin del Flash Back*****


 


“Héroe” Esa palabra no describía lo que Radamanthys Wyvern era en la vida de Shun Fénix. Para el pequeño conejo, el joven amigo de su primo era su “Dios” su objeto de adoración.


 


Los días que siguieron en Giudeca, Shun no dejo en paz al pobre Radamanthys, quien a pesar de sentirse un tanto fastidiado por la constante persecución de Shun por todo Giudeca, se dejó hacer pensando que sería solo por lo que restaba de la familia Fénix en Giudeca.


 


“Que equivocado había estado”


 


Radamanthys no sabía que la diabólica Pandora y su amiga Saori le habían metido a Shun la idea de que el joven Wyvern estaba haciendo meritos para que lo eligiera como su prometido. A pesar de tener cinco años Shun sabía qué era eso, sus hermanas no dejaban de hablar de los chicos y los compromisos. Todas sus hermanas habían sido prometidas a algún apuesto joven de la corte.


 


“Yo también debo tener un prometido” se había dicho.


 


La noche antes de partir a Fénix, cuando se celebraba una pequeña cena de despedida, Shun había pedido una audiencia con el Generalísimo Wyvern. “Cosas de hombres” había dicho el niño, sorprendiendo al hombre, quién de la misma manera solemne había aceptado la invitación.


 


*****Flash Back*****


 


-Generalísimo- el pequeño Shun se acomodo en el amplio sillón frente al padre de Rada. Los acompañaban el padre de Shun, su tío y el padre de los gemelos, todos de curiosos ante la posé “madura” de Shun –Me presento humi…humildene….-


 


-Humildemente- le ayudo su padre al ver que el niño no podía pronunciar la palabra


 


-¡Papá!- chillo escandalizado el niño, los demás hombres rieron –Generalísimo…me presento humildemente ante usted para pedirle me permita cortejar a Radamanthys- y tras la última palabra una dentona sonrisa.


 


*****Fin del Flash Back*****


 


Los mayores pensando que sería todo una broma de los niños, instaron a un sorprendido Horace Wyvern ha aceptar la petición del niño.


 


Después todo fue idilio para Shun. Se paso toda la noche dándole exageradas atenciones al joven. Y al día siguiente, antes de partir hacia Fénix el coqueto niño le besó galante la mano a un sonrojado Radamanthys. Los adultos lejos de molestarse rieron ante la inocencia de Shun, mientras que los más jóvenes no dejaron de molestar al Wyvern.


 


Y si todos pensaron que las cosas habían terminado allí, se habían equivocado rotundamente.


 


Cartas, Shun le hacía llegar cartas cada dos por tres. Al principio se notaban escritas por un adulto (por la bonita letra), pero con el pasar de los meses las cartas eran echas por puño y letra del conejito. Siendo un niño de cinco años la mayoría de sus cartas iban acompañadas de dibujos y regalitos hechos a mano.  Al principio obligaba a sus nanas a escribir las cartas, pero luego vio que era preferible obligar a los profesores de Ikki a que le enseñaran a escribir y leer a la velocidad de la luz. Y así después de un mes encerrado en la biblioteca y esclavizando a los profesores, Shun había terminado escribiendo y leyendo mejor que el holgazán de su hermano, quién aun presentaba graves problemas ortográficos y pésima pronunciación de los acentos al leer.


 


OH…un dato importante es que el carteo no era reciproco. Shun nunca recibió ni una sola carta del rubio.


 


Todos los veranos los Wyvern, así como otras familias con dinero de Giudeca acostumbraban pasar el verano en sus mansiones de verano en Fénix, en donde lo que sobraban eran las playas.


