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La tentación del Señor de los Demonios por Paz

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Notas del fanfic:

Contiene relación hetero.... muy por encima..., no la describo, más bien explico lo que ellas sintieron, también lemon...

Notas del capitulo:

Una nueva aparición, una nueva víctima... ¿podrán sobrevivir con tanto demonio suelto?

La tentación del Señor de los Demonios

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo Único

 

Habiendo conseguido llenar de almas perdidas sus depósitos, tuvo que reconocer que su hijo Debed era un buen sucesor cuando le llegara su hora,  por de pronto aún era joven, tener quinientos años era según el computo terrestre como estar en la adolescencia, era impulsivo y se dejaba llevar por sus caprichos, tonteaba con los jóvenes y solía llegar a extremos peligrosos cuando se enfadaba, aunque tenía que reconocer que esa vena perversa que tenía le hacía atractivo a sus ojos, pero su comportamiento era el inadecuado, hasta que no aprendiera a pensar menos en si mismo, no podía aceptar su conducta. No podía compararse con sus dos mil años, cuando se rebeló contra su Señor y fue castigado. No era algo de lo que se hubiera arrepentido, pero en esos momentos sin sus alborotadores hijos, hasta a Brest, el más blando de ellos se le echaba de menos, se aburre. No solo ha enviado a su Príncipe, también han salido sus demonios con misiones específicas, dejando solo los imprescindibles para que su Reino se mantuviera activo, ahora faltando sus favoritos, necesita una distracción, porque hasta martirizar almas se ha vuelto monótono. Siempre los mismos gritos, gemidos, aullidos, chillidos, siempre los mismos gestos, los mismos rostros, las mismas suplicas.

Ya esta cansado de esas muchedumbres que se agolpan a su alrededor pidiendo una redención que no esta en su mano dar, ellos mismos, con sus miserias humanas han llegado hasta allí.

Ya no recuerda como era el mundo terrenal, por lo que decide darse una vuelta para observar, además ha enviado legiones de demonios y cuando regresan siempre falta alguno, sabe que ha llegado el momento de investigar donde están todos ellos para hacerles regresar a casa, no puede permitir esa conducta díscola entre sus adeptos.

Su paso por el mundo es raudo, en algunas partes encuentra rastros antiguos que pertenecen a su gente, más a nadie consigue encontrar, aprovecha la ocasión para ocasionar algún que otro desastre y tentar con riquezas a los incautos que se dejan engañar por su elocuencia.

Finalmente llega a una ciudad donde percibe una gran fuerza demoníaca, como si allí hubiera una gran concentración de demonios, entre ellos reconoce la energía de su primogénito.

-De modo que es aquí desde donde me envía las almas de los condenados. Será interesante verle. -decide descender y ver todo desde más cerca.

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Se sentía satisfecho con el pacto que Miyamasu Yoshinori había aceptado. En ningún momento paso por su mente la idea que fuera a negarse, ese chico tenía complejo de inferioridad debido a su escasa estatua, y aunque tuvo buenos momentos cuando estuvo en Kainan pues su entrenador supo utilizarlo en su provecho, ahora, fuera de la duela no era nadie, solo un alfeñique con el que abusar.

Estaba dirigiendo sus pasos hacia el parque, cuando una fuerte energía le llega con tal intensidad que no duda acerca de su identidad por ello decide ocultar su rastro para averiguar a que se debe su presencia allí.

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Apenas el rastro desaparece, sabe que su presencia ha sido detectada y decide jugar con sus mismas reglas.

Observa el entorno por el que se mueve y ve que está en un parque, hay muchas futuras almas para su casa y moviéndose por encima de ellas, observa que alguien se mantiene apartado, lo que llama su atención son sus cabellos pelirrojos, como una llamarada alrededor de su cabeza.

Es un chico joven y esta tumbado sobre una lona extendida sobre el césped que cubre el lugar, a su lado, un bolso, sobre su pecho sostiene un libro abierto, se aproxima más hasta quedar sobre él.

Gira a su alrededor hasta que la suave brisa que le sacude la hace entreabrir sus labios, es lo que necesita, siendo un ser vivo solo puede poseerlo si se mete por su boca y como un remolino de humo desaparece dentro de él, tomando así  posesión de su cuerpo que sufre una sacudida, enseguida se calma y continua durmiendo, le es fácil bucear en su mente para enterarse de quien se trata.

