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Las 50 maneras de pedir una pizza por Necoco_love

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Notas del fanfic:

¡Saludos!

 

Hoy es dos por uno, publico un fic y de regalo publico otro xD ok, no…

 

La razón por la que escribí esto resulta algo idiota… pero vamos, viniendo de mí esto puede resultar algo normal. Estaba yo muy feliz, el sábado por la tarde, sin nada que hacer y con la presencia de una de mis primitas en casa (no me gustan los niños pequeños, por lo que decidí encerrarme en un cuarto y hacer de cuenta que estaba muy ocupada para cuidar a la cría esa xD), cuando de repente leí algo que una vez me habían enviado por correo hace ya un par de años. Son las 50 formas de pedir una pizza. Cuando lo estabas leyendo de nuevo soltaba cada carcajada, de esas que ya no solía soltar desde que Oldman no actualiza sus fics o desde aquella vez en clase que una amiga y yo estábamos muertas de risa hablando de lo babosa que se vería una maestra ya vieja (y la cual califico de lesbiana en broma por la forma en la que se pueden malinterpretar sus intenciones con mi amiga xD) en equis situación xDDD

 

Como sea, el punto es que estaba tan muerta de la risa que no pude evitar pensar al instante en hacer un fic respecto a eso. así que esto resultó de toda la basura que a veces pienso cuando no tengo nada mejor que hacer y se me ocurren ideas por demás idiotas… xD

 

No dudé en publicarlo ni un momento, por si alguien quería reírse un rato con esta estupidez mía, o por si alguien deseaba comprobar que tan afectada mentalmente estoy (:

 

Feliz día internacional de la mujer atrasado a todas las chicas! (:

 

 

 

 

 

Disclaimer: los personajes de Naruto no me pertenecen, son obra del señor Masashi Kishimoto.

 

 

 

 

 

 

Capítulo 1: Si usa un teléfono de tonos, presione al azar números mientras la pide. Pídale a la persona que está tomando su pedido que pare de hacer esos ruidos.


 


 


Era un aburrido domingo al medio día. El sol brillaba con intensidad en el exterior de la casa aunque por dentro se sentía una frialdad bastante agradable. Naruto fue el último en llegar a casa de Sasuke, como de costumbre y, cuando finalmente entró a la sala, se encontró con que todos estaban ocupados en algo. De cierta forma, el que todos estuvieran haciendo tarea tan meticulosamente le hizo sentir un tanto incómodo.


 


 


 


 


Sasuke le ofreció un vaso de agua, el cual insistió fuera un vaso de jugo de naranja. Se sentó junto a Suigetsu en el suelo y se dispuso a perder el tiempo sin la intención de comenzar la tarea por el momento. Justamente a casi la mitad de sus maestros se les había ocurrido dejar trabajos en equipo para entregar el día siguiente, y el único día libre que tenían era un horrible y aburrido domingo, en el que todos preferían omitir el hecho de las tareas pendientes.


 


 


 


Sai lo miró divertido mientras subía el volumen de su laptop, en la que estaba mirando videos pervertidos que Gaara había tenido el descaro de enviarle por correo. Si bien, el pelirrojo decidió fulminarlo por la mirada cuando se dio cuenta de la osadía de Sai, no pudo evitar echarse a reír igual que Suigetsu cuando notaron la cara de estupefacción y vergüenza que se había posado en el rostro del rubio el cual, por cierto, se había puesto más rojo que un tomate en un vano intento de fingir que no escuchaba nada.


 


 


 


 


Juugo movió ligeramente la cabeza en un gesto negativo y suspiro al darse cuenta de lo mucho que se divertían los chicos con la vergüenza inocente que emanaba el rubio. Para nadie era un secreto que la inocencia de Naruto era tal que se confundía con estupidez, pero era mucho más sabido lo mucho que Gaara, Suigetsu y Sai, estos dos últimos con mucha más frecuencia, gustaban de molestarlo con todo aquello que tuviera que ver con algo sucio y pervertido. Pero justo cuando Sai dijo en voz alta «oh si, creo que voy a correrme…» el sonido de un cristal romperse en pedazos y pasos furiosos opacaron los gemidos que por la laptop seguían escuchándose, al tiempo que se escuchaba la voz de Sasuke gritando:


 


 


 


— ¡Maldito Sai, te dije que en mi casa no tendrías sexo con Gaara…!