 


Fue el verano en el que cumplió ocho años cuando su padre le regalo un bello violín hecho especialmente para él. Una vez el niño aprendió a “tocar” se escapaba tres noche a la semana para apostarse en la puerta de la mansión de verano de los Wyvern para darle serenatas a un adolescente Radamanthys, quién lejos de sentirse “alagado” se sentía “humillado”. Un crío de ocho años le iba a dar serenatas aun joven hormonal de quince años. Y lo peor era que el crío tocaba pésimo el violín.


 


-Dice Radamanthys que regreses a darle serenatas cuando aprendas a tocar el violín como se debe-


 


Su hermano era el mensajero del joven Radamanthys.


 


Shun, lejos de sentirse mal, hizo que trajeran al mejor violinista de Giudeca para que le enseñara a tocar como un experto. No se supo nada del pequeño por una semana entera. Fue un viernes, en el cual el pequeño Shun, acompañado del duquecito Mime de Benetnasch Eta, ofrecieron un concierto al joven Wyvern, quien obligado por su madre salio ha agradecer. Era grato ver a dos talentosos músicos, había dicho la mujer.


 


Lejos de todo el grandulon Wyvern se sintió alagado, esos mocosos habían tocado su melodía favorita.


 


Y así siguieron pasando los años. Shun nunca dejaba de mandarle cartas a Radamanthys, ni tampoco dejaba de visitarlo cada vez que llegaba a Giudeca.


 


Lo que estaba viviendo Shun era una obsesión, una enfermiza obsesión con el joven Wyvern. Sus hermanas habían tratado de hacerlo entrar en razón, pero el niño no entendía.


 


A la edad de diez años Shun paso una semana entera llorando. El joven Wyvern, al igual que Hades, Ikki y los gemelos Géminis, se habían enlistado en el ejército de Giudeca. El entrenamiento era duro, prácticamente abandonaban sus hogares para recluirse en la base del sur, en donde los preparaban para la vida militar.  No podía mandarle cartas, ya que una vez que los chicos eran enviados a Cabo Sunión tenían prohibido contacto alguno con el mundo exterior.


 


Fue después de la visita de su amigo Seiya que al conejito le volvieron las energías. Según su risueño amigo uno podía entrar al ejército a los trece años. Los chicos habían entrado a los diecisiete años debido al duro entrenamiento que habían recibido en sus propios hogares. Ikki y su primo Hades habían sido entrenados por los mejores maestros al ser parte de la familia real, mientras que los gemelos y Rada provenían de familias con renombre en el ejército, no por nada el padre de Rada era el generalísimo, mientras que Ares Géminis era coronel del ejército real.


 


Una vez más hizo de las suyas. Hizo traer a los mejores soldados para que lo ayudaran ha preparase. Su madre le había preguntado miles de veces el por qué de su repentina afición hacía las artes del combate.


 


-Madre, yo también soy un varón, es obvio que piense en algún día ir a Cabo Sunión-


 


Lejos de preocuparse, su madre se reía, pensando que el capricho se le pasaría…como todos los demás caprichos que había tenido…desde escribir como un poeta, tocar como un experto violinista hasta pintar como el dios del arte, todos eran caprichos…caprichos para complacer a Radamanthys Wyvern. 


 


Por tres años Shun dejó de hablar de Radamanthys. Por una parte lo hacía por la ausencia del joven, por otro lado por concejo de su hermana mayor.


 


*****Flash Back*****


 


-Shun me dejas probarte esta maquina para alisar el cabello que me regalo papá- pregunto su hermana Arista.


 


-Claro- asintió el joven. Total para entrar al ejército le cortarían el cabello, que importaba si se lo quemaban. Además el cabello volvía a crecer. 