En segundos toda la vida del chico y de las personas que conoce pasan a formar parte de la información que necesita para no cometer errores con ese cuerpo que ha poseído, por de pronto, lo primordial es saber que se llama Sakuragi Hanamichi, no tiene familia, excepto un novio que se llama Rukawa Kaede que es muy celoso, al que le gusta el sado y que le ha llevado a tales extremos que sintió que suicidio era la solución a su desventurada existencia a su lado, y que si no murió fue porque un amigo le encontró desangrándose, ahora Sakuragi y su novio viven en feliz armonía, también se entera que ambos están cursando segundo año en la universidad.

Lo que no le gustó enterarse fue que ese chico es uke, porque fue del modo más doloroso. Nunca antes nadie le había cogido a él, ahora sabe que ha sido una mala elección ese muchacho, porque parte de su energía se agotó con la posesión y hasta que no se reponga no podrá abandonarlo.

Nunca antes había cometido una imprudencia de ese tipo, dejarse llevar por la tentación de poseer un cuerpo humano para satisfacer sus necesidades le nubló el entendimiento y ahora es prisionero dentro del cuerpo de un adolescente y para mayor pavor un adolescente gay y para más INRI uke. Cuando él ya se imaginando poseyendo a diestro y siniestro a jovencitas o mujeres solitarias ansiosas de recibir sus atenciones.

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Se interna dentro del seto, encontrando, tal como esperaba a Hanamichi, se había quedado dormido mientras estudiaba, se le veía tan hermoso, que se sentó a su lado y le acaricia suavemente.

Hanamichi despierta a su contacto. Abre los ojos y ve a Kaede inclinado sobre él.

-Me dormí...

-Si. -gentilmente no solo le ayudó a guardar libro, sino que llevó por él su bolso.

Se sintió agradecido porque durante esa última semana habían tenido que esforzarse mucho porque comenzaban a prepararse para el Campeonato Nacional., acaban agotados, excepto Kaede que no dejaba pasar una noche sin mostrarle hasta donde llegaba con sus excesos.

Esa noche no fue diferente.

-Puedes empezar a desnudarte -dijo Kaede apenas se retiraron al dormitorio, al tiempo que iba sacando lo necesario para maniatarle. Disfrutaba al máximo viéndole sometido a él.

Siempre era muy rápido cuando se trataba de atarle. Esa noche no fue diferente, era un experto haciendo nudos y en pocos minutos le tenía boca abajo sujeto a los cuatro extremos de la cama. Su cuerpo extendido quedaba expuesto a su lujuria.

-Me haces daño...  -gimió estremecido, sin poder hacer moverse para evitarle.

-Calla... nunca antes te habías quejado... -dijo Kaede empujando con fuerza dentro de su cuerpo que esa noche le sentía muy estrecho, al mismo tiempo que le daba fuertes palmadas en sus nalgas para corregir su falta de sumisión, dejándoselas rojizas y calientes.

-Me duele, amo. -sollozó mientras lagrimas ardientes rodaban por sus mejillas, no sabía a que era debido, era la primera vez que sentía tanto dolor, era como si su cuerpo se hubiera estrechado, pero eso era imposible porque Kaede era insaciable y desde que estaban juntos no dejaba de mostrarle quien era allí el amo, sometiéndole e imponiéndole su voluntad.

-Eres una caja de sorpresas... -dijo complacido empujando con fuerza hasta hundirse profundamente en esa cálida caverna que le pertenecía por entero, le costaba que era así porque había conseguido que rompiera relaciones con todos sus amigos. Hanamichi solo era suyo, suya esa inocencia que no perdía, suyo ese rostro amado, y suyo ese cuerpo de infarto y suya esa alborotada personalidad de su pelirrojo que había conseguido adaptar a él volviéndole más reposado, más acorde con lo que él esperaba conseguir, deseaba que perdiera esa inocencia que tenía adherida a él como una segunda piel, quería llevarle hasta el limite, buscaba hundirle una vez más hasta que él encontrará una vez más el mismo camino que ya había emprendido y que lastimosamente su amigo le impidió seguirlo al encontrarle desangrándose en el aseo. Quería que cuando Hanamichi tomara otra vez esa decisión no hubiera nadie que pudiera impedirle llegar al final de su vida- Voy a llevarte al limite, hasta que sientas que no puedes soportarlo más y decidas acabar con el dolor, piensa en lo bien que te sentirás cuando todo acabe, -le susurraba junto al oído- si lo haces te llevare conmigo, porque solo así podré poseerte por toda la eternidad.