 


 


 


Pero el silencio que se formó en la sala cuando Sasuke entró y vio como Sai intentaba bajar el volumen de aquél video pornográfico—que el también tenía en su laptop, cabía recalcar—le hizo desear no haber gritado al moreno tal cosa. Menos cuando se dio cuenta del rostro perplejo que el ojiazul mostró, con esa idiotez tan característica en él. Intentar dialogar con Naruto acerca de sexo era igual de pecaminoso como enseñarle a un niño de 5 años un video pornográfico, y Sasuke no sabía como su mejor amigo, un completo adolescente de casi 17 años, era capaz de ser tan estúpidamente inocente.


 


 


 


— ¡pervertido! —Gritó Naruto a Sai— ¡¿Cómo puedes estar viendo esos videos sucios cuando estamos a punto de hacer una maldita tarea de historia?!


 


 


Sai sonrió con sorna.


 


 


—No se de que te quejas si TU también haces esas cosas sucias con Sasuke por las noches.


 


 


 


Naruto desvió la mirada desmintiendo aquellas palabras, sabiendo incluso que nadie le creería. Sasuke intentaba asesinar a Sai con la mirada más aterradora que poseía, y Gaara tan solo borró de un golpe la sonrisa burlona del rostro de Sai. Suigetsu era el que más divertido se mostraba ante la situación, a pesar de que Juugo lo miraba con malos ojos.


 


 


 


—Pues… pues…—en un vano intento de rebatir las palabras anteriormente dichas, Naruto gritó en un tono triunfante— ¡por lo menos YO no le he dicho a Sasuke que tú y Gaara tienen sexo en el baño de su casa cuando él no se da cuenta!


 


 


 


— ¿Qué Sai y Gaara que?


 


 


 


Sai deseó no haber molestado al Uzumaki de haber sabido que metería la pata de aquella terrible manera. Gaara tan solo se resignó al sermón que el Uchiha comenzaría a darles sobre lo desvergonzado que era tener sexo en el baño de una casa ajena, más cuando corrían el peligro de ser descubiertos por su estricto padre o el pervertido de su hermano mayor. Suigetsu seguía sonriendo, y Juugo tan solo miró al resto de una forma tan calmada que demostraba lo mucho que sabía acerca de las consecuencias que molestar a Naruto con sexo podría traer.


 


 


 


Horas más tarde, cuando Sasuke y Sai habían dejado de discutir y se habían puesto manos a la obra con la tarea de historia, Naruto se quejó de lo mucho que se aburría y lo desesperado que estaba por comer y hacer algo divertido. Pero mientras el amargado de Sasuke refunfuñaba acerca de la tarea, Juugo apoyó la idea de Naruto cuando sintió su estomago rugir de hambre.


 


 


— ¿y que se supone que vamos a comer? —preguntó Gaara.


 


 


—Pues no pienso comer nada hecho por alguno de nosotros—sentenció Sai—la última vez que dejamos cocinar a Suigetsu a todos nos dolió el estomago por tres días.


 


 


Suigetsu se sintió ofendido tras el comentario de Sai, pero admitía que jamás había cocinado algo que fuera comestible. Y obligar a Naruto a que preparara hot cakes—lo único comestible que sabía hacer aparte del ramen instantáneo—no era buena idea, pues nadie estaba dispuesto a comer Hot cakes en plena tarde.


 


 


— ¡pidamos una pizza! —exclamó Naruto.


 


 


 


Si bien, la idea fue maravillosa, se tornó mucho más divertida cuando Naruto se ofreció a ser quién pidiera la pizza, augurando que conocía un par de maneras divertidas de pedir una pizza con estilo. Sasuke no estaba dispuesto a que Naruto saliera con una idiotez, pero cuando Juugo le había aconsejado que cumpliera ese capricho del rubio, el azabache pensó en cual sería la manera perfecta de cobrar aquél acto tan impropiamente condescendiente, y no iba a ser precisamente con dinero.


 


 


Sai le tendió al rubio un pequeño folleto de propaganda doblado en una figura de origami de la nueva y más estupenda pizzería de la colonia. Naruto los congregó a todos alrededor del teléfono en casa de Sasuke, y cuando marcó el número de la pizzería ordenó a todos callarse y esperar, para que todos pudieran escuchar.