 


-Sabías que papá está preocupado por tu obsesión…- era Atila, la mayor de sus hermanas –No es muy normal lo que haces con Radamanthys-


 


-Tampoco es muy normal que ustedes persigan a los chicos hasta sus casas para saber donde viven-


 


-No es lo mismo- chillo la joven –Es más raro y obsesivo estar como lapa detrás de alguien. Radamanthys te lleva siente años, no lo dejas vivir su edad así como tu tampoco vives la tuya, Shuni-


 


-No es cierto…además el generalísimo me autorizo cortejarlo…-


 


-Ese es el problema…el no es una chica como para que pidas eso- le interrumpió su hermana –Olvídate de todo lo que tiene que ver con Wyvern, vive y deja vivir hermanito. Además si sigues así papá te mandara al loquero-


 


*****Fin del Flash Back*****


 


Por tres años les hizo creer a todos que se le había pasado la fiebre “Wyvern” como la habían llamado. Fue tal el cambio que la noticia llegó hasta Cabo Sunión, donde un aliviado Radamanthys se felicitaba a sí mismo por haber decidido refundirse en lo más perdido de Giudeca para que el niño se olvidara de su tonto cortejo.  


 


Pero todo exploto en el cumpleaños número trece del conejito. A primera hora de la mañana todos los miembros de la familia habían entrado a la habitación del dulce Shun con una enorme torta…torta que quedo hecha pedazos cuando encontraron la nota en donde el conejito anunciaba a su familia que se había marchado para enlistarse en el ejército de Giudeca.


 


Fue demasiado tarde cuando el Señor de Fénix llegó a los cuarteles del ejército. El pequeño  Shun había sido aceptado en el ejército con solo trece años.  Según los examinadores, el niño tenía talento militar, además la mayoría de los examinadores habían sido sus maestros.


 


En Giudeca la milicia era algo muy importante. Una vez que se aceptaba formar parte del ejército, ni siquiera el propio rey podía renunciar.  Y por esa “absurda” regla, Tritón Fénix no pudo sacar a su poseído niño del ejército.


 


-Cuando regreses a casa vas ha estar castigado por lo que te reste de vida-


 


Esta de más decir que sus padres estaban molestísimos. No podían creer que su hijo hubiera escapado de casa para cometer la chiquillada de enlistarse al ejército por…


 


-No me digas que vas…-


 


-Sí, voy por Radamanthys… ajajá a Shun Fénix no se le escapa nadie-


 


Su madre no hizo otra cosa que desmayarse. Su pobre conejito estaba poseído por el alma de un “obsesivo”.


 


“Enfermo de amor”


 


Es lo que había dicho Mime, quién como el mejor amigo del conejito, lo había acompañado a enlistarse.  Shun lo había invitado a ir con el al ejercito, pero lo del duque era la música.


 


-En cuatro años nos volveremos a encontrar…ambos debemos haber realizado nuestras metas-


 


-Una promesa-


 


-Es una promesa-


 


Y Shun siempre cumplía sus promesas. Conquistaría el corazón del Wyvern, y enorgullecería a su familia siendo un buen militar.


 


El grupo que le toco estaba conformado en su mayoría por jóvenes entre quince y diecisiete años. Él era el menor. Pero lejos de que eso le amedrentara lo impulso a hacerse respetar entre sus compañeros. Varios de ellos habían querido amedrentarlo al verlo tan joven y delicado, pero Shun les demostró por qué su madre le había gritado “conejito poseído” frente a todos en el cuartel general. Un golpe por aquí, otro por allá…y Shun Fénix se había convertido en el matón de su grupo. Con esa carita de ángel y sus maneras tan delicadas, nadie se imaginaba que escondía un lado algo agresivo y obsesivo. 


 


Al día siguiente de enlistados fueron enviados a Cabo Sunión. Los primeros días nos les habían dejado disfrutar de algún tiempo libre. Por lo que Shun se había resignado a no ver a su “prometido” (según él). En su día diez pudo pasear libre por unas horas. Su hermano llevaba su último año de interno en Cabo Sunión, por lo que lo más probable es que los encontrara en las barracas de los mayores.


 


Todos volteaban a ver al “bebe” que caminaba decidido hacia las barracas de los mayores. Era raro ver a un niño con el aspecto y la edad de Shun en Cabo Sunión. Solo los fuertes y talentosos eran enviados al centro.