Hanamichi perdido en las dolorosas sensaciones que le induce a sumergirse en sus sueños para no ser consciente del maltrato físico que sufre noche a noche, aunque esa noche no tiene comparación con otras, en las que se complace en lacerar su cuerpo con mordidas, cortes y arañazos. No ha prestado mucha atención a sus palabras.

Tampoco Kaede era consciente de las palabras que brotaban de sus labios, ni del daño físico y psíquico que le estaba provocando, de lo único que era consciente era de lo increíble que era sentirse dentro de su koi, del placer que su cuerpo experimentaba cuando lo poseía y de la dulce entrega de Hanamichi que se rendía amoroso a él.

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Aquella su primera experiencia fue tan dolorosa que necesitaba desquitarse cogiendo a unas cuantas mujeres y haciéndoles sentir que eran únicas.

Al parecer ese muchacho no tenía amistades femeninas y por la timidez del chico sería chocante que saliera a buscar féminas, no es que le importara su reputación, su perversidad estaba por encima de esos detalles, sin embargo, vió un atisbo de conseguir lo que deseaba cuando buceando en la mente del chico encontró unos recuerdos que le recompensaron por el mal rato pasado. Ese chico había sufrido lo indecible y él de rebote ha recibido todas sus emociones.

Ahora sabe que el muchacho estuvo enamorado de una chica llamada Haruko y también conocía a otra Ayako, ambas habían formado parte de su pasado, una por su enamoramiento, la otra como su preparadora técnica durante el tiempo que estuvo formando parte del equipo de Shohoku, la preparatoria donde transcurrieron tres años de agradables recuerdos. Por imposición de su novio ha dejado de verlas, con lo que su amistad con ellas ha quedado interrumpida.

-¡¡Ayako...!! -exclamó Hanamichi levantándose de un salto del asiento que ocupaba en un parque esa soleada pero fría tarde- ¿Cuánto tiempo sin verte?

-Hola, Sakuragi...  -se detiene al oír su nombre pues ha reconocido su voz- ¿Qué haces aquí? -se interesa.

-Nada en especial... me estaba aburriendo... -reconoció- ¿Puedo acompañarte?, solo un ratito. -pidió mirándole con ojitos tiernos.

-Voy a encontrarme con Haruko-chan... -se extraño al ver que su mirada brillada ilusionada- Puedes venir si quieres. -accedió a llevarle con ella, porque echaban de menos su innata alegría.

-Me gustaría saludarla. -dijo Hanamichi y pensó que desde que Kaede se acercó a él, le prohibió verla, supone que se siente celoso porque cSeñoró estar enamorado de ella. Ahora sabe que solo estaba enamorado de la idea de amar- No seré una molestia para vuestra encuentro. Le diré hola y adiós.

-Tampoco es eso..., a ella también  le gustará verte, el otro día me comentaba que no sabía nada de ti, desde hace mucho tiempo.

-He estado muy ocupado..., las clases teóricas y las prácticas me llevan todo el tiempo del que dispongo, a veces me da la impresión que sigo necesitando más.

-Le oí comentar a Mitsui que dejaste el basquetball.

-Si...,  me llevaba demasiado tiempo -se justificó mirando hacia otro lado para que no viera la tristeza en su mirada, otras de las cosas que su koi le arrebató, decía que era demasiado hermoso e inocente y que no quería que ningún hombre se fijará en él.

-¡¡Mira ahí esta Haruko!! -dijo para animarle.

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Nunca supo como había sucedido, de quien había surgido la idea, pero se encontró con las dos en una habitación de un hotel del amor, teniendo sexo intenso con ambas, ¿como lo ha conseguido? Lo ignora solo sabe que lo ha hecho, tampoco se  arrepiente porque ha sido increíble.

Haruko se gira y durante unos segundos cree haber visto otro color en las pupilas de Sakuragi, parpadea confusa, cuando vuelve a mirarle, sus ojos color miel la miran con una expresión de sorpresa, la misma que sienten ellas, porque Ayako tiene reflejado en su rostro una incertidumbre que expresa enseguida.

-Como lo hiciste? -sus mejillas están acaloradas por las emociones que le ha hecho sentir, nunca pensó que podía sentir algo tan fuerte, tan intenso, dándole la sensación que sus manos se multiplicaban por todo su cuerpo y que sus embestidas eran tan profundas y la llenaban tanto que deseaba que aquello no terminara más.

