No puedo creer lo que esta pasando. Veo tu cuerpo inerte sobre el frio pavimento, no veo movimiento alguno de tu parte, ya no se aprecia el mecánico movimiento que hace tu pecho cuando respiras, no veo ya tus bellos ojos verdes, están cerrados y tengo miedo de que no los vuelvas a abrir.
Corro… desesperado y agitado, llueve… mi cabello se moja y embarro mis zapatos y mis pantalones en lo charcos que se han ido formando, respiro… el aire cargado de monóxido de carbono inunda mis pulmones y rasga mi garganta, siento… hace frio pero a la vez calor en mi recorrido volteo a los lados y puedo ver como a tu alrededor hay fuego, arboles y autos incendiándose y percibo en mi… miedo.
-¡Matt!-
No hay respuesta. Se acorta la distancia entre nosotros, pero me parece una eternidad el tiempo que me cuesta llegar hasta ti.
-¡Matt!-
Estoy cerca, cada vez mas cerca y cuando más me acerco veo más nítidamente el estado de tu cuerpo.
Estas de boca al suelo, tu ropa siempre pulcra y perfecta, esta arrugada, rota, rasgada y… ¿manchada? Veo una de tus manos ¿Qué sostendrás? Ah… tu revolver, ese mismo y viejo revolver, siempre lo tenias contigo por si te metías en un lio o si el metido en el lio era yo.
Volteo tu cuerpo de boca al cielo y te veo…
-¡MAIL!-
Las manchas que están en tu ropa no son solo manchas, es sangre, tu sangre. Las rasgaduras que antes vi, son hoyos de bala que atravesaron tu ropa y a la vez tu cuerpo.
-¡Mail, reacciona! ¡Reacciona, por favor!-
Agito tu cuerpo esperando respuesta pero nunca llega ¡Maldita sea, que exasperación! Doy pequeñas palmadas a tus mejillas esperando a que el toque de mis manos sobre ti haga que reacciones.
-¡Mail, por favor!-
Más rápido que la luz la completa desesperación se apodera de mí mientras mis ojos se llenan de lágrimas.
-¡No por favor, Mail!-
Muevo tu cuerpo insistentemente, grito tu nombre, tu verdadero nombre el que solo yo conocía mientras mi rostro es marcado por el llanto. Es raro, desde que prometí, desde que te hice esa promesa, no había soltado una sola lágrima. Se siente extraño… no me gusta, quiero parar, dejar de llorar, pero ahora la razón por la cual no e llorado mas ya no esta, mi razón de vivir a desaparecido.
-¡Mello, deja a Matt!-
Oigo que me gritan, me jalan de los hombros, me alejan de ti.
-¡Déjame! ¡Suéltame ya!-trato de liberarme, pero no lo consigo. Ya no tengo fuerza -¡Suéltame Nate!-
Malita bola albina, en un intento desesperado de declarar un supuesto amor hacia mi revelo su nombre y ahora trata de separarnos.
No quiero alejarme de ti, quiero quedarme contigo así sea que tenga que seguir el camino de la muerta y recurrir al suicidio para estar contigo.
-¡Ya déjalo, tenemos que llevarte a un hospital! ¡Estas muy herido!-
-¡Cállate!- Los ojos me pesan ¿Qué me pasa? ¿Cansancio, tal vez?- ¡Déjame!- Mis ojos se cierran poco a poco mientras mi cuerpo cae rendido junto al tuyo- Mail…- Susurro débilmente tu nombre dando una ultima vista a tu sumiso rostro, tan sereno y hermoso como siempre. Quiero tocarlo. Con la poca fuerza que me queda estiro mi brazo y acerco mi mano a tu rostro para acariciarlo y sentirlo por última vez mientras es iluminado por luces rojas y azules y de fondo se oye el estridente ruido de unas sirenas.
-¡Rápido! ¡Por aquí!-
Mueven mi cuerpo, ¿Por qué? ¿Qué hacen? ¡Déjenme! Trato de hablar pero de mis labios no sale ni una exclamación ahogada. Mi cuerpo se eleva pero mi mirada aun te sigue.
-Mello, resiste-
¿Resistir? ¿Para qué? Si él ya no esta… Me colocan sobre algo ¿Una tabla? No es una camilla, te sigo mirando mientras trasladan mi cuerpo dentro de la ambulancia.
-Mail…-
Mis ojos se cierran al compas de las puertas dejando ver por ultimo tu cuerpo tirado en el suelo.