 


Los internos nunca olvidarían el alboroto que se armo cuando el “bebe” estuvo frente al príncipe Hades y compañía. Los mayores no podían creer lo que veían, el pequeño Shun estaba allí en Cabo Sunión, junto a los rudos militares de Giudeca. Estaba allí, tan delgado, bajito, bonito y…con el cabello cortísimo…ya no existía esa larga y bella cabellera esmeralda.


 


“Reunión”


 


Había gritado Hades igual como lo hacía de niño. Los cinco amigos discutieron acerca de la presencia del “conejito” en su territorio. Estaba de más describir la cara de disgusto que tenía Radamanthys.


 


-Lo siento pero tú hermano esta enfermo-


 


El rubio no era muy expresivo, pero debió haberse sentido muy incomodo para que dijera eso. Lejos de lo que pensaba Shun, dentro del gran Radamanthys Wyvern crecía una gran repulsión y molestia hacia el peli verde. Ya le había espantado varías chicas durante su adolescencia, como para que se apareciera como lastre en el único lugar en donde había encontrado algo de paz.


 


No planearon nada, estaban seguros que la dura vida militar pondría al conejito en su lugar. Hasta Ikki, quien siempre consentía a Shun, no cabía aun frente a la obsesión de su hermano.


 


Ya habían pasado dos meses de la llegada del conejito al centro. El chico paraba ojeroso y magullado, pero aun así le hacía llegar cartas de amor a Rada o de vez en cuando se paraba en la puerta de su barraca a tocarle el violín. Por lo menos una vez a la semana el jovencito se pasaba todo un día en detención sin pan ni agua, por su comportamiento “poco militar”. Pero lamentablemente no había manera de hacer parar al joven con su enfermiza obsesión.


 


Nadie podía decir que Radamanthys le daba cuerda, ya que nunca respondía sus cartas, nunca respondía a ninguna de las muestras de ese enfermizo acoso que sufría. Pero parecía que esa indiferencia es la que mantenía al joven detrás del rubio.


 


Pero algo cambio una noche. Era la hora de la cena, y por primera vez había un espacio libre junto a Radamanthys en la mesa de los mayores. Shun tomo su bandeja y abandono la mesa de los novatos para ir a sentarse junto a su “amado”.


 


“Seguro que se alegra”


 


Pensaba el iluso conejito, sin saber que ese día su corazón sufriría su primera rajita.


 


*****Flash Back*****


 


-Hola- saludo un alegre Shun –Me siento junto a ti Rada…-


 


El rubio no siguió escuchando. El mocoso lo tenía harto…HARTO. De unos meses para acá se había convertido en el hazme reír de Cabo Sunión. ÉL iba a ser el general de las tropas de Giudeca, no podía dejar que sus futuros subalternos se burlaran de él por las idioteces de Shun.


 


-…entonces debes estar contento de que este aquí…-el joven se vio interrumpido por el fuerte vozarrón del rubio


 


-¡CALLATE!- lo miraba con los ojos inyectados de sangre…estaba molesto –No estoy contento de que este aquí- le escupió –Me vengo hasta aquí para no tener que ver tu estúpida cara y tu me sigues como lastre- Shun se paro sorprendido cogiendo su bandeja – ¡DESAPARECE!- le grito al tiempo que golpeaba su bandeja ensuciando al chico en el proceso con la comida.


 


*****Fin del Flash Back*****


 


Eso fue lo último que vieron de Shun. No, no abandono Cabo Sunión. Lo que hizo el conejito fue entrenar, estudiar, aprovechar el tiempo en el centro. Él no era un lastre, el se había enlistado para ser un guerrero al servicio del reino…sí…sí…bueno, en realidad había ido siguiendo a Radamanthys  Wyvern, pero nadie se tenía que enterar de su obsesión…mejor dicho nadie debía seguir creyendo que el motivo de su decisión había sido él, a pesar de que fuera verdad.