-Este Tensai tiene muchos recursos... jajaja... -expresó con una sonrisa diáfana, con una inocencia que parece estar fuera de lugar porque ni siquiera él comprende cómo había podido dejar satisfechas a sus amigas o debería decir amantes a un mismo tiempo, siente como un resquicio en el fondo de su mente, en el que aún quedaba en él la doble sensación de estar poseyéndolas a un mismo tiempo y como eso es imposible, prefiere callar ignorando esa impresión.

Por su parte, Haruko, aún temblaba, su cuerpo había respondido a sus apremios con una necesidad que se le hizo perentoria, todo su cuerpo ansiosa sentir a Hanamichi dentro de ella, preguntándose porque no le había aceptado antes, de haber sabido lo que se estaba perdiendo, hubiera dejado atrás sus ilusorios sueños para sentir la fuerza que emanaba de Hanamichi y la necesidad de tenerle siempre dentro de ella. Hanamichi era un amante fabuloso.

-¿Podemos quedar otra tarde? -pregunta Haruko.

Piensa en lo difícil que va a ser evadir a Rukawa otra vez y está a punto de negarse, cuando su voz afirmando se deja oír.

-Por supuesto, decirme cuando y veré si estoy libre.

Momentos después se despide de ellas con besos y caricias, dejándolas aún desnudas sobre las revueltas ropas de la cama, como si hubieran descubierto algo nuevo, las dos se miran y sin que medie palabras entre ellas, se abrazan y comienzan a besarse como si hubieran descubierto en ese instante que era lo que siempre quisieron.

Regresa al parque, a su pequeño escondrijo, se recuesta sobre la hierba, con la cabeza apoyada en sus manos, preguntándose como va a ser capaz de ocultar a Kaede lo que ha hecho con sus amigas. Es consciente que Kaede debe estar furioso por su larga ausencia, más en aquel instante se siente agotado y solo quiere dormir.

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Placenteras sensaciones le despiertan, y es entonces cuando siente el peso de un cuerpo sobre él y unas palabras susurradas en su oído.

-Eres un chico malo y voy a castigarte, Hanamichi. -dice ignorando que no es él quien pronuncia esas palabras, al tiempo que penetra en su mente para enterarse que ha estado haciendo. Se sorprende bastante al percibir que su único recuerdo es haberse quedado sentado en un banco del parque, aún así es tan placentero cogerle que continúa lo que ha empezado, sin importarle que puedan ser sorprendidos.

Su mente tarda en procesar esas palabras. Siente su mano posada sobre su boca, por ello solo puede emitir un silencioso grito cuando le penetra con brusquedad y fiereza, dejándole profundamente dolorido, lágrimas ardientes caen de sus ojos sin que pueda evitarlas.

Y allí bajo las titilantes estrellas, Kaede ignorando que no es él quien rige su propia vida, sino que es Debed quien dirige todos los pasos que lleva a cabo, y esa noche considera que el joven dé un correctivo para conseguir encauzar a Hanamichi por el único camino que él le permite recorrer, y el cual solo le conduce hacia él.

-¿Dónde estuviste esta tarde? -le pregunta cuando acaba relajado.

-Aquí, en el parque -responde sorprendido.

-No me mientas... -le agarra con fuerza de la barbilla  para mirarle a los ojos.

-No lo hago... estuve sentado y cuando me canse vine aquí a dormir, sabía que me encontrarías en este lugar. -dijo Hanamichi- No puedo decirte otra cosa. He estado en el parque todo el tiempo. No he visto a nadie, excepto a los niños jugando o a algunas parejas.

Kaede le miró, fijándose en su mirada que le enfrentaba sin temor.

Parecía sincero al hablar, pero él sabía que no era así, porque había revisado el parque en todas direcciones y él no estaba allí.

Tenía que seguirle cada vez que salía, solo así iba a tener la seguridad que no iba a encontrarse con nadie, porque si Hanamichi le engañaba con otro, él mismo apresuraría su muerte.

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Ese chico era perverso. Disfrutaría con él y gozaría torturándole, tenía que encontrar el modo de llevárselo. Un pensamiento perverso indujo en la mente del chico, como hacer para burlar una vez más a su custodio.

Fin

1 de marzo de 2010

Paz

Notas finales:

Habréis notado que la fecha del fic es antigua, es debido a que no quiero pillarme los dedos y no lo subo hasta tener terminado la siguiente historia.


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