 


 


El tono del teléfono en espera sonó un par de veces hasta que finalmente contestaron por la otra línea.


 


 


—Pizzería Akatsuki, buenas tardes. ¿En que puedo ayudarle?


 


 


 


—Si, buenas tardes—respondió Naruto de la forma más seria que pudo, sin contener una sonrisita tonta—quisiera pedir una pizza familiar… —y, acto seguido, comenzó a presionar un par de botones del teléfono, los cuales emitieron un agudo pitido—con salchicha, jamón…


 


 


—salchicha, jamón…—repitió el hombre que tomaba el pedido.


 


 


—Piña…—Naruto volvió a presionar varios botones al azar, evitando soltar una carcajada—disculpe señor, ¿podría parar de hacer esos ruidos?


 


 


 


— ¿Qué? —Preguntó desconcertado el hombre del otro lado de la línea— ¿Qué pare de hacer qué? Yo no estoy haciendo nada, es usted quién…


 


 


 


—Se perfectamente que es usted—interrumpió el rubio—así que por favor déjelo. No estoy dispuesto a soportar sus juegos de niño.


 


 


 


— ¡¿pero que mierda?! —Preguntó alterado el señor de la pizzería— ¡no estoy haciendo ningún ruido! ¡No tiene pruebas! ¡Es usted quién se anda con sus juegos de niño! —y, molesto, el hombre comenzó a marcar los botones al azar, enojado por que Naruto le levantara falsos que ahora se volvían realidad.


 


 


Entre gritos, maldiciones e improperios que de la otra línea del teléfono seguía soltando quién había recibido el pedido, Naruto terminó por dar la dirección a donde debían llevar la pizza susurrando en voz baja lo groseros que podían llegar a ser los hombres que atendían los teléfonos en la pizzerías. Cuando finalmente colgó todos soltaron unas sonoras carcajadas a causa de lo molesto que se había puesto el señor de la pizzería. Si bien aquello había sido una completa idiotez de chicos inmaduros, eso no quitaba el hecho de que había resultado mucho más divertido de lo que habían pensado, tan divertido que hasta Sasuke había logrado sonreír divertido tan solo un poco.


 


 


 


Sai palmeó la espalda del rubio completamente divertido. La sonrisa de Gaara y la de Juugo solo demostraban, en silencio, lo divertido que la broma les había resultado. Y cuando finalmente Suigetsu paró de reír como un poseso todos volvieron a reanudar la tarea, sonriendo ante la espera de la pizza que en menos de 30 minutos les sería entregada.


 


 


 


 


****


 


 


— ¡Maldito estúpido! ¡No esperes recibir tu pizza en menos de media hora, mal nacido!


 


 


—Deidara, ¿a quién estas gritándole?


 


 


Deidara soltó el teléfono, callándose de golpe. Se giró y vio como Itachi estaba justo frente a él, mirándole con pena ajena. Aquello lo molestó aún más.


 


 


— ¡Gritándole a un imbécil que se quejó de que yo estaba presionando botones mientras él intentaba hacer su pedido! —soltó histérico, con la paciencia al límite.


 


 


 


— ¿Y no lo hacías? —inquirió el moreno.


 


 


 


—Pues… ¡al principio no!


 


 


—Deidara, grábate de una vez en la mente que el cliente siempre tiene la razón. Y la próxima vez que me entere que le gritas a alguien más por teléfono te despediré—sentenció Itachi antes de dar media vuelta e irse.


 


 


 


—Claro, como él es el gerente se siente superior a mí—susurró el rubio.


 


 


 


— ¡Te he oído, Deidara!


 


 


 

Notas finales:

¿Y? ¿Qué tal? Yo aún continúo riéndome. Espero que les haya gustado tanto como para que me dejasen un review, aunque sea pequeño (: y por cierto, quisiera decir respecto al fic que yo soy lo bastante tímida o cobarde para atreverme a hacer una broma de este estilo cuando llamo a una pizzería, pero si alguien ya lo ha hecho, o lo piensa hacer, me gustaría que me contara su experiencia, solo para reírme un rato xDD


Y es todo, gracias por leer este desvarío mío, se aprecia en verdad. Besos & abrazos, Necoco.


 


 


 


PD: me pregunto si podré hacer 50 capítulos para las 50 formas más divertidas de pedir una pizza por teléfono xD


 


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