 


“Demuéstrales a todos que tu presencia en Cabo Sunión es el de formarte como guerrero, y no como un acosador profesional”


 


Con el dolor de su alma tuvo que dejar las “atenciones” que tenía hacia el rubio, así como todo contacto con sus “amigos de infancia”. Se centro en la dura vida del guerrero de Giudeca. Fue tal su cambio que a unos pocos meses fue recibiendo felicitaciones y cargos de parte de sus superiores.


 


Ya no existía el Shun habilidoso pero frágil, ya no estaba presente el rarito primo del príncipe que escribía cartas de amor o tocaba el violín en la entrada de las barracas de los soldados de cuarto año.  A hora era el aguerrido Shun, el mejor de su grupo, aun qué de vez en cuando salía a frote un lado algo “tierno”, un lado que muchas veces era motivo de temor entre sus compañeros.


 


Por otro lado Radamanthys había terminado peleado con Ikki por un mes entero. El Fénix no estaba muy contento con la tosca reacción de su amigo frente a su hermano. Sabía que Shun era algo “difícil”, pero tampoco era para tirarle la bandeja de comida encima y decirle lastre. Talvez el moreno estaba siendo muy exagerado, pero después de todo Shun era su hermanito engreído.


 


Después de las respectivas disculpas y la esperada charla “Shun tiene problemas” volvieron a llevarse como siempre.


 


Radamanthys no pedía mucho de la vida. Su único anhelo era el convertirse en el generalísimo, al igual que su padre. Poder guiar a las hordas de Giudeca en las batallas por la expansión y supervivencia.


 


“No era mucho pedir, ¿cierto?”


 


Toda su vida se había estado preparando para ese momento, para ser un gran soldado y servir a su rey. Toda era perfecto excepto por la presencia de Shun. Shun, Shun, Shun…ese niño del demonio que lo único que sabía hacer era importunarlo.


 


Nunca…nunca le había dado pie a que lo acosara de esa manera tan descarada.


 


“Pensándolo bien”


 


Fue un error, sí. Un error el haber tratado de hacer una obra de caridad.


 


La primera vez que vio a Shun, el hermanito menor de Ikki y primo “pegajoso” de Hades, le había parecido Mm… digamos “chiquito y adorable”…si adorable… los Wyvern se habían caracterizado por ser hijos únicos, por lo que para Radamanthys el pequeño “conejo” era algo “nuevo”…a él también le hubiera gustado tener un hermanito, pero bueno. El punto es que Shun Fénix ¡NO! era su hermanito, y sí había sido bueno con él era por el “vergonzoso” comportamiento de sus amigos, todos mal influenciado claro está por Kanon Géminis, el gemelo malvado.


 


Todo hubiera ido viento en popa si se hubiera limitado a considerarlo como su “hermano mayor”, pero ¡NO! Tenía que enamorarse de él. Ahhh era un fastidio, a él le gustaban las chicas, las chicas, no un mocoso flaco y desgarbado como Shun…vamos, quién va a querer a un chico como él…bueno tal vez alguien en el mundo lo va a querer, ya que como decía Platón, todos tenemos nuestra mitad en el mundo y de seguro que el chico también lo tendría…pero definitivamente él no era esa mitad.


 


Con el pasar del tiempo lo fue odiando más y más. No es muy bonito ser la obsesión de alguien, no es muy bonito que tus amigos se burlen de ti, no es muy bonito que te esté cortejando un niño siete años menor que tu.


 


¡Ja! Pero ya lo había puesto en su lugar, le había costado una riña con Ikki, pero sin duda había valido la pena.


 


A hora solo faltaban unos  meses para su graduación y volvería a Giudeca para unirse a su padre en la próxima cruzada para conquistar Atlantis.


 


Continuara...


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